domingo, 28 de enero de 2024

CADA QUIEN HABLA COMO LE VA EN LA FERIA

          




    Desde que me dedico al turismo, tenía varios años queriendo ir a FITUR, una feria de turismo que se hace en Madrid cada año, enorme. 

        Pues este año me organicé y ahí voy, a ver que veo, a conocer gente a buscar gente que trabaje destinos distintos. 

          Sabía que era un evento grande, ya que muchísimos mayoristas y agentes van, pero no me esperaba lo que vi.  250,000 personas, 10 salas de exposición enormes dedicadas a todo lo que se te ocurra relacionado con el turismo.   Cuatro salas solo para las regiones autónomas de España, desde trenes, hoteles, autobuses y todo lo que se te pueda ocurrir. Un pabellón para tecnología de soporte para todas las áreas de viajes: cerraduras inteligentes para airbnbs y departamentos vacacionales, plataformas de venta, de reservas, catering, logística y muchísimas cosas más.  Después un pabellón para cada continente con expositores de gobierno, agentes mayoristas, agentes chicos, de todo.  El pabellón al que le pusieron más ganas fue definitivamente el Americano. Tenían unos stands enormes, muy bien montados e impresionantes por país, con bares, bailes típicos, clases de baile, disfraces.   El pabellón africano, salvo un stand enorme de Marruecos, bastante más tristecito. El asiático y el europeo, los dos muy bien. 

           Pude conocer en persona a mucha gente con la que había tenido trato comercial ya, pero que nunca nos habíamos visto. Por otro lado platiqué con gente nueva muy interesante, buscando otros destinos y planes diferentes.  Me subí a autobuses y minibuses, Alarís se sentó en todos, vio la cajuela, movió los asientos, vio las hieleras, preguntó por el talante e higiene de los conductores (estamos curados de espantos con los choferes que hacen la línea entre Andorra y Barcelona- tienen un genio de los mil demonios en general). 

            Por variar, se me antoja todo y aumenté a mi lista de "pendientes" que de por si es kilométrica, varios lugarachos a los que se me antoja ir. 

            Lo que más me impresionó e hizo que subieran estos lugares a encabezar la lista fue Etiopía , Filipinas y Panamá. Los primeros dos ya los tenía yo entre ceja y oreja y les traigo ganas, pero platicar con gente que conoce y le gusta, que se dedica como yo a hacer que la gente disfrute, me dieron más ganas. Panamá había oido alguna que otra cosa buena, pero tuve la suerte de conocer a un chaparrito que es un buenazo en lo que hace. Sacó un mapa y me platicó de cada lugar, de como vas de un lado al otro, que se come, que indígenas hay, que se ve, que se puede hacer acá y allá...... Miurge ir caray.  Suena espectacular. 

          El primer día repartimos miles de tarjetas y acumulamos también otro tanto.  Al día siguiente, tuve un problemón. De camino a la feria en el metro de Madrid llevaba mi bolsa cerrada con todas mis cosas, otra bolsa para las tarjetas y cositas, como de estas de tela para el súper y me metí mi teléfono en la bolsa de la chamarra, para no tener que abrir y cerrar la bolsa para ver para donde voy, para sacar el pase de la feria y demás. Pues unos malosos, en una estación se subieron al vagón donde  yo me subí, seguro me vieron meterme el teléfono a la bolsa, en los empujones de la subida me sacaron el teléfono y se bajaron. Yo ni cuenta me di. Alarís, que estaba parado junto a mi, tampoco. Una chava que estaba atrás me dijo: fíjate a ver si no te abrieron la bolsa porque un chavo se te acercó mucho, con otro atrás para hacerle paro y se bajaron antes de que arrancara el tren. Como si te fueran a robar. Yo vi mi bolsa cerrada y dije, no pasó nada. Y que me meto la mano a la bolsa y no tengo teléfono!!! El tren ya se había movido. Me bajé en la siguiente estación y la apatía de la gente de seguridad es de verdad increíble. Con una pereza gigante se dignaron decirme que fuera a una estación donde tarzán perdió el cuchillo a levantar una denuncia que porque seguro ya habían corrido. Pues ahí voy. Esos, lo mismo: Oiga, tiene la factura del teléfono?? No, como?  Ah es que sin ella o el número no puedo levantar una denuncia porque hay millones de teléfonos iguales.  Bueno, pues entonces a una tienda Apple a tratar de rastrear el teléfono. Nada, ya bloqueado, a otra a comprar uno nuevo, porque no puedo estar sin teléfono. Me costó un dineral. Quería uno igual, y que ya lo descontinuaron, que tenía que ser el 15. Una lana. Ni modo. 

Y que crees? Que el estúpido teléfono crasheo en menos de 24 horas. Dicen que ese modelo salió malo. Y si. 

A todo esto además de llevarse mi paz mental y mi trabajo, se llevaron mi tarjeta SIM mexicana y en TelCel son un dolor de muelas: preséntese en una sucursal o si no no le podemos reestablecer su número. Hablé con medio mundo, pedí ayuda por todos lados. Al final, mi hermano Joe que es un santo, fue a Tel Cel con una de las mil cartas poder que le dejé cuando salí de México y se conchavó a las señoritas para que le echaran la mano. Le dieron una SIM física que me va a mandar por mensajería.  Una odisea. 

El teléfono crasheado fue motivo de perder otras 8 horas entre intentar las instrucciones de internet, hablar con no menos de 4 personas de soporte técnico Apple que no tenían ni idea, escalar la situación a un nivel superior y finalmente me pasaron por teléfono (que YO tuve que marcar que porque no llaman a Andorra) a un cuate que me acompañó hasta que el teléfono revivió. Reseteado, otra vez toda la inforamación perdida y a ver si así algo bueno resulta o vuelve a tronar a las 24 horas. 


Con todo y el disgusto mayúsculo del teléfono, lo de la feria estuvo increíble.  No se si valió la pena, porque al final el viajecito me costó un dineral gracias al evento del teléfono, pero ya veremos. 

         Y moraleja: NO se compren el iPHone 15 PRO, si es verdad, si sale malo. 


domingo, 14 de enero de 2024

Dale, Dale, Dale!


   La piñata es una costumbre que, por lo menos en el medio que yo crecí en mi México, se nos inculca a los chaneques desde que empezamos a tener uso de razón. Mi mamá y mis tías ponían a los bebés a "practicar" pegarle a la piñata con el cartoncito de los ganchos de tintorería desde antes de cumplir el año, no fuera a ser que hicieramos un papelón el día de la fiestecita del año. La primera piñata del cumple del mocoso es todo un evento, que le produce entusiasmo a los papás. Escogen ellos el animalito de la piñata o bien llevan al susodicho a una tienda donde puede haber cuánta cosa se te ocurra. El primer año esto no es problema porque el cumpleañero no muy entiende de que va la cosa. Los años siguientes, es una cuestión agridulce porque el festejado escoge a su personaje favorito, lo tiene en su casa varios días, lo juega bastante y luego...... deja que sus amigos y sus primos le peguen hasta hacerlo pedazos. No falta el cumpleañero que llora porque le rompieron la piñata- que era precisamente el objetivo. 
La selectiva falta de memoria de los adultos es lo que me deja un tanto ajigolotonada, y no me excluyo.  Las piñatas son un evento así como de Jumanji, en los que los peligros y las sorpresas abundan. 
Alguien me dijo una vez que las piñatas se hacían históricamente en las posadas, en forma de estrella con 7 picos para representar los pecados capitales.  Suena suficiéntemente descabellado como para ser posible. Investigué y resulta ser que Marco Polo, en sus aventuras, narra que vió las piñatas en China, por allá por la Edad Media. Las llevó a Italia y se extendieron a España, quien las llevó a las colonias. La piñata mexicana, tiene su origen en el siglo XVI cuando los monjes de Acolman tuvieron permiso del papa para celebrar las "misas de aguinaldo" que se convirtieron en las posadas, e inventaron utilizar las piñatas como un motivo de festejo - similar a algo que se hacía en las fiestas aztecas para Huitzilopoztli, pero con muchos simbolísmos. Los picos: los pecados capitales, el papel de colores los atractivos de la frivolidad y lo superficial, el palo: la fuerza para combatir los males; el vendaje de los ojos, el hecho de que la fé es ciega y los dulces y la fruta, las recompensas que vienen de arriba tras combatir la maldad.  Como ves?  
    Cuando yo era niña, todavía había piñatas hechas de barro. Cuando ibas a comprarlas había que tener cuidado que fueran de periódico y papel maché. Se hacían con una olla de barro con un mecate amarrado en la boca, cubierto de papel de china de colores o algo de papel maché para hacer la figura decorada. Esto hacía que cuando te tocaba el turno de pegar, si le dabas un palazo seco a la cazuela te vibraban las manos como si estuvieras picando piedra, y cuando la olla se rompía, caían al suelo filosos pedazos o "tepalcates".  Claro que todo el mundo se aventaba a recoger los dulces, y si tenías la presencia de querer tener cuidado, alguien te empujaba y terminabas de rodillas sobre un filoso "plato roto" con la consecuente lloradera y sangradera. 
    En mi casa no se acostumbraba eso del vendaje en los ojos, que con el espíritu mula del mexicano, se unía a columpiar la piñata y hacer un juego de a ver quién le pega a quién.  Nos parece divertido ver como alguien que no ve, y al que a lo mejor le dieron vueltas para marearlo - todavía me tocaron posadas de adultos en los que encima, antes del vendaje, le daban al pegador en turno un caballito de tequila - y luego darle un arma contundente a esa persona. Es como de locos.  Por supuesto gritos de : Atrás! Cuidado! Todos para atrás!  Otro peligro del asunto es el palo mismo. Una vez, cuando era chica, usaron un palo de escoba para pegarle a una piñata que yo creo que estaba tan bien hecha y tan rellena que era como darle de palazos a un costal de cemento.  Cuando le tocó el turno a un primo medio grande y muy decidido, el palo se rompió en dos y salió girando a toda velocidad el extremo con la punta astillada. Haz en tu mente cámara lenta, el ruido de una estrella ninja: shum, shum , shuum .... y el palo se fué a estampar, por suerte de lado y no de punta, contra mi pómulo izquierdo.  Aaaaayyy! Manos a la cara, cara al piso y lágrimas abundantes. Las tías gritando: le sacó el ojooo???? Numanshen señoras. Por suerte no fue tan grave. Nomás quedé como Manny Pakiao. 
    Otra vez, un primo llenó muchísimo la piñata de su hijo y el encargado de "moverla" era otro primo que es mulísima. Por quererla columpiar tanto, le ganó el peso de la piñata y literal salió volando de cabeza a unas plantas. Los niños no sabían si era show o que pasaba. 
    No faltaba nunca alguien que llorara porque le cayó algo en la cabeza, en el mejor de los casos un dulce, y no un cacho de barro. 
     

Es divertidísimo, ya que eres grande, ver el puro gandallísmo que se da cuando se rompe una piñata. Todos los niños se lanzan a ver que pescan. Los muy chiquitos no saben ni qué onda, a lo mejor se van por el primer tubito de aciditas Luxus y se entretienen tratando de abrirlas mientras a su alrededor hay un caos tremendo y la mamá: ándale, recoge más, ten tu bolsita.... La nana mientras, seguro ya se aventó como Blue Demon de la tercera cuerda y repartió codazos hasta acumular dos bolsas de tres kilos de dulces cada una.... "para el bebé".  Los prepubertos traen cara de "esto ya es de flojera y no me interesa" mientras con ojo de huevo, y como no queriendo la cosa recogen unos cazares, o un pulparindo.  Si son más gandallas, ni los recogen, van y luego le dicen a algún hermanito: " A ver tu bolsa" y de ahí se sirven.  La mayoría de los niños se hincan en el suelo, como nadando de rana, al revés, remando hacia sus piernas todos los dulces que pueden. Cuando se estiran para alcanzar más dulces, levantan las pompas y su "montón" queda desprotegido por la retaguardia y no falta el vivo que ahí mete mano y se lleva el botín. Hay gritos de "me robó! Me robó!". Hay pleitos, trifulcas, sociedades: "juntamos los dulces?". 
    No se si en algún momento, esta sociedad de cristal que ha dado en satanizar todo lo que antes era considerado normal, va a prohibir las piñatas, por barbáricas y se harán piñatas clandestinas ....
     Cuando mis hijos iban en primaria, teníamos una o dos piñatas a la semana durante el ciclo escolar, de amigos de uno o de otro, de algún primo, hijos de mis amigas, etc.  Entonces había bolsas de dulces con pasto, cachos de papel de china y uno que otro miembro amputado de un personaje de papel maché en la despensa. Como no quería terminar comiéndome yo los dulces, ni mis hijos con todas las muelas picadas, de pronto regalaba yo los dulces a las muchachas o a los niños de los semáforos. Cuando llegaban del colegio y preguntaban: "Ma, y mis dulces?", yo con cara de escoba les decía,  que no tenía ni idea, que igual me faltaban tapas de tuppers y tuppers sin tapa, y calcetines sin pareja. "De seguro hay un hoyo negro en la casa por donde todo se va a otra dimensión". Sabían perfecto que yo se los había desaparecido. Lo de las tapas, los tuppers y los calcetines sigue siendo un misterio sin resolver. 
La canción del Dale, dale, dale fue el soundrack de esos años. Estoy convencida que si un día llego al cielo, hay una fila de acceso prioritario para toda persona que haya cantado la mentada canción cien veces  o sido anfitrión de mas de diez fiestas infantiles. Son un prepago de los pecados por cometer. 
    Había una tía del exposo, que todos los años, en Diciembre, hacía una posada para que todos los niños de las nuevas generaciones de su extensísima familia se conocieran. Echaba la casa por la ventana. Había disfraces y pesebre- y la elección de los personajes era un acto con ramificaciones casi políticas. Los protagonistas solían ser los nietos de la señora, en un claro acto de nepotismo. Muy válido, la fiesta era suya, y además los tenía más entrenados.  Traía un burro de verdad para la obra, al que los niños se subían para dar una vuelta antes y después, había juegos, cantos tradicionales para pedir posada con esos papelitos con la canción que nadie se sabe que venden en los mercados, y por supuesto se rompían un par de enormes piñatas de estrella. Pero ahí el detalle. El relleno, también era tradicional. 
    Mis hijos lo pasaban bien, pero siempre había que llevarlos casi a rastras porque: ay no, que flojera, y había que coordinar sus ocupados horarios que siempre tenían mil partidos y entrenamientos, y en Diciembre además siempre había la clase pública del Tae Kwon Do, el convivio de no se que, la posada del colegio y treinta cosas más.  Al final se lograba y lo pasaban como perros en baldío, felizotes. Pero la primera vez que vieron caer de la piñata cañas, tejocotes, limas y jícamas, la cara no tuvo precio.  No sabían si era broma o castigo. Y así todos los niños. 


Pues con esa misma falta de memoria selectiva, este año me dio por organizar una piñata en el pueblo de mi familia jordana, donde tenemos muchos sobrinos que ya he contado que tuve que conquistar a fuerza de azúcar. Como no me veían seguido, soy muy diferente a todas las señoras que ven y el idioma me costó mucho trabajo, me llenaba las bolsas de la chamarra y el pantalón de dulces, que repartía  a los que me vinieran a saludar . Ya sé, parece estrategia de pederasta, me faltaron los perritos, pero ni modo, hay que hacer uso de las estrategias que se tienen a mano.  Los condicioné de tal manera que me veían y hacían saliva. 
Hay un chiquito, de unos 4 años, que es un amor y una vez me contó que Spiderman (Ezzzpaiderman, es super zipizapo) es su héroe junto con el hombre verde, Hulk. Pues un día en Coyoacán le compré unas playeras de Ezpaiderman  a el y al hermano y en Barcelona les encontré unos disfraces que fueron un éxito.  
Combinando la afición a los superhéroes y a los dulces, y la nostalgia de mi México, se me ocurrió pedirle a una amiga que hace piñatas en Ammán de repente una piñata y hacer una fiestita, que casualmente fue en Diciembre. 

La casa de mis suegros es de una planta con sótano y tiene una terraza. Cuando la construyeron le dijeron a los hijos hombres, que el que quisiera podía construirse arriba una casa, así se acostumbra. Uno de mis cuñados se hizo un departamento de toda la planta, pero lo dejó en obra negra, que para cuando ahorre lo acaba. Como vive sin pagar renta en la casa donde mis suegros vivían antes, no le corre prisa y lleva años así. Un piso arriba, Alarís y tu charra tienen su "sucursal" en la frontera  con Siria. Un par de habitaciones, una terraza y un asador.   Total, que invitamos a toda la chamacada, y Alarís que es muy bueno para las talachas, inventó una polea extraña metiendo un rin de una llanta de una carretilla en un tubo, y atorándola con unas piedras en el departamento en obra sobre la terraza de mis suegros.  Baba, el papá de Alarís, que es bastante Grinch, veía con mucho escepticismo toda la maniobra. Yo me empecé a poner nerviosa, cuando me vinieron a la mente las posibilidades de desastre. Ay en la madre! Pero ya no había para atrás. 
Pues si las piñatas son peligrosas cuando te crias haciéndolas, no te cuento cuando todos los participantes no tienen ni idea de qué va la cosa. 
     Hubo muchos conatos de accidente, gente que empezaba a pegar sin separarse de la fila, niños que no tomaban el palo con las dos manos, de pronto el aparatejo posicionador de Alarís se zafó y cayó desde el segundo piso a  centímetros de hacer kebab a uno de mis cuñados. Nos subimos a la terraza a terminar de hacer lo propio sin polea y cuando la piñata se estaba ya rompiendo y los niños queriéndose atravesar a los palazos a por los dulces, sacudimos la piñata desde arriba para que cayeran ya todos los dulces. Claaro que hubo quien lloró porque le cayó una Tutsi en la cabeza. 

Y lo más grave, cuando ya estaban en la remadera de dulces y la rebatinga, sale Alarís con una charola de mansef y dice: momento! todos pongan acá los dulces. Y yo así de : queeeee?  Le dije en petit committee, oye, así no es el juego. No me hizo caso y procedió a repartir equitativamente los dulces  entre todos.  Que porque no quería que nadie quedara triste.  En lo que el señor atentaba de ese modo contra el espíritu capitalista y gandalla natural de las personas, una cuñada y yo barrimos hasta el último átomo de papel de china para que el Grinch no dijera que nomás le había hecho un desmadre en su casa. 

Al final, saldo blanco y aún con las rarezas, fue un éxito rotundo. El fan de los superhéroes se me abrazó de una pata y me dijo : "Nunca te vayas más de aquí".  Es un bombón. Más interesado que la Gaviota, pero lo que sea es bueno. 


Si oyen por ahí que hay un mercado emergente para las piñatas en la frontera con Siria, ya saben. Gracias Vic, por la piñata! 

Salam! 

 

martes, 2 de enero de 2024

La llegada y la salida... de la vida

 Guárdame esta moneda, porfa. Así le dije a una hermana de Alarís ahora que llegué a Jordania para irme al día siguiente a Sri Lanka. 

Me dijo que si, pero con cara de no entiendo nada. Le expliqué que me la guardara entre sus rodillas.  Poor? Estaba MUY embarazada y a mi me hace una ilusión tremenda ver a los bebés cuando todavía huelen a nuevo. Ahora que iba a tener oportunidad, no me quería perder la llegada de la sobrina, pero estaba muy forzado el asunto. 

Total, cumplió como los grandes.  El día que llegué dio a luz a una bebita suave y rosita, una cosa lindísima. Es el primero de mis sobrinos que me toca ver tan de cerca aquí, si bien he ido a ver a varias parturientas y he tenido un montón de sobrinos pero nunca los había visto tan recién salidos del horno. 

Cada lugar tiene sus costumbres y particularmente el pueblo del señor que vive conmigo, tiene unos folclores muy particulares. 

Cuando alguien da a luz, es lógico que reciba visitas y entonces, para que la interesada esté más cómoda, consiguen en su casa, o piden prestada o rentan, una cama individual y la ponen en la sala de visitas. Así mero. De ese modo, la nueva mamá no tiene que sentarse y pararse con esfuerzo desde su cuarto, no tiene que sentarse en los colchones en el piso que muchas veces son la sala de las casas y eso sí, con una pijama muy mona y bien peinada (le ves el pelo si eres pariente o mujer) y maquillada, recibe a las visitas en su cama, como si fuera el hospital de las señoras de Polanco, pero sin el plus de que en el hospital el tiempo que te pueden ir a ver es finito, y hay un horario de visitas y después viene alguien y te hace favor de correr a las visitas.  Aquí pasan muchos días que puede venir gente imprudente, que por supuesto SI trae niños de todas edades que se portan fatal y a lo mejor se quedan hasta las tantas de la noche, porque están muy a gusto.

Se suele servir a las visitas un té abominable, que dicen que es bueno para el post-parto, y en efecto, sabe a medicina. Mi pregunta es porque Chihuahuas se lo tienen que tomar las visitas? Es un té cargado de canela - misma que trajimos de la original y buenísima de Sri Lanka, ya que sabíamos que se iba a usar- con azúcar como para matar a Willy Wonka y con nuez  en trocitos, entonces además se mastica el mentado té. Así,  te calienta el pecho, te irrita la garganta, te da sed, y te sabe amarguísimo con dulce, todo a la vez. Un espanto. Como siempre, ya sabes: no, gracias a mi ese potaje no me gusta. Cooomo? Nooo, lo que pasa es que donde lo tomaste seguro no estaba bueno, todo lo que hacen en esa casa es asqueroso, acá si te va a gustar, ándale.... y zas! Siempre está espantoso. Ahora si dije que de ninguna manera, y no me lo tomé.   Pero si me tocó ver la preparación para las miles de visitas. Estábamos platicando, y otra cuñada llegó con un bowl enorme de nueces, tres tuppers y tres cuchillos filosos pero chiquitos y los repartió entre las dos abuelas y ella misma. Cada quién hizo pedacitos de nuez su bowl. Rarísimo, en vez de usar una tabla de picar, tomando las nueces una por una y partiéndolas hacia arriba, contra el pulgar, como he visto que se "triscan" las papas para la tortilla de patatas en España.  Pregunté porque así y no en una tabla y me voltearon a ver como si estuviera perdiendo la razón. Oooo, perdón pues. Me parece más lógico y más rápido, pero también entiendo que estas señoras no saben estar con las manos quietas. 

Se acostumbra también pasar una charola con dulces muy monos para las visitas, y ahí, las visitas suelen poner un billetito para que se compre un regalito para el bebé, lo que los papás consideren que hace falta. Cosa que está muy bien. Así no te estresas de que regalar, y el bebé no tiene mil suéteres talla 0-3 meses y nada para después. 

El papá dijo que estaba prohibidísimo besuquear a la bebita, dado el historial de enfermedades que hay en ese pueblo siempre. La nueva mamá ha tenido covicho como 5 veces, más que yo, que ya es un decir. Tiene un sistema inmunológico bastante mediano, a lo mejor por el embarazo, pero entiendo que las costumbres del besuqueo, el tomar café de la misma taza y demás usos de su pueblo claro que no ayudan, o sea que me pareció muy bien que se pusieran estrictos. Nadie dijo nada de olerle la cabeza,  y con eso si me di vuelo. 

Otra cosa que me pareció muy folclórica es el modo de hacer "taco" a los bebés. En mi casa se acostumbraba hacerlos taco con la cobija, para que estén calentitos, contenidos y para que no se rasguñen la cara. Desde hace unos 20 años, en los hospitales les dio por decir que siempre no, que uno no debe de hacer un tamalito con los bebés, sino dejarlos libres. Lo intenté con mis hijos y no estaban cómodos. Aleteaban como pajaritos y como que se les veía espantados. Los volví a hacer sushi.  La costumbre de la cobija les duró tanto que luego fueron niños "de trapo" y tenían sus mantitas que llevaban a todos lados para tocar y poderse dormir.  Acá no solo hacen "taco" al bebé, sino que encima lo amarran para que no se deshaga. Hay una tira especial para ese menester. Con una mantita ligera de algodón se hace el primer taquito, que se amarra como un regalo con un moño por enmedio y luego se pone otra cobija por fuera. 

Ahora, MIS costumbres a ellos también les parecen loquísimas. En mi casa, siempre que un bebé muy chiquito tiene hipo, que les da muchísimo, decían que era por frío, que había que taparlos. Y si se les solía quitar. Acá, destaparon a la bebé después de comer para cambiarla, le dio hipo, y yo muy normal dije que la taparan. Otra vez caras de De que estás hablando? Es chistoso que hasta en eso haya diferencias. No vi tampoco el eterno sacadero de aire, ni muchas cosas que en las rutinas de mi país son in-dis-pen-sa-bles. 

Cuando los bebés son muy chiquitos aquí si se les tiene en brazos o se los pone solo en la cama- o en cualquier sillón si la mamá está cocinando o haciendo alguna cosa-  y listo. Después, se les arrulla sobre las piernas extendidas y una almohada, para tener las manos libres para hacer alguna cosa, como picar las horrendas nueces  y para que el niño no pase calor. 

Entre unas y otras, he disfrutado mucho a la nueva parienta y los jueves, que aquí es como viernes, llega Alarís de la calle y me encuentra en la puerta con mi mochila para ir al pueblo a ver como le crecen los cachetes a la bebita.  

Por otro lado, aquí entre los pueblos hay muchos panteones. El morirse en estos lares no es un negocio para nadie.  No existen funerarias ni business de las misas y las novenas, el coro y las flores, la esquela y demás. Acá uno se muere y la caja la proporciona el ayuntamiento, el panteón es un terreno donado por algún vecino y ahí uno va poniendo a sus fiambres hasta que se llena, con una lápida sencillita y listo. Se acostumbra visitar a las familias y llevar comida. Se ponen carpas para acomodar a la gente porque acá se acostumbra que hombres y mujeres no se reunan ni para las penas, vaya a ser motivo de lujuria, pa que jugar. 

Me llaman la atención algunas cosas como que enfrente de los panteones hay como un graderío cubierto. Como sitio para sentarse en hileras con techito, como si fuera el palco de Ascot, para mirar el entierro. Es donde se le da el pésame a los deudos (nótese el OS porque las señoras no van al panteón por lo que ya dijimos antes, donde que vayan a levantar pasiones con  su outfit de muestrario de telas Bayón....).  Se entiende la practicidad del asunto, con el clima podrido de la zona, en verano la gente se caería a la fosa para acompañar al muertito por un golpe de calor en lo que terminan el entierro y en invierno muy probablemente termines calado hasta los huesos si decide llover. O sea que el  techito viene muy bien, pero es muy diferente a lo que a mi me ha tocado ver. 

Hoy en una visita estaban platicando también de las leyes de herencia. El Corán no deja que la gente decide que va a hacer con sus cosas, sino que todo está claramente señalizado y como acá el gobierno y la religión son uno mismo, pues esa es la ley que se sigue, que a mi me parece un tanto bárbarica y por lo mismo quiero mis bienes fuera de este país y claramente etiquetados como que son MIOS  para hacer con ellos lo que me de la gana. No se si porque como la humedad, se me han ido metiendo en el cuerpo las costumbres de mi gente, entiendo un poco a donde van y de donde vienen.  Explico: las leyes de sucesión hacen que las mujeres no puedan heredar de sus maridos más que un pequeño porcentaje de los bienes y todo se reparta entre los hijos. Más a los hombres y menos a las mujeres CASADAS. Si están solteras , viudas o divorciadas es otra historia. Esto se hace porque en una sociedad en la que es legal que haya hasta 4 esposas, si las mujeres pueden heredar, se presta a que los hijos queden desprotegidos. Si se deja a voluntad del hoy occiso, pudiera ser que éste se viera influenciado por alguien para no repartir parejo. De ese modo, la ley marca que todos los hijos heredan parejo salvo las hijas que tienen quien las mantenga, para que tampoco la riqueza familiar vaya a dar a otra familia por un braguetazo. Hay que recordar que hasta hace 50 años estas sociedades eran tribus nomádicas que vivían muy precariamente de sus animalitos o sea que el hecho de que un galán gañán se pudiera llevar  un porcentaje importante de camellos solo por haberle hecho ojitos a la Flor más linda del ejido, pudiera ser un problema. Esta también es la razón por la que la gente se casaba- y se casa- mucho con parientes, para que ahora si, todo quede en familia.  No me parece, por supuesto, pero entiendo el razonamiento que hay detrás.   Por otro lado, una viuda, recibe la pensión del marido  hasta que muera, y si tuviera hijas dependientes, a su muerte estas la siguen recibiendo, para que no queden a su suerte las mujeres solas y tengan de que vivir.    

Platicaba con unos viajeros el otro día, que me decían parece que aquí no hay pobreza. Casi me atraganto. Que, quee? Pobreza, si mucha, muchísima. Lo que no hay es miseria porque no hay nadie que no tenga nada, que de plano esté descobijado o que tenga que recurrir a dar lástima.  La gente siempre da por convicción y la ley que se ocupa de estos detallitos, por más que a mi me parezcan un atropello a MIS derechos, hacen que no exista la viuda viejita que tiene que pedir afuera de un sitio público o las historias de terror de los hijos de la primera esposa que no heredaron ni un chicle, cuando los de la segunda vuelta heredaron todo.  Son modos de matar pulgas.  Y otra de las cosas que a mi me brincan por distintas. No es que estén mal o bien, es que son muy diferentes. 

Toda la vida  tiene mil aspectos diferentes en donde nací, en donde vivo una parte y otra del año. Llevo una pasteurización cultural de cállate la boca, pero las diferencias enriquecen siempre que se vean con respeto y son parte de la diversión. 



HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...