viernes, 29 de marzo de 2019

Lo Extraordinario en lo Ordinario


LO EXTRAORDINARIO EN LO ORDINARIO



Ayer tuve un día lleno de cosas extraordinarias, dentro de un día que cualquiera pudiera llamar “equis”. Sé que mi umbral de asombro es muchas veces bajito y me enloquezco con cosas que muchas personas ven como poco dignas de llamar su atención. Pienso que la vida se hace feliz así, buscando los pequeños y grandes detalles extraordinarios y no necesariamente en los gestos grandiosos.  Ayer se me juntaron los dos, sin quererlo. Vamos en orden, que si no, ni yo me entiendo.
            Llevaba un par de días medio de mal humor porque Alarís había tenido mucho trabajo sin mí, es la temporada más alta de turismo en Medio Oriente, y yo tenía mucho trabajo de oficina, pero había tenido poco trabajo de campo y me había quedado más bien guardada en la casa con mi computadora.

            Antes de ayer le dije que me iba a lanzar a caminar un pedazo del Jordan trail, que ahora en primavera está divino, y para estar lista y tenerlo fresco por si alguien qusiera que lo lleve. El Jordan Trail es un camino que va de Umm Qais, en la frontera con Siria, hasta Ajloun y se puede caminar en tres días. Yo no iba a hacerlo todo, por supuesto, solo un pedacito de un par de horas en el bosque de encinos cerca de Ajloun, un castillo cruzado que está muy cerquita de Amman, donde vive tu charra. Haz de cuenta que fuera a ir a caminar a La Pila desde México, o a La Marquesa.  Rápidamente paró la oreja como perro de cacería y me dijo: ¿Cómo? Vamos juntos. Le dije, no, me dijiste que tenías cosas que hacer y yo no tengo ganas de seguir guardada en la casa.  Rápidamente se entusiasmó. Tenía trabajo muy temprano, tenía que llevar a unos ingleses del Mar Muerto al aeropuerto, volvió, desayunó como pelón de hospicio y partimos, yo creí que a Ajloun. De salida me dijo, está mejor hacer otra parte del camino, está más bonita. Yo pensé, OK; total, a Ajloun sé llegar perfecto y me gusta conocer nuevos lugares.  Fuimos a un parque ecológico que se llama Sharhabil Bin Hassneh y está al ladito del cruce de frontera norte con Israel. Hay tres puntos donde puedes cruzar la frontera entre Jordania e Israel: en el Norte, en el Sur y a la altura de Jerusalén y Ammán. Este es por mucho el punto más bonito, el cruce fronterizo mejor, pero si está más lejos de todo.
Bueno, total que de repente, por el camino le digo a Alarís: Para, para. ¿Poooor? Las flores! El iris negro!

            Has de saber que la flor nacional de Jordania es el iris negro. Es una flor que crece silvestre solamente en Jordania y Siria, muy bonita y elegante y solamente florea en primavera en ciertos lugares, en el valle del Jordán, en la zona de Iraq al Amir, en Karak.  Si no estás abusado no l a ves y ya perdiste tu oportunidad hasta el año que entra. Hete aquí que había un macizo de iris al lado de la carretera junto a un changarrito de lámina donde vendían café, que son muy comunes acá en mi tierra. Nos paramos y le preguntamos al hombrecito si le importaba que le tomáramos unas fotos a sus flores. Nos dijo que faltaba más, nos preparó café (que para ser su oficio, le quedó bastante pinza) y nos regaló dos bulbos de iris, que nos llevamos felicísimos y espero poder mantener vivos en mi casa.
            Primer hecho extraordinario, haber encontrado el primer macizo de iris en flor y todavía de pilón llevarme dos flores vivas.
            Llegamos al eco-parque, hablamos con  la gente de ahí para ver como está la jugada cuando traes gente, que opciones de caminatas hay, escogimos hacer la más larga, de 4 horas para conocer, apalabramos un guía, Alarís se fue a cambiar porque venía vestido muy cuco. Yo ya venía en traje de carácter con hiking boots, pantalón de explorador, mi consabida gorrota y todo el kit. Mientras el se cambiaba yo me quedé en una zona con unas mesas de picnic y como lo mío es la curiosidad me puse a ver a un grupo de gente muy rara que había ahí. Había un fotógrafo, vestido muy “de ciudad”, unos señores muy trajeados, con una señora también muy elegante, un  juez de la corte sharia, un señor con una abbaya elegantísima de seda, un señor italiano panzón y fachosón, con coleta de caballo, desfajado y sin calcetines, pero al que todos le rendían y que traía una intérprete porque todos los demás hablaban árabe, la señora elegante y los trajeados, algo de inglés y la intérprete le traducía de inglés a italiano. Oí que le agradecían mucho y que mañana iba para Petra, que le decían nos vemos luego.... Me pareció rarísimo. ¿Un director de documentales? ¿Un inversionista en algún asunto ambiental? Me encanta hacerme historias en la cabeza y como medio entiendo todos los idiomas que hablaban pues oí todo el cuento, pero sin antecedentes.

            Total, llegó Alarís, llegó el guía, llegó un chofer con flamante pick-up que nos iba a llevar primero a casa del guía a por sus tiliches y luego nos iba a dejar a donde el aire da la vuelta para empezar a caminar. El guía y el chofer solo hablaban árabe. En mi tropezado árabe les comenté lo raro del personaje italiano y su corte de admiradores y ellos me platicaron lo que estaba pasando.
            Cuántas películas de superhéroes no he visto en la vida: Ironman, Superman, el Hombre Araña. Pues esté barrigón coletudo era un superhéroe de verdad. Resulta que es un pescador italiano que vio como se hundía un barco lleno de sirios que venían huyendo de la guerra, con 500 personas a bordo, pues el solito, con su barca, sacó a todos los que pudo y los llevó a tierra. No pudo con todos. Fue una tragedia y se ahogó mucha gente, pero este señor salvó a 47 personas y les dio una oportunidad. El pueblo Sirio le estaba haciendo un homenaje de agradecimiento. Lo que no entiendo de ninguna manera es porqué ahí. El lugar es precioso, pero muy sencillito. Está muy cerca de la frontera Siria, del campamento de refugiados de AlZatari, y probablemente había ido allá primero, a lo mejor iba a pasar el día en Israel, no lo sé, no sé cual era la dinámica o porqué estaban precisamente en ese lugar, no era el sitio como para una ceremonia así, o para una cita de ese tipo, pero pues la casualidad quiso que yo lo viera.
            Segundo hecho extraordinario.

            Luego fuimos a la casa del guía, se bajó de la pick up, trajo una mochilita donde metió su agua y su manzana, se calzó una gorra y nos dejaron en un camino en la montaña. Eso es lo más extraordinario de todo. Las montañas de esa zona en esta época están cubiertas de trigo, de garbanzos,  de amapolas, de margaritas, de manzanilla. Es una verdadera belleza. Caminamos como una hora y de pronto el guía empezó a gritar “Ayman! Ayman! Mata a un animal, tenemos invitados!”   Como si viniera con el hijo pródigo y hubiera que matar al ternero cebado. Se nos acercó su hijo Ayman, que andaba pastoreando ovejas y cabras por ahí, con una tetera. Y entonces dijo, si no Ayman, Raed! Raed! Otro pastor andaba por ahí. Tomamos un té con ellos. Hicimos fotos con drone, espantando a las borregas y maravillando a los pastores a la sombra de un avellano. Los pastores por acá siempre tienen burros y el burro es “el jefe” del rebaño, a donde va el burro, van todas las ovejas. Esto lo logran porque cuando destetan a los borreguitos les dan de comer siempre debajo de un burro. Como no son animalitos muy brillantes, creen entonces que el burro es su mamá, y lo siguen a todos lados. Le ponen al burro un cencerro y santas pascuas. El burro les lleva el agua, la comida y para acabarla, les cuida las borregas. Si son muchas, a lo mejor traen uno o dos perros para ayudar a arrearlas, si no, así nada más. Seguimos y pasamos por una granja de peces. Si. En el norte del valle del Jordán, una granja de peces, parecidos a las mojarras en unas alberquitas divididos por tamaños y rodeadas de varios perros para cuidar, que mucho no cuidarán porque estaban encadenados, pobrecitos.

            Me encontré un costal vacío y empecé con mi maña de recoger basura. El guía me veía como si estuviera loca, pero al rato ya andaba como yo, recogiendo si encontraba bolsas de papas y botellas de agua. Mientras más cerca estás de donde hay gente, más mugre encuentras. Me da mucho coraje. Pasamos junto a una gran tienda beduina. Los beduinos son grupos de gente nómada, dedicada al pastoreo que se extienden desde Siria hasta Arabia y se han movido hasta el Norte de África y hablan un dialecto conocido como bedawi.  Viven de los animales de pastoreo y de las estaciones, y les gusta moverse siguiendo los ciclos naturales. El guía nos dijo que quería saludar, que si queríamos tomar café con ellos. ¿Porqué no? Había una gran tienda hechiza, un corral lleno de borregos, dos tanquecitos de agua afuera y “pasamos”. La tienda estaba sostenida por palos y cuerdas, sobre unas esteras y alfombras pero abierta. O sea que pasar era agacharte bajo los extremos de la lona, quitarte los zapatos y pasar a la “sala”, una alfombra con unos cojines para recostarse como le gusta a la gente de aquí. La tienda tenía un librero con una tele, “neta”, funcionando. Yo creo que estaban colgados de la luz de la calle, que estaba más o menos cerca. Había una lona dividiendo otra parte de la tienda, supongo la cocina, y el sitio de las mujeres, que nunca vimos, pero se oían niños chiquitos, y un par de niños iban y venían. Nos ofrecieron café al estilo de acá: café árabe en un termo, con la misma taza para todos. Ni hablar, no era cosa de hacer la grosería y pues tomé babas ajenas al parejo. Platicamos muy a gusto, de todo y de nada, nos dieron también un té de manzanilla silvestre muy rico, nos invitaron a volver cuando quisiéramos (falta ver cuánto tiempo van a estar ahí), nos dieron su teléfono, de pronto uno desapareció y volvió muy elegante con un dishdash muy planchado y pidió una foto. Antes traía unos pants y una playera, se puso guapetón para la foto, muy simpático.

            La sencillez de esta gente, su hospitalidad y su gran generosidad es otro hecho extraordinario.
            Seguimos caminando, pasamos frente al puesto fronterizo, vimos un autobús abandonado en un trigal, llegamos a un pueblito rodeado de limoneros- donde pudimos tirar el costal lleno de basura- y al final el mismo hombrecito de la pick up nos recogió para devolvernos al eco-parque.  Agradecimos, nos lavamos las manos y nos regresamos volados y hambreados a Amman, porque no habíamos comido y nos había hablado un amigo de Alarís que está casado con una mujer sueca, de padre tunecino, para ir a cenar juntos, porque el papá estaba de visita.

Nos bañamos en fa, nos pusimos presentables y nos fuimos a un restaurant grande y muy típico donde a Alarís lo reciben como jefe de Estado. Nos dieron la mejor mesa, nos atendieron súper, lo pasamos muy bien con los amigos. Quedé de llevar a esta niña a cenar sushi, que le encanta, pero su marido detesta, quedó de hacerme un plug-in en sueco para mi página, quedamos de salir a caminar en la aldea, pues va todos los fines de semana y no termina de hallarse, a pesar de que habla árabe perfecto. Me encontré con otra amiga, sin buscarla.

            Al final, me fui a dormir con la cabeza llena de imágenes preciosas, el corazón crecido por haber visto gente tan valiosa como el italiano y tan generosa como los beduinos, con una nueva amiga y  con una maceta llena de las flores que representan la primavera en mi país. No me fue nada mal.

jueves, 21 de marzo de 2019

Llegó Primavera




            Esto de Febrero loco y Marzo otro poco ahora sí, en mi pueblo, se salió de quicio por completo. Has de saber que en el Levante, suele llover y hasta nevar en Diciembre y Enero, un poco en Febrero y ya. Este año ha llovido a cubetadas desde Noviembre. Tuvimos una inundaciones en Petra, en el Desierto del Negev y en Arabia Saudita. Hemos tenido nevadas y granizo en Febrero y hasta en Marzo. La semana pasada, mediados de Marzo, tuvimos un día de 6 grados, ventoso y mojado, un clima como de castigo, horroroso, y al día siguiente 23 grados, un sol radiante y un calor en el coche como el que sabe hacer aquí. Nos estamos pasteurizando efectivamente. Y dicen que el cambio climático es un mito.....

            El resultado de este asunto, es que la primavera viene un poco tarde, pero viene con todo. Al haber habido tanta lluvia en una zona en donde cualquier gota de agua causa que lo que pueda reviva de volada, pues el clima es más bien desértico, todo está espectacular. En Febrero me tocó ver las arenas del desierto todas cubiertas de florecitas moradas y blancas, Amman está todo verde, cosa rarísima y el valle del Jordán, que de por sí es la zona más verde de por acá está espectacular, todo lleno de flores silvestres, además de que los cerezos, almendros, ciruelos y duraznos están todos floreados. Para donde voltees es una postal.

            Ayer fui a ver a Ummi, porque aquí el día de las Madres es el día de la primavera, y tuve chance porque no tenía chamba y Alarís dejó a unos Ingleses acomodados para pasar un par de días en Petra, así quisieron, y se regresó para hacer su examen final de Español. Hizo su examen y nos fuimos a ver a su mamá un día, porque el tenía que regresar  al sur a por su gente y yo tenía cosas que hacer en Amman y un tour a Jerash con diferentes personas al día siguiente.  Total, hizo su examen, mientras llevó un coche a arreglar, y nos lanzamos al pueblo con el correspondiente regalito para su mamá .
            Estaba en la tarde sentada en la terraza tomando el sol y platicando con Ummi, trabajando un poco, mientras Alarís fue a visitar a alguien de volada. Me dijo Ummi: “¿Quieres que vayamos a caminar al campo?”. Le dije, No, gracias, estoy bien, y tengo cosas que hacer. Hizo como que no me oyó, y me dijo, “Pero,¿ qué zapatos te vas a poner?” Vi que resistirse era inútil y le señalé mis flipflops que estaban junto a la puerta. Ya me estoy volviendo árabe. Con esto de que hay que ponerse y quitarse el zapato sin cesar para entrar y salir de la casa, ya tengo unas chancletas atopadizas en casa de mis suegros. No, “Shoes, shoes”, dijo en su poco inglés, entonces subí corriendo a por unos tennis, ya que insistía.  Me esperaba ya afuera, como perrito junto a la correa, con su hija chica, cada una con una bolsa en la mano. Sospechoso..... Le pregunté que qué íbamos a cortar. Ya la conozco, que le encanta ir a la cacería de las hierbas silvestres en primavera. Me dijo que a ver, Khobeze, o diente de león que sabe que los dos me gustan, o a ver que. Le vi los pies, y ella traía no solo chanclas de meter, pero chanclas con taconcito. A mi me mandó por los tennis, pero ella iba muy puesta de vestido y con chancletas. Pues bueno. Le dije que si quería que trajera unas tijeras. Me vio como loquita, me dijo que ya traían cuchillos.

Así armadas pues, salimos a buscar no se bien que.
            No hay forma de describir la belleza del campo. Que bueno que me insistió  para que fuera. La gente viaja a Japón a ver los cerezos en flor. En donde viven Ummi y Baba hay campos completos de cerezos que están cuajados de flores, almendros floreados y todo está rodeado de pasto y flores silvestres, entre campos de olivos. Estaba cayendo el sol, como ha llovido no había polvo y se veía a lo lejos Jabal el Sheikh, una montaña grande llena de nieve en Líbano, pues viven pegadito a la frontera con Siria y Galilea, donde convergen los cuatro países: Jordania, Líbano, Israel y Siria.
            Mi cuñada y yo estábamos por supuesto baboseando y tomando fotos, cuando voltee a buscar a Ummi y solo se veía parte de su espalda salir de una espesura de plantas y estaba enloquecida cortando unos cardos espinosos que tienen un tallo muy jugoso, parecido al apio, pero son completamente silvestres. Estaba feliz quitándoles las hojas y metiéndolos en su bolsa. Esa fue la expresión que usó: Bjennen, me enloquecen, y sí, se veía trastornada.
  Luego decidió ir a por hojas de diente de león, que yo tomo en té a veces, y el año pasado una tía de Alarís me regaló frescas y me dijo que se comen en ensalada. Están muy buenas. Traté de ayudarle, recogí unas poquitas, de las que yo pensé que eran correctas. Cuando la alcancé, porque solo la oía agarrar monte,  estaba, literal sentada en la calle, rodeada de una montaña de hojas como de lechuga larga. Me dio un ataque de risa. Le dijo a su hija, “Le va a contar a su mamá que nos sentamos en la calle a cortar hojas”. Me dio más risa. Le pregunté que de donde había sacado la lechuga. Ahora le dio risa a ella. No era lechuga. Eran hojas de diente de león. Lo que yo corté quién sabe que era. Lo tiró.  Como ha llovido tanto, crecieron a lo bestia y estaban enormes. De pronto se oyó que venía coche. Le dije que porque no nos quitábamos de la calle. Me dijo, se quitan cuando hay perritos o borregos, igual que se quiten para darnos espacio.  .......OK......Tenía hojas como para poner una tienda. Pretendía mientras alimentarnos tallos, hinojo y quién sabe que tanta cosa, pero yo no podía comer más, había comido en su casa riquísimo.

            Alarís me habló por teléfono para ver donde estaba, le dije que sentada en la calle en un camino rural, le oyó decir a Ummi en dónde y vino a buscarnos. Aparte, trajo de Petra un BMW convertible que un amigo suyo le pidió de favor llevara a Amman a cambiarle una pieza del aire acondicionado y entonces pasó por nosotros en esa cosa. Ummi decía que se sentía la Reina Isabel, paseando en descapotable. Casi me atraganto de la risa. Le dije, cosa de que te consigamos un sombrero horroroso y ya estás.
            Pues me regaló la tonelada de hojas de diente de león, que tengo remojando en la cocina en agua con sal para quitarles lo amargo. Voy a tener suficiente para congelar ensalada para varios meses. Está buenísima. No terminé de hacer la chamba que estaba haciendo pero me divertí muchísimo, vi cosas lindísimas y hasta me llevé varios kilos de ensalada a mi casa. No me fue nada mal.
            Es oficial, llegó la primavera.
Salam!

sábado, 2 de marzo de 2019

CALABACITAS TIERNAS


CALABACITAS TIERNAS
Si no creciste en los 70s o antes, seguro no sabes de que estoy hablando. Este era un juego en el que alguien decía la frase volteado hacia la pared y al terminar volteaba a ver. Mientras otros niños se acercaban, y se congelaban en cuanto los volteaban a ver. Si los cachaban, se tenían que regresar al principio. Me acordé del jueguito porque hoy hice infinidad de calabacitas rellenas, junto con rollitos de parra, berenjenas rellenas y hasta papitas rellenas. Hice, dijo la mosca. Más bien hice de pinche mientras Ummi y sus hijas hicieron para mis viajeros, y aprovechando viaje para la comida familiar y para guardar. La comida árabe es elaboradísima y una vez puestos a hacer, pues se hace mucha.



            El sitio arqueológico de Petra es una maravilla, pero el pueblo está dos dos, y la verdad las opciones de comida que hay dentro no son buenas y son caras. Es como tratar de comer dentro de Chichén Itzá. Si bien te va puedes comprar unas papitas y un chocolate, caros y malones. Normalmente, para aprovechar el tiempo le ofrecemos a la gente que lleve algo de picnic, ya sea que ellos lo compren o nosotros se los organizamos, su guía lo carga en una mochila y así hacen una pausa, comen algo y siguen viendo lo que les interese. La última vez, Alarís llevó a un grupo grande de estudiantes y por el tipo de grupo, les hicimos unas bolsitas con fruta, cacahuates, chocolates y un shawarma, que es como un wrap, a cada uno, y algo de beber. Cuando Ummi oyó la historia, le pareció una abominación. Como darle a la gente de comer ese tipo de cosas, que horrible historia. Pero no era práctico darles otra cosa, para tanta gente estaba medio en chino hacer las cosas que a ella le parecen apenas decentes. Normalmente les llevamos una comida más casera, más jordana. Algo frío pero que tenga por ejemplo varios dips de los que se comen aquí que son deliciosos, manaqueesh que son un tipo de empanadas árabes o bien algo más elaborado.
En unos días tenemos otro grupo, menos grande, y estaba yo viendo que les iba a dar, cuando dije, pues porque no, vamos dándoles un picnic jordano en forma. Pero yo ni de loca voy a hacer comida árabe, que es latosísima de hacer para 8 personas. Le dije a Ummi que como veía. Que en vez de comprárselo a un restaurante se lo compraba a ella, que además cocina impresionante. Ya alguna vez me había sacado el buey de la barranca. Solo me tronó la boca, en señal de que le parecía majadero hablar de dinero entre nosotras. Le dije que si no me cobraba, como era chamba, de veras iba y lo compraba en el súper. Claro que no lo iba a comprar en el súper, hay lugares mejores, pero quería que me aceptara el pago. Cosas de trabajo son eso y está bien que las cobre, es negocio.
Total que le traje dos huacales de calabacitas, escogidas que fueran chiquitas, tiernas y que estuvieran lindas. Se dio a la tarea de conseguir no se cuántas hojas de parra porque no es temporada. Le dije que daba igual, si no con el Kusa Mashi estaba a todo dar y completábamos con otra cosa. Me tiro a loca y vio quien de sus hijas tenía hojas de parra en conserva o congeladas, porque las de sus parras tienen un sabor distinto que las comerciales. Son aciditas y deliciosas. También le traje carne molida, unas poquitas berenjenas chiquitas.
Vinieron dos de sus hijas casadas a ayudar y convivir. Yo aproveché la clase de cocina y de árabe y me puse en el piso con ellas, alrededor de una mesa chaparrita a ahuecar verduras con un chismo parecido a un pelapapas, especial para esos menesteres.  Para las mujeres árabes, el cocinar es un ritual de cariño, y de convivio. Platican sus cosas, hacen apartes, prueban, conviven y los niños rondan alrededor. De pronto la novia que se casó hace un mes, se levantó y se tomó una pastilla de ácido fólico, que le vi sacar de su bolsa. A mí se me cayó la mandíbula. Le pregunté a quemarropa si estaba embarazada.  Me dijo que si y hubo abrazos, felicitaciones y festejos. Me dio ternura, pues antes de casarse me había dicho que se quería esperar antes de tener bebés, para vivir un poco sin responsabilidades y toda una historia. Cuando le pregunté a Alarís si la había llevado Ummi al doctor para ver como se iba a cuidar y tal, me dijo que probablemente no. Que el Islam lo permite, pero que en su familia son muy tradicionales y no veía a su mamá participando de esas cosas. La hermana que fue la última en casarse se embarazó igual, solo casarse, y ni conocía al hombre. Esta por lo menos lleva casi dos años de “novia” .Es decir, se casó por el civil hace un rato y estuvo saliendo con él, le dio tiempo de conocerlo y quererlo antes de irse a vivir juntos. Entre que platicábamos y ahuecábamos verduras, Ummi estaba moliendo ajo, enjuagando arroz, sazonando carne, picando menta y mezclando especias con aceite de olivo de su huerto. Una cosa espectacular. Después estuvimos como dos horas, junto con otra hermana más, haciendo rollitos de parra  llenos de esta mezcla, rellenando las verduras y haciendo un caldillo para cocerlas. Al final tuvimos cinco ollas grandes. Dos ollas express llenas de hojas de parra y tres ollas llenas de verduras rellenas en caldillo de jitomate. Comida aparentemente para un ejército, pero entre lo que nos vamos a llevar para los viajeros, lo que nos vamos a comer aquí entre toda la parentela y demás, no va a quedar tanto.

Para mí fue un gustazo el que me dejaran participar. Sé hacer Kusa Mashi, porque les aprendí a ellas y a Alarís, y esas si las hago en mi casa a veces, y las hojas las he ayudado varias veces a rellenar, pero no es algo que yo prepare. Toma horas hacerlas y en veinte minutos te comes todas. Además cuando las he llegado a comprar o pedir, aún en los restaurantes más elegantiosos, no son ni parecidas a las que hacen aquí. Dicen que son las hojas de la parra. Que si es la mezcla de especias. Yo digo que es como la película de Como Agua para Chocolate. En parte son los ingredientes, pero gran parte es el cariño y el sentimiento que va detrás de la preparación de la comida.
La gente que las va a comer no va a saber la diferencia. A menos que sean libaneses de cepa o grandes conocedores de la comida árabe, probablemente será la primera vez que coman estas cosas, pero para mi familia es un orgullo el preparar comida rica y para mi es un gusto compartir con mis parientas y poderles dar un trabajo extra en algo que disfrutan y que hacen mejor que nadie.  Además normalmente me mandan a la sala, para que “no trabaje” y no me dejan participar de la cocinadera, por amabilidad. Pero ya las convencí de que me gusta, de que lo contrario me aburre, y de que me viene bien la platicadera para practicar mi árabe. 


Si te interesa, te dejo la receta al final.

Salam!


Relleno:
Carne magra molida, cocida en un poquito de aceite de olivo, salpimentada, con cebolla rallada (o picada muy finito), un poco de ajo prensado, cardamomo apachurrado en un mortero.
Jitomate picado chiquito
Menta fresca picada chiquito
Un poco de chile verde sin semilla, picado muy chiquitito
Sal, Pimienta
Comino
Más aceite de olivo
Un poco de nuez moscada
Arroz Calrose que se pone en un recipiente y se cubre con agua hirviendo. Se deja reposar 5 minutos. Se enjuaga en un colador hasta que el agua deje de salir blanca. Se mezcla con la carne y las verduras picadas.

KUSA
Calabacitas japonesas tiernas. Se les quita el “rabo” y el tallo y se ahuecan con un pelapapas, con cuidado de no romperlas.

Se rellenan 2/3 partes con la mezcla de arroz. Se prepara aparte un caldillo con caldo de pollo, puré de tomate y se sazona con tomillo, laurel, cardamomo y sal y pimienta y se colocan las calabacitas en una olla, todas en vertical. Se cubren con el caldillo y se deja caer algo de caldillo dentro de las calabacitas. Se tapa la olla y se cuece a fuego lento hasta que el arroz esté bien cocido. Se pueden poner también berenjenas mini rellenas igual, papas, pimientos, jitomates....



DIWALI (HOJAS DE PARRA)
Se cortan hojas de parra tiernas,  y se blanquean, es decir se pasan por agua con sal y consomé en polvo hirviendo, con un poquito de aceite de olivo. Si no se van a usar inmediatamente, se ponen en bolsas al vacío y se congelan.
Con estas hojas, con el lado reverso hacia arriba, es decir, el lado que tiene las venas de la planta para arriba, se les pone en medio un poquito de mezcla de arroz y carne. Se enrollan como taquitos apretados, doblando las hojas de los lados para que queden cerraditas.
Se acomodan en una olla express de modo que queden apretaditas. Se ponen también varias cebollas chiquitas, unos dientes de ajo, tres o cuatro tomates chicos (saladet está bien) y piezas de pollo encima. Se pone agua salada con caldo de pollo en polvo,  y un chorro de aceite de oliva virgen, pero siempre está todo bien apretado en la olla. Se pone a fuego lento 45 minutos .





HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...