EN AGUAS INTERNACIONALES
He aquí que me
uní a una organización de expatriados que tiene sucursales en todo el mundo y
tiene como objeto que la gente que vive fuera de su país haga amigos, tenga una
red de apoyo, haga negocios y demás.
Claro que no lo hacen por bondad o como obra filantrópica. Cobran una
mensualidad y cobran comichas en los eventos que organizan, pero es una buena
idea. Me la recomendó una amiga que
quiero mucho, que vivió en extrangia y que supo que andaba yo con poco parque
de amigas aquí en Amman y que me sentía sola. Pues que me animo y me inscribo. Decidí que si quiero encontrar amigas en Amman tengo que tirar las redes en un universo más amplio que las parientas de Alarís y las esposas de sus cuates y las mujeres que me encuentro en el gimnasio. Para encontrar al menos unas poquitas que sean de mi estilo y nos caigamos bien, tengo que buscar en muchos sitios y como aquí no hay clubs de corredores, clubs de libro y las mujeres no son extremadamente sociales, pues me pareció una buena opción.
La cosa es muy
diferente cuando vives en Boston o en Ginebra, que cuando vives en Medio
Oriente. Aquí, muchos de los miembros de la asociación, son jordanos que creen que
esto es un tipo de Tinder, o sea que hay que proceder con bastante precaución.
Me apunté y me empezaron a llegar solicitudes de amistad y guiñadas de ojo de
un montón de señores locales que me provocaron bastante espanto, porque no es
lo que andaba buscando. También al inscribirme a eventos, misma historia, al
ver la lista de gente que iba a ir, resultaba que iba a ir yo y doce señores
árabes. Ni hablar. Emprendí graciosa retirada de un par de eventos antes de ir.
Estaba a dos minutos de tirar la toalla cuando me llegó una solicitud de
amistad de una mujer libanesa, recién llegada a Amman, que había vivido en
otros países de por acá antes, pero se oía interesante. Platicamos por mensaje
y quedamos de conocernos.
Alarís tenía un poco de susto, decía que
a ver si no me salía gato por liebre y se me aparecía un míster. Yo más bien
tenía miedo de que la chava también anduviera buscando un date, o que me fuera
a asaltar (me sale el reflejo mexica todavía a veces), pero decidí que el que
no arriesga no gana, nos citamos en un sitio público y que me lanzo.
Habíamos quedado en una terraza en una
azotea de un restaurant lindo que está cerca del Hotel Intercontinental. Como
hace un calor de horror en Amman ahorita, sentarte en la noche en una terraza
está riquísimo. Fui y no encontré donde estacionarme y me di otra vuelta a la
manzana. Resulta que al dar la vuelta, me metí una cuadra antes, sin darme
cuenta, y me estacioné enfrentito de un restaurant con arboles con foquitos que
yo pensé era el correcto (así es al que yo iba). Entré muy segura sin ver el
nombre y le digo al Capi, “Vengo al bar de arriba”. Me dice, “Arriba es hotel.
Es usted huésped?” “Discúlpeme buen hombre, pero yo vengo a la terraza a tomar
un drink con una amiga.” Se me quedó viendo como si le hablara en Uzbeko hasta
que algo lo iluminó y me dijo, no será que viene al otro restaurant, y me dijo
el nombre. Le dije, eso mero! Me dijo, una cuadra más, oiga. Ups! Pues ahí dejé
el coche, voy una cuadra más, llego me siento en la terraza y cuando saco mi
celular jordano de la bolsa, tenía como seis mensajes de esta mujer queriendo
confirmar la cita y al final como nunca le contesté porque había estado
trabajando toda la tarde me decía que esperaba no me hubiera pasado nada y que
lo reprogramábamos para otro día. Changos! De volada le mandé un whatsapp
pidiéndole disculpas, explicándole lo que pasó y diciéndole que estaba yo muy
sentadita tomando una limonada con menta en donde habíamos quedado. Me dijo,
dame 5 minutos que me quito la pijama y voy para allá. Una cosa de lo más feliz. Resultó una mujer
muy interesante, muy simpática, con ganas de conocer gente nueva, como yo, y a
todo dar. Cenamos rico, me contó su historia, le conté la mía, nos carcajeamos
de nuestras experiencias en Jordania. Ya tengo una amiga nueva. Ya quedamos de
ir al cine otro día y a una fiesta.
La fiesta fue un fracaso rotundo en
cuanto al objetivo de conocer otras amigas expatriadas, pero nos reímos. Si no
he de sacar otra cosa de la organización esta que una amiga, me doy por bien
servida. La fiesta se supone que era el aniversario de un grupo de gente que se
junta para caminar en Amman todas las semanas. Era en un restaurant libanés,
había que pagar la entrada. Fui por mi amiga a su casa porque ella todavía no
tiene coche, y para no llegar solas. Estoy no poco orgullosa de mí misma, que
ya puedo llegar sin poner los mapas o el waze a muchos sitios en Amman, que no
es fácil. Baba de perico para muchos, pero para mí que soy completamente
desorientada y distraída, es todo un logro. Total llegamos al lugar y estaba
lleno de puros jordanos. Jóvenes y viejos, señores y señoras pero no había
otros extranjeros que nosotras. Nos recibieron muy monos, nos hablaron en
inglés, nos contaron de qué iba su grupo que parece ser que todos los martes
caminan, platican y luego cenan y bailan. Son grandes entusiastas del baile, y
como tal, inmediatamente pusieron al DJ a chambear, pusieron música y se
pusieron a bailar como desquiciados, música bastante arabesca. Había un cuate
igualito al vendedor de juguetes de Toy Story si hubiera estado en un campo de
concentración, flaco, flaco, flaco, que hasta el reloj se le subía hasta el
codo que bailaba como loquito, y mi compañera decía que primero se mataba que
salir con un cuate así. Empezó la música de dubka y nos insistieron que
teníamos que bailar. Ahí vamos. Yo he tomado mis clases de dubka con Alarís y
mis cuñadas, que lo hacen muy bien, y siempre que vamos con turistas a Wadi
Rum, Alarís acaba bailando con los egipcios que trabajan en los campamentos o sea
que sé bailar bastante dignamente, y me sorprendió que hasta bastante mejor que
la gente que estaba ahí. Tipo como si aprendes a bailar cumbia con el sindicato
de secretarias y luego vas a un antro en las Lomas o a una boda. Eres
Margarita, la Reina de la Cumbia. Pues, haz de cuenta. Las mujeres no eran como
ninguna mujer jordana que yo conozco, todas tenían vestidos en general cortos y
pegaditos, muy maquilladas y emperifolladas. Alarís nos iba a acompañar y a la
mera hora no vino. En parte mejor porque se hubiera escandalizado un poco. Sirvieron
de comer un buffet de comida libanesa rica, pero con una cantidad de ajo
espectacular, todavía a la mañana siguiente podía decirte exactamente a qué
sabían las kebabs de pollo. Mientras cenábamos, el cuate que hacía de
anfitrión, que a mi amiga le había parecido guapetón, se vino a sentar con
nosotras y a platicarnos, junto con otra chava jordana. En el evento la gente
podía traer lo que quisiera tomar sin que les cobrara descorche el restaurant y
así pues había viejillos tomando Araac, gente tomando vino, y el anfitrión se
estaba echando sus whiscachos, que nos ofreció muy amable. No quisimos. Yo creo
que entre la euforia y los whiskeys ya traía medio pegado el flotador porque me
hizo varias veces la misma pregunta, si aún siendo extranjera podía disfrutar
la música árabe. Le dije, ps si, aunque de hecho no muy me gusta y me parece
que después de un rato cansa porque toda es igual. Al terminar la cena nos
disculpamos y nos fuimos, no teníamos ganas de bailar más. Prometo no volver a este tipo de eventos. Ya
le dije a mi amiga que ni hablar, que si quiere vamos a las exposiciones o a
las películas, pero no vuelvo a una de estas fiestecitas.
Parece ser que como comer y cantar, era
cosa de empezar. Una amiga filipina, me pidió un favor para un amigo suyo, de
armarle un itinerario turístico, y el me presentó a todas sus amigas en Amman,
o sea que ya tengo un montón de conocencias filipinas. Fui a una cita con mi
amiga y su cuate y empezaron a aparecer como hongos un montón de chavitas con
cara de chinas, muy monas.
En el grupo de expats empecé a platicar
con otras mujeres en un foro abierto y me salieron chambas y posibles amigas
porque las ayudo a buscar departamentos, escuelas, gimnasios, coches y lo que
necesiten, ya que la logística es lo mío y no tendré mucha vida social, pero si
conozco Amman perfecto y Alarís es como el Popochas, amigo de todo el mundo, o
sea que podemos conseguir cualquier cosa a buen precio o morir en el intento.
Para acabarla, me invitaron de la
Embajada de México a la próxima fiesta para festejar la Independencia de
México. Estoy feliz porque seguramente conoceré allí a otros mexicanos que
viven aquí. Me preguntó un amigo que si
me invitaron por importante, le dije que no, me invitaron porque somos pocos
los paisanos que vivimos acá y si no la fiesta les iba a quedar muy
desangelada, yo creo. Me dijo, pues prepárate para representar varios papeles
en la pastorela m’hijita. Me pareció un puntadón y puede ser que tenga algo de
razón. Si implica mitote y diversión, me apunto, que más da. Aunque tenga que
salir de borrego, rey mago, San José y soldado Romano.
Espero que esta bola de nieve agarre
vuelito y ya me haga de un grupachón feliz de amigas. No para sustituir a las
de México, no hay manera. Mi gente queridísima seguirá siéndolo siempre, pero
necesito aumentar, no sustituir.
Salam!
www.almarasems.com
#traveljordanwithana
jordantours.com
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