Al igual que
maduramos en lo físico, creo que el ser humano definitivamente madura en lo
intelectual y espiritual. Cuanto más si tiene el espacio y la inclinación. Por
supuesto que alguien que constantemente está preocupado correteando la chuleta
sin cesar, o que su seguridad está pendiente de un hilito, no tiene tiempo de
ahondar en esoterias, pero hoy en día, los que no estamos todo el día en el
video juego o en el vicio, y vivimos en
relativa paz, tenemos tiempo, si queremos, de pensar.
Lo que pensábamos
de niños, lo que aceptábamos como realidades inamovibles e incuestionables, a
medida que crecemos muchas veces se modifica. No hablo solo de conejas que
ponen huevos coloridos y chocolates en las plantitas y mitos similares, que,
dicho sea de paso, el hecho de que existan es testimonio fiel de que de niños
le creemos a nuestros mayores lo que sea. A veces la creencia se modifica poco
a veces mucho. Nuestras escalas de valores pueden dar giros completos. La
realidad a medida que ampliamos nuestros conocimientos se modifica y nuestra
manera de ver las cosas puede ser que también.
Cuando yo era
niña, por supuesto que tomaba como verdad absoluta lo que oía en mi casa. Mis
juicios eran completamente radicales. Las cosas eran buenas o malas. Blancas y
negras. No había medias tintas ni escalas de grises. No había atenuantes. Ahora
recuerdo muchas conversaciones y “valores” que se me enseñaron entonces y me
salen ronchas. Y estoy segura que a algunas de las personas a las que les oí
las explicaciones, hoy en día tienen maneras de pensar completamente opuestas,
porque también, ya crecieron. El mundo cambió y cambiamos con él.
Una de ellas iba
por algo así: es que esta niña tiene un hermano “malito”. No se dice. Claro que
no lo sacan a la calle, porque a mucha gente le da pena y es normal. Hoy en día
un comentario así es merecedor de un
linchamiento. Por suerte nos hemos vuelto un mundo más inclusivo en el que el
ser diferente no implica vivir escondido, ser no merecedor de ser querido ni de
vivir como persona. Que felicidad poder crecer en el pensamiento de esa manera
y heredarle a mis hijos un mundo en el que estas cosas ya no existen y si
existen, son estas formas de pensar las que dan, o debieran dar vergüenza.
Mi familia era
encantadora, pero viendo para atrás eran algo racistas y hasta puede que
fascistas. Si. Así las cosas. Ay que bueno que Estecuate no se casó con
Esachava. Es que tenía parientes......shhhh....negros! Imagínate que le sale un
hijo negro. Iba a ser el único. No es que seamos racistas. Es por el bien mismo
de la criatura, como se iba a sentir..... Eso
no puede ser........ Si señores, neta del planeta. Hubo algún pariente que peleó en la guerra
civil española. Por supuesto que jamás se me ocurrió pensar que no peleó en el
bando de “los buenos”. Y el, claramente, pensaba, con la información que tenía,
que así era, que estaba defendiendo religión y Patria, tanto como para
arriesgar el pellejo. Hoy en día el haber peleado por los franquistas es algo considerado retrógrada. Yo no creo que nadie en su momento haya participado en esas cosas
pensando que lo estaba haciendo mal. Siempre su cabecita tenía una gran
justificación.
La intolerancia a
los gays, generalizada cuando yo era niña. No hacen falta explicaciones.
El ostracismo a
todo el que fuera “diferente”. Los hijos de papás divorciados, de madres
solteras, de padres alcohólicos. Todos teníamos algo de disfuncional, pero mientras
el “status oficial” pareciera correcto, no había problema. De la puerta para adentro la historia podía
ser la que fuera, pero en papel, todo tenía que verse “normal”, todos “gente
bien”.
Las cosas de las
que nos reímos los que crecimos en los 70s y 80s: cual cinturón de seguridad,
nos subíamos en el coche todos los que cupiéramos haciendo pisos. Igual y nos
íbamos cuatro horas en carretera en un coche con los vidrios cerrados, con el
tío que manejaba fumándose un puro, y el coche con un par de embarazadas y
siete niños y no había bronca. Si
alguien se mareaba, era “muy delicadito”. El manejar con varios alcoholes
encima. El tomar y fumar embarazada. Tantos amigos de la familia que tenían "perfumes chistosos" a cualquier hora, porque siempre olían a alcohol, normalazo. Tantas cosas que hoy en día son impensables.
Los cambios que
hoy considero avances grandes en la ideología general, me dan a pensar también
que no estamos exentos de estar cometiendo errores grandes de juicio ahora, que
después vamos a ver como cosas gravísimas. Tal vez las cosas hoy consideramos
correctas y bien hechas y que tal vez en veinte o cuarenta años serán
abominaciones. El haber vivido tales cambios de pensamiento me hacen no cantar
victoria, no dármelas de la muy-muy. Muy evolucionada y muy pensante.
Seguramente estoy cometiendo sendas barbaridades. ¿Cual será el parámetro para equivocarnos lo
menos posible? Se me hace que el regirnos por el respeto a
todos como seres humanos, al planeta, al Universo. A los valores de bien
absoluto sin importar quien los predica: no dañar a otros, respetar que lo que
otros quieren es seguramente lo mismo que yo quiero y necesito, que el amor
siempre está por arriba de todo, que lo que hagas tiene consecuencias, que no
dejes que otros arreglen lo que tu hiciste, que somos siempre más iguales que
diferentes. Y como dicen por ahí, portarse bien como en el kínder: si llegas,
saludas; si tiras, recoges; si ofendes, pides perdón; no pego, no corro, no
grito, no empujo; cada quién tiene sus cosas, pero se comparte y toooodos
pueden jugar. ¿A poco no?
¿Será?
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