domingo, 12 de enero de 2020

Tenemos que hablar...


Tenemos que hablar….

            El hablar cuando TENGO que hacerlo, es una de las cosas que más me cuesta en la vida. Paradójicamente, soy muy habladora normalmente y hasta cuando no debería de serlo. Soy la típica que comenta en el cine, en Misa, que no puede esperar para decir alguna babosada cuando de verdad ni al caso, pero que no tenga que hablar porque me pongo mal.

            Las obras de teatro del colegio me ponían del peor humor. Cuando tenía como 8 años salí del León del Mago de Oz o de algo así en una obra del colegio, que por suerte tenía melena, para poder esconder la cara, porque lo pasé muy mal. El que mi mamá me regañara tampoco ayudó. Los concursos de oratoria de la escuela, que no se debieran de llamar concursos, dado que eran obligatorios y más bien eran un ejercicio de tortura, a mi modo de ver, para mí eran algo horrible.  No tenía problema en aprenderme cualquier tarugada que hubiera que decir, pero tener que decirla delante de gente, que al final eran mis mismas compañeritas de escuela, me hacía sentir que me daba algo. Y toda la vida cuando se hacían esos ejercicios de “Vayan diciendo su nombre, y algo sobre ustedes”, conforme se acercaba mi turno, yo iba sintiendo que me iba a dar un infarto. Acompañé al exposo a un curso del IPADE o algo así, y cuando me iba a tocar presentarme, me sudaban las manos como si me tocara el turno de encuerarme. Más mensa....Es una tontería ya lo sé pero así me pasa.

            Curiosamente, si era cantada la cosa no me daba tanto pánico escénico. La música me hacía sentir más cobijada, lo mismo si tenía un guión que leer. Por ejemplo, hay gente que prefiere ir al dentista a tener que leer en una boda. Yo para eso no tengo ni medio problema. Ahora tal vez, porque necesito lentes, pero fuera de ahí, puedo leer la carta a los Corintios o lo que haga falta, sin el menor empacho.
            Hoy, ya hablar en público no me cuesta, le trabajé mucho. Porque así soy yo, si algo me cuesta, le neceo hasta que uno de los dos cae muerto, el problema o yo. Y en este caso, felizmente, aquí sigo. Tuve que aprender porque decidí estudiar ciencias y en esas cosas hay que exponer seminarios a cada rato, en público. Después di clases en un par de universidades y hasta terminé dando conferencias y haciéndolo bastante bien. Hablarle de problemas de próstata a un auditorio de tres mil personas, ya no me causa problema.
            Ahora me buscó la vida otro problemita. Las grabaciones. Hay personas a las que hablarle a una cámara o una grabadora les sale de lo más natural. Y lo hacen como si estuvieran cotorreando en su casa con sus amigas. Hay gente a las que les sale súper tenso y acartonado, que lo pasan mal y se les nota. ¿A cual grupo crees tu que pertenezco yo naturalmente? Mi alto sentido del ridículo y TOC me llevan obviamente a caer en la categoría de la gente a la que solamente de pensar en que está en la mira, se le hacen nudo los chones.

            Y ahora en esas estamos. Tuve la idea peregrina de hacer unos audios, que otro día te cuento para qué son, y hace muchos años unos amigos me pidieron mi voz para unos comerciales falsos en la universidad porque les parecía una voz clara y distinta.  Aunado eso a que si lo hago yo misma me sale más barato, pues ya se armó la machaca y entonces me encuentro en la penosa necesidad de platicar con un aparatejo de vez en cuando
            Las peripecias comenzaron con la procura del pichifotito en cuestión. No tenía yo ni idea de qué podía necesitar para un trabajo así, pero afortunadamente tengo un par de hermanos que son productores y que de estos asuntos saben un camión. Me instruyeron acerca de qué necesitaba, como se usa el aparatito, que cosa se necesita y demás. Compré la cuestión en mi último viaje a México y ahí vengo de regreso a mi pueblo con él en la bolsa. Con la “fortuna” adicional de volar por ElAL, las aerolíneas de Israel, que tienen unos protocolos de seguridad que parecen broma, yo siendo un elemento “altamente sospechoso”: mujer sola, sin motivos claros para viajar a Israel (como que solo porque le sale mucho más barato que viajar a su pueblo, está casada con un árabe…..mmmm, dudoso, dudoso….) y luego, en la bolsa, al pasar por rayos X, el aparatito grabador se ve igualito que un Taser porque tiene dos microfonitos cruzados. Para ahorrarnos una sesión extra de preguntas y respuestas dije que soy blogger y que traía una grabadora que les iba a enseñar.

            Cuando llegué acá, la cantidad absurda de trabajo me impidió ponerme directamente a la tarea de empezar con las grabaciones, pero ahora que se han calmado un poco las cosas ya he podido empezar, la cosa es encontrar, sin tener un estudio de grabación como tal, un lugar con el suficiente silencio.
            ¿Te has puesto a pensar en eso? Mis hermanos me decían que a veces cuando graban reportajes en locación, el locutor se mete al coche a hacer el audio para no tener interferencia. Con todo y todo, lo veo difícil. En la oficina suenan teléfonos, alguien imprime algo, recibe una llamada, alguien llega de visita. En mi casa, el otro día estaba en la tercera e ilusamente pensé que última toma de un audio, que me estaba quedando chipocludo, a las 11.30 de la noche, sin ruidos de fondo, una shulada, cuando Alarís llegó de una chamba tarde y su Salamu Alaykum! vino a dar al traste con mis esfuerzos.
            Total que la cosa está más compleja de lo que pudiéramos pensar. Ya le perdí el miedo al apa,ratito. Me pasó como con las clases. La primera vez que le empecé a hablar, me sentí observada, me daba algo de corte. Ya ahora le platico hasta que le salen ampollas en los micrófonos al pobre y en varios idiomas. Nos estamos haciendo amigos y todo.
            Todavía “tenemos” que hablar, pero ya le estamos agarrando el gusto.
            Salam!

PD. ¿Ya viste la nueva página?  www.dream-Jordan.com, como me gusta promocionar a quien trabaja bonito, te cuento que me la hizo Yvonne Garza de Vagapp soluciones, gente lindísima y MEGA profesional, con la paciencia del Santo Job.


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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...