lunes, 25 de noviembre de 2019

Shalom!


            Extrañaba como perro a mis hijos y mis hermanos, a mis papás, moría por ir a abrazar a Alilí, porque me apapacharan mis tías y tenía varias diligencias que hacer en México de la variedad poco divertida: prediales, visas, bancos, doctores, seguros, abogados y demás fregaderas. Entonces programé viajar a México a fines de Noviembre y principios de Diciembre para librar una temporada menos ocupada de chamba, que los niños tuvieran vacaciones pero sin que se los llevaran lejos, en fin, combinación afortunada de eventos. Buscando boletos vi que volar desde Israel me salía muchísimo más barato que desde Ammán. ¡El indio alegre y le dan maracas!  Aprovechando este dato, di en planear que la diferencia de precio me la iba a gastar en un viaje de “investigación” a Israel a conocer cosas que no conocía, a ver hoteles nuevos y viejos, a ver cosas que recomendar, a que Alarís conociera, que no conoce.

            Israel pide que la gente que requiere visa- mexicanos NO-, la pida con dos meses de anticipación a través de un Centro de Atención al Solicitante. Allá va Alarís con todos los papelotes necesarios y la pide muy a tiempo, pero donde que se atraviesa Yom Kippur, Rosh Hashana, Sukkot y demás y llegó la fecha y nada limonada o sea que cancelé la gira artística en la esperanza de que para cuando regrese de México lo podamos hacer juntos.
            Como mi vuelo salía de Ben Gurión, Tel Aviv de madrugada, de todos modos en el Aniv de la Rev, fecha significativa para mi también porque es mi segundo cumpleaños, cumpleaños de que me atropellaron-, crucé la frontera temprano el día anterior, para tener tiempito, ya conozco como se las gastan mis paisanos y mis vecinos en la frontera y pues si me di una paseadita en Jerusalén y Tel Aviv en poco menos de 24 horas.
            ¡Que lindo es Israel!
            La aventura comenzó con Alarís listo a la hora acordada, yo nerviosa la noche anterior le dije que quería salir temprano para cruzar en el primer camión de la frontera a las 8.30. Claro que el estuvo listo y yo, entre que contesté unos mails, imprimí mi pase de abordar que luego hice favor de perder, y quien sabe qué más, no estuve lista y llegamos cuando el primer camión ya se había ido. Para el segundo camión fui la primera en  subirme, pues me quería sentar hasta adelante.  No sé si has tenido el susto de cruzar la frontera entre Jordania e Israel, particularmente a la altura de Jerusalén y Ammán. Es una frontera militarizada que cruza territorio Palestino y es un reverendo despapaye. Los camiones que cruzan están a cargo de mis paisanos y mandan uno que va y vuelve en lugar de poner varios. Hay otros, aparte que cruzan llenos de palestinos, desde una parte separada de la terminal y los grupos grandes pueden cruzar en su propio camión pero toooodo el mundo tiene que sellar un papelito, el pasaporte y pagar un impuesto en el mismo lugar. Para tal efecto hay tres burócratas uno en cada ventanilla. Solo uno por ventanilla. Si se va a por un café, a hacer pipí, a por un sándwich, pues ya torció la puerca el rabo y hay que esperar. Y normalmente hay muchos turistas ajigolotonados que no saben que hacer, unos con sus guías, guías que traen montones de pasaportes de gente que va a cruzar en su camión...... Una vez solucionada esa parte, esperas el camión, te trepas, trepas tus maletas si es el caso, y sobre el camión sube un cobrador preguntando cuántas personas y cuántas maletas en carga y así te cobra. Porqué no hay otra ventanilla donde uno haga eso mientras espera el camión. ¡Ahhh no! Entonces entiéndete con la china que no quiere pagar, que se hace mensa porque le parece caro y pretende llevar en sus piernas la maleta de 45 kilos que trae. Que si el señor no trae cambio más que en Dinares, que en Israel y el resto del mundo no te van a servir para nada, que si........ Luego, cuentan cabezas y que nos faltaba un señorcito que decidió irse al Duty Free a comprar cigarros y se tardó 35 minutos. ¡Y lo esperaron! A puro carajear, pero lo esperaron. Sin importar que no solo retrasó a las 40 personas que estábamos sobre el autobús pero a las otras tantas que esperaban el autobús del lado Israelí y el camote consecuente que se va haciendo con todo el horario del día, por eso me gusta agarrar el primer cruce.
            Total, cruzamos. Hay que enseñar el pasaporte otra vez, entrando a la zona fronteriza, se sube un militar arabito, pone cara de entendido y dice: buen viaje. Entrando a la zona Israelí se suben un par de Israelíes armados hasta los dientes y misma historia. Llegas a la terminal. No se bajen hasta que bajen todas las maletas- aunque no traigas. Va. Te bajas. Todos los cargadores son palestinos y les dicen piropos en árabe a todas las mujeres. Se sorprendieron cañón cuando les contesté que no era yo su alma ni mucho menos y que calladitos se veían más bonitos.

            Esperaba que me la súper armaran de tos en migración: por mexicana, por venir sola, por tener sendos sellotes de Líbano en mi pasaporte, por no tener equipaje más que de mano, por no tener reservación de hotel. Pues nada: pásele y que se divierta. Depende al final del criterio de quién te toque.  Desde que llegué me sorprendió como siempre la diversidad en la gente de Israel: jóvenes de todos colores en seguridad, gente leyendo la torá con Kippa y filacterias en pasaportes y con cara de salami (blaaancos blaaancos y pecositos), palestinos y árabes, de todo un poco.
            Como no me iba a gastar lo que me ahorré en el vuelo en taxis o transportes de turista cara, me fui a donde se van los arabitos, a la vuelta de la terminal a tomar un Sherut o taxi colectivo a Jerusalén.  Lo único malo de esto es que tienes que esperar a que se llene. Me subí y ya había una pareja de alemanes arriba. Me dijeron que cruzaron en el primer camión, que se les fue el sherut lleno porque a ella la pararon en seguridad porque traía un brassiere de varilla que sonaba y la tuvieron media hora dando vueltas y que llevaban una hora ahí. Total les dije que yo creía que si íbamos a ajustar, porque venían varias señoras árabes en mi autobús y seguro venían a Jerusalén en Sherut. De repente algo pasó. Salieron corriendo muchos chavos de seguridad afuera. La alemana justo decidió que se iba a bajar a preguntar si faltaría mucho y le dijeron que no se moviera. Salió un cuate con una metralletota y todos los viajeros desaparecieron. Me preguntaron si esto sería normal. Le dije que ¿El qué? La espera si, el despliegue de seguridad, armas y que todos los viajeros y civiles estuvieran desaparecidos y nosotros encerrados en el coche. No, no mucho. Algo estaba pasando. Al cabo de unos minutos empezaron otra vez a circular coches, personas, el propietario de una mochila que había en el minibús volvió del baño y nos dijo que habían encontrado un arma en la terminal y que por eso se había armado la que se armó, pero que ya todo estaba bajo control. Un arma puede ser algún turista baboso que compró una espada árabe por ejemplo, pero cerraron la frontera, armaron un liazo. Total entonces salieron de la terminal varios turistas a la vez y llenaron nuestro camioncito y allá vamos para Jerusalén. El Sherut cuesta 47 Shekels por persona, o sea unos 15 dólares, no está nada mal.  Hace otra parada para saludar a oootros militares al salir de territorio Palestino, cuando tienes que tener tu pasaporte en la mano y llega a la puerta de Damasco. Una de las señoras árabes pidió que la dejaran antes, que porque su marido la iba a recoger no se dónde. Cuando se bajó una china la armó de tos, que no se fuera a llevar su maleta. Ni quien quiera sus cosas, vieja ridícula. Total llegamos. Me bajé antes de la estación, frente mismo a la puerta, donde otro local se quiso bajar. No traía mucho equipaje, una maletita de mano con rueditas llena de dulces árabes para mi familia y mi bolsa llena con mis papeles, mi compu, mis celulares y listo. Suena a poquito pero cargarlos todo el día estuvo medio de flojera,  ni modo.
            Aprovechando que ya estaba ahí, entré a Jerusalén a tomar unas fotos y dar una vuelta.
            La puerta de Damasco está del lado árabe de Jerusalén, o sea que me sentía como en mi casa. Entra al mercado que está detrás del Santo Sepulcro. Me dieron flojera las colas y aglomeraciones del Santo Sepulcro, pero si me caminé las callecitas, la Vía Dolorosa. Fuí al Kotel, al muro de los lamentos, en donde ha aumentado mucho la seguridad desde la última vez que estuve. Para entrar a la plaza ahora hay que pasar un control con rayos equis y yo con mis maletas. Ni modo. Venden boletos para ver los túneles hasmóneos. Eso exactamente era lo que yo quería ver. No los vi cuando estuve antes. Estos son unos túneles que están debajo del muro. Cuando se encontraron los manuscritos del Mar Muerto o Manuscritos del Qumran, se encontraron partes del Antiguo Testamento escritas en papiro y en pergamino en tinajas, pero también se encontraron unos manuscritos escritos en cobre. Esos los tenemos en Ammán, en el Museo Jordano y resulta que esos no tienen parte de las escrituras. Lo que tienen escrito es como un “mapa del tesoro”. Es la ubicación de varias cosas que los hebreos escondieron en distintos lugares. En su gran mayoría estos tesoros fueron encontrados y robados en tiempos de Tito, pero gracias a estas indicaciones se encontraron estos túneles y se cree que el Arca de la Alianza pudiera estar escondida por ahí, debajo de lo que hoy es el Domo de la Roca, lo que ha causado controversia. Los árabes no quieren que se excave, los arqueólogos y los Israelíes si quieren excavar. A ver que resulta.

            Pues, yo quería ver los túneles. Quise comprar mi boleto y me dicen que no, que tiene que ser con tour y que el próximo tour es a las 6 de la tarde, eran como las 11, y yo me quería ir a buena hora a Tel Aviv. Ya ni modo. De pronto decidí volver a preguntarle al hombre de la taquilla como era la cosa, los horarios, si la gente trae su propio guía puede entrar...... Dejé mi maleta a dos pasos mientras preguntaba. Uuuy. Cuando voltee ya había un cuate de seguridad que cuando le dije que era mía, me hizo jetota, que como se me ocurre, que..... La paranoia de esta gente está muy picuda. Me acaba de revisar su amigo a diez metros. La maleta por tanto no puede tener una bomba, estoy haciendo una pregunta. Me da pereza que vivan acongojados y transmitiéndole a sus hijos ese pánico.
            Total, ya que estaba ahí, fui a ver el muro, tomé unas fotos, me tocó ver a unos niños de una escuela israelí que venían en una procesión tocando música con los cuernos, los tambores y flautas, muy padre. Me atarugué, y en vez de tratar de entrar a la explanada de AlAqsa por ahí, por un como puente peatonal de madera que hay. Cuando me di cuenta del error, que tendría que volver a entrar a la plaza para tomar el puente y vi la cola, me dio pereza y pensé mejor hacerlo por el otro lado. Segundo error.
Vi la parte hundida de la ciudad antigua, rodee los muros, me tocó ver un entierro tradicional en el cementerio que hay entre la ciudad amurallada y el huerto de los olivos, subí a la puerta de Leones y entrando quise pasar a Al Aqsa. No me dejaron, que solo musulmanes hoy. Me lleva. Cero y van dos.  Encontré un carrito de golf que ando cazando para un turista mayor que va a fines de mes. Lo venía manejando un árabe joven. Le dije: Hola, me das tu teléfono. Me vio como si estuviera loca, y me dijo que estaba ocupado. Me dio risa que pensó que había ligado yo creo. Baboso, yo me quería apalabrar con el porque mi turista va a visitar en sábado y por tanto necesito el carrito árabe, pues mi amigo Alan tiene el contacto del carrito Judío, que no funciona en Shabbat. Que lata.

            Decidí dejar Jerusalén y sus peloteras para cuando vuelva con Alarís y me fui a buscar mi Sherut. Pasando por el mercado frente a la estación vi fruta que en Jordania ni de broma vemos y me compré una pera asiática deliciosa. Me atropelló un diablito y finalmente  llegué rayando a un Sherut que estaba a punto de salir para Tel Aviv. 26 shekels, me parece una súper ganga, y aproximadamente una hora a la estación central de Tel Aviv.
De salida, pasamos por el barrio ortodoxo judío, muy interesante. Me fijé en las diferencias de vestido de la gente aun siendo todos ortodoxos. Vi a uno que parecía entre judío y llanero solitario, con la fedora de piel y más parecida a un Stetson, con botas como vaqueras, unos con caireles muy grandes, me llamaron la atención otros con batas brillosas, pantalones de brinca charcos y zapatos como de mudito. Pensé que tenía que preguntar. Al rato le pregunté a Alan y me explicó que son de una región en particular. Me parecieron curiosísimos.

            De camino, la carretera muy buena, muchos asentamientos beduinos paupérrimos, muchísima más vegetación que en Jordania, muchísima menos basura.
            Llegué y decidí ir caminando al mercado HaCarmel. Lo malo es que no caminé en la dirección correcta y después de un rato entre puro inmigrante Sudanés, y sorprendentemente varias carnicerías llenas de puerco me desesperé y tomé un taxi. Claro que el primero que se paró me dijo que si no iba a Ben Gurión no le quedaba. Méndigos taxis son iguales en todos lados. El segundo si se paró, venía hablando por teléfono, me dijo que sin taxímetro y que si 10 shekels me parecía bien. Le dije que si. Cuando llegamos quiso 40. Le dije que estaba borracho y le daban calambres. Me lo repitió en árabe. Le dije que ni de broma. Le di 20 porque no tenía cambio y le azoté la puerta. Viejo baboso. ODIO a los taxistas del mundo.

            El Mercado es una maravilla. Artesanía, textiles, joyería, comida, una belleza. Caminé, compré una pulsera, vi de todo, disfruté, comí. Pero luego, acordándome que tenía pocas horas de luz salí volada hacia Jaffa, caminando por el Malecón. Vi varios hoteles que tenía en mi lista. Vi gente de todas formas, edades, adhesiones filosóficas en scooters: par de viejitos, una mujer de hijab detrás de un chavo, una pareja en una patineta eléctrica, gente surfeando, nadando, padrísimo.
Jaffa está precioso. Edificios antiguos, mercado árabe con antigüedades y edificios de mucho sabor, pero también tiene muchos restaurantes, cafés, tiendas de ropa, está lindísimo. Mi hotel favorito ahí es el Market House, y sigue estando precioso. El Setai por supuesto, una maravilla también.


            Luego caminé de regreso hacia Tel Aviv, pasando por el distrito de moda, padre. Tel Aviv es chiquito pero muy cosmopolita, muy ocupado, muy  inclusivo, hay de todo, muy lindo. Había un tráfico tremendo. Había quedado de buscar a Alan a eso de las 6 en un hotel. Tomé un taxi porque no iba a llegar. Ahora sí muy amable peeeero me dejó en el lugar incorrecto. La calle correcta, pero el número 196 y yo buscaba el 1. Pues a caminar otra vez como 20 cuadras. Sirve que vi muchas cosas y llegué. El hotel lindísimo, súper servicio y muy zen. Platicamos rico, le pagué unos dineros que traía de unos turistas que vamos a atender en conjunto pronto y el se tuvo que ir a dar un tour de noche. Yo me fui ahora a conocer Sarona. Es una zona nueva, con un parque exterior con varios restaurantes y negocios y un mall cubierto tipo Eataly o Chelsea Market, lleno de sitios para comer: hindú, marroquí, sushi, chino, mariscos, carnes espectaculares, dulces, verdura, de todo. Todo muy bien puesto y muy lindo. Hasta un Max Brenner hay, que es un lugar dedicado al chocolate.  Todavía no tenía hambre y tenía ganas de ir a Goocha, un sitio de mariscos delicioso.

Me fui otra vez caminando, pasando por la parte Bauhaus, el Tel Aviv moderno, visité varios de los hoteles que me gustan para checarlos, y llegué a Goocha. Cené espectacular, aproveché el internet un rato y Alan me mandó un mensaje que había terminado su tour y que estaba en la plaza Rabín, muy cerca, que si tomábamos café. Ahí voy. Por supuesto me desubiqué y fui primero a la playa, y luego ya llegué a Rabín. Me dió el tour y la explicación del asesinato de Rabín, no por nada es el mejor guía de Israel- y ya luego nos sentamos a tomar un café y platicar rico. Me dio pena quitarle más tiempo pues tenía tour temprano y yo no tenía que hacer. Me fui caminando otra vez a Sarona, a la estación de tren para tomar el tren a Ben Gurión. Llegué y ya estaba cerrado. Tuve que tomar otro taxi, ni modo, al aeropuerto. Llegué a barrer. Imaginé encontrar una seguridad tremenda. Bastante light, bastante ordenado. Antes de pasar a salas, si hay que pasar por una estación de seguridad donde te hacen preguntas, me vieron rara, me preguntaron cosas, llamaron a un supervisor, me volvió a preguntar, ya al final me dejó pasar y me fui a las salas a esperar mi vuelo. Muy bien internet, muy lindo aeropuerto. Al abordar el avión otra vez, que porque mi boleto tenía regreso a Tel Aviv: oiga no está usted para saberlo, pero es que yo vivo con Las Cucarachas de Junto y si, en efecto, vuelvo por acá. Ah, es que es raro. Que paranoia. 

            Israel es una maravilla. Tenía tiempo de no venir y me fascina. Haram que teniéndolo tan cerca no vaya más seguido porque está de sueño. Ahora que vuelva me quiero dar una vueltita por el norte y espero que Alarís pueda venir a recibirme para que conozca y si no ya programaremos otro viaje. No se lo puede perder. Viniendo de la cultura que viene, nunca había tenido ganas. Los educan a que Israel es “malo”, los judíos también. Y viceversa. A través de mí y de clientes que hemos tenido judíos mexicanos, americanos y amigos como Alan, le ha cambiado completamente la idea, se ha dado cuenta que las ideas de los demás no tienes porqué hacerlas tuyas si son prejuicios. Hay que conocer . Lo mismo le ha pasado a mis clientes: "Me habían dicho que en Jordania se trataba mal a los paisanos...." Y lo pasan increíble, se van felices. Al final, todos somos gente y tanto en un sitio como en el otro hay maravillas que ver y la gente es increíblemente amable.  Ven a conocer! 
Shalom!


domingo, 17 de noviembre de 2019

La Bruja Desinflada


            La historia que hoy te voy a platicar, me trae a mal traer desde que me enteré. Ya tu dirás.

            Hay un cuate que trabaja con nosotros, amigo de Alarís, buena persona, buen tipo, chambeador y a todo dar. Le vamos a poner Pepe el Toro, porque en este caso, es inocente. “Compartí viaje”  con él hace un par de meses. Es decir, el era el chofer y yo la guía. Durante dicho viaje, llegó un día con una curita en el brazo. Le pregunté que qué si se había hecho análisis, y me dijo, en su correcto pero lento inglés, que sí, que se había ido a hacer los análisis para casarse. Acá te haces análisis para buscar ciertas enfermedades congénitas que son comunes y si los dos novios son portadores, va para atrás el asunto. Lo felicité y me platicó que en efecto, estaba por casarse, que su papá iba a venir de Dubai para la pedida/civil y que se había puesto muy espléndido diciendo que la dote iba a ser grande, como la de su novia. Le dije, Ah que caray, ¿tu papá trae novia? Me dijo que sí, que era viudo y que también se andaba apalabrando y que dijo que la dote de la nuera fuera igual que la de su novia. Acá la dote es lo que paga el novio, no al revés, es como un “pre-nup” una garantía que se le da a la novia. Le dije, Ah, pues buena onda tu jefe que se puso guapo. Me dijo, qué buena onda, ni que nada, se anda parando el cuello pero el que lo va a pagar soy yo. O sea que a trabajar. Nos reímos y ya pasamos por la gente al hotel y  no platicamos más.
            Poco tiempo después, nos pidió prestada una de nuestras cámaras para tomar fotos en su fiesta. Me dio risa, porque no nos invitó. Yo le dije a Alarís que le dijera que si quería, le iba a tomar yo las fotos, sin cobrar y sin que me invitara. Total no sé si le dijo, o que pasó, porque estuvimos ocupadísimos. La fiesta fue la fiesta de compromiso, que acá para fines prácticos es como la boda civil, pero le llaman Khatiba, que se traduce como “compromiso”. El papelito ya se firma, y los novios ya están legalmente casados, ya si hay marcha atrás, el novio se tiene que caer con la lana acordada, pero todavía no se van a vivir juntos hasta que hagan la fiesta grande. A partir de esta fiesta ya se pueden ver como novios, salir juntos y normalmente es cuando las parejas van y compran lo necesario para su casa, y se medio conocen un poquitito antes de hacer casa.
            Poco después, le habla el susodicho  Pepe a Alarís y lo invita a tomar un café con alto sospechosismo. Ahí van. Le dice, Mira, yo sé que esto no se hace, pero no tengo con quien hablar y tu eres como mi hermano. Vi a mi novia con una camisa sin mangas y resulta que tiene muchísima piel suelta, como alas de murciélago, una cosa rarísima. Alarís, escandalizado, de Oye, man, de el cuerpo de tu vieja no se habla con otros. Le dijo el otro, Ya sé, pero es que no tengo a quién decirle o preguntarle y no sé que hacer. Fíjate que le pregunté y se hizo la loca, me pidió lana para meterse al gimnasio. Le pregunté que porqué tenía la piel así, y no me dijo nada. Alarís, alma de la discreción, vino y me soltó toditita la sopa.

            Yo ya desde entonces me empecé a echar a andar con la historia. Claro, pos como así, como te apalabras con alguien que no conoces de nada, la ves una vez vestida de sombrilla y luego a saber si te va a gustar. En la torre, ¿y ahora?
            Pues la cosa no paró ahí. Ahora resulta que el otro día llega el hombre cariacontecido a mi casa y se arranca con la historia. Pues que la chava le pidió lana para el gimnasio, y que se fue a un doctor a ver si se metía cuchillo. También la agarró en otras mentiras varias. Que conoce al hermano, y que es gordo como de Disney, 157 kilos. Pregunta directamente, y resulta que ella también por ahí andaba y que se hizo un bypass gástrico y que como tiene los brazos tiene todo lo demás, pero que “así la aceptó y ahora se aguanta o le paga una lana”. La cosa está ahora en qué hace.
            ¡Changos! Yo le dije, Mira, si no te gusta nadita, no te cae bien y no te hace “tilín” para nada y tienes chance de echarte para atrás: ¡Run Forrest!  Y dile al hablador de tu papá que apoquine con la parte que le toca, para que anda metiendo la nariz donde no le llaman. ¿Cómo se te ocurrió comprometerte con una mujer así?
            Y ahí está lo triste del asunto y lo que te parte el corazón. Dijo que está solo. Que su mamá murió, su papá y su hermano se fueron a chambear a los Emiratos, que no tiene hermanas y está solo como perro. Pensó en hacerse una familia propia y le pidió a sus tías, malvadas viejas, que le echaran la mano. Méndigas, no se tomaron la molestia de averiguar bien y le consiguieron a la bruja en cuestión. El, menso, pensó que si sus tías habían intervenido, seguramente era una niña mona, y todo ilusionado ahí va a preguntar. Claro que en la entrevista de rigor, todos se comportaron, le ocultaron información para el relevante, le dijeron que la chava era sanísima, alegre y súper mona y el se la creyó completita.
 Y ahora, pues va a perder sus ahorros o se va a arruinar la vida que es lo que quiere la bruja. Prefiere quedarse con el viejo a fuerzas, o con una lana para irse ahora sí a operar para pescarse a otro incauto. No. MMs.
            ¿Cómo es posible que en estos tiempos pasen todavía estas cosas? ¿Cómo un hombre hecho y derecho de unos 30 años, chambeador, con algo de mundo porque trabaja en turismo, caiga en una cosa así? Y lo peor es que la gente a mi alrededor lo ve como una pena, pero no se rasga las vestiduras como yo. No ven como algo terrible, como una tragedia 100% evitable si se mueven tantito de sus tradiciones, que a estas alturas resultan a veces peligrosas y absurdas. Y perdón, pero confiar en las ñoras de pueblo es una soberana estupidez. Son en su mayoría viejas con nada mejor que hacer que metichar y con tal de “organizar” lo que organizan son unos desaguisados tremendos. Tienen una noción de superioridad porque se creen que pertenecen a un grupo de señoras de familia decentes y piadosas y desde su falso pedestal se creen con autoridad moral para arruinarle la vida a los demás. No se vale.
            A ver ahora que pasa con el pobre Pepe. Por lo pronto, le estamos aventando mucha chamba y muchas porras al pobre hombre. Y a ver si aprende caray. Por lo menos, que vea si sus amigos tienen hermanas o primas. Al menos así conoces a la familia, sabes que son buena gente, gente que te quiere bien y que no solo quiere sacarte lana. Y por vida tuyita, conoce a la chava un poco antes de aventarte el clavado de la quebrada. A las tías, que las desconozca y al papá, otro tanto.
            Horrible historia, ¿que no?

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Ángel


Ángel

            Tencha, la que casó con Tacho, tuvo un bebé. Como se acostumbra aquí, en los pueblos chicos, mucho dijo acerca de que le gustaría esperarse y no se qué tanta historia, pero no hizo nada al respecto y por lo tanto, exactamente nueve meses y medio después de la boda, tuvo una bebita.
            Alarís y yo andábamos como locos chambeando, primero con la señora con cáncer y su esposo, y dejándolos a ellos en el aeropuerto, nos volvimos a ir al sur con un grupo de Neozelandeses o sea que hasta unos días después pudimos escaparnos al pueblo a ver y dar la bienvenida a la nueva parienta.
Refugiada Siria con dos bebés. 

            Me había tocado tener sobrinos en Musulmania, dos de hecho, pero como la madre en cuestión es concuña, y algo diferente, medio de origen Vasco o Catalán porque le gusta el separatismo, no me tocó convivir tanto con los bebés. Viven en una ciudad donde no vive nadie de la familia- ni de la de ella- y que además yo considero la antesala del infierno. Es un pueblo del desierto donde hace un calor de la trompada  y si no te invitan a algo en especial o vas a comprar un coche (hay una zona libre de impuestos y por tanto, muchos brokers de coches y camiones), es preferible sacarle la vuelta al poblacho en cuestión.
Esta ha sido distinta, porque “jugamos de locales”. Nos tocó vivir muy de cerquita la boda, todo el embarazo, no solo porque es hermana de Alarís y muy querida, vive cerca de Ummi y Baba, sino porque su esposo nuevecito- a todo dar-, es por variar policía, y por tanto, no está en su casa seguido, y la esposita, frecuentemente se quedaba en casa de los papás para dejarse consentir durante su embarazo.  Estuvimos pendientazos del evento, y por cuestiones de chamba, nos lo perdimos! Nos mandaron fotos de inmediato. Preguntamos el nombre, pues no estábamos seguros, decían que a ver de qué le veían cara. Había varios contendientes y al final le pusieron Malik, que significa Rey, o Ángel.  Está preciosa la mocosa, o sea que yo creo que es el último significado. Tiene una carita redonda chiquitita, con la naricita recta, la boca dibujada con pincel y unos ojitos muy vivarachos.
            Ayer fuimos finalmente a conocerla a su casa. Por variar, evento separado. La nueva mamá tenía una cama puesta en su sala de visitas para poder recibir acostada, porque aquí las visitas son nada prudentes, se apersonan a todas horas y lo que es más, se instalan y no se van. Así estaban. Un montón de señoras, y lo peor, con un montón de escuincles de cuatro años para abajo, dando una lata terrible. Había una abuelita del nuevo papá, su mamá, varias tías, unas ñoras que no entendí bien quién eran, una de la familia que hace años me secuestró para preguntarme quién era, de donde venía y porque era tan diferente a todo lo antes visto en estos pueblos. Ummi y la esposa de Safety, y al rato llegó la concuña de la nueva mamá. Esta última, tiene 20 años y venía cargando a su segundo bebé. Diantre de mocosa! Entre todas juntaban 11 escuincles, aparte de la festejada. A mi me daban ganas de clamar por Herodes y de decirles a todas, OK, ya vieron, ya felicitaron, ya vámonos yendo que la mamá se ve cansada y no es cosa de hacerle tiradero y ponerla a chambear, pero aquí esas sutilezas les valen muchísimas madres. Los escuincles corrían por la casa, se subían a los muebles, peleaban, había dos gemelitas como de año y medio que peleaban, untaban mocos por doquier y echaban trompetillas llenas de baba, masticaban unos zapatitos que le habían traído de regalo a la recién nacida y nadie les decía nada. Alguna necesitaba cambio de pañal, y la mamá estaba en Júpiter, hasta que alguien más procedió a la investigación, como se hace aquí y en China, oliendo traseros, hasta dar con la culpable y le dijo a la mamá. No creas que la cambió de inmediato. Nos deleitó con el perfume un ratote hasta que decidió pararse e irla a cambiar. La cambió y tiró el pañal sucio en un bote dentro de la casa. No manches! Si no el Manual de Carreño, estoy segura que las buenas costumbres dicen que uno se tiene que llevar sus pañales cochinos en una bolsa sellada para hacer con ellos lo propio en casa o tirarlos afuera en uno de los contenedores de basura que están en la calle para que pase el camión.
Otro que NO es pariente. 

            Salió a relucir el té del postparto típico de aquí, que ya he platicado. Acostumbran preparar un té de canela muy dulce con pedazos de nuez de castilla, que dizque es bueno para la parturienta, pero se lo dan a beber a las visitas. La única vez que lo tomé en casa de una tía, me pareció el potaje más horrible del mundo, dulcísimo, pero a la vez súper amargo por la cáscara de la nuez. Me alegaron que todo en esa casa sabe horrible, que no debía de tomarlo como referencia o sea que ahí voy de mensa a probarlo otra vez. Nones chicharrones. Asqueroso. Si es medicinal, que lo tome quien lo necesite, que ganas de que todo el mundo se amargue con el numerito, si no estamos enfermos. A lo mejor es para correr a las visitas imprudentes.
            Total, haciendo gala de que “Las visitas tienen sueño”, nos despedimos haciendo mucho escándalo, “para dejarte descansar.... EH!!!”, pero como si le habláramos a la pared. Ahí quedó un montón de gente, que quién sabe a que hora se fueron. Ummi estaba mortificada por su niña y cuando llegó y lo comentó en su casa hasta salió regañada por su marido, que si estaba enseñando a las hijas a ser groseras o qué. Acá uno debe recibir a las visitas así se esté muriendo y así sean las tres de la mañana. No me parece. Se me hace una barbaridad. La gente tiene poco que hacer y va y se instala en las casas ajenas a hacer tiradero, a fumotear, a que los alimenten y entretengan y a que sus hijos hagan desastres. Menos mal los señores estaban afuera en la terraza, fumoteando ahí.  Y ni siquiera es como en Mi México que tienes en general quien te ayude. Acá las chavas están solitas, se ocupan ellas de su casa y sus hijos solas, si acaso, si están muy malas, les echa la mano su mamá o sus hermanas, pero en su propia casa y se van en la noche cada quién a la suya, o sea que es una sangronada írteles a instalar en su casa.
            Pregunté cuantos días iba a durar este relajito y dijeron que en general dura mucho, que por eso hasta ponen una cama especial en la sala para ese fin, que rentan o piden prestada. Que cosa!
            En la mañana nos mandó un mensaje que estaba sola y ahora sí quería visitas de confianza. Fuimos a darnos vuelo con la bebita, a ayudarla a recoger su casa y a apapacharla y luego la dejamos para que se echara una siesta, antes de que le caigan los imprudentes en la tarde.
            Platicamos de como se hacen cosas aquí y en México: el ombligo, los aretes, la bañada, la lactancia. Nos carcajeamos, porque yo le dije que no sé si en México en todos lados, que cada quién tiene su modo de matar pulgas, pero que yo tiré el ombligo de mis hijos a la basura, pues me parece como las uñas que cortas o como una costra, pero se de gente que lo entierra en el jardín o hasta lo guarda en un álbum de fotos. Gente que hace pastillas con su placenta (jipitecos estrambóticos que NO voy a mentar por nombre), gente que guarda los dientes de leche y hasta los hace joyería. Me dijeron que aquí, mucha gente va y tira los ombligos a la universidad, para desearle una vida de éxito al bebé. El deseo me parece excelente, la práctica, una falta de higiene absoluta.  Lo de los aretes, no lo hacen en el hospital, llevan a la bebé saliendo a la farmacia, en donde hacen las perforaciones con la maquinita y la circuncisión se hace en casa, con una fiestita. Mucho pleito tienen con los vecinos, pero la neta es que son casi idénticos. No le llaman Bris, pero haz de cuenta.  Les llaman a los judíos en broma Ibn Ammi, o sea primos (hijo de mi tío) y si, la neta, es que tienen costumbres muy, muy parecidas. No hay bautizo ni ceremonia oficial para poner nombre al bebé, más allá del registro civil y el libro de familia, pero la tradición dicta que el Papá le diga su nombre al oído y lo enseñe a rezar en cuanto nazca, es decir, rece en su oído, dando gracias a Dios por la vida. Hay cosas iguales y cosas diferentes y por supuesto variaciones individuales infinitas.  Se acostumbra la cuarentena, igual que tradicionalmente en México.
            Una maravilla eso de que te vayan a ver al hospital en México, y que los corran a cierta hora, y después puedes invitar a la suegra o la mamá con sus amigas a un cafecito a conocer al bebé y listo, pero la gente no va y se instala en tu casa a menos que sean tus hermanas o tus muy amigas, que por lo mismo puedes decirles con toda confianza que te detengan al bebé mientras te metes a la regadera, que te masajeen la espalda que traes toda torcida de dar pecho o de dormir con el bebé en posiciones extrañísimas, que te sequen el pelo para que no parezcas la Bruja del 71 o que pasen a retirarse si lo que quieres es jugar al Brócoli porque estás agotada.
            Al rato vienen otros sobrinos a vernos y a jugar a casa de Ummi, porque siempre que venimos, aunque sean un par de días, tratamos de ver a todos, de repartir dulces y recibir besos pringosos y de juntar apapachos hasta la próxima.
            Salam!

HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...