jueves, 21 de marzo de 2019

Llegó Primavera




            Esto de Febrero loco y Marzo otro poco ahora sí, en mi pueblo, se salió de quicio por completo. Has de saber que en el Levante, suele llover y hasta nevar en Diciembre y Enero, un poco en Febrero y ya. Este año ha llovido a cubetadas desde Noviembre. Tuvimos una inundaciones en Petra, en el Desierto del Negev y en Arabia Saudita. Hemos tenido nevadas y granizo en Febrero y hasta en Marzo. La semana pasada, mediados de Marzo, tuvimos un día de 6 grados, ventoso y mojado, un clima como de castigo, horroroso, y al día siguiente 23 grados, un sol radiante y un calor en el coche como el que sabe hacer aquí. Nos estamos pasteurizando efectivamente. Y dicen que el cambio climático es un mito.....

            El resultado de este asunto, es que la primavera viene un poco tarde, pero viene con todo. Al haber habido tanta lluvia en una zona en donde cualquier gota de agua causa que lo que pueda reviva de volada, pues el clima es más bien desértico, todo está espectacular. En Febrero me tocó ver las arenas del desierto todas cubiertas de florecitas moradas y blancas, Amman está todo verde, cosa rarísima y el valle del Jordán, que de por sí es la zona más verde de por acá está espectacular, todo lleno de flores silvestres, además de que los cerezos, almendros, ciruelos y duraznos están todos floreados. Para donde voltees es una postal.

            Ayer fui a ver a Ummi, porque aquí el día de las Madres es el día de la primavera, y tuve chance porque no tenía chamba y Alarís dejó a unos Ingleses acomodados para pasar un par de días en Petra, así quisieron, y se regresó para hacer su examen final de Español. Hizo su examen y nos fuimos a ver a su mamá un día, porque el tenía que regresar  al sur a por su gente y yo tenía cosas que hacer en Amman y un tour a Jerash con diferentes personas al día siguiente.  Total, hizo su examen, mientras llevó un coche a arreglar, y nos lanzamos al pueblo con el correspondiente regalito para su mamá .
            Estaba en la tarde sentada en la terraza tomando el sol y platicando con Ummi, trabajando un poco, mientras Alarís fue a visitar a alguien de volada. Me dijo Ummi: “¿Quieres que vayamos a caminar al campo?”. Le dije, No, gracias, estoy bien, y tengo cosas que hacer. Hizo como que no me oyó, y me dijo, “Pero,¿ qué zapatos te vas a poner?” Vi que resistirse era inútil y le señalé mis flipflops que estaban junto a la puerta. Ya me estoy volviendo árabe. Con esto de que hay que ponerse y quitarse el zapato sin cesar para entrar y salir de la casa, ya tengo unas chancletas atopadizas en casa de mis suegros. No, “Shoes, shoes”, dijo en su poco inglés, entonces subí corriendo a por unos tennis, ya que insistía.  Me esperaba ya afuera, como perrito junto a la correa, con su hija chica, cada una con una bolsa en la mano. Sospechoso..... Le pregunté que qué íbamos a cortar. Ya la conozco, que le encanta ir a la cacería de las hierbas silvestres en primavera. Me dijo que a ver, Khobeze, o diente de león que sabe que los dos me gustan, o a ver que. Le vi los pies, y ella traía no solo chanclas de meter, pero chanclas con taconcito. A mi me mandó por los tennis, pero ella iba muy puesta de vestido y con chancletas. Pues bueno. Le dije que si quería que trajera unas tijeras. Me vio como loquita, me dijo que ya traían cuchillos.

Así armadas pues, salimos a buscar no se bien que.
            No hay forma de describir la belleza del campo. Que bueno que me insistió  para que fuera. La gente viaja a Japón a ver los cerezos en flor. En donde viven Ummi y Baba hay campos completos de cerezos que están cuajados de flores, almendros floreados y todo está rodeado de pasto y flores silvestres, entre campos de olivos. Estaba cayendo el sol, como ha llovido no había polvo y se veía a lo lejos Jabal el Sheikh, una montaña grande llena de nieve en Líbano, pues viven pegadito a la frontera con Siria y Galilea, donde convergen los cuatro países: Jordania, Líbano, Israel y Siria.
            Mi cuñada y yo estábamos por supuesto baboseando y tomando fotos, cuando voltee a buscar a Ummi y solo se veía parte de su espalda salir de una espesura de plantas y estaba enloquecida cortando unos cardos espinosos que tienen un tallo muy jugoso, parecido al apio, pero son completamente silvestres. Estaba feliz quitándoles las hojas y metiéndolos en su bolsa. Esa fue la expresión que usó: Bjennen, me enloquecen, y sí, se veía trastornada.
  Luego decidió ir a por hojas de diente de león, que yo tomo en té a veces, y el año pasado una tía de Alarís me regaló frescas y me dijo que se comen en ensalada. Están muy buenas. Traté de ayudarle, recogí unas poquitas, de las que yo pensé que eran correctas. Cuando la alcancé, porque solo la oía agarrar monte,  estaba, literal sentada en la calle, rodeada de una montaña de hojas como de lechuga larga. Me dio un ataque de risa. Le dijo a su hija, “Le va a contar a su mamá que nos sentamos en la calle a cortar hojas”. Me dio más risa. Le pregunté que de donde había sacado la lechuga. Ahora le dio risa a ella. No era lechuga. Eran hojas de diente de león. Lo que yo corté quién sabe que era. Lo tiró.  Como ha llovido tanto, crecieron a lo bestia y estaban enormes. De pronto se oyó que venía coche. Le dije que porque no nos quitábamos de la calle. Me dijo, se quitan cuando hay perritos o borregos, igual que se quiten para darnos espacio.  .......OK......Tenía hojas como para poner una tienda. Pretendía mientras alimentarnos tallos, hinojo y quién sabe que tanta cosa, pero yo no podía comer más, había comido en su casa riquísimo.

            Alarís me habló por teléfono para ver donde estaba, le dije que sentada en la calle en un camino rural, le oyó decir a Ummi en dónde y vino a buscarnos. Aparte, trajo de Petra un BMW convertible que un amigo suyo le pidió de favor llevara a Amman a cambiarle una pieza del aire acondicionado y entonces pasó por nosotros en esa cosa. Ummi decía que se sentía la Reina Isabel, paseando en descapotable. Casi me atraganto de la risa. Le dije, cosa de que te consigamos un sombrero horroroso y ya estás.
            Pues me regaló la tonelada de hojas de diente de león, que tengo remojando en la cocina en agua con sal para quitarles lo amargo. Voy a tener suficiente para congelar ensalada para varios meses. Está buenísima. No terminé de hacer la chamba que estaba haciendo pero me divertí muchísimo, vi cosas lindísimas y hasta me llevé varios kilos de ensalada a mi casa. No me fue nada mal.
            Es oficial, llegó la primavera.
Salam!

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...