lunes, 24 de septiembre de 2018

MI BEDUINO DE CABECERA


MI BEDUINO DE CABECERA

            Los beduinos son las personas que pertenecen a los grupos étnicos que son descendientes de la gente nómada de los desiertos árabes de Siria, Arabia Saudita, Israel, Irak, y Jordania, que posteriormente se extendieron al norte de África.
BEDUINOS EN DANA

            En estos países todavía existe un porcentaje alto de la población que conserva su linaje étnico, hablan el idioma bedawi, y conservan algunas o muchas costumbres. Algunos en Amman y sus alrededores son 100% nómadas como en los tiempos ancestrales, montan tiendas temporales, y tienen rebaños mixtos de cabras y ovejas y cuando cambian las estaciones desaparecen.  Me ha tocado tenerlos en un terreno grande a dos cuadras de mi casa, y no creas que vivo en despoblado. Vivo en una colonia muy mona, con muchos edificios chaparritos de departamentos en un lado y muchas casas en otros y muchos comercios, es una colonia donde vive gente de nivel socioeconómico medio-alto y es chistoso que entre escuelas privadas, iglesias, mezquitas y gimnasios, de pronto haya tiendas beduinas y rebaños de cabras que se pasean enfrente de tu edificio. Así como llegan un día sin más y parece que llevan años viviendo en donde los ves, un día no hay nadie, ya no hay animales, ya no hay tiendas, ya no hay nada. El terreno está vacío otra vez. Así es su vida. De pronto ves asentamientos beduinos en unos lugares que se ven de lo más inhóspitos, que no das crédito porqué alguien viviría allí, no se te ocurre de dónde sacarán agua para ellos y sus animales, pero se las arreglan. El gobierno los deja ser. Mientras no molesten a la demás gente, se hacen bastante de la vista gorda. Dice Alarís que el oeste de Amman fue territorio beduino originalmente y por eso se les permite estar donde quieran. Es como los resorts de playa en los manglares. No es que los cocodrilos invadan los hoteles, ellos estaban allí primero. Lo mismo sucede con los beduinos y las zonas modernas de Amman.
            Hay en ciertos lugares en donde los asentamientos beduinos ya han dado lugar a poblados permanentes, y si bien la gente sigue manteniendo muchas de sus costumbres, ya no son nómadas. Tal es el caso de Wadi Rum, el desierto rojo al sur de Jordania. Si viste la película del Marciano en donde una expedición de la NASA deja olvidado a Matt Damon  en Marte, o la clásica película de Lawrence de Arabia, has visto Wadi Rum. No es el típico desierto de dunas.  Es un área bastante grande, protegida como parque nacional, que en algún momento estuvo cubierta por un océano. Tiene macizos grandes de granito, que al haber estado cubiertos por agua, están desgastados en formas caprichosas. La arena del desierto es de distintos tonos de rojo, algunos tienden hacia el naranja y unos son  casi morados. La arena, arrojada por el viento, ha seguido erosionando las piedras y haciendo que cambien de forma. Los paisajes y colores que se ven allí son únicos en el mundo y espectaculares, así como los cielos estrellados por las noches.  La población beduina de Wadi Rum durante siglos vivió de pastorear cabras y ovejas por el desierto y ahora vive de pastorear turistas por los mismos lares.  Wadi Rum se ha convertido en un sitio muy atractivo para la gente local para ir a pasar un día de aventura y una noche distinta en un campamento del desierto y para el turismo internacional es una locura. El gobierno permite hacer hoteles/campamento concesionados dentro del desierto, siempre y cuando el socio principal sea un beduino local, aunque sea en nombre. Además, los beduinos, que conocen el desierto perfectamente han montado una serie de negocios de tours del desierto con vehículos 4x4, tours en camello, caballos árabes, cuatrimotos, globos aerostáticos y todos los negocios que dan servicio a los campamentos. Los campamentos, que son los hoteles que hay en el lugar, con cuartos hechos en forma de tiendas y forrados por fuera con telas de pelo de cabra, pero por dentro algunos tienen baños completos, pisos y luz eléctrica, aire acondicionado y son como un buen hotel. Otros si son como un campamento. Hay de distintos precios. Hay otras tiendas, inspiradas en las películas que son como burbujas marcianas, con un quemacocos para ver las estrellas. Las hay de dos tipos. Unas son estructuras duras, con ventanales amplios y tragaluz para ver las estrellas, todas son por dentro como hotel de cinco estrellas y otras son como globos que se mantienen inflados con un compresor. Estas últimas son ruidosas, dan calor y me ha tocado que me cuenten turistas que a media noche su cuarto empezó a colapsarse. Las burbujas son muchísimo más caras que las tiendas normales. En general ofrecen la típica comida beduina que se llama Zerb, y es una especie de barbacoa de hoyo. En un agujero entierran un tambo de metal en el que entra una estructura metálica con repisas en las que se ponen pedazos de cordero, en otro piso pollo, verduras y arroz en una olla. Todo se mete en el tambo, se tapa, se le pone una tela como de costal encima y se cubre con arena y se deja muchas horas sobre brasas que se encendieron antes. El resultado es delicioso. Los beduinos también tienen todos los negocios necesarios para mantener los hoteles funcionando: lavanderías, panaderías, traen toda la comida y bebidas necesarias de Aqaba y ofrecen muchos servicios.
WADI RUM
            Debajo de las arenas del desierto hay grandes mantos acuíferos, de donde de hecho se bombea agua potable al resto de Jordania. Por lo mismo, el tratamiento de las aguas negras de los campamentos del desierto es todo un tema. Se construyen fosas sépticas casi blindadas para no contaminar los pozos de agua.
 La gente local vive en dos pueblos que están en dos extremos del parque nacional: AlDasi y Rum. Por alguna razón, la gente de Rum es gente hosca, poco servicial con el turismo, y por lo general, hasta son agresivamente encajosos. En contraste, la gente de AlDasi, es encantadora. No sé en qué consista la diferencia, porque en un pueblo han entendido que al turista hay que atenderlo y consentirlo porque es su forma de vida, y en el otro creen que el turista tiene la obligación de darles dinero.
CAMPAMENTO EN WADI RUM
            La primera vez que fui al desierto, fui con un tour contratado desde México con una agencia Mexicana, que a su vez subcontrató a una agencia jordana, que subcontrató a un transportista y un guía, y contrataron la comida en un campamento en el desierto, que a su vez subcontrató a unos beduinos que me llevaron al tour del desierto. Lo normal en estos casos es que cada campamento quiere vender el tour con su gente porque se llevan una comisión con cada tour que venden. Los tours  te los venden como tour de dos o cuatro horas en el desierto en vehículo 4x4. Estos son pick-ups de doble tracción con la caja modificada para que tenga unas bancas corridas con unos cojines de tela beduina y una tela para hacer algo de sombra al pasaje.  Los beduinos conocen el desierto perfectamente, y entonces saben donde la arena está suave y los coches se pueden atascar, por donde se puede pasar, qué cosas hay que ver, las formas de las piedras, que si el copete de no sé quien, el gorila, el carnero, el perro, la piedra en forma de hongo, el puente de piedra , las arenas de colores y demás.
            Ahora que me dedico al turismo, voy al desierto muy seguido. Además, me casé en el desierto y entonces conozco todos los campamentos y conozco a muchísimos beduinos. Dependiendo qué quieran mis viajeros los llevo a uno u otro campamento: que unos quieren burbujas, otros quieren tiendas, unos quieren algo muy barato, otros quieren algo más cómodo  y así. Claro que tengo mis lugares consentidos, como he probado todos y sé el servicio que dan todos los lugares, por supuesto hay recomendaciones. Hay lugares más accesibles, con decoración más linda, con comida más rica, con empleados más amables.  Probé también muchísimos tours del desierto hasta que un día conocí a Abou Yousef y de ahí soy para siempre. Es y será mi beduino de cabecera.
PARTE DE LA PROLE DE ABOU YOUSEF

            Abou Yousef (papá de Yousef, que se llama de nombre Diufallá, Huesped de Dios) es un beduino de unos cuarenta y tantos años. Encantador, servicial, muy listo y siempre anda viendo como hacer crecer su negocio. Claro que tiene algo de compromiso para hacerlo porque tiene 13 hijos y al día de hoy dos esposas. Dice que el año que entra a lo mejor se hace con otra. Creo que tenía otra y se murió porque conozco a sus hijos, y hay unos que no son de ninguna de las dos mujeres actuales.  Tiene una camioneta buenísima, cerrada, con aire acondicionado en la que te puede dar el tour si quieres  el tour climatizado y sin viento. Si quieres el tour clásico en pick-up también tiene varias y varios de sus hijos ya son grandes y son guías también en el desierto. Además organiza campamentos en tiendas de campaña si quieres, experiencias beduinas, te puede preparar comida en el desierto para que terminando tu tour, te estén esperando sus hijos con la fogata hecha con un festín beduino, unos petates y colchones en el suelo a la sombra, para que comas rico antes de tomar la carretera. Cuando una vez llevaba a unos viajeros durante el Ramadán que venían desde Jerusalén al desierto, no habían comido y no había ningún sitio donde comer, le hablé para que me buscara una solución y les preparó comida en su casa, les sirvió al estilo jordano una comida completa. Siempre me deja estacionar mi coche  en su casa y nos lleva al campamento al que vayamos para que no nos atasquemos en la arena, me invita a dormir, cenar o comer en su casa. No he aceptado nunca quedarme, aunque me da curiosidad saber en la parte de la casa de cuál esposa me iba a recibir.
LA LAND CRUISER DE ABOU YOUSEF (ALARIS Y YO)

            Hasta leche de camello me dio el otro día en su casa, porque me preguntó la última vez si la había probado y le dije que no, que tenía ganas, pero que no había tenido oportunidad de probarla fresca. Ahora llegué y me dijo, dame un momentito. Salió y mandó a un hijo a ordeñar de volada. Me trajo un pocillo de leche calientita, espumosa y una tetera con el típico té árabe por si no la quería probar sola.  Me dijo que la leche de camello es una prueba para ver como está tu estómago, si te cae mal es porque tu estómago ya estaba tocado (en serio eso dijo). Yo estudié  Nutrición en otra vida y sé que la leche de camello, tiene un alto contenido de grasa y electrolitos, para darle la energía necesaria a los camellitos y por tanto, puede caerte pesada. A mi me cayó muy bien. Me supo como a leche evaporada, si se sentía muy concentrada, pero no sabe salada, más bien dulzona y cremosa y con todo y que me fui a hacer el tour del desierto y luego a la visita de Aqaba, no tuve ni medio problema de tener que buscar un baño de emergencia ni medio dolor de panza o sea que según la teoría de Abou Yousef, mi estómago está a todo dar.
            Los tours con él son entretenidos, fáciles, ágiles, conoce muchísimo y es lo más amable. Su única particularidad es que le suenan los dos teléfonos celulares que tiene sin parar, entre el negocio, los trece hijos y las dos esposas, es un no parar.
            Su hijo mayor Yousef quiere que sus hermanos aprendan idiomas y me dice siempre que está dispuesto a alojar extranjeros a cambio de que hablen con sus hermanos chicos, para que aprendan.
            Al terminar los tours siempre nos lleva a por el coche, nos ofrece fruta, té, su casa. Mucha gente de los campamentos se molesta de que mis turistas no hagan los tours con su gente, pero la verdad, yo prefiero estar segura de que van a estar bien atendidos y bien cuidados y no que los vayan a atender mal por ganarse una comisión.
            Por eso este señor es mi beduino de confianza. Ya cuando reservo en los campamentos les aviso, miren, no vamos a discutir, mis turistas ya van con su tour organizado. Lo recomiendo a todos mis conductores y mis amigos de agencias locales y solo le digo que se acuerde que yo soy su consentida y solo se ríe y me dice que claro que sí, que para mí y para Alarís el siempre tiene tiempo, casa y lugar aunque se vuelva famoso. ¿Qué tal?
            Salam!

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS: Federico Carrera
Si quieres conocer Wadi Rum, échame un grito www.Almarasems.com, fuga72@yahoo.com, instagram AnaFuentes72
           
           

miércoles, 12 de septiembre de 2018

EL RINCÓN


EL RINCÓN

            Mientras fui niña, la idea del rincón no era una idea feliz. Era a donde mandaban castigados a los niños que se portaban mal en el kínder de métodos extremos al que asistí. No me tocó un kindercito Montessori todo alegría y felicidad. Ahí al niño que decía groserías le ponían un jabón de manos dentro de la boca un rato, al que platicaba mucho le pegaban la boca con cinta, y claro que te mandaban al rincón, como no. Hoy en día esos métodos serían motivo de escándalo y cierre del establecimiento. Entonces, era lo más normal. Que te mandaran al rincón, y te humillaran toda la mañana era par de campo. Así se aprendía.  El rincón era donde se acumulaba mugre. Donde encontrabas arañas y polvo. Donde olvidaron a la muñeca fea de la depresiva canción de Cri-Cri. Para nada tenía yo ganas de ir al rincón.

            Hoy en día, tengo una idea completamente diferente. Una amiga, parte de una familia en la que a todos los considero grandes amigos y familia de la que se escoge en la vida, tiene una tienda que así se llama. Es un lugar en donde se venden a consignación muchas cosas, muebles, enseres de casa, cosas de decoración , vajillas, ropa y hasta algunas joyas, collares vintage, pulseras art-deco, aretes muy originales. Piezas para servir únicas, cosas de cocina que pertenecieron a alguna abuelita, que no encontrarías ni de broma en ningún Williams-Sonoma y que son verdaderos tesoros y miles de cosas más.
            Ella es un mujerón. Fuerte, pero con un corazón enorme. Con un sentido del humor muy negro que no siempre entienden todos, pero que es  encantador.  Gran mamá, gran amiga, gran mujer de negocios. Es un placer verla en acción. Su mamá siempre decía de ella que era “muy mula” con un dejo de admiración en la voz y el corazón esponjado de orgullo.
            Lo que empezó como un rincón en un local chiquito, es ahora una cosa bastante grande y a mi me encanta ir, e ir con tiempo y preferiblemente con dinero-aunque mi crédito es bueno, si algo me gusta me lo guardan- porque siempre encuentro algo que buscaba, algo que no buscaba pero que me fascina y que está a un precio tan bueno que no hay manera que no me lo lleve, encuentro historias y además platico riquísimo con la dueña, con su hija que es encantadora y alarmantemente guapa y con otras clientas, amigas y gente que va apareciendo por allí. Es una manera deliciosa de pasar un rato.

            Por ejemplo, estaba yo buscando una recámara para el cuarto de servicio de mi nuevo departamento. En vez de ir a una tienda genérica a comprar unos muebles sin nada de personalidad y pagar un dineral, me fui al Rincón. Además, ya sabrás, acabada de divorciar, con el corazón apaleado, por supuesto se me antojaba mucho más pasar una mañana con gente linda que paseando entre los Hermanos Vázquez o Doña Sala y Don Colchón.  Llegué y ella no estaba, pero por supuesto sus empleadas son todas muy lindas y me dijeron, “Dése una vuelta, la señora no tarda”.  Aproveché para ver todos los tesoros. Alfombras de todos tamaños, espejos y cajoneras, cómodas y bargueños de miles de estilos, lámparas y candeleros. Qué historias hay detrás de todo esto…. La casa de los papás que ya no están y se vendió. La gente que se cambió de casa y cambió de estilo. Los jóvenes que al fusionar sus dos departamentos tuvieron que reducirse en espacio y vendieron los tesoros de la abuela. La señora que compró un sillón y no le quedó en su casa. Hay de todo. A la vuelta de una esquina había una máquina registradora antigua preciosa, en perfecto estado. No de las de color verdiazul esmaltado clásico, sino plateada, brillante, con el metal trabajado, parecía más que una máquina con uso práctico, una obra de arte. No sé que uso le daría yo a una cosa así más allá de ponerla como centro de mesa, pero me picaban las manos de ganas de tenerla. Tenía que ser seria, no venía a eso.
También encontré un sillón nuevecito color gris rata, ideal para el nuevo cuarto de mi hijo. Ni mandado a hacer. Ese sí me lo tuve que llevar. Encontré la recámara que venía a buscar a un precio espectacular y mucho más bonita que cualquier cosa que pudiera haber encontrado nueva, con cama, cabecera burós y además para acabarla, me las iban a mandar a mi departamento.

Llegaron mis amigas, llegó una amiga de ellas también que venía a devolver unos cubiertos que se llevó prestados o rentados para una cena, platicamos. Llegó otra señora que había dado clases en el colegio donde nos conocimos todas y también platicamos un ratito. Tristemente me tuve que ir porque tenía que ir a comer con mi hijo, pero la verdad, ir al Rincón, dan ganas de instalarse un buen rato y quedarse.  Me faltó ver las cosas de cristal, los adornos, las joyas, las bolsas, que aunque no compre nada, todas tienen historias, todas tienen potencial para divertirte y corres peligro de enamorarte de alguna cosa, como de la máquina registradora con la que todavía sueño a veces.
Puedes poner un departamento para rentar completito con un precio muy razonable, hasta con retratos de familiares ajenos y muebles vintage o modernos, llenar tus espacios, hacerte con un vestido de marca para una boda y además, pasarlo bomba en el proceso. Así mismo, si tienes algo que ya no usas, que no necesitas, lo llevas ahí y ellas se encargan de ponerle un precio justo y te lo exhiben ahí y cuando se vende, te lo pagan a cambio de una pequeña comisión. Me parece muchísimo mejor que ir con el señor que “compra usado” que generalmente te da tres pesos por todos tus tesoros.
            Me gusta compartir cuando encuentro algo bueno, o sea que les paso el tip: El Rincón Ponzanelli, en el puente viejo de Tecamachalco.
Salam!

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sábado, 8 de septiembre de 2018

EN AGUAS INTERNACIONALES


EN AGUAS INTERNACIONALES



            He aquí que me uní a una organización de expatriados que tiene sucursales en todo el mundo y tiene como objeto que la gente que vive fuera de su país haga amigos, tenga una red  de apoyo, haga negocios y demás. Claro que no lo hacen por bondad o como obra filantrópica. Cobran una mensualidad y cobran comichas en los eventos que organizan, pero es una buena idea.  Me la recomendó una amiga que quiero mucho, que vivió en extrangia y que supo que andaba yo con poco parque de amigas aquí en Amman y que me sentía sola. Pues que me animo y me inscribo. Decidí que si quiero encontrar amigas en Amman tengo que tirar las redes en un universo más amplio que las parientas de Alarís y las esposas de sus cuates y las mujeres que me encuentro en el gimnasio. Para encontrar al menos unas poquitas que sean de mi estilo y nos caigamos bien, tengo que buscar en muchos sitios y como aquí no hay clubs de corredores, clubs de libro y las mujeres no son extremadamente sociales, pues me pareció una buena opción. 

            La cosa es muy diferente cuando vives en Boston o en Ginebra, que cuando vives en Medio Oriente. Aquí, muchos de los miembros de la asociación, son jordanos que creen que esto es un tipo de Tinder, o sea que hay que proceder con bastante precaución. Me apunté y me empezaron a llegar solicitudes de amistad y guiñadas de ojo de un montón de señores locales que me provocaron bastante espanto, porque no es lo que andaba buscando. También al inscribirme a eventos, misma historia, al ver la lista de gente que iba a ir, resultaba que iba a ir yo y doce señores árabes. Ni hablar. Emprendí graciosa retirada de un par de eventos antes de ir. Estaba a dos minutos de tirar la toalla cuando me llegó una solicitud de amistad de una mujer libanesa, recién llegada a Amman, que había vivido en otros países de por acá antes, pero se oía interesante. Platicamos por mensaje y quedamos de conocernos.
Alarís tenía un poco de susto, decía que a ver si no me salía gato por liebre y se me aparecía un míster. Yo más bien tenía miedo de que la chava también anduviera buscando un date, o que me fuera a asaltar (me sale el reflejo mexica todavía a veces), pero decidí que el que no arriesga no gana, nos citamos en un sitio público y que me lanzo.
Habíamos quedado en una terraza en una azotea de un restaurant lindo que está cerca del Hotel Intercontinental. Como hace un calor de horror en Amman ahorita, sentarte en la noche en una terraza está riquísimo. Fui y no encontré donde estacionarme y me di otra vuelta a la manzana. Resulta que al dar la vuelta, me metí una cuadra antes, sin darme cuenta, y me estacioné enfrentito de un restaurant con arboles con foquitos que yo pensé era el correcto (así es al que yo iba). Entré muy segura sin ver el nombre y le digo al Capi, “Vengo al bar de arriba”. Me dice, “Arriba es hotel. Es usted huésped?” “Discúlpeme buen hombre, pero yo vengo a la terraza a tomar un drink con una amiga.” Se me quedó viendo como si le hablara en Uzbeko hasta que algo lo iluminó y me dijo, no será que viene al otro restaurant, y me dijo el nombre. Le dije, eso mero! Me dijo, una cuadra más, oiga. Ups! Pues ahí dejé el coche, voy una cuadra más, llego me siento en la terraza y cuando saco mi celular jordano de la bolsa, tenía como seis mensajes de esta mujer queriendo confirmar la cita y al final como nunca le contesté porque había estado trabajando toda la tarde me decía que esperaba no me hubiera pasado nada y que lo reprogramábamos para otro día. Changos! De volada le mandé un whatsapp pidiéndole disculpas, explicándole lo que pasó y diciéndole que estaba yo muy sentadita tomando una limonada con menta en donde habíamos quedado. Me dijo, dame 5 minutos que me quito la pijama y voy para allá.  Una cosa de lo más feliz. Resultó una mujer muy interesante, muy simpática, con ganas de conocer gente nueva, como yo, y a todo dar. Cenamos rico, me contó su historia, le conté la mía, nos carcajeamos de nuestras experiencias en Jordania. Ya tengo una amiga nueva. Ya quedamos de ir al cine otro día y a una fiesta.
La fiesta fue un fracaso rotundo en cuanto al objetivo de conocer otras amigas expatriadas, pero nos reímos. Si no he de sacar otra cosa de la organización esta que una amiga, me doy por bien servida. La fiesta se supone que era el aniversario de un grupo de gente que se junta para caminar en Amman todas las semanas. Era en un restaurant libanés, había que pagar la entrada. Fui por mi amiga a su casa porque ella todavía no tiene coche, y para no llegar solas. Estoy no poco orgullosa de mí misma, que ya puedo llegar sin poner los mapas o el waze a muchos sitios en Amman, que no es fácil. Baba de perico para muchos, pero para mí que soy completamente desorientada y distraída, es todo un logro. Total llegamos al lugar y estaba lleno de puros jordanos. Jóvenes y viejos, señores y señoras pero no había otros extranjeros que nosotras. Nos recibieron muy monos, nos hablaron en inglés, nos contaron de qué iba su grupo que parece ser que todos los martes caminan, platican y luego cenan y bailan. Son grandes entusiastas del baile, y como tal, inmediatamente pusieron al DJ a chambear, pusieron música y se pusieron a bailar como desquiciados, música bastante arabesca. Había un cuate igualito al vendedor de juguetes de Toy Story si hubiera estado en un campo de concentración, flaco, flaco, flaco, que hasta el reloj se le subía hasta el codo que bailaba como loquito, y mi compañera decía que primero se mataba que salir con un cuate así. Empezó la música de dubka y nos insistieron que teníamos que bailar. Ahí vamos. Yo he tomado mis clases de dubka con Alarís y mis cuñadas, que lo hacen muy bien, y siempre que vamos con turistas a Wadi Rum, Alarís acaba bailando con los egipcios que trabajan en los campamentos o sea que sé bailar bastante dignamente, y me sorprendió que hasta bastante mejor que la gente que estaba ahí. Tipo como si aprendes a bailar cumbia con el sindicato de secretarias y luego vas a un antro en las Lomas o a una boda. Eres Margarita, la Reina de la Cumbia. Pues, haz de cuenta. Las mujeres no eran como ninguna mujer jordana que yo conozco, todas tenían vestidos en general cortos y pegaditos, muy maquilladas y emperifolladas. Alarís nos iba a acompañar y a la mera hora no vino. En parte mejor porque se hubiera escandalizado un poco. Sirvieron de comer un buffet de comida libanesa rica, pero con una cantidad de ajo espectacular, todavía a la mañana siguiente podía decirte exactamente a qué sabían las kebabs de pollo. Mientras cenábamos, el cuate que hacía de anfitrión, que a mi amiga le había parecido guapetón, se vino a sentar con nosotras y a platicarnos, junto con otra chava jordana. En el evento la gente podía traer lo que quisiera tomar sin que les cobrara descorche el restaurant y así pues había viejillos tomando Araac, gente tomando vino, y el anfitrión se estaba echando sus whiscachos, que nos ofreció muy amable. No quisimos. Yo creo que entre la euforia y los whiskeys ya traía medio pegado el flotador porque me hizo varias veces la misma pregunta, si aún siendo extranjera podía disfrutar la música árabe. Le dije, ps si, aunque de hecho no muy me gusta y me parece que después de un rato cansa porque toda es igual. Al terminar la cena nos disculpamos y nos fuimos, no teníamos ganas de bailar más.  Prometo no volver a este tipo de eventos. Ya le dije a mi amiga que ni hablar, que si quiere vamos a las exposiciones o a las películas, pero no vuelvo a una de estas fiestecitas.
Parece ser que como comer y cantar, era cosa de empezar. Una amiga filipina, me pidió un favor para un amigo suyo, de armarle un itinerario turístico, y el me presentó a todas sus amigas en Amman, o sea que ya tengo un montón de conocencias filipinas. Fui a una cita con mi amiga y su cuate y empezaron a aparecer como hongos un montón de chavitas con cara de chinas, muy monas.
En el grupo de expats empecé a platicar con otras mujeres en un foro abierto y me salieron chambas y posibles amigas porque las ayudo a buscar departamentos, escuelas, gimnasios, coches y lo que necesiten, ya que la logística es lo mío y no tendré mucha vida social, pero si conozco Amman perfecto y Alarís es como el Popochas, amigo de todo el mundo, o sea que podemos conseguir cualquier cosa a buen precio o morir en el intento.
Para acabarla, me invitaron de la Embajada de México a la próxima fiesta para festejar la Independencia de México. Estoy feliz porque seguramente conoceré allí a otros mexicanos que viven aquí.  Me preguntó un amigo que si me invitaron por importante, le dije que no, me invitaron porque somos pocos los paisanos que vivimos acá y si no la fiesta les iba a quedar muy desangelada, yo creo. Me dijo, pues prepárate para representar varios papeles en la pastorela m’hijita. Me pareció un puntadón y puede ser que tenga algo de razón. Si implica mitote y diversión, me apunto, que más da. Aunque tenga que salir de borrego, rey mago, San José y soldado Romano.
Espero que esta bola de nieve agarre vuelito y ya me haga de un grupachón feliz de amigas. No para sustituir a las de México, no hay manera. Mi gente queridísima seguirá siéndolo siempre, pero necesito aumentar, no sustituir.

Salam!

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...