Es mi tercer invierno en Jordania.
La primera vez vine unas semanas en Enero a tomar un curso
de árabe y a tomar distancia y perspectiva de una separación.
Esperaba que hiciera algo de frío, pero
no el frío espantoso con el que me encontré. En esa ocasión, renté un
departamentito y el hombrecito encargado me explicó el funcionamiento de un
calentador, que usaba una bombona chiquita de gas. Me daba terror, tanto
encenderlo como la posibilidad de quedarme dormida con él prendido y morirme
asfixiada. Total que pasé bastante frío y me paseaba por el departamento
envuelta en una cobija y con la chamarra puesta. Hasta me compré una bata
horrorosa pero muy calentita.
El año pasado la cosa no fue tan grave y
además Alarís y yo estuvimos en México como un mes en Enero o sea que nos
ahorramos un buen cacho del invierno.
Había visto un poco de nieve en el sur, en Petra, como el
azuquitar de la rosca Suandi, pero en Amman, nunca. Me habían platicado que a
veces si cae nieve, pero la verdad yo pensaba que puros cuentos y que si acaso
caería agua-nieve, suficiente para hacer un lodazal y listo.
Pues héte aquí que esta semana, después
de hacer un frío de pastorela varios días, y de que en el radio amenazaran
constantemente con que iba a nevar, hoy en la mañana estaba yo en el gimnasio y
de pronto me suena el teléfono. Era Alarís, para decirme que estaba nevando. Yo
toda mensa, le dije que qué bonito, que ahorita me asomaba por la ventana. Me
dijo que me dejara de tarugadas, que dejara lo que estuviera haciendo y me
regresara a la casa con mucho cuidado pero de volada, que de por sí la gente
maneja a lo loco y luego con la primera nieve se ajigolotonan y no estaba el
horno para bollos. Yo en cualquier otra
circunstancia lo hubiera mandado mucho al demonio, de buen modo pero derechito. En su defensa, había un
antecedente que me hizo entender su necedad y hacerle caso. Ayer había ido al
dentista a ponerse unos implantes para arreglarse las muelas del lado
izquierdo. Hace poco más de un año se hizo las del lado derecho porque tiene
una dentadura como si hubiera pasado la vida mascando tuercas. Ayer, saliendo
del dentista me dijo: Híjole, habibti, no me acuerdo que el año pasado me
sintiera tan fregado, que bueno que me acompañaste. Me preguntó porque ponía
cara de “Ay, pobre!” y no me quedó más remedio que confesar, que estuvo igual o
peor de fregado pero que no se acordaba porque lo tenía bloqueado por el
sustazo que le di porque tuve un accidente al día siguiente. Mientras el pobre
hombre estaba en cama todo estropeado, yo lo desperté para darle sus medicinas
y me fui al gimnasio y de camino me atropellaron. El pobre olvidó sus achaques
y salió volado a recoger los pedazos de su mujer. Se dedicó a cuidarme, ya ni se acordó de que
el también estaba malito.
Ahora que se lo recordé, hoy en la mañana mientras me vestía para
ir al gimnasio me dijo que no me pusiera la sudadera rosa, se me hizo raro,
pero equis. Luego me dijo, -Por favor, ten mucho cuidado. Ya se me hizo muy
raro. Y de repente me cayó el veinte que estaba con miedo de que hubiera un
segundo evento. Le dije que no se preocupara, que me iba a ir en coche y que si
iba a tener muchísimo cuidado. Por eso entendí que se le haya ido la olla
cuando empezó a nevar y que me haya pedido que me regresara a la brevedad y con
mucho cuidado a la casa. Le hice caso, pero cuando llegué si le tuve que
explicar que no va a ser cosa de que me quede guardada los días que el clima
tenga a bien estar podrido y que entendí perfecto de donde viene su
preocupación, pero que no hay ningún problema.
Total que en ese momento solo nevó un
poquitito. Y luego salió el sol y listo, nada de qué preocupar. Siguió el día
muy frío y muy nublado y en la tarde si empezó a nevar fuerte y no ha parado.
Mi calle parece cualquier calle de Colorado, los coches tienen medio metro de
nieve encima, las ramas de los árboles se están venciendo y por supuesto que
hay calles cerradas y tráfico loquísimo.
Se cancelaron las clases mañana y habían dicho que el trabajo en
sitios oficiales iba a empezar tarde, para evitar accidentes, pero al ver que
esto no paraba, ya se declaró día de asueto. Los jordanos están felices de
tener un pretexto de un día de vacaciones gratis.
Se ve rarísimo, palmeras nevadas. Yo de burra no protegí mis
plantas, con todo y que dijeron mil veces que iba a nevar y sospecho lo peor.
Mis pobres malvones y bugambilias de la ventana se van a morir seguro porque
están cubiertas de nieve.
La gente de aquí tiene reacciones extremas. Hay quién está
encantado con la nieve, con como se ve, sale a jugar, juegan a patinar los
coches donde no hay mucha circulación, les encanta la idea de tener un día de
vacaciones. Por otro lado otros, están llorando casi y viendo a dónde se van.
El Mar Muerto está a todo lo que da. Como es una zona que está por debajo del
nivel medio del mar, siempre hace calor. Ahora como 25-28 grados y entonces los
locales que se sienten congelados y los turistas espantados por toparse con
estas temperaturas, van felices a refugiarse en el oasis tropical. Yo estoy como boba, fascinada con mi primera
nevada en el desierto. Espero no dure mucho, pero como novedad, está padrísimo.
Salam!
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