Tenemos que hablar….
El hablar cuando TENGO que hacerlo, es una de las cosas
que más me cuesta en la vida. Paradójicamente, soy muy habladora normalmente y
hasta cuando no debería de serlo. Soy la típica que comenta en el cine, en
Misa, que no puede esperar para decir alguna babosada cuando de verdad ni al
caso, pero que no tenga que hablar porque me pongo mal.
Las obras de teatro del colegio me ponían del peor humor.
Cuando tenía como 8 años salí del León del Mago de Oz o de algo así en una obra
del colegio, que por suerte tenía melena, para poder esconder la cara, porque
lo pasé muy mal. El que mi mamá me regañara tampoco ayudó. Los concursos de
oratoria de la escuela, que no se debieran de llamar concursos, dado que eran
obligatorios y más bien eran un ejercicio de tortura, a mi modo de ver, para mí
eran algo horrible. No tenía problema en
aprenderme cualquier tarugada que hubiera que decir, pero tener que decirla
delante de gente, que al final eran mis mismas compañeritas de escuela, me hacía
sentir que me daba algo. Y toda la vida cuando se hacían esos ejercicios de “Vayan
diciendo su nombre, y algo sobre ustedes”, conforme se acercaba mi turno, yo
iba sintiendo que me iba a dar un infarto. Acompañé al exposo a un curso del IPADE o algo así, y cuando me iba a tocar presentarme, me sudaban las manos como si me tocara el turno de encuerarme. Más mensa....Es una tontería ya lo sé pero así me
pasa.
Curiosamente, si era cantada la cosa no me daba tanto pánico
escénico. La música me hacía sentir más cobijada, lo mismo si tenía un guión
que leer. Por ejemplo, hay gente que prefiere ir al dentista a tener que leer
en una boda. Yo para eso no tengo ni medio problema. Ahora tal vez, porque
necesito lentes, pero fuera de ahí, puedo leer la carta a los Corintios o lo
que haga falta, sin el menor empacho.
Hoy, ya hablar en público no me cuesta, le trabajé mucho.
Porque así soy yo, si algo me cuesta, le neceo hasta que uno de los dos cae
muerto, el problema o yo. Y en este caso, felizmente, aquí sigo. Tuve que
aprender porque decidí estudiar ciencias y en esas cosas hay que exponer
seminarios a cada rato, en público. Después di clases en un par de
universidades y hasta terminé dando conferencias y haciéndolo bastante bien.
Hablarle de problemas de próstata a un auditorio de tres mil personas, ya no me
causa problema.
Ahora me buscó la vida otro problemita. Las grabaciones.
Hay personas a las que hablarle a una cámara o una grabadora les sale de lo más
natural. Y lo hacen como si estuvieran cotorreando en su casa con sus amigas.
Hay gente a las que les sale súper tenso y acartonado, que lo pasan mal y se
les nota. ¿A cual grupo crees tu que pertenezco yo naturalmente? Mi alto
sentido del ridículo y TOC me llevan obviamente a caer en la categoría de la
gente a la que solamente de pensar en que está en la mira, se le hacen nudo los
chones.
Y ahora en esas estamos. Tuve la idea peregrina de hacer
unos audios, que otro día te cuento para qué son, y hace muchos años unos
amigos me pidieron mi voz para unos comerciales falsos en la universidad porque
les parecía una voz clara y distinta.
Aunado eso a que si lo hago yo misma me sale más barato, pues ya se armó
la machaca y entonces me encuentro en la penosa necesidad de platicar con un
aparatejo de vez en cuando
Las peripecias comenzaron con la procura del pichifotito
en cuestión. No tenía yo ni idea de qué podía necesitar para un trabajo así,
pero afortunadamente tengo un par de hermanos que son productores y que de
estos asuntos saben un camión. Me instruyeron acerca de qué necesitaba, como se
usa el aparatito, que cosa se necesita y demás. Compré la cuestión en mi último
viaje a México y ahí vengo de regreso a mi pueblo con él en la bolsa. Con la “fortuna”
adicional de volar por ElAL, las aerolíneas de Israel, que tienen unos
protocolos de seguridad que parecen broma, yo siendo un elemento “altamente
sospechoso”: mujer sola, sin motivos claros para viajar a Israel (como que solo
porque le sale mucho más barato que viajar a su pueblo, está casada con un árabe…..mmmm,
dudoso, dudoso….) y luego, en la bolsa, al pasar por rayos X, el aparatito
grabador se ve igualito que un Taser porque tiene dos microfonitos cruzados.
Para ahorrarnos una sesión extra de preguntas y respuestas dije que soy blogger
y que traía una grabadora que les iba a enseñar.
Cuando llegué acá, la cantidad absurda de trabajo me
impidió ponerme directamente a la tarea de empezar con las grabaciones, pero
ahora que se han calmado un poco las cosas ya he podido empezar, la cosa es
encontrar, sin tener un estudio de grabación como tal, un lugar con el
suficiente silencio.
¿Te has puesto a pensar en eso? Mis hermanos me decían
que a veces cuando graban reportajes en locación, el locutor se mete al coche a
hacer el audio para no tener interferencia. Con todo y todo, lo veo difícil. En
la oficina suenan teléfonos, alguien imprime algo, recibe una llamada, alguien
llega de visita. En mi casa, el otro día estaba en la tercera e ilusamente pensé
que última toma de un audio, que me estaba quedando chipocludo, a las 11.30 de
la noche, sin ruidos de fondo, una shulada, cuando Alarís llegó de una chamba
tarde y su Salamu Alaykum! vino a dar al traste con mis esfuerzos.
Total que la cosa está más compleja de lo que pudiéramos pensar.
Ya le perdí el miedo al apa,ratito. Me pasó como con las clases. La primera vez
que le empecé a hablar, me sentí observada, me daba algo de corte. Ya ahora le
platico hasta que le salen ampollas en los micrófonos al pobre y en varios
idiomas. Nos estamos haciendo amigos y todo.
Todavía “tenemos” que hablar, pero ya le estamos
agarrando el gusto.
Salam!
PD. ¿Ya viste la nueva página? www.dream-Jordan.com, como me gusta promocionar a quien trabaja bonito, te cuento que me la hizo Yvonne Garza de Vagapp soluciones, gente lindísima y MEGA profesional, con la paciencia del Santo Job.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario