Los
cedros del vecino
Después del viaje
a Egipto, que estuvo padrísimo, pero tuvo sus ajigolotones, me quedé con ganas
de hacer otro viaje completamente a mi aire. Pues resulta que junté unos
centavos, se me dio la oportunidad de unos días vacíos a principios de Agosto y
ya tenía mucho tiempo con el pendiente de ir a Líbano. Había ido solamente de
pisa y corre, cosa que como dicen en mi pueblo, es Haram, siendo que está tan
cerca y es tan bonito. Además, tengo una muy amiga libanesa en Amman, que va
cada 15 días y varias amigas libanesas en México que me lo promocionaban sin
cesar.... El indio alegre y le dan maracas.... Poco que necesito yo para que me
den ganas de viajar y todavía me ponen el caminito.... Total que en un arranque
hice una reservación de hotel no reembolsable y le salí con la noticia a
Alarís: Con la novedad de que de tal día a tal día voy a Beirut. Si quieres
venir eres súper bienvenido. Si no, ahí me esperas. No le di chance de decir
que si era el tiempo del Eid, que si a Chuchita la Bolsearon, que si el
business, que si..... Me dijo que claro que si venía. Ya sabía yo que se iba a
animar. Que si le preguntaba, “Cómo ves?”, “Mira”, igual me decía, “Vamos
luego, mira espérate, es que esto o lo otro”. Pero como ya estaba hecho me
dijo, “Vamos!” Así ya armada la machaca,
le escribí a mi partner libanés, que me hace y organiza tours allá y le dije
que ya le había caído el chahuistle. Que íbamos 5 días y que tenía 3 para darme
los tours de cajón porque los otros dos los íbamos a usar a discreción. A mi
amiga también le dije, como estaba la jugada. Que si quería “juntarse”, bien.
Si no también. Me dijo muy emocionada, que ella llegaba la tarde del tercer día
por las fiestas musulmanas, pues tenía vacaciones en Jordania, que seguro nos
veíamos y tal, pues muy bien. De hecho,
está tan cerca que podríamos ir en coche, pero como hay que cruzar un pedacito
de Siria y tengo que renovar mi visa americana en breve- y Siria está en la
famosa lista negra-, preferimos ir en avión.
Esto de la coincidencia con las fiestas hizo que el viaje empezara
folklórico desde el principio porque el aeropuerto estaba repleto de peregrinos
musulmanes. En el Eid al Adha, o la fiesta grande del Islam, cuando se
sacrifican animales, se hace tradicionalmente el Hajj o la peregrinación a la
Mecca. Este viaje es en recuerdo de cuando Abraham hizo lo mismo por obedecer a
Dios, dejando organizados a su esposa y su hijo. El peregrino organiza a su
familia, sus deudas, salda cualquier conflicto y deja todos sus asuntos
arreglados, lo que también le hace pensar en dejar todo listo y amarrado al
final de su vida. Se viste con dos tiras sencillas de tela blanca, como dos
toallas. Esto es porque recuerdan al sudario que vestirá cuando muera y para
hacer a todos iguales, para dejar atrás cualquier signo de condición social, de
riqueza, de posesiones mundanas. El viaje es una obligación del Islam- que
ahora como son muchos, solo hace la gente mayor- y tiene una serie de
connotaciones espirituales y simbólicas. A mi que soy completamente hereje,
nada más me daba risa ver a tanto viejo en toalla en el aeropuerto. Porque se
ponen el traje de carácter desde que empieza el camino. Se meten al baño en el
aeropuerto y se ponen el outfit como si fueran a un toga party, para viajar
así. Ahora entiendo el simbolismo detrás del asunto, que ya lo pregunté e
investigué, pero la verdad es que en una sociedad tan puritana, ver a un montón
de señores con las panzas peludas al aire y todos despechugados, sosteniéndose
la toalla en la cintura con su cangurera de viaje, con su ropita en una bolsa,
si me daba risa. Alarís nada más me hacía caras y me decía que me estuviera
sosiega, que se iban a molestar, que no me estuviera riendo y tiene razón- yo
me molestaría si una árabe va a carcajearse a La Villa-, pero que quieres, si
me hizo gracia.
Total, salimos
para Beirut, sin contratiempos. Llegamos al aeropuerto y nos recibieron muy
amables. Muy diferente que la otra vez que estuve, que había habido tensiones
con Israel y la seguridad en el
aeropuerto estaba a tope. Ahora hasta de broma nos trataron, ni me pidieron
llenar el papelito de la visa por portar al marido arabito, y todo muy feliz. Eso del pleito con Israel, hagamos un aparte.
Yo no soy analista política ni mucho menos, pero ah que fastidiar con los líos
en Medio Oriente. En la organización de viajes es una friega, porque no puedes
entrar a Líbano con un pasaporte con evidencia de haber estado en Israel y si
has estado en Líbano, si te dejan ir a Israel pero las preguntas pasan a nivel
profesional en migración. El asunto es que Israel y Líbano tienen pleito desde
hace años por unos territorios en el sur de Líbano. Israel alega que son una
amenaza a su soberanía, como alegaban que lo eran los Altos del Golán y con ese
pretexto se los quitaron a Siria, ahí nomás por sus talegas. Quisieron hacer lo
mismo con el sur de Líbano que dizque por las grutas que dan al Mediterráneo
que son peligrosas y estratégicas y goyutunou. La neta, la neta, aquí entre nú,
es que hay un yacimiento de petróleo méndigo debajo de esa zona y le toca a los
dos países, pero mayoritariamente a Líbano. Si Israel se sale con la suya y
hace su frontera una línea perpendicular abarcando la zona de las grutas, se
clava el yacimiento enterito. A razón de eso: 15 años de bombazos, muertos por
aquí y por allá y un odio de generaciones. No se vale, porque al final, se van
a beneficiar los mismos de siempre, y han perdido muchísimas gentes. Han
crecido mil historias y leyendas urbanas, organizaciones terroristas u heróicas
según quién cuente la anécdota y escriba el libro y ha habido miles de
inocentes que han pagado los platos rotos a escala muy taruga como con lo del
sellito del pasaporte o a gran escala como la gente que ha perdido a familiares
en el conflicto. Muy mal. Estos señores debieron haber ido a un kínder
Montessori a aprender a respetar las cosas de los demás y a jugar “bonito”. He
dicho. Sigo.
Nos lanzamos al
hotel, muy sencillo pero en muy buen lugar, cerca de la Corniche y el Raouche,
la zona del malecón. La verdad, preferí invertir nuestro dinerito en pasearnos,
comer rico y hacer shopping que en un hotelazo, que los hay. Dejamos nuestras
cosas y salimos a caminar, a cenar riquísimo, a ver el mar. Ahora que vivo en
país de desierto, extraño el mar, extraño el pescado, pues en Jordania no hay
mucho. A Alarís también le gusta o sea que cenamos delicioso, pescado fresco
con cositas libanesas para acompañar.
Beirut es
precioso y súper seguro, la gente muy amable. Como en muchos países árabes,
manejan bastante a lo bestia, pero fuera de ahí y de los taxistas que mientras
caminas te tocan el claxon y te hostigan sin cesar, es muy agradable.
Nos fuimos a
descansar porque íbamos a tener visitas tempraneras los tres días siguientes.
Sabía que era
bonito y variado pero me dejó con el ojo cuadrado. Hicimos en tres días
muchísimas cosas. Shadi, mi amigo y operador, con su socio Fadi, tienen un
sistema de tours buenísimo. Dicen que
muchos extranjeros que vienen a Líbano no disfrutan lo que para ellos es tan
importante: la comida, porque no saben que comer, donde o qué pedir. Entonces
de plano incluyen los desayunos y comidas en sus tours y ellos se encargan de
que comas súper rico. Ni al caso pedir desayuno en el hotel porque te alimentan
sin cesar. Así los tours comenzaban con
café para mí y té para Alarís y un día unos manaqeesh buenísimos, otro día
otros de diferente estilo, otro día nos llevó a una granja donde hacían lácteos
y nos dieron unos sándwiches de jocoque fresquísimo. Pretendía que un día
desayunaramos kunafeh, un dulce con queso y jarabe, pero preferimos desayuno
salado. Nos llevó a comer riquísimo también: un día pescado fresquísimo, otro
día carne y pollo asado estilo libanés, otro día unas empanadas típicas de las
montañas y helados. Además nos llevó a un viñedo, a una cervecería artesanal y
en todos sitios te dan a probar de todo. Al Líbano hay que venir, si no con
hambre, con ganas de comer porque se come riquísimo y sin parar.
Shadi,
encantador, dijo que me iba a pasear el personalmente. La bronca es que el no
es chofer, y no es normalmente guía, si bien tiene la licencia y la sapiencia.
Lo hizo por agasajarnos y también porque nos saliera barato, casi no nos cobró,
hasta pena me dio. Pero maneja como desquiciado. Casi me traigo la puerta de su
Yaris incrustada en la mano, a fuerza de agarrarla tan fuerte en las curvas de
las montañas.
Fuimos al Shouf, la región de montañas que dan hacia la costa,
llenas de pequeños pueblitos donde se dice que se originó Líbano. Parece una
Suiza con toques arabescos. Nos llevó a ver bosques de cedros por ahí, Iglesias
y castillos. Luego nos lanzamos al sur, pasando por Sidón, la antigua capital
Fenicia y fuimos a ver Tiro, precioso. El color del mediterráneo, las ruinas de
la ciudad arrasada por Alejandro Magno y el nuevo pueblo y mercado. Otro día
fuimos al valle del Bekkaa. En Líbano hay dos cadenas de montañas. En medio de
las dos está el Bekkaa. Hace miles de años había ahí una laguna, cuando la
placa de transarabia dejó de ser un fondo marino. Eso hizo que este valle sea
muy fértil, y por eso, hoy ahí hay granjas, viñedos y muchos cultivos y también
los hubo desde hace años. Vimos unas cuevas muy, muy antiguas de la época
amorita, vimos un viñedo, una granja, conventos, Aanjar, que es un sitio
fenicio, romano y Ummayad, precioso; iglesias y fuimos a Baalbek. La cantera
romana de cerca de Baalbek es una locura por el tamaño de piedras que se
sacaban de ahí. El complejo de templos de Baalbek es impresionante. Hay sitios
romanos más grandes, pero como templo es de lo más grande y mejor conservado
que existe. Se hizo sobre unas ruinas fenicias anteriores. La zona está bajo el
dominio del Hezbollah, pero no es peligroso, no pasa nada. Ellos están en su
rollo y no se meten con turistas ni con locales.
El tercer día fuimos a las grutas de Jeitta, que son unas grutas
grandísimas en una montaña, llenas de estalactitas y estalagmitas,
lindísimas. Fuimos al santuario y
eremita de San Charbel y fuimos a Byblos y Batroun. Las antiguas ciudades
fenicias además de los sitios arqueológicos, tienen ahora mucho ambiente como
de resorts mediterráneos y recuerdan Saint Tropez o Antibes. Muy padres, se
come rico, hay ambiente, conciertos, en la noche pachanga.
Al final nunca
nos coordinamos con mi amiga. No sé si ella no me quiso presionar y yo tampoco
le quise insistir porque pensé que a lo mejor estaba ocupada. Los días que no
tuvimos ya a Shadi, fuimos a Hamra, al Museo Nacional de Beirut, a ver la gran
Mezquita del centro, a ver los baños romanos, al Santuario de Santa María de
Líbano y a la playa en Jounia.
En las noches fuimos al centro, a los bares en Uruguay Street, a
los Souks del centro, que son unos malls padrísimos con todo el mejor shopping
y con buenos precios, fuimos a Gemmayze,
que es una calle llena de sitios bohemios y de comida étnica, bares y
restaurantes, padrísimo para salir. Hamra está simpático, tiene mucha fama
porque como no fue una zona bombardeada, se hizo un centro intelectual durante
la guerra, y hay muchos cafés y restaurantes, pero Gemmayze está más padre. Hay
comida china, sushi, comida italiana, libanesa, vietnamita, mexicana, barecitos
está muy cool. Ashrafiyye también tiene mucho comercio y restaurantes. Para mí,
el Raouche, Gemmayze y Downtown para la tarde y la noche son lo más bonito, y
tal vez Hamra para desayunar o tomar café.
Las playas de
Beirut en verano están muy llenas y no tan limpias, pero Jounia está muy cerca,
o si no, Byblos o Batroun. O si quieres un par de días en la playa, Tiro.
Las montañas
están divinas y en invierno hay estaciones de esquí en el norte. Habrá que
volver. Nos faltó ir a Trablús en el norte y al pueblo del poeta Gibran Jalil.
Teniéndolo tan cerca y con lo que nos gustó, ya estoy pensando en poner una
alcancía en mi cocina, para las escapadas a Líbano.
La diversidad de
Líbano también está en su gente. Siendo un país muy chiquitín, hay muchas
corrientes muy distintas de pensamiento. Hay musulmanes, y dentro de estos hay
shiítas y sunnis. Drusos. Hay Maronitas, que son una rama especial de católicos
libaneses dependientes de la iglesia del este, hay Católicos romanos, hay
cristianos ortodoxos.... Un relajo. Son como hermanos en una familia grande.
Pelean entre ellos sin cesar y comparten muchas cosas, por ejemplo el gobierno
tradicionalmente es mixto: el presidente es de uno, el primer ministro de otro
y así, si bien la ley civil oficial es cristiana, o sea uno se tiene que casar
por algún rito cristiano o bien salir de Líbano o casarse en alta mar. Ahora,
cuando alguien de fuera se mete con ellos, se defienden a capa y espada porque
antes que nada son libaneses. Como hermanitos que se pueden traer unos a otros
de bajada, pero ni de broma le permiten a un ajeno levantarle la voz al
Gordo. Así durante las cruzadas, si
venían los cruzados, toooodos decían que eran cristianos, si venía Saladino,
todo el pueblo juraba que todos los vecinos eran musulmanes y se defendían unos
a otros.
Con tanta bronca
interna y externa, tanto pleito que han tenido con los colonizadores, y los
vecinos, el pleito constante con Israel y demás, la verdad es que son bastante
xenófobos. Las visitas les gustan, pero los migrantes no. Sus refugiados están
bien fregados y no los quieren nada. Siendo que son un país mucho más rico que
Jordania y en donde hay una economía en movimiento porque a la gente le sobra
dinero, sus refugiados dan lástima, mientras que en Jordania, la mayoría de la
población vive muy justita, pero lo que tiene lo comparte de corazón y los
refugiados no solo sobreviven, sino que viven y salen adelante. Me llamó la atención que siendo los días
previos al Eid, no vi los corrales de borregos por todos lados, ni anuncios de
compre sus animalitos. Se acostumbra en las fiestas del Islam sacrificar a un
animal y compartirlo en memoria de el sacrificio del borreguito que tomó el
lugar del hijo de Abraham y que celebró la alianza entre Dios y el hombre. Al comentarlo con un Uber, me dijo que los
musulmanes viven muy marginados y pobres y que están perdiendo sus costumbres,
que no tienen dinero para borregos y que ya casi no lo hacen.
No me
malinterpretes, me gustó. Me encantó. Se me hace un sitio espectacular para
visitar y un MUST si vienes a Medio Oriente. Una parada de lujo y de verde
junto a los vecinos polvorosos. Equiparable en riqueza y diversidad con
Turquía, pero en miniatura, lo que hace que en poquitos días lo puedas abarcar
todo y un sitio con sabor muy europeo pero con toques orientales. Una
combinación deliciosa.
La única gente de
la que tengo queja en Líbano son los taxistas. Son molestísimos y muy
encajosos. Si vienes a Líbano, muévete en Uber. Muy efectivos y muy baratos. Los
consigues en todos lados. Las tarjetas de teléfono no son baratísimas, pero
están bien y con un chismo de wifi portátil estás hecho.
Compramos,
comimos, nos llenamos los ojos y el corazón de arte moderno y antiguo, de
paisajes preciosos, de olor a mar y a bosque, de gente bonita y que habla un
árabe suavecito salpicado de vocablos franceses. Claro que quiero volver y pronto.
Salam!
Hoteles
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Restaurants/Bares
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Le Gray- elegantísimo y precioso en Downtown
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Le Pecheur-Rouche
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Phoenicia- en el Rouche, un clásico
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La Plage-Rouche
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Inercontinental Vendome- Junto a la Corniche
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T Marbuta-Hamra
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Le Gabriel- padrísimo en Ashrafiyye
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Cafe Hamra- Hamra
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Radisson Martínez, Gefinor Rotana, Rotana Rouche,
Muy buen precio y cerca de todo, si bien no en el ajo
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Cualquiera en Gemmaize
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Dar Alma en Tiro
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Old Café Beirut-Downtown
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Si quieres ir al norte, es buena idea quedarse en Trablús un día
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Uruguay St. Y Downtown
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Divina reseña, Ana.Como escucharla tomando cafecito cara a cara. Líbano en el bucket list. Gracias!!
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