domingo, 18 de agosto de 2019

Los Cedros del Vecino


Los cedros del vecino


            Después del viaje a Egipto, que estuvo padrísimo, pero tuvo sus ajigolotones, me quedé con ganas de hacer otro viaje completamente a mi aire. Pues resulta que junté unos centavos, se me dio la oportunidad de unos días vacíos a principios de Agosto y ya tenía mucho tiempo con el pendiente de ir a Líbano. Había ido solamente de pisa y corre, cosa que como dicen en mi pueblo, es Haram, siendo que está tan cerca y es tan bonito. Además, tengo una muy amiga libanesa en Amman, que va cada 15 días y varias amigas libanesas en México que me lo promocionaban sin cesar.... El indio alegre y le dan maracas.... Poco que necesito yo para que me den ganas de viajar y todavía me ponen el caminito.... Total que en un arranque hice una reservación de hotel no reembolsable y le salí con la noticia a Alarís: Con la novedad de que de tal día a tal día voy a Beirut. Si quieres venir eres súper bienvenido. Si no, ahí me esperas. No le di chance de decir que si era el tiempo del Eid, que si a Chuchita la Bolsearon, que si el business, que si..... Me dijo que claro que si venía. Ya sabía yo que se iba a animar. Que si le preguntaba, “Cómo ves?”, “Mira”, igual me decía, “Vamos luego, mira espérate, es que esto o lo otro”. Pero como ya estaba hecho me dijo, “Vamos!”  Así ya armada la machaca, le escribí a mi partner libanés, que me hace y organiza tours allá y le dije que ya le había caído el chahuistle. Que íbamos 5 días y que tenía 3 para darme los tours de cajón porque los otros dos los íbamos a usar a discreción. A mi amiga también le dije, como estaba la jugada. Que si quería “juntarse”, bien. Si no también. Me dijo muy emocionada, que ella llegaba la tarde del tercer día por las fiestas musulmanas, pues tenía vacaciones en Jordania, que seguro nos veíamos y tal, pues muy bien.  De hecho, está tan cerca que podríamos ir en coche, pero como hay que cruzar un pedacito de Siria y tengo que renovar mi visa americana en breve- y Siria está en la famosa lista negra-, preferimos ir en avión.

Esto de la coincidencia con las fiestas hizo que el viaje empezara folklórico desde el principio porque el aeropuerto estaba repleto de peregrinos musulmanes. En el Eid al Adha, o la fiesta grande del Islam, cuando se sacrifican animales, se hace tradicionalmente el Hajj o la peregrinación a la Mecca. Este viaje es en recuerdo de cuando Abraham hizo lo mismo por obedecer a Dios, dejando organizados a su esposa y su hijo. El peregrino organiza a su familia, sus deudas, salda cualquier conflicto y deja todos sus asuntos arreglados, lo que también le hace pensar en dejar todo listo y amarrado al final de su vida. Se viste con dos tiras sencillas de tela blanca, como dos toallas. Esto es porque recuerdan al sudario que vestirá cuando muera y para hacer a todos iguales, para dejar atrás cualquier signo de condición social, de riqueza, de posesiones mundanas. El viaje es una obligación del Islam- que ahora como son muchos, solo hace la gente mayor- y tiene una serie de connotaciones espirituales y simbólicas. A mi que soy completamente hereje, nada más me daba risa ver a tanto viejo en toalla en el aeropuerto. Porque se ponen el traje de carácter desde que empieza el camino. Se meten al baño en el aeropuerto y se ponen el outfit como si fueran a un toga party, para viajar así. Ahora entiendo el simbolismo detrás del asunto, que ya lo pregunté e investigué, pero la verdad es que en una sociedad tan puritana, ver a un montón de señores con las panzas peludas al aire y todos despechugados, sosteniéndose la toalla en la cintura con su cangurera de viaje, con su ropita en una bolsa, si me daba risa. Alarís nada más me hacía caras y me decía que me estuviera sosiega, que se iban a molestar, que no me estuviera riendo y tiene razón- yo me molestaría si una árabe va a carcajearse a La Villa-, pero que quieres, si me hizo gracia.


            Total, salimos para Beirut, sin contratiempos. Llegamos al aeropuerto y nos recibieron muy amables. Muy diferente que la otra vez que estuve, que había habido tensiones con Israel y  la seguridad en el aeropuerto estaba a tope. Ahora hasta de broma nos trataron, ni me pidieron llenar el papelito de la visa por portar al marido arabito, y todo muy feliz.  Eso del pleito con Israel, hagamos un aparte. Yo no soy analista política ni mucho menos, pero ah que fastidiar con los líos en Medio Oriente. En la organización de viajes es una friega, porque no puedes entrar a Líbano con un pasaporte con evidencia de haber estado en Israel y si has estado en Líbano, si te dejan ir a Israel pero las preguntas pasan a nivel profesional en migración. El asunto es que Israel y Líbano tienen pleito desde hace años por unos territorios en el sur de Líbano. Israel alega que son una amenaza a su soberanía, como alegaban que lo eran los Altos del Golán y con ese pretexto se los quitaron a Siria, ahí nomás por sus talegas. Quisieron hacer lo mismo con el sur de Líbano que dizque por las grutas que dan al Mediterráneo que son peligrosas y estratégicas y goyutunou. La neta, la neta, aquí entre nú, es que hay un yacimiento de petróleo méndigo debajo de esa zona y le toca a los dos países, pero mayoritariamente a Líbano. Si Israel se sale con la suya y hace su frontera una línea perpendicular abarcando la zona de las grutas, se clava el yacimiento enterito. A razón de eso: 15 años de bombazos, muertos por aquí y por allá y un odio de generaciones. No se vale, porque al final, se van a beneficiar los mismos de siempre, y han perdido muchísimas gentes. Han crecido mil historias y leyendas urbanas, organizaciones terroristas u heróicas según quién cuente la anécdota y escriba el libro y ha habido miles de inocentes que han pagado los platos rotos a escala muy taruga como con lo del sellito del pasaporte o a gran escala como la gente que ha perdido a familiares en el conflicto. Muy mal. Estos señores debieron haber ido a un kínder Montessori a aprender a respetar las cosas de los demás y a jugar “bonito”. He dicho. Sigo.

            Nos lanzamos al hotel, muy sencillo pero en muy buen lugar, cerca de la Corniche y el Raouche, la zona del malecón. La verdad, preferí invertir nuestro dinerito en pasearnos, comer rico y hacer shopping que en un hotelazo, que los hay. Dejamos nuestras cosas y salimos a caminar, a cenar riquísimo, a ver el mar. Ahora que vivo en país de desierto, extraño el mar, extraño el pescado, pues en Jordania no hay mucho. A Alarís también le gusta o sea que cenamos delicioso, pescado fresco con cositas libanesas para acompañar.

            Beirut es precioso y súper seguro, la gente muy amable. Como en muchos países árabes, manejan bastante a lo bestia, pero fuera de ahí y de los taxistas que mientras caminas te tocan el claxon y te hostigan sin cesar, es muy agradable.
            Nos fuimos a descansar porque íbamos a tener visitas tempraneras los tres días siguientes.
            Sabía que era bonito y variado pero me dejó con el ojo cuadrado. Hicimos en tres días muchísimas cosas. Shadi, mi amigo y operador, con su socio Fadi, tienen un sistema de tours buenísimo.  Dicen que muchos extranjeros que vienen a Líbano no disfrutan lo que para ellos es tan importante: la comida, porque no saben que comer, donde o qué pedir. Entonces de plano incluyen los desayunos y comidas en sus tours y ellos se encargan de que comas súper rico. Ni al caso pedir desayuno en el hotel porque te alimentan sin cesar.  Así los tours comenzaban con café para mí y té para Alarís y un día unos manaqeesh buenísimos, otro día otros de diferente estilo, otro día nos llevó a una granja donde hacían lácteos y nos dieron unos sándwiches de jocoque fresquísimo. Pretendía que un día desayunaramos kunafeh, un dulce con queso y jarabe, pero preferimos desayuno salado. Nos llevó a comer riquísimo también: un día pescado fresquísimo, otro día carne y pollo asado estilo libanés, otro día unas empanadas típicas de las montañas y helados. Además nos llevó a un viñedo, a una cervecería artesanal y en todos sitios te dan a probar de todo. Al Líbano hay que venir, si no con hambre, con ganas de comer porque se come riquísimo y sin parar.

            Shadi, encantador, dijo que me iba a pasear el personalmente. La bronca es que el no es chofer, y no es normalmente guía, si bien tiene la licencia y la sapiencia. Lo hizo por agasajarnos y también porque nos saliera barato, casi no nos cobró, hasta pena me dio. Pero maneja como desquiciado. Casi me traigo la puerta de su Yaris incrustada en la mano, a fuerza de agarrarla tan fuerte en las curvas de las montañas.
Fuimos al Shouf, la región de montañas que dan hacia la costa, llenas de pequeños pueblitos donde se dice que se originó Líbano. Parece una Suiza con toques arabescos. Nos llevó a ver bosques de cedros por ahí, Iglesias y castillos. Luego nos lanzamos al sur, pasando por Sidón, la antigua capital Fenicia y fuimos a ver Tiro, precioso. El color del mediterráneo, las ruinas de la ciudad arrasada por Alejandro Magno y el nuevo pueblo y mercado. Otro día fuimos al valle del Bekkaa. En Líbano hay dos cadenas de montañas. En medio de las dos está el Bekkaa. Hace miles de años había ahí una laguna, cuando la placa de transarabia dejó de ser un fondo marino. Eso hizo que este valle sea muy fértil, y por eso, hoy ahí hay granjas, viñedos y muchos cultivos y también los hubo desde hace años. Vimos unas cuevas muy, muy antiguas de la época amorita, vimos un viñedo, una granja, conventos, Aanjar, que es un sitio fenicio, romano y Ummayad, precioso; iglesias y fuimos a Baalbek. La cantera romana de cerca de Baalbek es una locura por el tamaño de piedras que se sacaban de ahí. El complejo de templos de Baalbek es impresionante. Hay sitios romanos más grandes, pero como templo es de lo más grande y mejor conservado que existe. Se hizo sobre unas ruinas fenicias anteriores. La zona está bajo el dominio del Hezbollah, pero no es peligroso, no pasa nada. Ellos están en su rollo y no se meten con turistas ni con locales.

El tercer día fuimos a las grutas de Jeitta, que son unas grutas grandísimas en una montaña, llenas de estalactitas y estalagmitas, lindísimas.  Fuimos al santuario y eremita de San Charbel y fuimos a Byblos y Batroun. Las antiguas ciudades fenicias además de los sitios arqueológicos, tienen ahora mucho ambiente como de resorts mediterráneos y recuerdan Saint Tropez o Antibes. Muy padres, se come rico, hay ambiente, conciertos, en la noche pachanga.
            Al final nunca nos coordinamos con mi amiga. No sé si ella no me quiso presionar y yo tampoco le quise insistir porque pensé que a lo mejor estaba ocupada. Los días que no tuvimos ya a Shadi, fuimos a Hamra, al Museo Nacional de Beirut, a ver la gran Mezquita del centro, a ver los baños romanos, al Santuario de Santa María de Líbano y a la playa en Jounia.
En las noches fuimos al centro, a los bares en Uruguay Street, a los Souks del centro, que son unos malls padrísimos con todo el mejor shopping y con buenos precios,  fuimos a Gemmayze, que es una calle llena de sitios bohemios y de comida étnica, bares y restaurantes, padrísimo para salir. Hamra está simpático, tiene mucha fama porque como no fue una zona bombardeada, se hizo un centro intelectual durante la guerra, y hay muchos cafés y restaurantes, pero Gemmayze está más padre. Hay comida china, sushi, comida italiana, libanesa, vietnamita, mexicana, barecitos está muy cool. Ashrafiyye también tiene mucho comercio y restaurantes. Para mí, el Raouche, Gemmayze y Downtown para la tarde y la noche son lo más bonito, y tal vez Hamra para desayunar o tomar café.

            Las playas de Beirut en verano están muy llenas y no tan limpias, pero Jounia está muy cerca, o si no, Byblos o Batroun. O si quieres un par de días en la playa, Tiro.  
            Las montañas están divinas y en invierno hay estaciones de esquí en el norte. Habrá que volver. Nos faltó ir a Trablús en el norte y al pueblo del poeta Gibran Jalil. Teniéndolo tan cerca y con lo que nos gustó, ya estoy pensando en poner una alcancía en mi cocina, para las escapadas a Líbano.

            La diversidad de Líbano también está en su gente. Siendo un país muy chiquitín, hay muchas corrientes muy distintas de pensamiento. Hay musulmanes, y dentro de estos hay shiítas y sunnis. Drusos. Hay Maronitas, que son una rama especial de católicos libaneses dependientes de la iglesia del este, hay Católicos romanos, hay cristianos ortodoxos.... Un relajo. Son como hermanos en una familia grande. Pelean entre ellos sin cesar y comparten muchas cosas, por ejemplo el gobierno tradicionalmente es mixto: el presidente es de uno, el primer ministro de otro y así, si bien la ley civil oficial es cristiana, o sea uno se tiene que casar por algún rito cristiano o bien salir de Líbano o casarse en alta mar. Ahora, cuando alguien de fuera se mete con ellos, se defienden a capa y espada porque antes que nada son libaneses. Como hermanitos que se pueden traer unos a otros de bajada, pero ni de broma le permiten a un ajeno levantarle la voz al Gordo.  Así durante las cruzadas, si venían los cruzados, toooodos decían que eran cristianos, si venía Saladino, todo el pueblo juraba que todos los vecinos eran musulmanes y se defendían unos a otros.

            Con tanta bronca interna y externa, tanto pleito que han tenido con los colonizadores, y los vecinos, el pleito constante con Israel y demás, la verdad es que son bastante xenófobos. Las visitas les gustan, pero los migrantes no. Sus refugiados están bien fregados y no los quieren nada. Siendo que son un país mucho más rico que Jordania y en donde hay una economía en movimiento porque a la gente le sobra dinero, sus refugiados dan lástima, mientras que en Jordania, la mayoría de la población vive muy justita, pero lo que tiene lo comparte de corazón y los refugiados no solo sobreviven, sino que viven y salen adelante.  Me llamó la atención que siendo los días previos al Eid, no vi los corrales de borregos por todos lados, ni anuncios de compre sus animalitos. Se acostumbra en las fiestas del Islam sacrificar a un animal y compartirlo en memoria de el sacrificio del borreguito que tomó el lugar del hijo de Abraham y que celebró la alianza entre Dios y el hombre.  Al comentarlo con un Uber, me dijo que los musulmanes viven muy marginados y pobres y que están perdiendo sus costumbres, que no tienen dinero para borregos y que ya casi no lo hacen.

            No me malinterpretes, me gustó. Me encantó. Se me hace un sitio espectacular para visitar y un MUST si vienes a Medio Oriente. Una parada de lujo y de verde junto a los vecinos polvorosos. Equiparable en riqueza y diversidad con Turquía, pero en miniatura, lo que hace que en poquitos días lo puedas abarcar todo y un sitio con sabor muy europeo pero con toques orientales. Una combinación deliciosa.

            La única gente de la que tengo queja en Líbano son los taxistas. Son molestísimos y muy encajosos. Si vienes a Líbano, muévete en Uber. Muy efectivos y muy baratos. Los consigues en todos lados. Las tarjetas de teléfono no son baratísimas, pero están bien y con un chismo de wifi portátil estás hecho.

            Compramos, comimos, nos llenamos los ojos y el corazón de arte moderno y antiguo, de paisajes preciosos, de olor a mar y a bosque, de gente bonita y que habla un árabe suavecito salpicado de vocablos franceses.  Claro que quiero volver y pronto.

            Salam!




Hoteles
Restaurants/Bares
Le Gray- elegantísimo y precioso en Downtown
Le Pecheur-Rouche
Phoenicia- en el Rouche, un clásico
La Plage-Rouche
Inercontinental Vendome- Junto a la Corniche
T Marbuta-Hamra
Le Gabriel- padrísimo en Ashrafiyye
Cafe Hamra- Hamra
Radisson Martínez, Gefinor Rotana, Rotana Rouche,
Muy buen precio y cerca de todo, si bien no en el ajo
Cualquiera en Gemmaize
Dar Alma en Tiro
Old Café Beirut-Downtown
Si quieres ir al norte, es buena idea quedarse en Trablús un día
Uruguay St. Y Downtown

             

             pedir. Entonces de plano incluyen  es tan importante: la comida, porque no saben que comer, donde o qumalecl por 45 usd, mientr                                                             

1 comentario:

  1. Divina reseña, Ana.Como escucharla tomando cafecito cara a cara. Líbano en el bucket list. Gracias!!

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...