sábado, 8 de enero de 2022

VOLVER, VOLVER, VOOOLVEEER

 Hace muchísimo que no escribía. Ahora sí me la volé. Primero, la situación del méndigo bicho me dejó sin palabras porque estuve agobiada, estresada, deprimida, preocupada, como todo el mundo y como dice la mamá de Tambor, en la película de Bambi, que es de los personajes más sabios, "Si al hablar, no has de agradar, te será mejor callar". Como no tenía nada siquiera remotamente agradable que decir, mejor, calladita. 



Después si tenía muchas cosas que decir, pero he estado ocupadísima y no me ha dado la vida. 

    En un arranque de locura o cordura, según del cariz donde se mire, Alarís y yo decidimos cortar raíces y mudarnos de país. Si. Así mismo señores. 

    Nos crecieron los enanos del circo. A fuerza de trabajar muy duro, nuestros negocios van bien, pero el gobierno Jordano, la manera en la que  el mundo ve a los países de Medio Oriente y los derechos de las mujeres extranjeras en Jordania no eran los ideales para mi y para el negocio, nos salió una oportunidad y a manera de Juan Escutia: pues nos aventamos. 

    Nos fuimos a vivir a Andorra. Todo los pintaban como fácil, blandito, súper amigable. A la hora de la verdad, fue bastante más complicado el hecho que el dicho, pero hoy puedo decir: logrado. 

   

    Las aventuras fueron chicas y grandes: vendimos nuestra casa en Ammán y nos fuimos a vivir al pueblo unos días en lo que todo estaba listo, nos despedimos, mandamos nuestras cosas por paquetería y partimos en un vuelo low-cost, con los últimos papeles apostillados para la residencia- que en Andorra pidieron de última hora y en la embajada francesa en Ammán me hicieron llorar antes de darme, pero al final me dieron, el síndrome de los cinco minutos de poder.  

    Llegamos a Andorra y empezó la peregrinación burocrática.  Después de mil maromas, trámites, una ida a México por una carta de antecedentes no penales, sendas idas al notario, compraventa de acciones, rentas, contratos, gestores, gestiones, una mudanza perdida y hallada (con faltantes y sobrantes) y demás.... Alarís y yo somos legalmente residentes del principado de Andorra y nuestra agencia está registrada, domiciliada y tiene número fiscal en el mismo país. 

    Esto nos supone muchas ventajas geográficas, supuestas ventajas fiscales - de las que todavía no estoy muy segura porque los bancos andorranos son malísimos, carísimos y muy latosos, y una calidad de vida mucho mejor que la que teníamos en Jordania en muchos sentidos. Más cara y con el costo añadido de que los dos estamos empezando de cero, sin familia ni amigos y en un sitio nuevo, pero es parte de la aventura. Por otro lado, tenemos fines de semana de viaje en Europa, tenemos servicios de primer mundo, estamos en un punto medio para ver a nuestra gente.

    Diciembre para nosotros es temporada fuerte de trabajo y el vivir en Europa nos representa costos de vida mucho más altos, o sea que hay que trabajar mucho más. Trabajamos como locos mientras todo el mundo vacacionaba, pero terminando, cuando nos quedaba ya poca gente viajando, nos lanzamos a Jordania a visitar familia, a supervisar los negocios que dejamos acá- los cafés y el turismo, porque si tenemos control diario por teléfono e internet, pero no es lo mismo. 

    Después, tenemos una serie de cosas que hacer en diferentes continentes, parece broma, y todo depende de si el bicho lo permite, o sea que todo está en veremos.

    Volver a Jordania como turista, o como visitante a los 5 años justos de mi segunda visita, aquella en la que vine a estudiar recién separada y triste, con un frío del demonio, me mueve muchos tapetes y no deja de volverme a llenar de sorpresas, de risa y de enamorarme otra vez.

    Venir como extranjero en tiempos de COVID es un folclor, sobre todo si vienes en Ryanair. Piden ochocientos mil papeles, te tratan como convicto y siempre te dicen, pero usted no puede tener su pase de abordar porque tenemos que revisar si es legal su entrada....pasados esos folclores, todo bien, todo tan familiar como siempre: Welcome to Jordan!

    Un amigo nos fue a recoger al aeropuerto, buenísima onda porque nos llevó hasta el pueblo, a 90 km, me llevó a cenar antes a mi sitio favorito del mundo mundial en Ammán  donde los meseros me conocen y me ven entrar y corren a por lo que siempre pido, ya se la saben. El mejor hummus del mundo con salsa verde y pan recién horneado, sin aceite y con chiles frescos, limón en rebanadas y hojas de menta. 

 Parece broma pero en un mundo global, en Andorra no existe la comida étnica. Ni Árabe, ni Mexicana. Ni los ingredientes para hacerla. Cuando vamos a España o a Francia de repente compramos cositas si encontramos. 

El día de Navidad, en el mercado de la Boquería en Barcelona, encontramos tomatillos verdes y chiles serranos. Una fiesta! Salsa verde cruda.  Alarís ya ni se acordaba a que huelen los tomatillos. Los empezamos a pelar en la casa y me empieza a ver feo. Yo me carcajieee. Le digo: Huele a patas, verdad? Me dice, ps si, con cara, de "te la bañas!" como diría LaPaus.  Más risa me dio. Le dije que eran los tomates y se le cayó la cara. Me dijo: como? los escogimos malos? jajajaja. Así huelen. Pos lávalos. Jajajajaaaa. 

Llegamos al pueblo y nos recibieron como a candidatos en gira electoral. Todo mundo nos quería saludar, inguesú el covicho y pues ni cómo decir que no. 

 Nos han alimentado sin cesar, como buenos Árabes. Mi memoria de chorlito para las cosas prácticas- Alarís se sorprende todavía de como me puedo acordar donde está equis puesto del Bazar Khan el Khalili de Cairo o como se llama un templo en Uzbekistán o un hotel en la conchinchina, pero no se si traigo calcetines- me la jugó otra vez, según yo tenía acá ropa y no traje más que lo puesto. Pues si tengo ropa, pero de verano y hace un frío que pela. Una de mis cuñadas que es lo máximo, se viste siempre increíble y sé que no tiene dinero o sea que le pedí que me llevara de shopping. Me llevó a donde ella compra. Me compré 4 outfits por el equivalente a 22 usd y quedé feliz. Otra cuñada no quiso venir porque dijo que yo era muy sangrona para comprar y nadamás las iba a hacer perder el tiempo. Aclaro. Una vez me acompañó porque quería comprar un vestido para las fiestas musulmanas. Me llevó a unos lugares que había unas cosas de chifón plástico que o eran horrorosas o de plano de burqa. Y el veintiúnico vestido que encontré que me gustó, de jersey de algodón, como una t shirt largota y floja, me dijo que de ninguna manera me podía poner eso, que porque esa tela se pegaba al cuerpo. Pos entonces no quise nada. Diferencias de opinión. Con la otra en dos minutos me compré tres jeans, dos sudaderas, una camisa y unos pants. Listo. No me dijo que me tenía que poner y que no, nomás faltaba, me enseñó unas cosas que pensó que me podrían gustar- y que de hecho si me gustaron, tiene buen ojo. Me probé porque en esas tiendas, que son como  outlets, nada está por tallas, buscas y a ojo ves si te va a quedar o no, y listo. 

Estuvo folcloriquísima la ida. Se me olvida lo chistosos que son mis paisanos a veces hasta que los veo otra vez.  Me fui a Irbid; la capital del norte, en autobús, con Alarís. Ahí quedé de ver a mi cuñada. A la horade subirme al autobús, los pasajeros y el chofer hasta se torcieron el cuello para mirarnos. No manches? Qué traigo los chones arriba de los pantalones o que? Pensé, claro, es que no traigo hijab. Había otra chava que no traía. No venía vestida nada "indecente" si hace un frío que pela.... y que me cae el veinte. Alarís y yo éramos los únicos con cubrebocas. No manches. Están viendo y no ven .  El camión es como pesero, hace mil paradas. En una de esas se sube un "pingüino botijón", una señora siria con burqa de novicia voladora- o sea con spoilers a los lados-  que solo enseñaba los ojitos y bastante llenita, yo pensé por lo mismo que era una señora mayor y me paré como resorte para cederle el sitio. Fui la única. No manches. Ni señores, ni otras mujeres nadie se movió. Alarís nada más se carcajeó y me dijo, seguro es más chica que tú. Tiene el centro de gravedad comprometido por barrigona, pero no creo que sea vieja. Le dije, mira, igual yo no quiero verla rodar por el pasillo los próximos 10 kilómetros. Ahí nos fuimos riendo como mensos y la doña muy sentada en mi lugar. 

    Fui a ver a mis amigas a Ammán. El último año conocí a un grupo de mexicanas. Una de ellas la había conocido de vista hace muchos años, la primera vez que vine a Jordania. Nos hicimos muy amigas hace poco. La extraño y  la fui a ver. El candidato Alarís y yo, rentamos un cochecito para podernos mover sin andar de prestado o dándole la lata a todo el mundo y ahí vamos.  Ummi aprovechó viaje para ir a ver a unos parientes, la pobre tiene una vida complicada y nunca va a ningún lado, o sea que cuando puede, se pinta el ojo, pesca la bolsa y agarra calle.  Yo estoy parecida porque les dije a mis amigas que regreso otro día.  En Andorra no tengo amigas más que una y tengo ganas de cotorriza. 

Inventé al ver a mi suegra salir como el Pirulo, un perrito que vivía encerrado y salía disparado en cuanto podía, que Alarís la lleve a Estambul. Dije Estambul cómo pude haber dicho cualquier lado. Lo que esa mujer necesita son unas vacaciones. De su casa, de sus obligaciones de su marido, de una hija enferma que tiene y que cuida día y noche. Los jordanos pueden ir a Turquía sin visa, hay muchas mezquitas que a ella le entusiasman y creo que el Gran Bazar y el Bazar de las Especias la van a dejar con el ojo cuadrado. Mi intención era mandarlos a ellos. Pero ya me hicieron mano de puerco de que si yo no voy no es igual, y la verdad creo que Alarís no confía en sus capacidades como guía turístico o sea que chickens-go, me acabo de meter en camisa de once varas yo sola. 

    Estoy feliz de volver. Ya fui a visitar a la tía. Normalmente trabajo en mi cuarto cuando estoy en el pueblo, ahora estoy instalada en la sala de la casa de mis suegros, viendo a ver quién pasa. Ya jugué a memorias, a serpientes y escaleras,  limpié mocos de chamacos y. jugué a las corretizas. Estoy cargando baterías para lo que se venga porque como este par de años me ha enseñado, nunca se sabe que vaya a pasar. 



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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...