¡Claro que me
pega!
¿Que dijiste? A
esta babosa le gusta la mala vida. Para nada, ni de broma. No me refiero a
golpes, me refiero a las cosas que me mueven el tapete.
No
había escrito porque anduve ocupadísima. Haciendo todo y nada. Llenándome de
abrazos extrañados de mi niño, de mis papás y hermanos, de mis amigas que ahora
me doy a la tarea de ver cada vez que puedo y antes daba por hecho que ahí
estaban. He aprendido a valorar mucho más los cariños, ahora que los tengo
lejos. Igual que llego a México a comer queso Oaxaca y fruta diario, con más
ganas me doy a la tarea de llenarme de cariño y con ese fin, unas veces voy
sola a México, para tener toda mi atención para mi gente.
Iba
aterrada de encontrar un México con una inseguridad completamente desbocada.
Era peor en mi imaginación. Si bien lo que el PPP está haciendo con mi país no
tiene abuela, lo que había imaginado de lejos era peor, o bien una vez que te
metes en el ajo, te acostumbras a todo, como la gente que está allá. Más bien
creo que es esto último. Tuve suerte de
que no me tocara ningún suceso horroroso en persona, pero si supe de una
balacera en una calle a plena luz del día, cuando caminé por ahí diez minutos
antes, tuve que cerrar mi cuenta de banco por fraude repetido, la calle de mis
papás extremó medidas de seguridad por un intento de robo..... Entonces, pues
si, está mucho peor la cosa. Si bien no me tuve que rifar a balazos con nadie,
la situación está de la tuna.
Encontré
muchísimo. Mi familia muégano como siempre me cobijó como si nunca me hubiera
ido. Me dieron cariño y risas, me invitaron y apapacharon. Juntos en buenas y
malas, me tocó estar en todo y no tengo como agradecerle a la vida la
oportunidad. La gente dice, ojalá nos viéramos en ocasiones más felices.
También, pero también es bueno estar en las tristes. Compartir las penas con
los que quieres, porque son parte de la vida que compartes por gusto.
Mi niño hizo enormes esfuerzos para darme
tiempo aunque estaba en exámenes y yo gocé cada segundo para cargar batería
para cuando tengamos que apapacharnos de lejos, me tenga que platicar por
whatsapp o Messenger sus aventuras y yo solo invente que lo abrazo. La otra,
pasó como cometa, una fuerza de la naturaleza, divina , pero fugaz. A estas
alturas, lo que sea es bueno.
Mis
amigas se hicieron tiempo en sus agendas ocupadas, robamos ratos a todas horas
y lo poco o mucho que vi a cada una, para mí es muy importante.
Para acabarla, aproveché para trabajar y
mis papás me echaron la mano con todo, desde prestarme coche, aconsejarme
cosas, prestarme su internet, diseñarme inmuebles y dejar que Juanita y Carmen
me dieran una vida de artista. Una gozada.
Me
tocó estar en las orillas de un festejo importante en la vida de alguien que
fue protagonista en la mía y ya no es. Me hablaron sin cesar del asunto, por
todos lados y desde todos los ángulos. Gente que no supera que yo ya no sea parte de
ese mundo, gente que tiene curiosidad morbosa por saber si me importa, gente
que cree que necesito que me digan que no son parte, que opinan, como ven,
gente que no sabe de qué otra cosa platicar cuando me tiene enfrente. Eso sí no
me pega. Tengo asumidísima la baja y de corazón le deseo lo mejor a quien me
dio tanto y fue tan importante para mí, pero, como alguien me preguntó: ¿No
extrañas esa vida? Híjole, me lo pregunto hasta el fondo de mi corazón y digo
mil veces que no. Aún sabiendo lo que sí me pega y el precio tan alto que
pagué, no en lo material, sino en el corazón, sé que si tuviera que tomar la
decisión hoy, volvería a tomar la misma. Quizá con más cuidado porque hoy sé
que lastimé mucho a los que más quiero de forma inadvertida, haría las cosas un
poco distintas en forma, asegurándome de dejar todo claro siempre y a cada
paso. Aún así, se que la gente ve lo que quiere ver, pero con más razón si se
deja espacio para interpretaciones.
El
viaje de regreso estuvo tremendo. Salí muy triste de México, preocupada por
dejarlo tan roto, extrañando desde ya a los míos, pero el viaje mismo fue
buenísimo. Me documentaron la maleta de mano sin pagar, y pesaba como maleta
extra, cosa que mi maltrecha espalda agradecerá infinitamente a Iberia y al
universo. En Madrid me escapé del aeropuerto en la escala para ir a ver a mi
Nana y a mi casihermana, que hacía tiempo no veía y quiero muchísimo. En Tel
Aviv, tuve chance de ver amigos, hacer negocios y finalmente llegué a mi casa
que es el abrazo de Alarís.
No
importa que en mi mente la decisión de ir sola a México sea la adecuada, para
dedicarme realmente a mi gente, para hacer lo que tengo que hacer, que el
estaba ocupado, que...... Ese señor me llena la vida y me da paz con solo
tenerlo cerca. Ahora extraño a los otros.
Siempre quedan pendientes. Aquí y allá. Que si la ficha del predial no salió, la aplicación del banco nuevo es una basura en el extranjero y con mi modelo de celular, que no pude ver a gente que me es importantísima....... Ya será para la próxima. Pretextos para volver pronto.
Claro
que me pega, ¿ves?
Salam!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario