miércoles, 13 de noviembre de 2019

Ángel


Ángel

            Tencha, la que casó con Tacho, tuvo un bebé. Como se acostumbra aquí, en los pueblos chicos, mucho dijo acerca de que le gustaría esperarse y no se qué tanta historia, pero no hizo nada al respecto y por lo tanto, exactamente nueve meses y medio después de la boda, tuvo una bebita.
            Alarís y yo andábamos como locos chambeando, primero con la señora con cáncer y su esposo, y dejándolos a ellos en el aeropuerto, nos volvimos a ir al sur con un grupo de Neozelandeses o sea que hasta unos días después pudimos escaparnos al pueblo a ver y dar la bienvenida a la nueva parienta.
Refugiada Siria con dos bebés. 

            Me había tocado tener sobrinos en Musulmania, dos de hecho, pero como la madre en cuestión es concuña, y algo diferente, medio de origen Vasco o Catalán porque le gusta el separatismo, no me tocó convivir tanto con los bebés. Viven en una ciudad donde no vive nadie de la familia- ni de la de ella- y que además yo considero la antesala del infierno. Es un pueblo del desierto donde hace un calor de la trompada  y si no te invitan a algo en especial o vas a comprar un coche (hay una zona libre de impuestos y por tanto, muchos brokers de coches y camiones), es preferible sacarle la vuelta al poblacho en cuestión.
Esta ha sido distinta, porque “jugamos de locales”. Nos tocó vivir muy de cerquita la boda, todo el embarazo, no solo porque es hermana de Alarís y muy querida, vive cerca de Ummi y Baba, sino porque su esposo nuevecito- a todo dar-, es por variar policía, y por tanto, no está en su casa seguido, y la esposita, frecuentemente se quedaba en casa de los papás para dejarse consentir durante su embarazo.  Estuvimos pendientazos del evento, y por cuestiones de chamba, nos lo perdimos! Nos mandaron fotos de inmediato. Preguntamos el nombre, pues no estábamos seguros, decían que a ver de qué le veían cara. Había varios contendientes y al final le pusieron Malik, que significa Rey, o Ángel.  Está preciosa la mocosa, o sea que yo creo que es el último significado. Tiene una carita redonda chiquitita, con la naricita recta, la boca dibujada con pincel y unos ojitos muy vivarachos.
            Ayer fuimos finalmente a conocerla a su casa. Por variar, evento separado. La nueva mamá tenía una cama puesta en su sala de visitas para poder recibir acostada, porque aquí las visitas son nada prudentes, se apersonan a todas horas y lo que es más, se instalan y no se van. Así estaban. Un montón de señoras, y lo peor, con un montón de escuincles de cuatro años para abajo, dando una lata terrible. Había una abuelita del nuevo papá, su mamá, varias tías, unas ñoras que no entendí bien quién eran, una de la familia que hace años me secuestró para preguntarme quién era, de donde venía y porque era tan diferente a todo lo antes visto en estos pueblos. Ummi y la esposa de Safety, y al rato llegó la concuña de la nueva mamá. Esta última, tiene 20 años y venía cargando a su segundo bebé. Diantre de mocosa! Entre todas juntaban 11 escuincles, aparte de la festejada. A mi me daban ganas de clamar por Herodes y de decirles a todas, OK, ya vieron, ya felicitaron, ya vámonos yendo que la mamá se ve cansada y no es cosa de hacerle tiradero y ponerla a chambear, pero aquí esas sutilezas les valen muchísimas madres. Los escuincles corrían por la casa, se subían a los muebles, peleaban, había dos gemelitas como de año y medio que peleaban, untaban mocos por doquier y echaban trompetillas llenas de baba, masticaban unos zapatitos que le habían traído de regalo a la recién nacida y nadie les decía nada. Alguna necesitaba cambio de pañal, y la mamá estaba en Júpiter, hasta que alguien más procedió a la investigación, como se hace aquí y en China, oliendo traseros, hasta dar con la culpable y le dijo a la mamá. No creas que la cambió de inmediato. Nos deleitó con el perfume un ratote hasta que decidió pararse e irla a cambiar. La cambió y tiró el pañal sucio en un bote dentro de la casa. No manches! Si no el Manual de Carreño, estoy segura que las buenas costumbres dicen que uno se tiene que llevar sus pañales cochinos en una bolsa sellada para hacer con ellos lo propio en casa o tirarlos afuera en uno de los contenedores de basura que están en la calle para que pase el camión.
Otro que NO es pariente. 

            Salió a relucir el té del postparto típico de aquí, que ya he platicado. Acostumbran preparar un té de canela muy dulce con pedazos de nuez de castilla, que dizque es bueno para la parturienta, pero se lo dan a beber a las visitas. La única vez que lo tomé en casa de una tía, me pareció el potaje más horrible del mundo, dulcísimo, pero a la vez súper amargo por la cáscara de la nuez. Me alegaron que todo en esa casa sabe horrible, que no debía de tomarlo como referencia o sea que ahí voy de mensa a probarlo otra vez. Nones chicharrones. Asqueroso. Si es medicinal, que lo tome quien lo necesite, que ganas de que todo el mundo se amargue con el numerito, si no estamos enfermos. A lo mejor es para correr a las visitas imprudentes.
            Total, haciendo gala de que “Las visitas tienen sueño”, nos despedimos haciendo mucho escándalo, “para dejarte descansar.... EH!!!”, pero como si le habláramos a la pared. Ahí quedó un montón de gente, que quién sabe a que hora se fueron. Ummi estaba mortificada por su niña y cuando llegó y lo comentó en su casa hasta salió regañada por su marido, que si estaba enseñando a las hijas a ser groseras o qué. Acá uno debe recibir a las visitas así se esté muriendo y así sean las tres de la mañana. No me parece. Se me hace una barbaridad. La gente tiene poco que hacer y va y se instala en las casas ajenas a hacer tiradero, a fumotear, a que los alimenten y entretengan y a que sus hijos hagan desastres. Menos mal los señores estaban afuera en la terraza, fumoteando ahí.  Y ni siquiera es como en Mi México que tienes en general quien te ayude. Acá las chavas están solitas, se ocupan ellas de su casa y sus hijos solas, si acaso, si están muy malas, les echa la mano su mamá o sus hermanas, pero en su propia casa y se van en la noche cada quién a la suya, o sea que es una sangronada írteles a instalar en su casa.
            Pregunté cuantos días iba a durar este relajito y dijeron que en general dura mucho, que por eso hasta ponen una cama especial en la sala para ese fin, que rentan o piden prestada. Que cosa!
            En la mañana nos mandó un mensaje que estaba sola y ahora sí quería visitas de confianza. Fuimos a darnos vuelo con la bebita, a ayudarla a recoger su casa y a apapacharla y luego la dejamos para que se echara una siesta, antes de que le caigan los imprudentes en la tarde.
            Platicamos de como se hacen cosas aquí y en México: el ombligo, los aretes, la bañada, la lactancia. Nos carcajeamos, porque yo le dije que no sé si en México en todos lados, que cada quién tiene su modo de matar pulgas, pero que yo tiré el ombligo de mis hijos a la basura, pues me parece como las uñas que cortas o como una costra, pero se de gente que lo entierra en el jardín o hasta lo guarda en un álbum de fotos. Gente que hace pastillas con su placenta (jipitecos estrambóticos que NO voy a mentar por nombre), gente que guarda los dientes de leche y hasta los hace joyería. Me dijeron que aquí, mucha gente va y tira los ombligos a la universidad, para desearle una vida de éxito al bebé. El deseo me parece excelente, la práctica, una falta de higiene absoluta.  Lo de los aretes, no lo hacen en el hospital, llevan a la bebé saliendo a la farmacia, en donde hacen las perforaciones con la maquinita y la circuncisión se hace en casa, con una fiestita. Mucho pleito tienen con los vecinos, pero la neta es que son casi idénticos. No le llaman Bris, pero haz de cuenta.  Les llaman a los judíos en broma Ibn Ammi, o sea primos (hijo de mi tío) y si, la neta, es que tienen costumbres muy, muy parecidas. No hay bautizo ni ceremonia oficial para poner nombre al bebé, más allá del registro civil y el libro de familia, pero la tradición dicta que el Papá le diga su nombre al oído y lo enseñe a rezar en cuanto nazca, es decir, rece en su oído, dando gracias a Dios por la vida. Hay cosas iguales y cosas diferentes y por supuesto variaciones individuales infinitas.  Se acostumbra la cuarentena, igual que tradicionalmente en México.
            Una maravilla eso de que te vayan a ver al hospital en México, y que los corran a cierta hora, y después puedes invitar a la suegra o la mamá con sus amigas a un cafecito a conocer al bebé y listo, pero la gente no va y se instala en tu casa a menos que sean tus hermanas o tus muy amigas, que por lo mismo puedes decirles con toda confianza que te detengan al bebé mientras te metes a la regadera, que te masajeen la espalda que traes toda torcida de dar pecho o de dormir con el bebé en posiciones extrañísimas, que te sequen el pelo para que no parezcas la Bruja del 71 o que pasen a retirarse si lo que quieres es jugar al Brócoli porque estás agotada.
            Al rato vienen otros sobrinos a vernos y a jugar a casa de Ummi, porque siempre que venimos, aunque sean un par de días, tratamos de ver a todos, de repartir dulces y recibir besos pringosos y de juntar apapachos hasta la próxima.
            Salam!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...