domingo, 20 de marzo de 2022

La vacance

        Una de las gentes que más quiero en la vida es el Monsieur.  Somos amigos desde hace más de treinta años y a veces nos vemos muy seguido y a veces pasan años entre una y otra visita, pero retomamos la conversación como si nos hubiéramos visto ayer y entre interminables tazas de café se nos pueden ir las horas platicando. 

    Desde hace muchos años el Monsieur se fue de Mi México a vivir en Francia, en un sitio muy elegante.  Nos vemos cuando podemos, en México cuando yo todavía vivía allá, tratábamos cuando yo andaba en Europa y ahora que estoy más cerca pensamos que iba a ser más fácil, pero entre una y otra cosa no lo ha sido. 

    Cuando Alarís se casó conmigo, no lo conocía, pero sabía la historia. Porque nos conocimos poco tiempo pero nos contamos las cosas importantes y nos leímos la cartilla mutuamente para que no hubiera (muchas) sorpresas.  Siempre me dijo que quien fuera importante para mí, también lo sería para él y viceversa. 

Hace unos años, todavía viviendo en Jordania, de camino a México nos encontramos en Barcelona y se conocieron.  

    Ahora, tuvimos varios conatos de reunión desde que estamos por acá, pero entre una cosa y otra no se había podido. Primero ya con el plan armado, él tuvo que cancelar porque la persona que le ayuda con su mamá salió con covicho un par de días antes de que nos encontráramos y entonces Alarís y yo hicimos la vacance solos. Luego nos íbamos a ver en París en Enero y le tocó a Alarís estar covidoso y se aguó la fiesta. Ahora habíamos quedado muy serios de vernos para un fín de semana en un punto medio entre donde vivimos y yo salí con mi covicho dos semanas antes. Parecía broma. 





Pues hice mi mejor esfuerzo por cocinar a vapor mi virus y estar lista para la vacance. Por su parte el Monsieur hizo todas las diligencias para poder tomarse un par de días, ya que su vida es complicada y no le es tan fácil echarse una escapada. Ya cuando se acercaba la fecha: alerta climática. El clima podrido a más no poder y la zona del sur de Francia a donde habíamos planeado ir, tenía pronóstico de lluvias incesantes y vientos huracanados. Pues faltaba más. A ver llover iríamos, pero íbamos a ir. 

Y fuimos. Salimos nosotros de nuestro poblacho, previa prueba negativa de covid, pasando por Perpignan ya que íbamos a la zona del Rhone. Nos gustó el palacio de los reyes de Mallorca, comimos por ahí y seguimos el camino, viendo el clima ponerse cada vez "pior".    La entrada a la Provence llena de árboles frutales floreados, con todo y la lluvia estaba divino.  

    Quedamos en un poblacho que se llama Aigues-Mortes, en la desembocadura del Rhone al mar, junto al parque del Camargo. Yo tenía ganas de conocer el parque, que son unos humedales llenos de aves acuáticas, principalmente flamingos, caballos blancos y toros que se parecen a los de la caricatura de Ferdinand. Negros y grandotes pero con cuernos largos y juntitos.   Ya llegando al pueblo vimos varios bichos y yo venía feliz tomando fotos. 

    El pueblito fue una sorpresa. Está amurallado y es MUY bonito. Por el clima y por ser invierno y fin de semana estaba bastante muerto, pero en verano tiene que ser muy lindo. Hay muchos sitios de camping y búngalos y tal por la zona, ya que el santuario de los gitanos está cerca, pero dentro de las murallas hay varios hotelitos muy monos y restaurantes ricos.  Con todo y la lluvia, nos saludamos, nos apapachamos y salimos a caminar y dar la vuelta enmedio de un aguacerazo. 

     Al día siguiente fuimos al Camargue a ver las reservas de pájaros. El clima estaba todavía peor. Cuando entramos se voló un techo de un cobertizo del parque, pero veníamos decididos a ver los flamingos y armados con paraguas y chamarras, algo de espíritu aventurero, allá vamos. 

    Los flamingos de Europa son mucho menos rosas que los de México. Es por el tipo de bicho, así son y además por la cantidad de carotenoides que comen.  En el parque además hay cigüeñas, garzas, patos y algunos parientes entre patos y flamingos. Los pobres parecían borrachos porque con el aire que hacía se tambaleaban y si volaban se los llevaba el aire. Empezó a llover y el paraguas de Alarís feneció porque el aironazo lo rompió todo. Acabamos empapados, pero vimos los animalitos que habíamos venido a ver y nos carcajeamos de la suerte del paraguas y de los pájaros briagos. 

    Para no irnos a guardar al hotel decidimos ir a comer a Uzés. Un pueblito divino que está más o menos cerca. El clima no cooperó pero igual nos dimos la vuelta, comimos rico y lo pasamos muy a gusto platicando en el camino, en la vuelta, en la comida. Volvimos a nuestro pueblo y salimos a dar la vuelta otra vez en la noche. 

     Después de desayunar y platicar largo y tendido, el Monsieur se tuvo que ir a su casa, pues sus obligaciones lo reclamaban. Nosotros habíamos hecho plan para un día más y además en Andorra el  lunes era puente (otra vez). Acá se la pasan de fiesta en fiesta.  Pues nos fuimos a Avignon.  Yo hace muchos años pasé por ahí pero no visité y me habían platicado maravillas del sistema de audiotours del palacio de los papas y eso me interesa porque yo tengo mis audioguías  para varios países. 

     Pues ahí vamos.  Increíble. Lo pasamos padrísimo, y Avignon nos encantó. La combinación entre ciudad medieval y ciudad más o menos importante, está muy padre. Antes de regresarnos para pueblo quieto fuimos a unos grandes mercados techados que hay en Avignon a hacer la compra y desayunar. Había un puesto de mariscos abierto y desayunamos ostras y bulots. Como ha cambiado Alarís! Antes se moría del horror antes que probar nada nuevo y se retorcía como lombriz en sal nomás de pensar en comer cosas extrañas. Las ostras no son lo suyo, pero los bulots si le gustaron. 

    Nos fuimos a la casa descansados, despejados, llenos de recuerdos bonitos. Yo con el alma más completa después de ver a mi amigo y Alarís habiendo hecho ya su propia amistad.    

     Espero esto haya abierto la puerta para que se repita muchas veces, aquí, allá o a ver cómo hacemos.  A los sueños hay que ponerles día y hora, hay que buscarse los espacios y aunque vaya con mi computadora, mi cuaderno y mi calculadora, esos tres días fueron mi mejor regalo. 

Salam

viernes, 11 de marzo de 2022

Pajarito de siete colores

 


 

    Mucha gente tiene relaciones de compadrazgo profundo con su tinturista. Lo comprendo porque pintarse el pelo es una esclavitud y una señora monserga a la vez que un proceso sumamente delicado del que puedes salir pareciendo una diosa, una persona medianamente normal o Beetlejuice. 
No puedo creer que hay gente que se somete a este proceso por deporte o por gusto. Que a sus 20 añitos, con un pelo natural divino deciden hacerse rayos, mechas, luces, cambiar de color y por tanto esclavizarse a un ritual caro e intensivo en tiempo. El pintarse el pelo es un compromiso e implica el buscar el producto correcto y la persona correcta. 
Te tienes que buscar un tiempito para dedicarle a la estupidez de que tu cabeza no parezca una madeja de estambre de fantasía o una fibraesponja especial para cochambre y si como yo, se te pasan los días entre una cosa y otra, cuando vas a ver, ya tienes varios días de retraso en el asuntacho y lo menos que quieres es irte a pasar dos o tres horas en el salón viéndote crecer las uñas mientras te cocinan la cabeza envuelta en papel aluminio, si bien los resultados, con toda probabilidad, serán mucho mejores que si lo haces en casa. O no. En lo que encuentras a la persona correcta puede haber varios episodios fallidos. 
Hoy, que no me quedó más remedio que dedicarme a remediar el desastre de colores que traigo en la cabeza, y haciendo cuentas ya toca- ha  pasado ya un rato desde la última vez, me acordé de hace un par de meses que estaba en Jordania y decidí llevar a Ummi a Turquía. 
Las mujeres en Jordania se dividen en dos bandos muy marcados en cuanto al cuidado de su pelo. Hay quienes se hacen muchísimas cosas, aunque en la calle no enseñen el pelo. Yo sospecho que para ellas el salón es un escape. Una manera de irse de su casa durante muchas horas y dejar a la chamacada y sus obligaciones a cargo de alguien más porque las ondas, las luces y todo lo demás, al final va a estar bajo un hijab la mayor parte del tiempo y cuando el marido las ve, normalmente andan bastante despeinadas.  Las otras, lo toman con esta filosofía de: al cabo se ve poco, y se hacen lo mínimo indispensable. Mi parentela es más bien de esta vena. Hombre, mis cuñadas si se pintan el pelo, porque todas, aunque son chicas, heredaron la tendencia a la cana de su papá. Unas  se pintan de obscuro, otras de rojizo, pero todas se cuidan de traer el pelo bien. Ummi, no tiene ni el tiempo ni la inclinación, tiene otras preocupaciones y cuando sale, nunca enseña el pelo entonces para ella no es una prioridad. 
Cuando iba a viajar, en cambio, si decidió que ameritaba darse una shineadita, y su hija más chica se ofreció a hacer los honores. Estábamos en la sala cotorreando y le puso a su mamá una toalla en los hombros y procedió a ponerle la pintura de pelo. Se ofreció a pasarme a mi por las armas también. Estuve tentadísima porque también me hacía falta, pero me pareció complejo hacerlo ahí, con ropa, una logística extraña, por lo que di las gracias y dije que no, que al rato me iba a mi depa a hacer lo propio. Menos mal. Resulta que Ummi decidió comprar un tinte “natural” de henna o no se que historia. Cuando pasó el tiempo y le lavaron el pelo y se lo secaron, el resultado fue como del color de ciertos venados que son como de un tono verdoso. Yo no soy el mejor referente para los colores porque soy bastante daltónica, pero si me pareció que tenía un color un poco raro. Le hice ojos a Alarís, para que se fijara. No se si lo conoces, pero tiene ojos de chinche pedorra, no muy grandes. Bueno, pues cuando se fijó se le pusieron como de tecolote y le preguntó a la hermana que qué le había puesto a su señora madre. Yo por supuesto estaba a dos de atragantarme de la risa. 
Aquella pobre dijo que ella había seguido las instrucciones, que a saber que onda con la pintura esa, que a ver ahora que hacían porque era ya noche y no había donde ir a comprar otra cosa….. A ver gente, serenidad. Yo tengo allá arriba una cajita de marca normalita de pintura de pelo café, normal equis que puedo compartir e incluso donar a la causa porque creo que mis cuatro canas son menos graves que el pelaje verduzco de mi suegrita. 
Se serenaron los ánimos, fui por el pinturete y se puso remedio al desaguisado, con la oferta reiterada de “hacerme el favor” a la que con más ganas dije que no, muchas gracias. 
Me dejaron la mitad de la pintura ya mezclada y me fui de volada a hacer lo propio. Quedamos las dos bastante decentes y nos fuimos al viaje sin llamar la atención por nuestro pelo raro. 
Espero hoy igualmente salir airosa del lance porque mientras escribo traigo el pelo batido de químicos con la esperanza de quedar medianamente pasable sin necesidad de andar investigando algún sitio donde me hagan el trabajito por un dineral, previa cita y toda una historia.  Además del tiempo y el dinero invertido, en este país, tooodo es por cita y la gente necesita previo aviso de varios días para todo. Pareciera que están ocupadísimos cuando la verdad es que no: vivo en pueblo quieto. Pero quieres una cita en el banco, si bien te va te la dan en ocho días, en el doctor, igual (ya para qué, ya se te quitó el covid), en la peluquería, mejor haces una cita fija cada tres semanas porque si quieres hacerlo espontáneo acabas como yo, sentada en tu sillón con los dedos cruzados y pintura caserita. 
A ver que resulta. 
Salam



miércoles, 2 de marzo de 2022

El Covicho

Dado que me gusta observar, he visto que al vivir una pandemia y ahora una guerra, la gente pasa por una montaña rusa de emociones, sin que sean los eventos de su alrededor los que cambian en gran medida, sino que lo que cambia es el discurso a partir del cual los interpretamos y los hacemos nuestros. 


Así, al principio de la pandemia pasamos del "no pasa nada", al pánico más absoluto que no nos dejaba salir, hacer, tocar a nadie, nos hacía lavar zapatos, cosas del súper, sermonear a todas nuestras conocencias porque seguro "no se cuidan" y demás, hasta después pasar a sentirnos como Munra: inmortales. Siempre es todo visto desde un punto de vista egocéntrico. Fíjate, es como me afecta a mí, y que ME va a pasar. 
    Así yo. Exactamente. Al principio pensé que todo era una exageración, que no pasaba nada, que era una gripita, luego al empezar a ver tragedias por doquier, pasé a un grado de pánico tal que se me cayó el pelo (literal), me dio una migraña de 20 días por el estrés y lo pasé fatal. Después me relajé. Con el advenimiento de las vacunas ya estaba en un plan de : que pase lo que tenga que pasar y la vida tiene que seguir. Y lo peor, es que como seguía, le fui haciéndo confianza al bicho. 
    Alarís lo pescó a fines de Enero en el brinco entre Turquía y Jordania yo supongo y llegó a París con ojitos vidriosos y un poco de tos. A mí no se me contagió y claro que dormimos juntos y anduvimos juntos para todos lados. Con mayor razón yo pensé que mi organismo era completamente inmune . 
    Pues hete aquí que vino de visita una Argentina, que dizque a hacer negocio. Se vino a quedar en mi casa. Llegó con el mismo look que Alarís: ojito vidrioso y algo de mocos. Le dije: tu traes COVID. Me dijo nooo, lo que pasa es que me enfrié, el cambio de clima...... Si como no, pero yo pensé, al cabo que a mí esto no me da. Qué crees? Que sí me dio.  Dos días después de que se fue la Argentina amanecí mocosa y con un frío metido hasta los huesos, igualito que cuando me pusieron la primera vacuna. Había yo comprado unas pruebas caseritas de antígenos en Nuevayorr, por si se ofrecían, y me hice una. Por supuesto que salió positivísima de inmediato. Changos!  Ni hablar, ahora a ver cuánto tiempo tarda en quitárseme esta mugrera y a ver cómo me va. 
Has de saber que yo siempre he sido de gripas catastróficas. Desde niña me daban unas toses que hacían a todo el mundo ofrecer los remedios más inverosímiles, porque la tos es un mal que molesta a los demás . Todo mundo quiere darte algo para que se te quite: tomé leche con malvaviscos calientes (asqueroso), té de bugambilia, jarabe de ajolote, jarabe de ajo, inhalaciones de vaporub, todos los jarabes, nebulizaciones y remedios posibles del tipo de cebolla cruda tallada en los pies, con calcetines de lana, tomates asados en el pecho (no es broma) y varias otras lindezas del estilo. Nada: tosía y toso como foca y tendía a ponerme muy malita. 
    Como todo, con la edad, en vez de mejorar, eso se ha ido poniendo peor. Cada vez que me da gripa, me dan unos catarros de asco. Y ahora, como llevaba dos años guardada y sin contacto  o contacto muy cuidado, pues no había tenido gripa o sea que el méndigo covicho cayó en blandito y se está dando vuelo. 
    No me puedo quejar. Respiro, no me siento grave, pero si traigo un catarro de dar apuración. Mocos por doquier, algo de tos que ha ido a peor (y sabe ponerse más pesada yo supongo), voz de zombi atropellado,  y hoy amanecí con la novedad de que no tengo olfato y mi café (que es lo que más disfruto en la vida y mi consuelo más grande para cualquier mal), me sabe feo. Coño!! Me lo voy a tomar de puro coraje nomás pero que poquitita madre. Maldito bicho, ni eso ha de respetar. 
    Con la poca paciencia que me caracteriza, estoy que se me queman las habas porque esto termine y poder ponerle palomita y prueba superada. De mientras no me queda otra más que seguir durmiendo en el sillón para no molestar a Alarís y tratar de no re-contagiarlo y esperar. 
    Para acabarla, en Andorra, donde ahora tengo mi petate, son de la teoría de medicinas de más bien no darte nada. Vas a la farmacia a pedir algo para lo que quieras y te ofrecen remedios de hierbitas, nada serio. Solo con receta médica y donde que los médicos trabajan lo justito: les hablas y te dicen que a lo mejor te pueden ver en tres días, en la tarde..... ya para que.  Lo bueno es que estamos a la vuelta de España y Francia, donde despachan sin ningún empacho cualquier tipo de drogas en las farmacias: que quieres morfina, como no? que quieres antibióticos, si de cuales? Ese es el tipo de gente que a mí me cuadra!  Alarís que ha estado trabajando haciéndo traslados entre Francia y España, se lanza y con mis instrucciones escritas en whatsapp ya sea en Español o Francés, ha traído jarabe para la tos, antigripales y así la vamos capoteando porque en la farmacia de acá le dieron un jarabe de tomillo y unos probióticos. Tantita madre! Con razón a los que les va mal, les va de la fregada. Tengo una amiga que tiene también una agencia de viajes que estuvo malísima. Ya veo porque. Con hierbitas, pues como no. 
    Como dicen mis parientes Salamtek para todos (tengas buena salud)! 



HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...