viernes, 1 de febrero de 2019

SE CASO TACHO CON TENCHA LA DEL OCHO...


SE CASÓ TACHO, CON TENCHA LA DEL OCHO….

            Así empieza la canción de mi queridísimo Chava Flores- que si no conoces, deja inmediatamismo lo que estás haciendo, mete primera en Youtube y escucha una o varias joyas de sabiduría popular de este gran músico mexicano- narrando una boda de barriada en mi México.  La he recordado muchísimo por dos razones. Una, como ya platiqué antes, Alarís se está escolarizando en el uso y manejo del castellano y por lo mismo le da por oír en el coche cuanta música en español me da por recetarle. Lo mismo le pongo a mi queridísimo Miguel Bosé, que a Timbiriche, a Marco Antonio Solís, a Juangas, a K-paz de la Sierra o a Lila Downs o Chava Flores, para que eduque el oído, tanto lingüístico como musical y sirve que yo me doy el gusto de oír mi música. A veces hasta lloro como babosa, como el otro día oyendo México en la Piel en la carretera, pero esa es otra historia.  La otra razón por la que la cancioncita del buen Chava no se me sale de la maceta, es porque una de mis cuñadas se casa este viernes.
He ido a varias bodas ya en estas tierras. Algunas de pueblo, algunas más “occidentalizadas” en la ciudad, pero nunca me había tocado ver todo el preparativo desde tan cerca y ha estado muy padre. Otra oportunidad de conocer las muchas diferencias culturales que tenemos, y el contraste ha sido muy real, porque uno de mis hermanos se va a casar también y me han tocado vivir los preparativos de las dos bodas en paralelo.

            Esta niña en realidad ya está legalmente casada. Como se acostumbra aquí, firmó el contrato que la hizo esposa del galán en cuestión hace más de un año. Como están muy chavitos y apenas estaban construyendo su casa, ella siguió viviendo con sus papás y el con los suyos, pero al ser ya esposos legales, tuvieron este año y pico una relación como un noviazgo tradicional en México, como el que hubiera tenido una pareja de niños bien hace 30  o  50 años. El la visita en casa de los papás, la invita a veces a su casa, la lleva a algún lado, siempre acompañados, pero eso aquí, sin contrato de matrimonio de por medio es imposible, a menos que seas un bicho raro como yo.
            Total, que a medida que fueron terminando la casa, se fue haciendo real la posibilidad de irse a vivir juntos. La familia de él, desde que firmaron el papelito, la consideró a ella una hija. La visitaban con frecuencia, no solo el novio, si no muchas veces los papás, hermanos, hasta traían a la abuelita. Siempre le traían algún regalo para que se fuera ajuareando. Algo de ropita, algo para su casa y así ha ido armando su itacate de cosas, entre lo regalado por la familia de él, la de ella y el novio. Nosotros les hemos ido ayudando también: una hermana les regaló las cortinas, nosotros la tele y el receptor, otra hermana el colchón, le hemos traído juegos de pijama cachondones a escondidas de Ummi, maquillaje, detallitos que ha ido atesorando entre las hermanas, cuñadas y amigas.
            Finalmente hace un par de meses pusieron fecha y entonces sí los preparativos en forma empezaron. Todo un tema. Yo nunca lo pensé así, pero claro. Si en los países occidentales el arreglo de la novia y el vestido es todo un evento, aquí, en donde el día de la boda será probablemente el único en el que la novia se vista de manera occidental y enseñe el pelo, aunque en una boda tradicional como va a ser esta, sea solo al novio y a las invitadas mujeres, la decisión no se toma a la ligera.
            Estuve en México hace un par de meses y vi que una amiga de una parienta estaba vendiendo su vestido de novia, precioso a un preciazo. Se me hizo una súper oportunidad y se lo ofrecí a esta novia. Si lo quería, yo encantada se lo llevaba. Le dije que de ninguna manera se tenía que sentir comprometida porque le ofrecía yo regalárselo. A mi me pasó, cuando me iba a casar acá, que una amiga me ofreció muy mona que me arreglara y me maquillara una amiga suya que venía de Líbano de trabajo, trabajan para L’Oreal. Me dio pánico. A saber si me iba a dejar como la Matahari y por compromiso me iba a tener que quedar así. Le dije que muchísimas gracias pero que prefería pintarme y peinarme yo solita, ante su consternación.   Bueno pues total, que le mandé fotos y me dijo que estaba divino, pero que tenía mucha ilusión de ponerse un vestido strapless porque iba a ser su única oportunidad en la vida de enseñar hombro y escote y ya tenía uno visto. Que estaba precioso el español, pero que prefería el que sí se podía probar y que había imaginado siempre. Hombre, muy válido por supuesto.
            Lo del peinado ha sido todo un tema. Llevamos semanas discutiendo el punto. Que si tal peinado o tal otro. Que opinas de este, del otro. Esta chava tiene un pelo como de la princesa Yazmín de Aladino, largo, negro y precioso, y es su única oportunidad de lucirlo. Ahora, también la cosa es que ha visto doscientas fotos arregladas con aerógrafo, de revistas y de internet y pues a saber como se vea el mismo peinado en ella y si le vaya a aguantar. También las peluqueras de aquí tienen poca práctica y no son tan duchas porque la mayoría de la gente nunca enseña el pelo, o sea que cuando se lanzan a hacer peinados elaborados, usan cantidades de producto atroces y las dejan bastante horrorosas o bien el peinado les dura diez minutos. Le dije que pidiera una prueba. Los arreglos de novia acá son carísimos y son todo un tema. El novio paga el arreglo de la novia y muchas veces el de toda la familia de ella también. No se si esta vez vaya a ser el caso. Si sí, pobrecito novio, donde que en esta familia son 6 hermanas, más la mamá, pues el chistecito le va a salir como lumbre.  Total que pidió la prueba y le dijeron que si. Le dije que por favor, por vida suya, no dejara que en el salón le toquen las cejas, porque aquí hacen cosas horribles las “profesionales” con las cejas de las mujeres.  La neta no es asunto mío, pero es una niña guapísima y no quiero que la dejen como Neto y Titino.  Al final fue a la prueba y puros cuentos, le dijeron que no les había llegado el “catálogo”, ni le enseñaron nada, ni le hicieron nada.
            Todas  han estado planeando que se van a poner, buscando los vestidos, planeando el peinado y no se ha hablado de otra cosa. Yo aquí tengo tres vestidos tradicionales árabes y dos vestidos occidentales como de boda. Les pregunté qué querían que me pusiera y las dejé escoger. Escogieron ellas. Me dijeron también que qué me iba a hacer en el pelo. Que compromiso. Pues un chongo como siempre, hecho por mi misma, porque no había acabado de encontrar peluquería en el país y mucho menos en el pueblo.
            Pusieron cara de “Ah que aguafiestas”. Changos.  Pues habrá que echarle más ganitas. Que me lanzo a una peluquería con baño turco que hay por mi casa. Había visto el lugar por el baño turco que investigué para un viaje de mujeres y está súper padre. Al entrar vi el salón y tenía buena pinta.  Como había tenido un par de experiencias fallidas en este tema antes, ya estaba un poco escamada. Primero fui con un peluquero que me dejó con el pelo de un color sospechosísimo y me cobró un dineral. Muy mal. Después, el día de mi boda, ante esa experiencia, solo fui a secarme el pelo, lacio a un salón y luego yo sola me hice el chongo. Pues en ese salón, la señorita sostenía la pistola prendida entre sus piernas mientras me acomodaba el pelo, a riesgo de calcinarse las partes privadas y yo no podía parar de reírme. Ante esas historias, no he vuelto. Cada que voy a México me corto el pelo y me pinto yo sola en mi casa aquí. Pero en atención a la boda, que me lanzo a probar. Hablé primero para que no me salieran con sorpresas a la hora de la cuenta, y el precio me pareció razonable. Me apersoné y me pintaron el pelo, me cortaron, me pusieron un “baño de aceite”- un tratamiento hidratante-, me secaron, todo por un precio muy decentito y en un ambiente muy agradable. Con sus toques de color local claro. Por ejemplo, la señorita, mientras me secaba el pelo, de pronto se rascaba su propia cabeza, fuerte, con el mango del cepillo redondo que usaba para peinarme. Me costó trabajo mantenerme seria. Se sorprendió muchísimo de que le dejé propina. No se que clase de viejas brujas irán a ese lugar. Es un salón bueno en una colonia buena. ¿Que no se acostumbrará? Alarís siempre le da propina a su peluquero y yo siempre lo he hecho en todas partes.  Pues, rascada aparte, quedé muy contenta y cuando me vieron mis cuñadas, ya están mucho más animadas de que estoy participando del espíritu festivo que el evento amerita.
            Llegamos el Martes al pueblo, después de las clases de Alarís, porque también veníamos a un velorio. La boda es el viernes, y como el trabajo de oficina lo podemos hacer desde aquí, ya nos quedamos hasta  la fiesta.
            El martes vino a dormir a casa de Ummi y Baba otra cuñada. Pregunté si solo por el gusto de hacer pijamada. La novia me dijo, si y no. Viene a ayudarme con la cera y el azúcar. ¿Cómo así? Claro, las mujeres musulmanas acostumbran depilarse toditito el cuerpo. Supuestamente cada 24 días, pero la realidad es que esta niña no acostumbraba depilarse y ahora que se va a casar decidió que era hora de hacerlo. Ella sola se depiló los brazos pero quería que sus hermanas la ayudaran a depilarse todo lo demás. TODO. Salvo cejas, pestañas y pelo de la cabeza, se depiló  toditita, pobrecita: patillas, cara, cuello, entrecejo con hilos, espalda, brazos, pecho, panza, piernas y todo lo que caiga en medio con una mezcla de cera y caramelo.  Tuvieron que venir otras dos hermanas también a dormir y a ayudar.
            Todo esto lo tuvieron que hacer a intervalos porque como se acostumbra aquí, empezaron desde el miércoles las visitas imprudentes. No solo se invita a la boda a todo el mundo. Literal a todo el pueblo y todo mundo puede invitar a quien quiera. Veo a mi hermano y a mi cuñada haciendo su lista, checando sus compromisos, viendo para cuantos invitados tienen espacio y presupuesto. Aquí les vale sombrilla. Tanta planeación y tanta cosa, las fiestas de boda duran de dos a tres horas solamente y solo se da pastel y algún postre y agua o refrescos. Si la gente está apretada en los salones, pues se aprieta y ya está pero todo el mundo está invitado. Pues resulta que los invitados no tienen suficiente con ir a la fiesta, no. Vienen a la casa a “felicitar” unos días antes, imprudentísimos, cuando la gente está ocupada con los preparativos y claro, hay que darles fruta, café, te, fuman sin cesar- en la sala donde estaba el vestido de la novia!!! A mi casi me da un ataque de que lo estaban apestando todo-  y no se van hasta las tantas.
            El día antes de la boda se acostumbra como los gringos y los ingleses hacer una fiestita para la novia y una para el novio por separado. Nada loco como los occidentales. Muy moderado el asunto. Acá a veces a las novias se les pone henna en las manos, pero esto arranca con los festejos y los buenos deseos.
            Mi hermano como se casa fuera, también va a tener varios días de festejo, pero muy diferentes. El menú, el golf, la tornaboda, todo el tema. Para Alarís va a ser su primera boda en México y lo tengo practicando bailes mexicas, porque solo sabe bailar lo que se baila aquí, dubka. Dice que seguro lo estoy cotorreando y que va a ser el único menso que  pretende bailar cumbia. Si supiera! Lo bueno es que es alivianadazo y tiene muy buen ritmo y sentido del humor o sea que no tiene ni medio problema, pero si va a ser un shock cultural de los buenos.
            Los festejos van a ser bien distintos. En México va a haber un golf para los amigos del novio y una reunión para las mujeres (OK, no taaan distinto, siendo que va a haber plan de niños y plan de niñas), y acá la idea era que hubiera reunión de mujeres en casa de la novia y de hombres en casa del novio. La novia y sus hermanas se pusieron lindísimas. Pero al final, la nueva suegra dijo que mejor todo en su casa y para allá vamos, todas menos yo de cabeza tapada, valiendo sombrilla el peinado. A todo esto, la casa de los papás del novio no es tan grande y entonces el evento se hizo afuera. Separado por supuesto. En una carpa, los hombres, y al lado las mujeres. Como un “block-party” con un par de fogatas en la calle, al lado de un olivar. Con un frío de cállate los ojos. Con todo y que traía yo leggings y sudadera debajo del vestido- los vestidos árabes tienen su encanto- me estaba pelando de frío. La pobrecita novia parecía un témpano de hielo. Hubo algo de bailoteo, de parte de unas viejitas que parecían brujitas, y unos señores, cada quién en su rincón. Hubo fuegos artificiales o no sé si eran plomazos. Dieron café y té en atención a que la gente estaba a dos de palmarla por el frío y unos dulces árabes buenazos. Yo traté de llamar la atención de Alarís varias veces para avisarle que ya había acabado de tomar fotos, que ya no sentía los pies y que ya me iba a ir. Mandé a un sobrino que es medio menso a darle el recado y lo vi que no me hizo ni poquito caso. No me había traído mi bolsa ni mis teléfonos y es impensable que me fuera a meter al lugar de los hombres. Cuando le presté la cámara a Alarís se la tuve que mandar con un chamaco y me la regresó igual. Total, decidí que iba a llegar más rápido a la casa y así fue. Me fui caminando, no esta nada lejos y llegando, le llamé para avisarle que ya me había ido. Me dijo ¿Cómo? ¿con tacones? Y sola de noche caminando, le pareció una atrocidad, pero eran como dos cuadras y es super seguro. Francamente, me estaba helando. Un par de mis cuñadas ya se habían ido por el frío también y cuando me vieron llegar a la casa con la nariz como una guinda, se murieron de risa.
            Finalmente para la boda, me pidieron que peine a todas las sobrinas chiquitas. A buen árbol se arrimaron. Yo, que siempre ando como la madre de los vientos, pero nadie sabe hacer trenzas y les parece novedoso que les haga trencitas francesas- además ellas se van a ir todas a emperifollar al salón y vieron su oportunidad de oro en enjaretarme a la chamacada. Se hará lo que se pueda. Resultó que el “peinado” incluyó bañada, peinada, cosida de ropa agujereada y cuidada de las escuinclas de Sam porque su esposa no vino porque tiene al bebé malito. Yo ya estaba “arreglada” y me tuve que meter a la regadera a bañar a las niñas y medio y hacer lo que se pudo porque no traían ligas ( yo tenía, menos mal), peine, gel, ni nada.
            La boda en si, es breve, como de dos  o tres horas, en un salón en la ciudad que está cerquita del pueblo.  Con todo el partido de pastel, show de darle alhajas a la novia, gritos de “lililililililili” y bailes de dubka y belly dancing. Al final, los hombres vienen y bailan un poco con las mujeres y se acaba la fiesta.

            Por variar estuve de Mafafa toda la fiesta tomando fotos, cuidando a las niñas de Sam, que si querían ir al baño, que querían bailar, que quien sabe que asunto. Por supuesto mi vestido, aunque lo escogió la novia, fue motivo de controversia porque era sin un hombro y había muchas señoras muy tradicionales. Nunca atino caray. Mis cuñadas iban guapísimas todas. Cada una a su estilo. Las tres grandes de cabeza tapada, son más tradicionales, las dos chicas de cabeza descubierta, la más chica hasta de vestido corto. Espectacular, nunca la había visto tan guapa.  Seguro la vienen a pedir mañana, es la única soltera.
Había una wedding planner intensísima que dirigía los bailes se atravesaba en las fotos, en la cortada de pastel, me daban ganas de mandarla a ver si ya puso la puerca por intensaza. Había también fotógrafa y video por parte del salón, pero el novio, que es cuatísimo me pidió que les tomara fotos yo, sabe que se me da y que se las mando de volada y se las regalo.  La novia, en vez de verse contenta se veía agobiada de tanta cosa que tenía que hacer y bastante emocionada y llorosa cuando se despidió de su familia, aunque va a vivir muy cerquita.
            Me parece de lo más raro que después de tantas estricturas en cuanto a que los novios no se pueden ver, tocar, estar juntos a solas y demás – y estos fueron “novios” algo más, normalmente ni se conocen- se haga tanto show de tocarse en público durante la boda. Hombre, nada indecente. Pero bailan, se abrazan, se miran de muy cerca, se hace toda una pantomima pública de amor. Y después nunca más se pueden volver a tocar fuera de su cuarto Eso es lo normal aquí. Se hace el espectáculo para que todo el mundo vea que están casados pero una vez hecho, se acabó.
            Al final le mandé todas las fotos al grupo de la familia para que ellos repartieran y mi cuñada grande me dijo que las fotos en las que salían mujeres que no son de nuestra familia directa con la cabeza descubierta, las quitara de volada, que eso no está bien. Que se las mande al novio para que el se las de a su mamá, pero que no está bien que las tengan mis cuñados. ¿En serio? Ni que las fueran a poner en un taller mecánico.

             
            Acabandito la boda de la cuñada nos vamos volados a recoger a un grupo de turistas que van a estar una semana o sea que llegaremos al aeropuerto todavía con confeti en el pelo casi, pero ni quien nos quite lo bailado! Sirve que nos ahorramos los días siguientes que van a seguir desfilando las visitas por la casa familiar a felicitar, porque aquí se acostumbra eso, y que en vez de regalo, entre los dulces y cafés que les dan, dejen un regalo de dinero para los novios y que ellos se compren lo que quieran o les haga falta, que eso está muy bien, pero la procesión de sacar fruta, dulces, café, te, vaciar infinidad de ceniceros y cotorrear con doscientas señoras es un poco agotador. En México, se acostumbra a veces la Tornaboda, una comida al día siguiente para seguir con la fiesta, curar la cruda si hace falta- aquí por supuesto que no, nadie bebe- y comentar el punto, además de hacerle fiesta a la gente que vino de fuera.
            Diferentes costumbres pero al final, maneras de festejar una vida en común que empieza. ¡Felicidades a los novios!

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...