viernes, 22 de febrero de 2019

Caldo de Enfermo


CALDO DE ENFERMO
 La última vez que estuve en México, cuando ya me iba a ir, me preguntó mi mamá que quería comer, que fuera de mis comidas favoritas. Le dije que caldo de enfermo por favor. El caldo de pollo con verduritas, arroz y pollo es de mis comidas favoritas en el mundo mundial . Le digo caldo de enfermo porque eso me  mandaban a hacer de comer en mi casa cuando estaba mala de la panza, pero es una comida que me encanta en cualquier circunstancia.

            En mi otra vida, todas las semanas hacía una olla inmensa de caldo de pollo. No es broma. El exposo me regaló una olla industrial que tenía hasta un indicador de presión como de autoclave a la que le cabían 25 litros  y ahí preparaba un caldo buenísimo, que luego metía en grandes contenedores al refri para que se hiciera sólida la grasa y luego usarlo como base para la sopa de todos los días y para cocinar de todo, a veces caldo de enfermo, como no.
            Además, me gusta comerlo en donde lo encuentro. En algunos lugares lo llaman Caldo Cantina o Caldo Loco y te lo traen muy elegante, con los tropiezos aparte, el caldo en una jarrita, pero al final es la misma historia. Enfrente de la Cruz Roja hay un par de lugares enormes que hacen muchísimos caldos de pollo. Uno es mejor que el otro.  Te  ponen el caldo de pollo  con lo que quieras: tlalpeño, normal con pierna y muslo, con pechuga, con higaditos. Aparte te traen cebollita, cilantro, chile verde y limón. Además hay quesadilla, sopes, enchiladas y muchas cosas que nunca he comido porque voy por el caldo de pollo.
            Aquí en Musulmania no se acostumbra comer sopa, salvo addas, sopa de lentejas descascarilladas, que por lo tanto queda como una crema de frijol más o menos, con pedazos de pan, y se come en invierno, o sea que no hago caldo de pollo casi. Hay unas sopas instantáneas como esas que en México venden por todos lados y son igualmente muy populares. Aquí se llaman Indumi, allá hasta en los puestos de la calle les dicen Maruchas: Se venden Maruchas, o Ay agua para Maruchas (Así con doble falta de ortografía, claro). También se comen alubias, pero se acostumbra en vez de comerlas como sopa con cuchara, mezclarlas en un plato extendido con arroz blanco.
            Total que ahí muy de vez en cuando, si me da la nostalgia me preparo mi caldito de pollo y me lo como yo sola, cuando no está Alarís, porque le hace el feo. Pero ahora la cosa ha cambiado y tengo un nuevo adicto al culto a la sopa.
            Resulta que Alarís cuando se pone nerviosito le da colitis.  Aquí las ideas sobre como se curan las cosas son muy diferentes. En vez de darte caldo de pollo o pan tostado y jugo de manzana o Gatorade, te dan jugo de naranja y yogurt con ajo (es en serio). En el hospital, te dan arroz con pollo- tipo paella- y un yogurt, en vez de una gelatina y un consomé con una pechuga a la plancha. Así es. Y la medicina natural que la gente toma para el estómago es una cucharada de lumi en agua. El lumi es una especie de limón seco, hecho pasa y molido.  Alarís se estaba retorciendo de colitis porque traía una bronca y venga a tomar lumi, a no desayunar ni comer, pero en la cena cuando ya le daba hambre le ponía un buen de habanero a lo que se fuera a comer y a lo mejor se echaba un yogurt al rato. No se estaba componiendo nada.

            Lo convencí de probar la manera mexica. Le zumbé unas buscapinas con un té de manzanilla. Le confisqué el habanero y le preparé una olla grande de caldo de enfermo con pollito deshebrado y arroz, zanahorias, calabacitas, papas  y cilantro.  Lo probó como por hacerme el favor. Puse en el congelador un tupper grande y dejé otro en el refri. Pues en dos días se losacabó los dos y decidió que eso sí era la neta del planeta y claro que se compuso de la panza. Más por alejarse del habanero que por el caldo de pollo, yo creo, pero en fin, se convirtió en un firme creyente en los poderes curativos del caldo de enfermo.  Ahí quedó la cosa.
            Resulta que hace meses escribí que a una hermana de Alarís la iban a operar para quitarle unos tumores en el pecho. Esto fue por ahí de Octubre, con motivo del mes del cáncer de mama. Pues hasta ahora, fines de Febrero se los quitaron. Uno de ellos, resulta que lo tiene desde hace 20 años, pues pensó que era “normal”, hágame el favor. El otro se lo encontraron no muy normal y le dijeron que había que quitarlo, pero por lo visto no les corrió prisa, pues le programaron la cirugía para Febrero. Así sin más.  Pues viene a que la operen a la Ciudad Médica que está enfrente de mi casa y es un complejo de hospitales militares grandísimo, mismo donde fui a dar cuando me atropellaron. Hasta me dieron escalofríos al entrar. No había vuelto desde entonces.  Vienen con ella su marido, su hija puberta y una hermana para cuidarla. Alarís ya andaba renegando que la hija, que qué inútil, que si ella no se podía ocupar, que si…… Le dije, espérame tantito. La chava se ve grandota pero tiene doce años, es hija única, la han tratado toda la vida como un bebé y por tanto, se ve como una mujer pero es una niñita. Por supuesto que no se puede hacer ella responsable de su mamá en un hospital público de concentración donde hay que estar truchísimo  para que te atiendan, para robarte sillas de los cubículos vacíos, para conseguir una cobija, para lo que sea. A la escuincla le van a ver la cara seguro.
            Pues total que pasó la noche previa a la operación en el hospital ella sola, en la mañana vinieron los acompañantes a verla entrar a la cirugía y fuimos Alarís y yo de personal de apoyo. Cuando salió de la cirugía la recibimos en su cuarto. Me llamó la atención que aún drogadísima y en la camilla, con gorrita de magitel y batita de loca, traía un hijab puesto por encima de la cabeza. No le iban a hacer la canallada de pasearla por los pasillos con la cabeza descubierta, faltaría más. Así son aquí. Llegó al cuarto y lo primero que pidió fue cambiarse por supuesto. La ayudaron la hermana y la hija a ponerse algo “decente”. Yo mientras me dediqué a robar sillas de donde pude, porque estábamos 5 visitas en un  cubículo como los del IMSS con una cama rodeada por cortina.  Es bien común que haya muchas visitas y que la gente venga de todo el país y se quede indefinidamente interna y las visitas con ellos, porque no tienen manera de regresar a sus pueblos, los recursos para ir y venir o para cuidar del enfermo en su casa.
            Jordania al hacerse independiente vendió su petróleo a Estados Unidos y además hizo una alianza política a cambio de estabilidad cambiaria. La moneda jordana es fuertísima, pero la economía real no lo es. La realidad es que el gobierno subsidia al 80% de la población que hace carrera militar o  trabaja en algún cuerpo de policía y de esa manera recibe un sueldo y prestaciones vitalicias, pero a la vez se mantiene a la población controlada y pobre para que no sean una amenaza para la frágil estabilidad política de Medio Oriente.  Es un círculo vicioso. La gente cree que el ser militar es una carrera segura, si segura, pero muy apenas. Los hospitales militares son buenísimos, pero están a reventar, pues la gente no tiene para atenderse  de forma privada, no tiene para irse a su casa y entonces se quedan ahí hasta que los corran.

            Para no estorbar, nos fuimos a la casa, nos llevamos a la cuñada que se iba a quedar a dormir en el hospital, para que descansara un poco. Al estilo de acá, nadamás llegar, la vi incómoda. Como pensaba quedarse en el hospital no había traído ropa de casa. Les gusta ponerse pijama o pants al llegar de la calle, les choca andar vestidos. Rápidamente le ofrecí unos pants, que se calzó feliz. No había yo hecho nada de comer, pero felizmente tenía varias sobrinas que sacamos y nos hicimos unos sándwiches.  Luego Alarís me dijo, como no queriendo la cosa, que si habría por ahí un poco de pollo, que si habría forma de hacerle a la hermana malita un poco de esa sopita que…… Jajajaja! Le dije que faltaba más. Me lancé al súper de la esquina a por lo que me faltaba e hice una ollota de caldo de enfermo. Acá también es común que la gente lleve todo tipo de comida al hospital. Además de la que te dan ahí, llevan picnics completos. Pues total que les puse un tupper grandote, un cacharro eléctrico para hervir agua para calentar el caldo, en otro tupper el pollo deshebrado y los tropiezos, unos bowls  y varias cucharas y allá fueron.  Ya se iban y Alarís dijo que tenía que comerse un poco, que si no había tos. Pues se comieron un plato antes de irse, de lo que había quedado acá. 

Al rato volvió Alarís, ahora con el cuñado y la sobrina, que ni modo que durmieran donde. Ese cuñado es el más tradicional de los esposos de las hermanas de Alarís. Es de lo más tímido y sé que le saca de onda terriblemente el tener una parienta tan extraña como yo.  El quedarse en mi casa le consterna. Le dije que no muerdo, que mi casa es su casa, traté de no acercármele. Por supuesto en la mañana salí en bata, para no ser indecente en cuanto oí que alguien estaba levantado. Me preguntó algo que no entendí. Le pedí que me lo repitiera más despacio. Quería saber para donde estaba algo, no sé si el hospital…. Ya entendí. Quería saber para donde estaba la Mecca, quería rezar. Faltaba más! Saqué el tapetito que para ese fin poseemos y le dije para donde y ya se puso muy contento a hacer sus caravanas, mientras yo ponía el café y veía a ver que les iba a dar de desayunar porque no tenía yo planeado recibir tanta visita, no habían tantas provisiones. Tenía unos pocos frijoles refritos congelados, unos bolillos igual, y algo de queso: pues molletes serían, huevos, café y té y tan tán. Lo que había.
            Les pareció bien, y si no, lo disimularon, desayunamos y fuimos al hospital otra vez. La sobrina se rió de mi muchísimo porque le hice una bolsita con zatar y otra con chocolates y una notita de agradecimiento a una hermana de otro concuño que es la encargada de la comida en el hospital y que estuvo muy al pendiente de la hermana de Alarís. Es una niña encantadora, y a mi me gusta ser agradecida. No tenía otra cosa que darle, y sí le quería dar las gracias de alguna manera.
            Resulta, que a la manera jordana, como iban a comer solas las hermanas de Alarís, les parecía majadero, pues repartieron sopa por toda la sala, a todos los enfermos y visitantes y en la mañana decían todos, ella es la que hizo la sopa de pollo. Muy chistoso, como si  hubiera mandado algo rarísimo y no un consomé. Fue un éxito. Le digo a mis cuñadas que ya saben, pueden poner otro negocio: un changarro de caldos.  Aquí no hay crudos, pero las sopitas siempre caen bien y yo las siento como un modo de apapacho. A lo mejor por eso me gustan tanto. El olor de la casa a tomillo, laurel, apio y pollo, el sabor y calor al comer el caldo, es para mi un ritual de cariño. Así me los pidió Alarís, como un cariño para su familia y como tal me lo agradeció, innecesariamente, pero es buen detalle.
Salam!

miércoles, 13 de febrero de 2019

LA HERENCIA YAKIMESHI


LA HERENCIA YAKIMESHI



Hace ya varios años, busqué trabajo en una universidad que el PPPP (inserte aquí cualquier cantidad de adjetivos que empiezan con P para el Preciso Pejelagarto, lo dejamos a gusto del consumidor, de manera Montessori),  llamaría fifí, porque me quedaba cerca, mis niños eran chiquitos y estaba cómodo. Antes había dado clases en el IPN, mientras estudiaba mi postgrado, ya que para que los compañeros no me trajeran de bajada, por fifí, estuve becada y para pagar la beca- que no solo pagaba la colegiatura, si no que te daba un sueldo para vivir mientras estudiabas, una cosa padrísima-, había que sacar buenas calificaciones y devolver a la nación algo de lo recibido dando clases. Además, fui de estas gentes a las que hablar en público era lo peor que les podía pasar, al grado de llorar cuando era mi turno en los odiosos eventos de oratoria del colegio y de darme fiebre, literal cuando tenía que hacerlo.  Por haber elegido las ciencias, tenía que exponer trabajos a manera de seminario con frecuencia y decidí que la manera de vencer el miedo era tomar el toro por los cuernos, o sea que, a dar clases y perderle el miedo al escenario. Tan se lo perdí, que luego muchos años fui speaker para la industria farmacéutica y me aventaba conferencias sin problema delante de un auditorio de tres mil personas, pero, por variar, ya se me está yendo el chivo al cerro.


Total que entré a dar clases en la H. Escuela de Medicina Fifí, en donde para mi sorpresa, había bastantes alumnos vaquetones y mañosos, a diferencia de los alumnos que había tenido en el Poli, que en general eran gente con muchos más retos, que a menudo trabajaban, estudiaban y tenían familia al mismo tiempo, no habían estudiado inglés y de todos modos se rifaban como los grandes para leer y comprender los artículos, para aprender lo que tocaba y son gente trabajadorsísima. Mis nuevos alumnos si podían se hacían mensos, entregaban unos “trabajazos” de copy-paste, traducían artículos científicos con traductores automáticos del internet y hacían ese tipo de monaduchas. Unos estuches (de monerías). Ojo, no todos. Hubo seres humanos maravillosos, gente con la que aún conservo amistades buenísimas y gente a la que admiro y que a la fecha son mis médicos de cabecera y que recomiendo a ojos cerrados. Otros, si los veo en un hospital, corro.
A causa de los mañosos y horribles, al empezar mi segundo semestre como maestra en la mentada institución, quise amedrentar un poco a mis nuevos alumnitos, para comenzar con una sana dosis de terror hacia el docente, como debe de ser. Tenía yo por entonces la a veces inútil cualidad de poseer una memoria fotográfica. Ahora de repente no me acuerdo ni si traigo ropa interior, pero entonces una Xerox me hacía los mandados.  Entonces miré con algo de atención la lista de alumnos de mi nuevo grupo. Me la guardé en la bolsa y entré al salón y pasé lista de los 34 alumnos, con nombres completos y dos apellidos de memoria sin que se me fuera uno. Claro que los aterroricé. Y les dije, así mismo, si se les ocurre por casualidad entregar un trabajo copiado, hacer un copy-paste, plagiar un párrafo de un libro o un artículo, si lo he visto, no se me va a olvidar y con la mano en la cintura los repruebo. ¿Estamos? Surtió efecto.  El único momento en el que mi acto de Bruja Escaldufa se medio tambaleó fue cuando al decir un nombre y voltear a ver quién decía “presente” casi se me sale una carcajada. La alumna en cuestión se quedó con cara de incógnita.

Ya después con más confianza me preguntó porqué me había dado risa cuando la vi y le dije que porque me la había imaginado diferente y nos morimos de risa porque le dije que en mi absoluta ignorancia y como estaba concentrada en mi acto de Malvada, en mi cabeza su imagen era 100% Takataka, me la imáginé como una niñita Japonesa siendo que sus apellidos son muy, muy judíos y su apariencia si cuadra con eso, de ahí mi risa, al darme cuenta de el tamaño de mi estupidez. El hecho de que el nombre completo con los apellidos tuviera una serie de sonidos de parejas de consonantes y vocales a mi me hizo pensar que era Oriental, por burra , tuve un hipo mental, si quieres.
            Bueno, pues esta alumna a la que quise mucho, no acabó siendo médico, no fue lo suyo, y yo no acabé en lo que estaba tampoco, pero nos hemos seguido recordando con cariño y de vez en cuando platicamos.
Un día ella vio una de mis publicaciones en Facebook sobre un viaje a Tierra Santa y me preguntó que andaba haciendo y le conté. Me dijo que un pariente suyo se dedicaba a lo mismo que yo, en Israel, que si me interesaba, me daba sus datos. Le dije que sí. Pensé que no perdía nada en hablar con él, ver si éramos de la misma mentalidad, de la misma manera de trabajar y a lo mejor podíamos hacer cosas juntos. Por ese entonces yo me acababa de salir de la agencia de viajes en la que empecé a trabajar en Musulmania, y cuando mandaba gente a Israel, o bien la llevaba yo, o la mandaba con la gente con la que trabajaba la agencia en la que estuve, que no me encantaba y tenía otro par de contactos, pero no estaba del todo contenta.

Pues resulta que ha sido una de esas “casualidades” en la vida, de las que no puedes más que dar gracias a Dios todos los días. El tío y yo nos hemos entendido de maravilla, trabajamos juntos increíble, hasta muy amigos ya somos. Lo invité con su esposa a venir a Jordania y quedarse en nuestra casa, para que conozca los lugares de los que le platico, que vea como es a donde manda a su gente, porque yo si he tenido la suerte de ir a su país, que es precioso. No hemos tenido oportunidad todavía de armar el plan, porque trabajamos mucho unos y otros, pero un día de estos se nos va a hacer.
Alarís el otro día me preguntó que desde hace cuanto conozco al tío, ya que somos tan cuates. Entre carcajadas le dije, no me lo vas a creer, pero nunca lo he visto. Nos conocemos de llamadas por teléfono, de whatsapps y correos, de que el confió en mí porque me recomendó Oyuki y yo confié en el por lo mismo y al final, hemos hecho muy buenas migas.  El le da valor agregado a los viajes que yo vendo, porque como agente en Israel es el mejor, hace los mejores tours, es mexicano como yo y por lo tanto da servicio como nos gusta y como estamos acostumbrados la gente de México- que no es baba de perico, ¿verdad que el servicio en México es el mejor del mundo?- , sabe como viajamos los latinos, se conoce Israel de arriba abajo, conoce a todo el mundo allá, sabe todos los enfoques de su país: político, cristiano, judío, musulmán, histórico y sobre todo, disfruta inmensamente lo que hace y lo transmite a la gente que tiene la suerte de viajar con el y con la gente que trabaja para él.
De manera parecida he ido haciendo mis contactos con gente en Egipto, en Líbano, en Turquía, en Omán, en los Emiratos, pero definitivamente, el tío de mi queridísima alumna- a la que por el favorzote le debo un tour gratis, que ya le ofrecí y estoy esperando que se decida a venir-, ha sido un regalazo.
El destino tiene sus maneras de ponerte en el camino a la gente que necesitas. Yo he tenido miles de ejemplos clarísimos de que así es la cosa. Me moría por venir a Jordania, desde hacía años, algo me llamaba a este lugar, pero cuando iba a venir no vine. No era el momento. Vine cuando tenía que venir para después volver, porque aquí me tocaba vivir. Encontré una familia,  un nuevo trabajo, que me encanta, en algo completamente distinto a lo que hacía y he tenido la suerte de ir coleccionando gente buena con la que trabajar para entre todos hacer un equipazo para atender a nuestra gente y que siempre se vaya contenta.
¿Qué más se puede pedir?

Salam!

Si quieres viajar para acá con nosotros, juntos o por separado, te dejo los datos:

 http://www.almarasems.com (estamos con la página en obras), pero búscame en FB o en whatsapp. 





viernes, 1 de febrero de 2019

SE CASO TACHO CON TENCHA LA DEL OCHO...


SE CASÓ TACHO, CON TENCHA LA DEL OCHO….

            Así empieza la canción de mi queridísimo Chava Flores- que si no conoces, deja inmediatamismo lo que estás haciendo, mete primera en Youtube y escucha una o varias joyas de sabiduría popular de este gran músico mexicano- narrando una boda de barriada en mi México.  La he recordado muchísimo por dos razones. Una, como ya platiqué antes, Alarís se está escolarizando en el uso y manejo del castellano y por lo mismo le da por oír en el coche cuanta música en español me da por recetarle. Lo mismo le pongo a mi queridísimo Miguel Bosé, que a Timbiriche, a Marco Antonio Solís, a Juangas, a K-paz de la Sierra o a Lila Downs o Chava Flores, para que eduque el oído, tanto lingüístico como musical y sirve que yo me doy el gusto de oír mi música. A veces hasta lloro como babosa, como el otro día oyendo México en la Piel en la carretera, pero esa es otra historia.  La otra razón por la que la cancioncita del buen Chava no se me sale de la maceta, es porque una de mis cuñadas se casa este viernes.
He ido a varias bodas ya en estas tierras. Algunas de pueblo, algunas más “occidentalizadas” en la ciudad, pero nunca me había tocado ver todo el preparativo desde tan cerca y ha estado muy padre. Otra oportunidad de conocer las muchas diferencias culturales que tenemos, y el contraste ha sido muy real, porque uno de mis hermanos se va a casar también y me han tocado vivir los preparativos de las dos bodas en paralelo.

            Esta niña en realidad ya está legalmente casada. Como se acostumbra aquí, firmó el contrato que la hizo esposa del galán en cuestión hace más de un año. Como están muy chavitos y apenas estaban construyendo su casa, ella siguió viviendo con sus papás y el con los suyos, pero al ser ya esposos legales, tuvieron este año y pico una relación como un noviazgo tradicional en México, como el que hubiera tenido una pareja de niños bien hace 30  o  50 años. El la visita en casa de los papás, la invita a veces a su casa, la lleva a algún lado, siempre acompañados, pero eso aquí, sin contrato de matrimonio de por medio es imposible, a menos que seas un bicho raro como yo.
            Total, que a medida que fueron terminando la casa, se fue haciendo real la posibilidad de irse a vivir juntos. La familia de él, desde que firmaron el papelito, la consideró a ella una hija. La visitaban con frecuencia, no solo el novio, si no muchas veces los papás, hermanos, hasta traían a la abuelita. Siempre le traían algún regalo para que se fuera ajuareando. Algo de ropita, algo para su casa y así ha ido armando su itacate de cosas, entre lo regalado por la familia de él, la de ella y el novio. Nosotros les hemos ido ayudando también: una hermana les regaló las cortinas, nosotros la tele y el receptor, otra hermana el colchón, le hemos traído juegos de pijama cachondones a escondidas de Ummi, maquillaje, detallitos que ha ido atesorando entre las hermanas, cuñadas y amigas.
            Finalmente hace un par de meses pusieron fecha y entonces sí los preparativos en forma empezaron. Todo un tema. Yo nunca lo pensé así, pero claro. Si en los países occidentales el arreglo de la novia y el vestido es todo un evento, aquí, en donde el día de la boda será probablemente el único en el que la novia se vista de manera occidental y enseñe el pelo, aunque en una boda tradicional como va a ser esta, sea solo al novio y a las invitadas mujeres, la decisión no se toma a la ligera.
            Estuve en México hace un par de meses y vi que una amiga de una parienta estaba vendiendo su vestido de novia, precioso a un preciazo. Se me hizo una súper oportunidad y se lo ofrecí a esta novia. Si lo quería, yo encantada se lo llevaba. Le dije que de ninguna manera se tenía que sentir comprometida porque le ofrecía yo regalárselo. A mi me pasó, cuando me iba a casar acá, que una amiga me ofreció muy mona que me arreglara y me maquillara una amiga suya que venía de Líbano de trabajo, trabajan para L’Oreal. Me dio pánico. A saber si me iba a dejar como la Matahari y por compromiso me iba a tener que quedar así. Le dije que muchísimas gracias pero que prefería pintarme y peinarme yo solita, ante su consternación.   Bueno pues total, que le mandé fotos y me dijo que estaba divino, pero que tenía mucha ilusión de ponerse un vestido strapless porque iba a ser su única oportunidad en la vida de enseñar hombro y escote y ya tenía uno visto. Que estaba precioso el español, pero que prefería el que sí se podía probar y que había imaginado siempre. Hombre, muy válido por supuesto.
            Lo del peinado ha sido todo un tema. Llevamos semanas discutiendo el punto. Que si tal peinado o tal otro. Que opinas de este, del otro. Esta chava tiene un pelo como de la princesa Yazmín de Aladino, largo, negro y precioso, y es su única oportunidad de lucirlo. Ahora, también la cosa es que ha visto doscientas fotos arregladas con aerógrafo, de revistas y de internet y pues a saber como se vea el mismo peinado en ella y si le vaya a aguantar. También las peluqueras de aquí tienen poca práctica y no son tan duchas porque la mayoría de la gente nunca enseña el pelo, o sea que cuando se lanzan a hacer peinados elaborados, usan cantidades de producto atroces y las dejan bastante horrorosas o bien el peinado les dura diez minutos. Le dije que pidiera una prueba. Los arreglos de novia acá son carísimos y son todo un tema. El novio paga el arreglo de la novia y muchas veces el de toda la familia de ella también. No se si esta vez vaya a ser el caso. Si sí, pobrecito novio, donde que en esta familia son 6 hermanas, más la mamá, pues el chistecito le va a salir como lumbre.  Total que pidió la prueba y le dijeron que si. Le dije que por favor, por vida suya, no dejara que en el salón le toquen las cejas, porque aquí hacen cosas horribles las “profesionales” con las cejas de las mujeres.  La neta no es asunto mío, pero es una niña guapísima y no quiero que la dejen como Neto y Titino.  Al final fue a la prueba y puros cuentos, le dijeron que no les había llegado el “catálogo”, ni le enseñaron nada, ni le hicieron nada.
            Todas  han estado planeando que se van a poner, buscando los vestidos, planeando el peinado y no se ha hablado de otra cosa. Yo aquí tengo tres vestidos tradicionales árabes y dos vestidos occidentales como de boda. Les pregunté qué querían que me pusiera y las dejé escoger. Escogieron ellas. Me dijeron también que qué me iba a hacer en el pelo. Que compromiso. Pues un chongo como siempre, hecho por mi misma, porque no había acabado de encontrar peluquería en el país y mucho menos en el pueblo.
            Pusieron cara de “Ah que aguafiestas”. Changos.  Pues habrá que echarle más ganitas. Que me lanzo a una peluquería con baño turco que hay por mi casa. Había visto el lugar por el baño turco que investigué para un viaje de mujeres y está súper padre. Al entrar vi el salón y tenía buena pinta.  Como había tenido un par de experiencias fallidas en este tema antes, ya estaba un poco escamada. Primero fui con un peluquero que me dejó con el pelo de un color sospechosísimo y me cobró un dineral. Muy mal. Después, el día de mi boda, ante esa experiencia, solo fui a secarme el pelo, lacio a un salón y luego yo sola me hice el chongo. Pues en ese salón, la señorita sostenía la pistola prendida entre sus piernas mientras me acomodaba el pelo, a riesgo de calcinarse las partes privadas y yo no podía parar de reírme. Ante esas historias, no he vuelto. Cada que voy a México me corto el pelo y me pinto yo sola en mi casa aquí. Pero en atención a la boda, que me lanzo a probar. Hablé primero para que no me salieran con sorpresas a la hora de la cuenta, y el precio me pareció razonable. Me apersoné y me pintaron el pelo, me cortaron, me pusieron un “baño de aceite”- un tratamiento hidratante-, me secaron, todo por un precio muy decentito y en un ambiente muy agradable. Con sus toques de color local claro. Por ejemplo, la señorita, mientras me secaba el pelo, de pronto se rascaba su propia cabeza, fuerte, con el mango del cepillo redondo que usaba para peinarme. Me costó trabajo mantenerme seria. Se sorprendió muchísimo de que le dejé propina. No se que clase de viejas brujas irán a ese lugar. Es un salón bueno en una colonia buena. ¿Que no se acostumbrará? Alarís siempre le da propina a su peluquero y yo siempre lo he hecho en todas partes.  Pues, rascada aparte, quedé muy contenta y cuando me vieron mis cuñadas, ya están mucho más animadas de que estoy participando del espíritu festivo que el evento amerita.
            Llegamos el Martes al pueblo, después de las clases de Alarís, porque también veníamos a un velorio. La boda es el viernes, y como el trabajo de oficina lo podemos hacer desde aquí, ya nos quedamos hasta  la fiesta.
            El martes vino a dormir a casa de Ummi y Baba otra cuñada. Pregunté si solo por el gusto de hacer pijamada. La novia me dijo, si y no. Viene a ayudarme con la cera y el azúcar. ¿Cómo así? Claro, las mujeres musulmanas acostumbran depilarse toditito el cuerpo. Supuestamente cada 24 días, pero la realidad es que esta niña no acostumbraba depilarse y ahora que se va a casar decidió que era hora de hacerlo. Ella sola se depiló los brazos pero quería que sus hermanas la ayudaran a depilarse todo lo demás. TODO. Salvo cejas, pestañas y pelo de la cabeza, se depiló  toditita, pobrecita: patillas, cara, cuello, entrecejo con hilos, espalda, brazos, pecho, panza, piernas y todo lo que caiga en medio con una mezcla de cera y caramelo.  Tuvieron que venir otras dos hermanas también a dormir y a ayudar.
            Todo esto lo tuvieron que hacer a intervalos porque como se acostumbra aquí, empezaron desde el miércoles las visitas imprudentes. No solo se invita a la boda a todo el mundo. Literal a todo el pueblo y todo mundo puede invitar a quien quiera. Veo a mi hermano y a mi cuñada haciendo su lista, checando sus compromisos, viendo para cuantos invitados tienen espacio y presupuesto. Aquí les vale sombrilla. Tanta planeación y tanta cosa, las fiestas de boda duran de dos a tres horas solamente y solo se da pastel y algún postre y agua o refrescos. Si la gente está apretada en los salones, pues se aprieta y ya está pero todo el mundo está invitado. Pues resulta que los invitados no tienen suficiente con ir a la fiesta, no. Vienen a la casa a “felicitar” unos días antes, imprudentísimos, cuando la gente está ocupada con los preparativos y claro, hay que darles fruta, café, te, fuman sin cesar- en la sala donde estaba el vestido de la novia!!! A mi casi me da un ataque de que lo estaban apestando todo-  y no se van hasta las tantas.
            El día antes de la boda se acostumbra como los gringos y los ingleses hacer una fiestita para la novia y una para el novio por separado. Nada loco como los occidentales. Muy moderado el asunto. Acá a veces a las novias se les pone henna en las manos, pero esto arranca con los festejos y los buenos deseos.
            Mi hermano como se casa fuera, también va a tener varios días de festejo, pero muy diferentes. El menú, el golf, la tornaboda, todo el tema. Para Alarís va a ser su primera boda en México y lo tengo practicando bailes mexicas, porque solo sabe bailar lo que se baila aquí, dubka. Dice que seguro lo estoy cotorreando y que va a ser el único menso que  pretende bailar cumbia. Si supiera! Lo bueno es que es alivianadazo y tiene muy buen ritmo y sentido del humor o sea que no tiene ni medio problema, pero si va a ser un shock cultural de los buenos.
            Los festejos van a ser bien distintos. En México va a haber un golf para los amigos del novio y una reunión para las mujeres (OK, no taaan distinto, siendo que va a haber plan de niños y plan de niñas), y acá la idea era que hubiera reunión de mujeres en casa de la novia y de hombres en casa del novio. La novia y sus hermanas se pusieron lindísimas. Pero al final, la nueva suegra dijo que mejor todo en su casa y para allá vamos, todas menos yo de cabeza tapada, valiendo sombrilla el peinado. A todo esto, la casa de los papás del novio no es tan grande y entonces el evento se hizo afuera. Separado por supuesto. En una carpa, los hombres, y al lado las mujeres. Como un “block-party” con un par de fogatas en la calle, al lado de un olivar. Con un frío de cállate los ojos. Con todo y que traía yo leggings y sudadera debajo del vestido- los vestidos árabes tienen su encanto- me estaba pelando de frío. La pobrecita novia parecía un témpano de hielo. Hubo algo de bailoteo, de parte de unas viejitas que parecían brujitas, y unos señores, cada quién en su rincón. Hubo fuegos artificiales o no sé si eran plomazos. Dieron café y té en atención a que la gente estaba a dos de palmarla por el frío y unos dulces árabes buenazos. Yo traté de llamar la atención de Alarís varias veces para avisarle que ya había acabado de tomar fotos, que ya no sentía los pies y que ya me iba a ir. Mandé a un sobrino que es medio menso a darle el recado y lo vi que no me hizo ni poquito caso. No me había traído mi bolsa ni mis teléfonos y es impensable que me fuera a meter al lugar de los hombres. Cuando le presté la cámara a Alarís se la tuve que mandar con un chamaco y me la regresó igual. Total, decidí que iba a llegar más rápido a la casa y así fue. Me fui caminando, no esta nada lejos y llegando, le llamé para avisarle que ya me había ido. Me dijo ¿Cómo? ¿con tacones? Y sola de noche caminando, le pareció una atrocidad, pero eran como dos cuadras y es super seguro. Francamente, me estaba helando. Un par de mis cuñadas ya se habían ido por el frío también y cuando me vieron llegar a la casa con la nariz como una guinda, se murieron de risa.
            Finalmente para la boda, me pidieron que peine a todas las sobrinas chiquitas. A buen árbol se arrimaron. Yo, que siempre ando como la madre de los vientos, pero nadie sabe hacer trenzas y les parece novedoso que les haga trencitas francesas- además ellas se van a ir todas a emperifollar al salón y vieron su oportunidad de oro en enjaretarme a la chamacada. Se hará lo que se pueda. Resultó que el “peinado” incluyó bañada, peinada, cosida de ropa agujereada y cuidada de las escuinclas de Sam porque su esposa no vino porque tiene al bebé malito. Yo ya estaba “arreglada” y me tuve que meter a la regadera a bañar a las niñas y medio y hacer lo que se pudo porque no traían ligas ( yo tenía, menos mal), peine, gel, ni nada.
            La boda en si, es breve, como de dos  o tres horas, en un salón en la ciudad que está cerquita del pueblo.  Con todo el partido de pastel, show de darle alhajas a la novia, gritos de “lililililililili” y bailes de dubka y belly dancing. Al final, los hombres vienen y bailan un poco con las mujeres y se acaba la fiesta.

            Por variar estuve de Mafafa toda la fiesta tomando fotos, cuidando a las niñas de Sam, que si querían ir al baño, que querían bailar, que quien sabe que asunto. Por supuesto mi vestido, aunque lo escogió la novia, fue motivo de controversia porque era sin un hombro y había muchas señoras muy tradicionales. Nunca atino caray. Mis cuñadas iban guapísimas todas. Cada una a su estilo. Las tres grandes de cabeza tapada, son más tradicionales, las dos chicas de cabeza descubierta, la más chica hasta de vestido corto. Espectacular, nunca la había visto tan guapa.  Seguro la vienen a pedir mañana, es la única soltera.
Había una wedding planner intensísima que dirigía los bailes se atravesaba en las fotos, en la cortada de pastel, me daban ganas de mandarla a ver si ya puso la puerca por intensaza. Había también fotógrafa y video por parte del salón, pero el novio, que es cuatísimo me pidió que les tomara fotos yo, sabe que se me da y que se las mando de volada y se las regalo.  La novia, en vez de verse contenta se veía agobiada de tanta cosa que tenía que hacer y bastante emocionada y llorosa cuando se despidió de su familia, aunque va a vivir muy cerquita.
            Me parece de lo más raro que después de tantas estricturas en cuanto a que los novios no se pueden ver, tocar, estar juntos a solas y demás – y estos fueron “novios” algo más, normalmente ni se conocen- se haga tanto show de tocarse en público durante la boda. Hombre, nada indecente. Pero bailan, se abrazan, se miran de muy cerca, se hace toda una pantomima pública de amor. Y después nunca más se pueden volver a tocar fuera de su cuarto Eso es lo normal aquí. Se hace el espectáculo para que todo el mundo vea que están casados pero una vez hecho, se acabó.
            Al final le mandé todas las fotos al grupo de la familia para que ellos repartieran y mi cuñada grande me dijo que las fotos en las que salían mujeres que no son de nuestra familia directa con la cabeza descubierta, las quitara de volada, que eso no está bien. Que se las mande al novio para que el se las de a su mamá, pero que no está bien que las tengan mis cuñados. ¿En serio? Ni que las fueran a poner en un taller mecánico.

             
            Acabandito la boda de la cuñada nos vamos volados a recoger a un grupo de turistas que van a estar una semana o sea que llegaremos al aeropuerto todavía con confeti en el pelo casi, pero ni quien nos quite lo bailado! Sirve que nos ahorramos los días siguientes que van a seguir desfilando las visitas por la casa familiar a felicitar, porque aquí se acostumbra eso, y que en vez de regalo, entre los dulces y cafés que les dan, dejen un regalo de dinero para los novios y que ellos se compren lo que quieran o les haga falta, que eso está muy bien, pero la procesión de sacar fruta, dulces, café, te, vaciar infinidad de ceniceros y cotorrear con doscientas señoras es un poco agotador. En México, se acostumbra a veces la Tornaboda, una comida al día siguiente para seguir con la fiesta, curar la cruda si hace falta- aquí por supuesto que no, nadie bebe- y comentar el punto, además de hacerle fiesta a la gente que vino de fuera.
            Diferentes costumbres pero al final, maneras de festejar una vida en común que empieza. ¡Felicidades a los novios!

HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...