lunes, 24 de enero de 2022

Vestidos, velorios y juegos

     Pues se gastó la visita a Jordania caray. Dentro de todo muy padre. Pude arreglar asuntos de chamba y dineros- pagos de viajes pasados y futuros, apalabrar guías y choferes, hoteles y demás- visitar a uno que otro contacto de negocios, ver amigas, ver nuevos sobrinos, otros no tan nuevos pero que están padrísimos, comer delicioso. 



    El clima podrido a más no poder, pero así es el invierno acá. Mucha gente que viene de viaje cree que como es desierto siempre estamos a 40 grados y hay que venir de shorts. En invierno hace un friazo, llueve, se hace de noche pronto... Una shulada. Lo peor es que la gente local se regocija con la lluvia, pobres. La necesitan muchísimo para sus cultivos, para llenar sus cisternas y sus presas pero la verdad es que da un frío que se mete en los huesos. 

    Me tocó de todo: ver a una tía que nomás me fui y tuvo una hemiplegia seguida por COVID. A la pobre nomás le falta que le haga pipí un perro, pobrecita. Visité a otra tía que es una gozada. Cuando le pregunté a Ummi por ella me dijo que estaba súper bien, que el que estaba "cansado" era su marido. Aquí se dice cansado cuando la gente no está bien de salud o está pachucha, de manera indistinta a cuando de verdad está cansada. No pude. Se me chispó la risa. El occiso en cuestión tiene 100 años. Como no va a estar cansado. Lleva años cansado. Y lo peor es que es como Munra, es inmortal. Nos va a enterrar a todos. No tiene diabetes, no tiene ni medio problema, solamente muchos, muchos años. Hasta hace poco se paseaba con su cabecita como bola de billar con tres pelos largos y su pijamita, la espalda como un signo de interrogación y sus ojos acuosos. Ya el último año, siempre que voy a su casa está acostado. Yo creo que circula poco. Pero ahí sigue. Cansado. Pobre.  Uno de sus consuegros es el que si hizo "check-out" mientras estuve en Jordania y me tocó ir al velorio. 



    La nuera es amiga mía y ni modo de no ir. Con más susto que vergüenza por varias razones. Una el omicrón, otra que esos eventos en general, en este país, y peor en los pueblos suelen ser pretextos para el viboreo y yo me suelo sentir incomodísima porque todo mundo me critica en mi cara, y no tengo ni poquitas ganas de convivir con la bola de viejas brujas que suelen juntarse, pero me armé de valor y ahí voy. Pues resulta que el fiambre no era de "mi" pueblo, sino de otro un poquito más adelante. Pues los 30 km de diferencia resultan en una gran diferencia en muchas cosas. Desde que entramos en coche al pueblo me fijé en que había muchas chavas caminando en la calle, cosa que en mi pueblo ni de broma. En donde viven mis suegros, las mujeres no suelen ir a ningún lado salvo que las lleve el marido o el hermano y aún entonces, no suelen bajarse del coche, no las vayan a mirar, no vaya a hablar de ellas la gente, no se les vaya a hacer mala fama. Es una cosa horrible. Viven sin ninguna libertad por miedo al que dirán. A mí que me vale muchísimas madres lo que digan- mientras no sea en su sala y en mis narices, que entonces me entran ganas de darles un par de sopapos- , por supuesto que me ven horrible y se dan vuelo poniéndome verde porque "me atrevo" a ir a la farmacia o a la tiendita o me salgo a caminar o a andar en bici cuando se me antoja.  Mis amigos y conocidos me ofrecen aventón cuando vienen con sus esposas- ya que como los curas legionarios, no pueden subir al coche a una mujer de otra forma - , como queriéndome salvar de mi misma y se sorprenden de que los mande por un tubo. Si me fui caminando es porque tenía ganas de caminar, no porque me faltara un aventón. No lo entienden.  Pues en este otro poblacho la gente es más liberal en ese sentido. Llegamos al dichoso velorio y como en mi pueblo, en una casa los señores, en frente las señoras. Mucho gel de alcohol y todas las señoras sentadas en ruedo. Me vieron como si padeciera de mis facultades mentales por no saludar de beso y. no quitarme el tapabocas, pero a mi quién me dice donde han estado. Ahí me fui a sentar cerca de la nuera del fiambre, a darle el pésame. Pues la vibra también muy diferente. Hombre, si hubo miradas de curiosidad y una que otra ñora preguntó que yo de dónde o de quién era parienta o conocida. Se sorprendieron muchísimo cuando les contesté en Árabe y les dije que venía con mi suegra- es que yo entré sola después porque me quedé en el coche haciéndo una llamada- , que soy mexicana, que de momento me quedo en su casa, que no conocía su pueblo y que mucho gusto.  Una señora imprudente, que al parecer es de estos rumbos preguntó algo más, y hasta se siguió con mi suegrita, así de "Como? Es usted de Kharja? De dónde? Nunca la he visto". Ah que caray, ora resulta que hay que empadronarse con esa vieja o que ella conoce a todos, o que estamos diciendo mentiras. Ese es el tipo de actitud que me saca ronchas. 

Siendo que están muy cerca los pueblos, que son todos jordanos no-beduinos y musulmanes tradicionales, también hay diferencias no solo en la manera de comportarse, sino en la manera de vestirse. Muy extraño. En estos pueblos la gente se viste por supuesto siguiendo los preceptos del Islám. Ya he platicado de la primera vez que vine como una vecina me "secuestró" porque nunca había visto una mujer con el pelo descubierto y le parecí una novedad que había que investigar.  En el pueblo de mis suegros es normal que las mujeres usen la ropa tradicional, como si en México te vistes de Tehuana. No es disfraz, ni ropa de hippie, es la ropa normal de salir de las señoras. A lo mejor debajo traen unos pants o hasta pijama, que es con lo que están en la casa, para estar cómodas, pero cuando van a salir se ponen encima el vestido negro bordado a punto de cruz con dibujos que representan árboles de olivo (se parecen a los cojines chiapanecos un poco) y se tapan el pelo con el hijab. Pepenan la bolsa y se pintan el ojo y listo. El vestido es negro, de manga larga y recto, con bordados de punto de cruz en uno o dos colores normalmente brillantes, y ¿Cómo no? acá que les gusta, a veces tienen brillitos y lentejuelas entre el bordado.  En este otro pueblo usan vestidos completamente negros y en lugar del hijab que se usa en el resto del país usan como un gorro liso y un gorrito encima  con algo de forma, tipo el de Moroco Topo, sin el colgante de flequitos, pero a lo mejor con algún diseño. El gorro es bordado o tiene algún dibujo. No es tan chaparrito como los gorros que usan los señores en Omán, que son como de repartidor de leche del tiempo de mi abuela o no sé como más describirlos, estos son más altitos y tienden a ser menos anchos a medida que crecen. Tipo los de los derviches turcos, un poco menos alto y bajo el mentón una tela de unos 30 cm  recta. Como si fuera un babero, negra como el vestido. Pregunté después si se lo habían bajado porque éramos puras mujeres y era un velito para tapar la cara como lo hacen algunas mujeres de países del Golfo con algunos "modelos" de burqa, pero me dijeron que no, que así se usa para tapar el cuello nada más. Las chavas más jóvenes estaban vestidas más normal- digo, normal para acá-, con hijab  y pantalones o un abrigo o gabardina larga acinturada, pero las señoras grandes traían el vestido así y el gorrito. También noté que en general eran más delgadas que la gente de mi pueblo. No sé porqué.  No había ninguna mujer de burqa, que en mi pueblo sí suele haber. No son originarias de ahí, son sirias, pero hay muchas y a nadie le sorprende que se paseen cubiertas. Algunas cuando no hay hombres se destapan la cara, otras están tan acostumbradas que se dejan la cara tapada siempre. 

Por lo demás, igual que en otros velorios que he estado, como en todas las funciones Árabes, te ofrecen café, dátiles, dulces, agua y se sorprenden muchísimo si dices que no, pero como yo no quería quitarme el tapabocas no tomé nada, y mucho menos iba a tomar café Árabe con esa costumbre que tienen de compartir todos la misma taza. No está el horno para bollos. 

Otra gran diferencia cultural entre mis  países son los niños. En México, en los círculos en los que crecí y tengo amigos, los niños tienen todo. Miles de juguetes, aparatos, cosas. Miles de clases, terapias, cuidadores...... Algunos se portan bien y algunos son insufribles. Los niños aquí en las ciudades suelen ser muy maleducados y muy groseros con sus mamás. Los ves en los aviones haciendo unos numeritos bárbaros y las mamás los sufren en silencio. Es una cosa muy rara porque se portan así con sus mamás nada más. Son mega-respetuosos con los maestros, con los choferes y señoritas del camión del colegio por ejemplo.  En Andorra, los niños grandes usan el camión público como transporte escolar y se portan como delincuentes juveniles. Insultan al chofer cantando canciones groseras, por supuesto que no le ceden el sitio a la gente grande, se portan pésimo. Ya me se la hora a la que salen y los evito como a la peste y la última vez que tuve el infortunio de compartir autobús con los gamberros de secundaria cuando me bajé le dije al chofer que era un santo, que debería de bajarlos a todos porque le venían diciendo majadería y media, creyéndose simpáticos. Deja tu el : acelérele chofer, acelérele chofer... la cancioncita de estos era mil veces más ofensiva. 

Así en el pueblo vecino


Así se visten en mi pueblo 

 Mis sobrinos  jordanos en general se portan bien. Hay un par de excepciones que son un poco bestias pardas, pero en general son buenos niños. Son niños de pueblo, con menos juguetes y clases y cosas, pero con más jardín, más familia cercana, infancias más sanas, yo siento.   Son divertidísimos y como nos traen de novedad, hemos pasado las vacaciones jugando con ellos a todo lo que se les ocurre: a las memorias, las serpientes y escaleras, el gato, las carreras, las escondidas, las corretizas. Alarís siempre ha sido el tío favorito y le encanta jugar brusco con todos los niños y le fascinan los más chiquitos. A mí me costó muchísimo trabajo- y kilos de azúcar- ganármelos por ser extranjera, por no vivir cerca, por ser rara, pero al final lo logré. Hasta los hijos de los vecinos me dicen Khalto, tía. Tenía intenciones de hacer una piñata pero con este clima asqueroso y la cantidad de trabajo que he tenido, será para otra vez.  Alarís tuvo su primera fiesta de piñata hace poco en Barcelona y le pareció un concepto novedoso y divertido. A su estilo, se acomidió a colgar y manejar la piñata y le gustó el asunto. Le dije que no te gusta tanto cuando has cantado Dale, Dale, Dale un millón de veces, pero si es una cosa simpática. 

La hermana de Alarís que se casó la última, y  platiqué acá la boda, acaba de tener un bebé. Tiene otra niña de dos años que está vuelta loca por Alarís y la cosa es mutua y no porque nos hayamos ido del país la querencia es menos. Se hablan por video a cada rato y se quieren muchísimo. Está muy celosa del nuevo bebé naturalmente, y está chistosísima. La combinación de la querencia, el celo y lo linda que está hizo que durante el tiempo que estuvimos aquí, la gozáramos bastante. Vino muchas veces a la casa de los abuelos a dormir y nos mandoneó para jugar a lo que ella quiso. Escondidillas, carreras, casitas de cojines y cobijas, bebés hechos con la alfombrita del rezo del suegro..... nos carcajeamos hasta llorar porque está simpatiquísima. No necesita juguetes para pasarlo bomba.  Habla hasta por los codos, pero todavía a medias lenguas y yo que también hablo medianamente, a veces estaba difícil la comprensión. Se me quedaba viendo con tristeza.  Está en esa edad en la que empieza a tener pena de ciertas cosas, y peor en esta cultura. Nunca le ha gustado que le cambien el pañal. No sé si le parece una pérdida de tiempo o que pero desde que aprendió a hablar le decían que había que cambiarla y siempre decía que no quería, que es Aeb (vergüenza), que no, o se hacía la loca. Ahora como encima sale sin su mamá a veces, convencerla está canijo. Ayer amaneció con un pañal que estaba a dos de desbordar. Le dije que había que cambiarlo. Me dijo que no. Que no quería, que qué vergüenza. Que se lo cambiara su mamá. Le dije que entonces se tenía que ir a su casa, que porque no íbamos de volada detrás de un mueble para que no la vieran y se lo cambiaba yo. No muy le pareció pero no se quería ir. La decisión fue difícil. 

 Me enseñó la policía de los niños. Me pareció crueldad mental y a la vez una genialidad.  En los países Árabes amenazan a los niños para que se porten bién con "la policía de los niños". Como cuando yo era chica decían del señor del costal o el coco, pues acá les dicen que le van a hablar a la shurtat al atfal.  Hay videos en YouTube o Tictoc que haces como que marcas y aparece un policía que hace las preguntas correctas y deja los espacios para que contestes. Bueno..... Quién habla..... Cuál es el problema?..... Y cómo se llama?........ Entiendo. Dónde viven?.......... Muy bien. Pues le vamos a mandar una unidad, salvo que diga que no lo vuelve a hacer. ............ Está bien. Tomo nota. Si  vuelve a suceder me llama. Buen día.   

El chistecito tiene más de ocho millones de visitas.  Los niños chicos están obsesionados con ello. Si son buenos prometen portarse bien. Si son listos acusan a otras gentes para curarse en salud. Al hermanito, al primo, a quien se deje.  Me acuerdo una vez que hice que mis hijos muy chiquitos le marcaran a Santa Claus y estaban que no se la creían. Y fue por un teléfono fijo. No me imagino si les hubiera aplicado el FaceTime. Se les hubiera pegado el flotador.

    Los papás de Alarís me interrogan en cuánto me ven sola, porque a Alarís no le gusta que le pregunten cosas. Me da risa porque yo muchas veces no entiendo qué quieren saber o no tengo ni idea de la respuesta. En Jordania no es imprudencia preguntar cosas que en México uno no pregunta, cuando no son asunto tuyo. Acá les da igualito, si bien saben que a su jijo le molesta que le pregunten y le fiscalicen los movimientos, los gastos y todo. Entonces se esperan a que no esté delante y me preguntan: a dónde fué, que fue a hacer, cuánto se va a tardar,  cuánto paga de luz en el café, si vamos a venir en Ramadán (premio al que adivine quién preguntó cada cosa, jajaja). Yo me carcajeo y no opongo ninguna resistencia. Si sé la respuesta suelto toda la sopa. Si no, me asincero y les digo que no tengo ni idea y si se ponen híper intensos le hablo al occiso. El otro día fuimos a comer/cenar a casa de una hermana. Alarís andaba en el café y lo estaban esperando. Me preguntaron, fuera de bromas, como 10 veces seguidas que donde estaba, con dos minutos entre cada pregunta y teniéndome enfrente, o sea vieron que no había hablado con él y que no tenía ni idea. A la décima pregunta le marqué y le dije: por vida tuya dime EXACTAMENTE dónde estás.  Si vas a venir bien, si no vas a venir también y parece ser que tu ubicación precisa es de suma importancia. No se si están muertos de hambre, si se va a estropear el guiso o si no tenemos de que hablar pero me están volviendo loca.  Les dije que exactamente estaba en frente de la panadería y venía sin ninguna parada ni desvío o sea aproximadamente 7 minutos.   Aquí el "Dónde andas?" es una pregunta así como "Qué onda?" En verdad te vale sombrilla, pero es una cortesía o yo no se. Se acostumbra cuando marcas por teléfono decir como estás? Dormido o despierto? (esta también es común, ya que la gente es súper imprudente para hablar y súper rara para dormir a horas raras) y luego "Que noticias? o Qué color?" es lo mismo y no se espera respuesta, seguida por "donde estás?" Lo más chistoso es que contestan siempre como si no les fueran a creer: Bil Dar, Walla. En casa, por Dios.  Bil Mahal, Walla. En la tienda, por Dios.  A mi me causa muchísima gracia.  Pero cuando me preguntan A dónde? cuando me levanto en algún lado, si me dan ganas de contestar feo.  Siento que me están queriendo controlar o me dan ansias cuando no sé contestar, por ejemplo cuando no sé donde está el individuo y me preguntan mil veces.    Todos tienen teléfono. Porqué no le llaman? Yo debiera saber en todo momento donde está ? No entienden mi valemadrismo? Pasan los años y hay muchas cosas que todavía no entiendo y se me pierden en la traducción. 



Por ejemplo hoy, Alarís se fue muy temprano al dentista, a la oficina, al café, tenía muchas cosas que hacer. Yo tenía muchas cosas que hacer también y tenía frío y flojera o sea que me hice un café y me quedé trabajando en pijama. Me habló a las 4 pm que sus papás estaban consternados porque no había bajado a desayunar y que qué barbaridad. Que bajara porfa. Le dije que no me había vestido, me dijo que no importa, que seguro igual estaban en pijama... Total me bañé y ahí voy. Me dijeron que como así que no había desayunado y ve la hora que es, que como que que mal, que puro café me va a hacer daño que.... y luego me dijeron, pero te esperas a la comida/cena, no? porque si no no vas a comer. Jajajaaaaaa.   Son las 6 pm.  O sea al final no me dieron de comer nomás querian tenerme delante, o no se que era lo que en realidad estaba pasando. Muy extraño. 

A estas gentes les gusta darte de comer es como una manera de demostrar que te quieren pero también les gusta controlar que comes y cuando. Un día nos armaron un numerazo porque habíamos desayunado café con galletas en nuestro departamento. Que yo lo hiciera estaba bien, que es bien sabido que como raro y que hago lo que me da la gana, pero que Alarís ni hablar, para una vez que está, es impensable que no desayune lo que su santa madre le prepara. El dijo, coño, pues tenía hambre, tenía galletas, tenía prisa, y no quería dar lata. Bueno, se llevó una letanía de cállate la boca. 

En parte le da gusto que lo consientan, le da gusto y como nostalgia comer las cosas que son sus comfort foods, los platos que le ha hecho su mamá toda la vida y que tiene asociados con memorias de cariño y calidez, pero por otro lado de repente si se siente así como que un poco hostigado y más ahora que como sienten que pasa como el cometa Halley, rapidísimo y quién sabe cuando vuelva pues lo quieren tener todo el rato controlado, alimentado y a la vista.  Yo lo tomo con teikitisi y disfruto que nos consientan y me carcajeo de las cosas que sigo encontrando diferentes y chistosas. 

Salam!


 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...