lunes, 24 de enero de 2022

Vestidos, velorios y juegos

     Pues se gastó la visita a Jordania caray. Dentro de todo muy padre. Pude arreglar asuntos de chamba y dineros- pagos de viajes pasados y futuros, apalabrar guías y choferes, hoteles y demás- visitar a uno que otro contacto de negocios, ver amigas, ver nuevos sobrinos, otros no tan nuevos pero que están padrísimos, comer delicioso. 



    El clima podrido a más no poder, pero así es el invierno acá. Mucha gente que viene de viaje cree que como es desierto siempre estamos a 40 grados y hay que venir de shorts. En invierno hace un friazo, llueve, se hace de noche pronto... Una shulada. Lo peor es que la gente local se regocija con la lluvia, pobres. La necesitan muchísimo para sus cultivos, para llenar sus cisternas y sus presas pero la verdad es que da un frío que se mete en los huesos. 

    Me tocó de todo: ver a una tía que nomás me fui y tuvo una hemiplegia seguida por COVID. A la pobre nomás le falta que le haga pipí un perro, pobrecita. Visité a otra tía que es una gozada. Cuando le pregunté a Ummi por ella me dijo que estaba súper bien, que el que estaba "cansado" era su marido. Aquí se dice cansado cuando la gente no está bien de salud o está pachucha, de manera indistinta a cuando de verdad está cansada. No pude. Se me chispó la risa. El occiso en cuestión tiene 100 años. Como no va a estar cansado. Lleva años cansado. Y lo peor es que es como Munra, es inmortal. Nos va a enterrar a todos. No tiene diabetes, no tiene ni medio problema, solamente muchos, muchos años. Hasta hace poco se paseaba con su cabecita como bola de billar con tres pelos largos y su pijamita, la espalda como un signo de interrogación y sus ojos acuosos. Ya el último año, siempre que voy a su casa está acostado. Yo creo que circula poco. Pero ahí sigue. Cansado. Pobre.  Uno de sus consuegros es el que si hizo "check-out" mientras estuve en Jordania y me tocó ir al velorio. 



    La nuera es amiga mía y ni modo de no ir. Con más susto que vergüenza por varias razones. Una el omicrón, otra que esos eventos en general, en este país, y peor en los pueblos suelen ser pretextos para el viboreo y yo me suelo sentir incomodísima porque todo mundo me critica en mi cara, y no tengo ni poquitas ganas de convivir con la bola de viejas brujas que suelen juntarse, pero me armé de valor y ahí voy. Pues resulta que el fiambre no era de "mi" pueblo, sino de otro un poquito más adelante. Pues los 30 km de diferencia resultan en una gran diferencia en muchas cosas. Desde que entramos en coche al pueblo me fijé en que había muchas chavas caminando en la calle, cosa que en mi pueblo ni de broma. En donde viven mis suegros, las mujeres no suelen ir a ningún lado salvo que las lleve el marido o el hermano y aún entonces, no suelen bajarse del coche, no las vayan a mirar, no vaya a hablar de ellas la gente, no se les vaya a hacer mala fama. Es una cosa horrible. Viven sin ninguna libertad por miedo al que dirán. A mí que me vale muchísimas madres lo que digan- mientras no sea en su sala y en mis narices, que entonces me entran ganas de darles un par de sopapos- , por supuesto que me ven horrible y se dan vuelo poniéndome verde porque "me atrevo" a ir a la farmacia o a la tiendita o me salgo a caminar o a andar en bici cuando se me antoja.  Mis amigos y conocidos me ofrecen aventón cuando vienen con sus esposas- ya que como los curas legionarios, no pueden subir al coche a una mujer de otra forma - , como queriéndome salvar de mi misma y se sorprenden de que los mande por un tubo. Si me fui caminando es porque tenía ganas de caminar, no porque me faltara un aventón. No lo entienden.  Pues en este otro poblacho la gente es más liberal en ese sentido. Llegamos al dichoso velorio y como en mi pueblo, en una casa los señores, en frente las señoras. Mucho gel de alcohol y todas las señoras sentadas en ruedo. Me vieron como si padeciera de mis facultades mentales por no saludar de beso y. no quitarme el tapabocas, pero a mi quién me dice donde han estado. Ahí me fui a sentar cerca de la nuera del fiambre, a darle el pésame. Pues la vibra también muy diferente. Hombre, si hubo miradas de curiosidad y una que otra ñora preguntó que yo de dónde o de quién era parienta o conocida. Se sorprendieron muchísimo cuando les contesté en Árabe y les dije que venía con mi suegra- es que yo entré sola después porque me quedé en el coche haciéndo una llamada- , que soy mexicana, que de momento me quedo en su casa, que no conocía su pueblo y que mucho gusto.  Una señora imprudente, que al parecer es de estos rumbos preguntó algo más, y hasta se siguió con mi suegrita, así de "Como? Es usted de Kharja? De dónde? Nunca la he visto". Ah que caray, ora resulta que hay que empadronarse con esa vieja o que ella conoce a todos, o que estamos diciendo mentiras. Ese es el tipo de actitud que me saca ronchas. 

Siendo que están muy cerca los pueblos, que son todos jordanos no-beduinos y musulmanes tradicionales, también hay diferencias no solo en la manera de comportarse, sino en la manera de vestirse. Muy extraño. En estos pueblos la gente se viste por supuesto siguiendo los preceptos del Islám. Ya he platicado de la primera vez que vine como una vecina me "secuestró" porque nunca había visto una mujer con el pelo descubierto y le parecí una novedad que había que investigar.  En el pueblo de mis suegros es normal que las mujeres usen la ropa tradicional, como si en México te vistes de Tehuana. No es disfraz, ni ropa de hippie, es la ropa normal de salir de las señoras. A lo mejor debajo traen unos pants o hasta pijama, que es con lo que están en la casa, para estar cómodas, pero cuando van a salir se ponen encima el vestido negro bordado a punto de cruz con dibujos que representan árboles de olivo (se parecen a los cojines chiapanecos un poco) y se tapan el pelo con el hijab. Pepenan la bolsa y se pintan el ojo y listo. El vestido es negro, de manga larga y recto, con bordados de punto de cruz en uno o dos colores normalmente brillantes, y ¿Cómo no? acá que les gusta, a veces tienen brillitos y lentejuelas entre el bordado.  En este otro pueblo usan vestidos completamente negros y en lugar del hijab que se usa en el resto del país usan como un gorro liso y un gorrito encima  con algo de forma, tipo el de Moroco Topo, sin el colgante de flequitos, pero a lo mejor con algún diseño. El gorro es bordado o tiene algún dibujo. No es tan chaparrito como los gorros que usan los señores en Omán, que son como de repartidor de leche del tiempo de mi abuela o no sé como más describirlos, estos son más altitos y tienden a ser menos anchos a medida que crecen. Tipo los de los derviches turcos, un poco menos alto y bajo el mentón una tela de unos 30 cm  recta. Como si fuera un babero, negra como el vestido. Pregunté después si se lo habían bajado porque éramos puras mujeres y era un velito para tapar la cara como lo hacen algunas mujeres de países del Golfo con algunos "modelos" de burqa, pero me dijeron que no, que así se usa para tapar el cuello nada más. Las chavas más jóvenes estaban vestidas más normal- digo, normal para acá-, con hijab  y pantalones o un abrigo o gabardina larga acinturada, pero las señoras grandes traían el vestido así y el gorrito. También noté que en general eran más delgadas que la gente de mi pueblo. No sé porqué.  No había ninguna mujer de burqa, que en mi pueblo sí suele haber. No son originarias de ahí, son sirias, pero hay muchas y a nadie le sorprende que se paseen cubiertas. Algunas cuando no hay hombres se destapan la cara, otras están tan acostumbradas que se dejan la cara tapada siempre. 

Por lo demás, igual que en otros velorios que he estado, como en todas las funciones Árabes, te ofrecen café, dátiles, dulces, agua y se sorprenden muchísimo si dices que no, pero como yo no quería quitarme el tapabocas no tomé nada, y mucho menos iba a tomar café Árabe con esa costumbre que tienen de compartir todos la misma taza. No está el horno para bollos. 

Otra gran diferencia cultural entre mis  países son los niños. En México, en los círculos en los que crecí y tengo amigos, los niños tienen todo. Miles de juguetes, aparatos, cosas. Miles de clases, terapias, cuidadores...... Algunos se portan bien y algunos son insufribles. Los niños aquí en las ciudades suelen ser muy maleducados y muy groseros con sus mamás. Los ves en los aviones haciendo unos numeritos bárbaros y las mamás los sufren en silencio. Es una cosa muy rara porque se portan así con sus mamás nada más. Son mega-respetuosos con los maestros, con los choferes y señoritas del camión del colegio por ejemplo.  En Andorra, los niños grandes usan el camión público como transporte escolar y se portan como delincuentes juveniles. Insultan al chofer cantando canciones groseras, por supuesto que no le ceden el sitio a la gente grande, se portan pésimo. Ya me se la hora a la que salen y los evito como a la peste y la última vez que tuve el infortunio de compartir autobús con los gamberros de secundaria cuando me bajé le dije al chofer que era un santo, que debería de bajarlos a todos porque le venían diciendo majadería y media, creyéndose simpáticos. Deja tu el : acelérele chofer, acelérele chofer... la cancioncita de estos era mil veces más ofensiva. 

Así en el pueblo vecino


Así se visten en mi pueblo 

 Mis sobrinos  jordanos en general se portan bien. Hay un par de excepciones que son un poco bestias pardas, pero en general son buenos niños. Son niños de pueblo, con menos juguetes y clases y cosas, pero con más jardín, más familia cercana, infancias más sanas, yo siento.   Son divertidísimos y como nos traen de novedad, hemos pasado las vacaciones jugando con ellos a todo lo que se les ocurre: a las memorias, las serpientes y escaleras, el gato, las carreras, las escondidas, las corretizas. Alarís siempre ha sido el tío favorito y le encanta jugar brusco con todos los niños y le fascinan los más chiquitos. A mí me costó muchísimo trabajo- y kilos de azúcar- ganármelos por ser extranjera, por no vivir cerca, por ser rara, pero al final lo logré. Hasta los hijos de los vecinos me dicen Khalto, tía. Tenía intenciones de hacer una piñata pero con este clima asqueroso y la cantidad de trabajo que he tenido, será para otra vez.  Alarís tuvo su primera fiesta de piñata hace poco en Barcelona y le pareció un concepto novedoso y divertido. A su estilo, se acomidió a colgar y manejar la piñata y le gustó el asunto. Le dije que no te gusta tanto cuando has cantado Dale, Dale, Dale un millón de veces, pero si es una cosa simpática. 

La hermana de Alarís que se casó la última, y  platiqué acá la boda, acaba de tener un bebé. Tiene otra niña de dos años que está vuelta loca por Alarís y la cosa es mutua y no porque nos hayamos ido del país la querencia es menos. Se hablan por video a cada rato y se quieren muchísimo. Está muy celosa del nuevo bebé naturalmente, y está chistosísima. La combinación de la querencia, el celo y lo linda que está hizo que durante el tiempo que estuvimos aquí, la gozáramos bastante. Vino muchas veces a la casa de los abuelos a dormir y nos mandoneó para jugar a lo que ella quiso. Escondidillas, carreras, casitas de cojines y cobijas, bebés hechos con la alfombrita del rezo del suegro..... nos carcajeamos hasta llorar porque está simpatiquísima. No necesita juguetes para pasarlo bomba.  Habla hasta por los codos, pero todavía a medias lenguas y yo que también hablo medianamente, a veces estaba difícil la comprensión. Se me quedaba viendo con tristeza.  Está en esa edad en la que empieza a tener pena de ciertas cosas, y peor en esta cultura. Nunca le ha gustado que le cambien el pañal. No sé si le parece una pérdida de tiempo o que pero desde que aprendió a hablar le decían que había que cambiarla y siempre decía que no quería, que es Aeb (vergüenza), que no, o se hacía la loca. Ahora como encima sale sin su mamá a veces, convencerla está canijo. Ayer amaneció con un pañal que estaba a dos de desbordar. Le dije que había que cambiarlo. Me dijo que no. Que no quería, que qué vergüenza. Que se lo cambiara su mamá. Le dije que entonces se tenía que ir a su casa, que porque no íbamos de volada detrás de un mueble para que no la vieran y se lo cambiaba yo. No muy le pareció pero no se quería ir. La decisión fue difícil. 

 Me enseñó la policía de los niños. Me pareció crueldad mental y a la vez una genialidad.  En los países Árabes amenazan a los niños para que se porten bién con "la policía de los niños". Como cuando yo era chica decían del señor del costal o el coco, pues acá les dicen que le van a hablar a la shurtat al atfal.  Hay videos en YouTube o Tictoc que haces como que marcas y aparece un policía que hace las preguntas correctas y deja los espacios para que contestes. Bueno..... Quién habla..... Cuál es el problema?..... Y cómo se llama?........ Entiendo. Dónde viven?.......... Muy bien. Pues le vamos a mandar una unidad, salvo que diga que no lo vuelve a hacer. ............ Está bien. Tomo nota. Si  vuelve a suceder me llama. Buen día.   

El chistecito tiene más de ocho millones de visitas.  Los niños chicos están obsesionados con ello. Si son buenos prometen portarse bien. Si son listos acusan a otras gentes para curarse en salud. Al hermanito, al primo, a quien se deje.  Me acuerdo una vez que hice que mis hijos muy chiquitos le marcaran a Santa Claus y estaban que no se la creían. Y fue por un teléfono fijo. No me imagino si les hubiera aplicado el FaceTime. Se les hubiera pegado el flotador.

    Los papás de Alarís me interrogan en cuánto me ven sola, porque a Alarís no le gusta que le pregunten cosas. Me da risa porque yo muchas veces no entiendo qué quieren saber o no tengo ni idea de la respuesta. En Jordania no es imprudencia preguntar cosas que en México uno no pregunta, cuando no son asunto tuyo. Acá les da igualito, si bien saben que a su jijo le molesta que le pregunten y le fiscalicen los movimientos, los gastos y todo. Entonces se esperan a que no esté delante y me preguntan: a dónde fué, que fue a hacer, cuánto se va a tardar,  cuánto paga de luz en el café, si vamos a venir en Ramadán (premio al que adivine quién preguntó cada cosa, jajaja). Yo me carcajeo y no opongo ninguna resistencia. Si sé la respuesta suelto toda la sopa. Si no, me asincero y les digo que no tengo ni idea y si se ponen híper intensos le hablo al occiso. El otro día fuimos a comer/cenar a casa de una hermana. Alarís andaba en el café y lo estaban esperando. Me preguntaron, fuera de bromas, como 10 veces seguidas que donde estaba, con dos minutos entre cada pregunta y teniéndome enfrente, o sea vieron que no había hablado con él y que no tenía ni idea. A la décima pregunta le marqué y le dije: por vida tuya dime EXACTAMENTE dónde estás.  Si vas a venir bien, si no vas a venir también y parece ser que tu ubicación precisa es de suma importancia. No se si están muertos de hambre, si se va a estropear el guiso o si no tenemos de que hablar pero me están volviendo loca.  Les dije que exactamente estaba en frente de la panadería y venía sin ninguna parada ni desvío o sea aproximadamente 7 minutos.   Aquí el "Dónde andas?" es una pregunta así como "Qué onda?" En verdad te vale sombrilla, pero es una cortesía o yo no se. Se acostumbra cuando marcas por teléfono decir como estás? Dormido o despierto? (esta también es común, ya que la gente es súper imprudente para hablar y súper rara para dormir a horas raras) y luego "Que noticias? o Qué color?" es lo mismo y no se espera respuesta, seguida por "donde estás?" Lo más chistoso es que contestan siempre como si no les fueran a creer: Bil Dar, Walla. En casa, por Dios.  Bil Mahal, Walla. En la tienda, por Dios.  A mi me causa muchísima gracia.  Pero cuando me preguntan A dónde? cuando me levanto en algún lado, si me dan ganas de contestar feo.  Siento que me están queriendo controlar o me dan ansias cuando no sé contestar, por ejemplo cuando no sé donde está el individuo y me preguntan mil veces.    Todos tienen teléfono. Porqué no le llaman? Yo debiera saber en todo momento donde está ? No entienden mi valemadrismo? Pasan los años y hay muchas cosas que todavía no entiendo y se me pierden en la traducción. 



Por ejemplo hoy, Alarís se fue muy temprano al dentista, a la oficina, al café, tenía muchas cosas que hacer. Yo tenía muchas cosas que hacer también y tenía frío y flojera o sea que me hice un café y me quedé trabajando en pijama. Me habló a las 4 pm que sus papás estaban consternados porque no había bajado a desayunar y que qué barbaridad. Que bajara porfa. Le dije que no me había vestido, me dijo que no importa, que seguro igual estaban en pijama... Total me bañé y ahí voy. Me dijeron que como así que no había desayunado y ve la hora que es, que como que que mal, que puro café me va a hacer daño que.... y luego me dijeron, pero te esperas a la comida/cena, no? porque si no no vas a comer. Jajajaaaaaa.   Son las 6 pm.  O sea al final no me dieron de comer nomás querian tenerme delante, o no se que era lo que en realidad estaba pasando. Muy extraño. 

A estas gentes les gusta darte de comer es como una manera de demostrar que te quieren pero también les gusta controlar que comes y cuando. Un día nos armaron un numerazo porque habíamos desayunado café con galletas en nuestro departamento. Que yo lo hiciera estaba bien, que es bien sabido que como raro y que hago lo que me da la gana, pero que Alarís ni hablar, para una vez que está, es impensable que no desayune lo que su santa madre le prepara. El dijo, coño, pues tenía hambre, tenía galletas, tenía prisa, y no quería dar lata. Bueno, se llevó una letanía de cállate la boca. 

En parte le da gusto que lo consientan, le da gusto y como nostalgia comer las cosas que son sus comfort foods, los platos que le ha hecho su mamá toda la vida y que tiene asociados con memorias de cariño y calidez, pero por otro lado de repente si se siente así como que un poco hostigado y más ahora que como sienten que pasa como el cometa Halley, rapidísimo y quién sabe cuando vuelva pues lo quieren tener todo el rato controlado, alimentado y a la vista.  Yo lo tomo con teikitisi y disfruto que nos consientan y me carcajeo de las cosas que sigo encontrando diferentes y chistosas. 

Salam!


 


martes, 11 de enero de 2022

Update.... update.....

 Debe ser cosa de la edad. A mi la modernidad ya me agarró encaminada. No soy como mis niños que nacieron con el celular casi en la mano y para ellos las constantes actualizaciones y esas payasadas son cosas normales, como cambiar de talla de zapato cuando creces. 



    Yo siempre he sido reacia a los cambios tecnológicos. No me cuesta tantísimo trabajo como a la generación anterior, pero si por ejemplo pasé años con un celular NOKIA prehistórico que tenía muy buena recepción, sin querer cambiar a un smartphone primario porque se oían menos bien y prefería tener un buen teléfono, que uno medianito con una cámara medianita. Igual el Blackberry famoso que tardé en aprender a usar y se fue por la vía de los dinosaurios a la extinción. Al Palm Pilot ni siquiera le entré nunca. Con mi reticencia a la modernidad, nunca lo aprendí a usar, por suerte porque su vida media fue bastante efímera. 

 Ahora ya no tenemos opción, o te actualizas o te quedas fuera de la jugada,  y eso me pone de mal humor, y creo que es síntoma de mi edad avanzada. Carajo. 

    El hecho de que mi computadora, mi teléfono y todos mis aparatos in-dis-pen-sa-bles, pasados dos o tres años se vuelvan obsoletos a pesar de las mil y una actualizaciones forzadas y me obliguen a comprar nuevos que tengo que re-aprender a usar no me cae nada en gracia. Lejos de causarme emoción tner un modelito nuevo, me rechoca y me da una flojera tremenda. 

    Ahora que retomé el dichoso Blog, veo también que otra de las razones por las que no había escrito tan seguido es que a la buena gente que maneja la plataforma que en su momento elegí para mi Blog, decidieron hacer unos "pequeños cambios", así por sus pistolas, y a mi, por variar, como me sucede con los cambios, no me gustó nada la idea. 

    Antes este asuntacho funcionaba de forma muy amigable. Podías escribir tus tarugadas donde te diera la gana y luego copiar y pegar, poner fotitos y listo, publicar en el Blog y compartir a tus redes si te daba la gana. Listo. 

    La nueva actualización hace que tengas que escribir directamente sobre la plataforma. No puedes copiar y pegar. En qué les molestaba si uno quería hacer un paso extra, digo yo? 

    Qué ventaja le ven al hecho de que uno erupte sin ningún filtro previo lo que piensa en un momemnto dado? No vemos suficientes aberraciones y horrores de criterio y ortografía en las redes sociales como para que uno no tenga el espacio para editar y producir sus babosadas antes de aventarlas al ruedo?

    Por supuesto, como en casi todos sitios en la actualidad, no hay manera de opinar en serio, no puedes comunicarte con nadie en customer service, si quieres preguntar te redirigen a varios foros de distintos usuarios: así como un "mal de muchos, consuelo de pen....", ayúdense entre ustedes. Muy mal Google.  No está padre. Así pasa con aerolíneas, con sitios de reservaciones, hasta con grandes compañías como Ikea. Hacer una reclamación o una pregunta te puede tomar horas de pesquisas en el internet, horas de espera pasando por treintamil contestadoras y grabadoras en el teléfono para que al final te digan que busques en las Preguntas Frecuentes, que tu tiempo de espera se acabó y que NADIE te solucione absolutamente nada. Qué desesperación. 

    Me niego a participar en estas cosas. Aunque mi tiempo cada vez se hace más escaso, me rehuso a poner botones automáticos de respuesta en mi página, en mis redes, en la app de mi negocio.  Aprecio infinitamente los servicios en los que todavía atienden personas, que te atiende gente de verdad y gente que SI está dispuesta a hacer algo y sabe lo que está haciendo. Porque esa es otra. Los call centers típicos en Estados Unidos en donde te contesta un Chino o un Hindú, que no ha visto ni de cerca la compañía ni el producto del que tu quieres solución y tiene un guión fijo. Sácalo de ahí. No hay manera humana. Y no te estoy hablando de compañías patito. Adobe, que dan la tabarra a cada rato con mil actualizaciones, cobranzas, preguntas, encuestas y son una compañía grande. Trata de hablar con ellos un día que quieras ejercitar tu paciencia. Mtamadre.  Algún broker de vuelos. Jesús de Veracruz! Un banco "primer mundista"? Te puedes arrancar la piel de la cara de las ansias de lo verdaderamente estúpidos que son: "No le puedo autorizar la transacción de 40 usd si no me contesta en un teléfono del país del banco". A ver, pero no estoy en ese país, y no tengo servicio, soy el titular de la cuenta, hágame las preguntas de seguridad, le mando copia de mi pasaporte, con mi cara debajo para que vea que soy yo y tengo el pasaporte en mi poder, lo mismo que la tarjeta. "No, ps es de que no se puede. Le puedo ayudar con algo más???" Arrghhhhh!! 

Pasé muchos años teniendo aversión por hablar con la gente.  Neta. Me daba muchísimo miedo y pena y veía como muy difícil llamarle a la gente desconocida, explicarle algo, pedir algo. Claramente mi autoestima estaba estropeada y tenía yo un asuntillo por resolver. Hoy en día no solo no me causa ningún empacho, sino que lo disfruto enormemente y le agradezco mucho a la gente de servicio al cliente cuando en verdad es gente y cuando en verdad da un servicio. 

 Hay otro asunto que me pone mal. La "seguridad" de las tarjetas de crédito que permite que te metan goles sin cesar pero cuando tu quieres comprar un chicle, invariablemente "no te autorizan" por tu propia seguridad, o pretenden que recibas interminables SMSs o correos. Para acabarla, trabajando en lo que trabajo, mucha gente prefiere ahorrarse el paso de depositarme dinerito y me dice "usa mis tarjetas para comprar equis cosa", pero no se molestan en hablar al banco y avisar y entonces el comprar un traslado se vuelve un tema: tienen que estar al pendiente del mensaje de AMEX o del banco, el banco bloquea la tarjeta porque el pago sale de un VPN en donde Jesús perdió el Gorro para pagar un servicio en un tercer sitio y la tarjeta está emitida en otro lado..... Una vez desbloqueada, va de nuevo. Me toma horas hacer cada tarugada. Y no es un pago, y no es un viajero, son muchísimos. Chale. 

 Cuando como yo, te la pasas peor que azafata, de un lado a otro, el recibir SMSs es en el mejor de los casos un deporte caro, y en algunos casos imposible. Yo tengo dos teléfonos físicos, que entre los dos tienen 5 tarjetas SIM de diferentes países, y muchas veces ni así. Resulta, no sé si sepas, que hay compañías telefónicas incompatibles entre ellas. Así sin más. Por ejemplo la red telefónica de Jordania que usan los bancos y la compañía que emite los OTPs de las tarjetas no se habla con la veintiúnica telefónica en Andorra- dos países en los que vivo a ratos y de los que tengo tarjetas (de banco y de teléfono. Me lleva). Efectivamente poniéndome en un brete. Cómo es posible? No hay manera de recibir un SMS para autorizar una transacción. Y por whatsapp no es seguro dicen. O sea que lo que sugieren es que andes el mensaje a una tercera persona que esté en el país de origen y que a su vez te mande el mensaje a ti por whatsapp. En serio? Cada que quiera comprar un chicle tengo que darle la lata a alguien más? Y que sepa que gasto, que saldo tengo y si está ocupado(a) ya valió?  Me lleva la tía de las muchachas!  No se si quiero volver a un mundo con cheques de viajero, de plano. Lo que acabé haciendo es dando un tercer número, el Mexicano, que como buen paisano, se habla con todos, y recibiendo ahí los SMS necesarios esté donde esté, lo que me pasa a costar un dineral, pero qué le vamos a hacer. 

  En fin, todo este carajeadero viene a que Google me hace escribir sobre su página y no me parece. Pido disculpas por Adela si cometo improperios gramaticales, ya que mi cabeza suele ser un desorden. Otra cosa a la que hay que acostumbrarse. 

Salam!

sábado, 8 de enero de 2022

VOLVER, VOLVER, VOOOLVEEER

 Hace muchísimo que no escribía. Ahora sí me la volé. Primero, la situación del méndigo bicho me dejó sin palabras porque estuve agobiada, estresada, deprimida, preocupada, como todo el mundo y como dice la mamá de Tambor, en la película de Bambi, que es de los personajes más sabios, "Si al hablar, no has de agradar, te será mejor callar". Como no tenía nada siquiera remotamente agradable que decir, mejor, calladita. 



Después si tenía muchas cosas que decir, pero he estado ocupadísima y no me ha dado la vida. 

    En un arranque de locura o cordura, según del cariz donde se mire, Alarís y yo decidimos cortar raíces y mudarnos de país. Si. Así mismo señores. 

    Nos crecieron los enanos del circo. A fuerza de trabajar muy duro, nuestros negocios van bien, pero el gobierno Jordano, la manera en la que  el mundo ve a los países de Medio Oriente y los derechos de las mujeres extranjeras en Jordania no eran los ideales para mi y para el negocio, nos salió una oportunidad y a manera de Juan Escutia: pues nos aventamos. 

    Nos fuimos a vivir a Andorra. Todo los pintaban como fácil, blandito, súper amigable. A la hora de la verdad, fue bastante más complicado el hecho que el dicho, pero hoy puedo decir: logrado. 

   

    Las aventuras fueron chicas y grandes: vendimos nuestra casa en Ammán y nos fuimos a vivir al pueblo unos días en lo que todo estaba listo, nos despedimos, mandamos nuestras cosas por paquetería y partimos en un vuelo low-cost, con los últimos papeles apostillados para la residencia- que en Andorra pidieron de última hora y en la embajada francesa en Ammán me hicieron llorar antes de darme, pero al final me dieron, el síndrome de los cinco minutos de poder.  

    Llegamos a Andorra y empezó la peregrinación burocrática.  Después de mil maromas, trámites, una ida a México por una carta de antecedentes no penales, sendas idas al notario, compraventa de acciones, rentas, contratos, gestores, gestiones, una mudanza perdida y hallada (con faltantes y sobrantes) y demás.... Alarís y yo somos legalmente residentes del principado de Andorra y nuestra agencia está registrada, domiciliada y tiene número fiscal en el mismo país. 

    Esto nos supone muchas ventajas geográficas, supuestas ventajas fiscales - de las que todavía no estoy muy segura porque los bancos andorranos son malísimos, carísimos y muy latosos, y una calidad de vida mucho mejor que la que teníamos en Jordania en muchos sentidos. Más cara y con el costo añadido de que los dos estamos empezando de cero, sin familia ni amigos y en un sitio nuevo, pero es parte de la aventura. Por otro lado, tenemos fines de semana de viaje en Europa, tenemos servicios de primer mundo, estamos en un punto medio para ver a nuestra gente.

    Diciembre para nosotros es temporada fuerte de trabajo y el vivir en Europa nos representa costos de vida mucho más altos, o sea que hay que trabajar mucho más. Trabajamos como locos mientras todo el mundo vacacionaba, pero terminando, cuando nos quedaba ya poca gente viajando, nos lanzamos a Jordania a visitar familia, a supervisar los negocios que dejamos acá- los cafés y el turismo, porque si tenemos control diario por teléfono e internet, pero no es lo mismo. 

    Después, tenemos una serie de cosas que hacer en diferentes continentes, parece broma, y todo depende de si el bicho lo permite, o sea que todo está en veremos.

    Volver a Jordania como turista, o como visitante a los 5 años justos de mi segunda visita, aquella en la que vine a estudiar recién separada y triste, con un frío del demonio, me mueve muchos tapetes y no deja de volverme a llenar de sorpresas, de risa y de enamorarme otra vez.

    Venir como extranjero en tiempos de COVID es un folclor, sobre todo si vienes en Ryanair. Piden ochocientos mil papeles, te tratan como convicto y siempre te dicen, pero usted no puede tener su pase de abordar porque tenemos que revisar si es legal su entrada....pasados esos folclores, todo bien, todo tan familiar como siempre: Welcome to Jordan!

    Un amigo nos fue a recoger al aeropuerto, buenísima onda porque nos llevó hasta el pueblo, a 90 km, me llevó a cenar antes a mi sitio favorito del mundo mundial en Ammán  donde los meseros me conocen y me ven entrar y corren a por lo que siempre pido, ya se la saben. El mejor hummus del mundo con salsa verde y pan recién horneado, sin aceite y con chiles frescos, limón en rebanadas y hojas de menta. 

 Parece broma pero en un mundo global, en Andorra no existe la comida étnica. Ni Árabe, ni Mexicana. Ni los ingredientes para hacerla. Cuando vamos a España o a Francia de repente compramos cositas si encontramos. 

El día de Navidad, en el mercado de la Boquería en Barcelona, encontramos tomatillos verdes y chiles serranos. Una fiesta! Salsa verde cruda.  Alarís ya ni se acordaba a que huelen los tomatillos. Los empezamos a pelar en la casa y me empieza a ver feo. Yo me carcajieee. Le digo: Huele a patas, verdad? Me dice, ps si, con cara, de "te la bañas!" como diría LaPaus.  Más risa me dio. Le dije que eran los tomates y se le cayó la cara. Me dijo: como? los escogimos malos? jajajaja. Así huelen. Pos lávalos. Jajajajaaaa. 

Llegamos al pueblo y nos recibieron como a candidatos en gira electoral. Todo mundo nos quería saludar, inguesú el covicho y pues ni cómo decir que no. 

 Nos han alimentado sin cesar, como buenos Árabes. Mi memoria de chorlito para las cosas prácticas- Alarís se sorprende todavía de como me puedo acordar donde está equis puesto del Bazar Khan el Khalili de Cairo o como se llama un templo en Uzbekistán o un hotel en la conchinchina, pero no se si traigo calcetines- me la jugó otra vez, según yo tenía acá ropa y no traje más que lo puesto. Pues si tengo ropa, pero de verano y hace un frío que pela. Una de mis cuñadas que es lo máximo, se viste siempre increíble y sé que no tiene dinero o sea que le pedí que me llevara de shopping. Me llevó a donde ella compra. Me compré 4 outfits por el equivalente a 22 usd y quedé feliz. Otra cuñada no quiso venir porque dijo que yo era muy sangrona para comprar y nadamás las iba a hacer perder el tiempo. Aclaro. Una vez me acompañó porque quería comprar un vestido para las fiestas musulmanas. Me llevó a unos lugares que había unas cosas de chifón plástico que o eran horrorosas o de plano de burqa. Y el veintiúnico vestido que encontré que me gustó, de jersey de algodón, como una t shirt largota y floja, me dijo que de ninguna manera me podía poner eso, que porque esa tela se pegaba al cuerpo. Pos entonces no quise nada. Diferencias de opinión. Con la otra en dos minutos me compré tres jeans, dos sudaderas, una camisa y unos pants. Listo. No me dijo que me tenía que poner y que no, nomás faltaba, me enseñó unas cosas que pensó que me podrían gustar- y que de hecho si me gustaron, tiene buen ojo. Me probé porque en esas tiendas, que son como  outlets, nada está por tallas, buscas y a ojo ves si te va a quedar o no, y listo. 

Estuvo folcloriquísima la ida. Se me olvida lo chistosos que son mis paisanos a veces hasta que los veo otra vez.  Me fui a Irbid; la capital del norte, en autobús, con Alarís. Ahí quedé de ver a mi cuñada. A la horade subirme al autobús, los pasajeros y el chofer hasta se torcieron el cuello para mirarnos. No manches? Qué traigo los chones arriba de los pantalones o que? Pensé, claro, es que no traigo hijab. Había otra chava que no traía. No venía vestida nada "indecente" si hace un frío que pela.... y que me cae el veinte. Alarís y yo éramos los únicos con cubrebocas. No manches. Están viendo y no ven .  El camión es como pesero, hace mil paradas. En una de esas se sube un "pingüino botijón", una señora siria con burqa de novicia voladora- o sea con spoilers a los lados-  que solo enseñaba los ojitos y bastante llenita, yo pensé por lo mismo que era una señora mayor y me paré como resorte para cederle el sitio. Fui la única. No manches. Ni señores, ni otras mujeres nadie se movió. Alarís nada más se carcajeó y me dijo, seguro es más chica que tú. Tiene el centro de gravedad comprometido por barrigona, pero no creo que sea vieja. Le dije, mira, igual yo no quiero verla rodar por el pasillo los próximos 10 kilómetros. Ahí nos fuimos riendo como mensos y la doña muy sentada en mi lugar. 

    Fui a ver a mis amigas a Ammán. El último año conocí a un grupo de mexicanas. Una de ellas la había conocido de vista hace muchos años, la primera vez que vine a Jordania. Nos hicimos muy amigas hace poco. La extraño y  la fui a ver. El candidato Alarís y yo, rentamos un cochecito para podernos mover sin andar de prestado o dándole la lata a todo el mundo y ahí vamos.  Ummi aprovechó viaje para ir a ver a unos parientes, la pobre tiene una vida complicada y nunca va a ningún lado, o sea que cuando puede, se pinta el ojo, pesca la bolsa y agarra calle.  Yo estoy parecida porque les dije a mis amigas que regreso otro día.  En Andorra no tengo amigas más que una y tengo ganas de cotorriza. 

Inventé al ver a mi suegra salir como el Pirulo, un perrito que vivía encerrado y salía disparado en cuanto podía, que Alarís la lleve a Estambul. Dije Estambul cómo pude haber dicho cualquier lado. Lo que esa mujer necesita son unas vacaciones. De su casa, de sus obligaciones de su marido, de una hija enferma que tiene y que cuida día y noche. Los jordanos pueden ir a Turquía sin visa, hay muchas mezquitas que a ella le entusiasman y creo que el Gran Bazar y el Bazar de las Especias la van a dejar con el ojo cuadrado. Mi intención era mandarlos a ellos. Pero ya me hicieron mano de puerco de que si yo no voy no es igual, y la verdad creo que Alarís no confía en sus capacidades como guía turístico o sea que chickens-go, me acabo de meter en camisa de once varas yo sola. 

    Estoy feliz de volver. Ya fui a visitar a la tía. Normalmente trabajo en mi cuarto cuando estoy en el pueblo, ahora estoy instalada en la sala de la casa de mis suegros, viendo a ver quién pasa. Ya jugué a memorias, a serpientes y escaleras,  limpié mocos de chamacos y. jugué a las corretizas. Estoy cargando baterías para lo que se venga porque como este par de años me ha enseñado, nunca se sabe que vaya a pasar. 



HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...