Encontré un
Líbano más acogedor a la vuelta, ya que ahora no hubo hostilidades con Israel
la víspera de mi viaje.
Encontré un Amman
frío, pero luminoso y verde por las lluvias y una tierra y una gente que ya es
mía por lo que me ha dado.
Encontré a un Alarís
feliz, con mi lugar esperándome en su abrazo, , y la cara bañada en lágrimas
entre risas por el gusto de terminar la ausencia.
Encontré un
frutero lleno de granadas, que a saber dónde consiguió con este frío de
pastorela, en este país de comida local y de estación.
Encontré amigas
que me esperaban con invitaciones y cariño, a mis hermanas de aquí para
platicar los vestidos de la boda y los peinados. Nunca lo pensé, pero claro,
una novia tiene solo una oportunidad de
vestirse y peinarse como quiera, aunque la vean pocos, es un tema y hay que
comentarlo a detalle. Me sentí honradísima de que me incluyan, aún sabiendo que
mi opinión seguramente es para ellas muy, muy rara.
Encontré a mi
familia de aquí llena de abrazos y cariño, de te extrañamos, como está tu
gente, qué se te antoja comer, qué echaste de menos. Besos pringosos y risas de
niños.
Encontré que la
señora que nos ayuda a limpiar la casa se le puso rebelde a Alarís y no quiso
venir el día anterior a que yo llegara, porque me quería apapachar de
inmediato.
En la nueva casa
de Baba y Ummi, Alarís terminó la parte que nos dieron permiso de hacer en su
azotea. Le digo el Penthouse. Cuando íbamos de visita nos dormíamos en la sala
de visitas y cuando había visitas había que recoger nuestro tiradero corriendo,
nos paseábamos en la noche como almas en pena para ir al baño y en invierno con
un friazo. Así tenemos nuestro cuarto con baño y si nos dan ganas convivimos y
si no, no. El punto es convivir, pero así si me duermo temprano y hay visitas
hasta las tantas, no hay problema, o al revés. Los jordanos no se distinguen por la calidad
de su trabajo. No me explico cada que voy a Petra como hace miles de años
podían ser tan perfectos constructores y hoy en día son tan malhechotes. Pues
Alarís los correteo y él mismo hizo muchas cosas incluyendo una “Fuentes” para
mí (así le dice, por mi apellido), para que estuviera yo contenta cuando
regresara. No era necesario en absoluto, pero este hombre no me deja de
sorprender para bién.
No encuentro
palabras para agradecer a la vida todo lo que aquí he encontrado y sigo
encontrando.
A una de las
personas que le estoy más agradecida en la vida es a la bunny-boiler con la que
tuvo a bien casarse Alarís, antes de conocerme. Por buena gente se casó con
ella, por sacarla de una situación triste y por hacer una vida juntos que pensó
que podía funcionarles a los dos. Ella se casó por darle celos a otro y al
terminar la fiesta dijo que siempre no. Cualquiera hablaría mal de la mujer,
estaría enojado o amargado, aunque no la hubiera querido, por el mal trago y la
humillación pública que sin deberla ni tenerla le recetó. El no. Solo dice, no
es mi tema favorito, pero no tiene importancia. Si sus hermanas dicen algo, que
alguna vez las he oído tirarle tierra a la Malvada, les echa ojos de “ya
estuvo” y ya está, pues ya lo conocen, que no le gusta andar con malas vibras.
Yo, conozco poco de la historia, solo lo que él me contó y lo que le he oído a
Ummi y a mis cuñadas de repente, pero lejos
de tenerle rencor, creo que si la llego a conocer, le tendría que agradecer sin
cesar, pues lo que ella no quiso, a mi me ha cambiado la vida.
Me preocupa mucho
lo que dejé. Un México revuelto, dividido y con unos problemas insólitos apenas
a un mes de la inauguración del nuevo gobierno. Dejé a mis papás no tan sanos
como yo quisiera. Dejé a mis hermanos en momentos en los que me encantaría estar
para compartir cosas muy importantes en sus vidas y por ende muy importantes
para mí.
Dejé a mis niños, de los que nunca tengo suficiente.
Me llené de cariños extrañados, de risas y apapachos con mis tías,
de amigas del alma, de mi comadrita y hasta de mis primas de extrangia, que me
vinieron a ver. Conocí al sobrino que me faltaba y hasta madrina emergente
resulté en una de esas. Pude resolver asuntos que tenía atorados, hacer muchos
buenos negocios y dejar solventados muchos pendientes.
En fín, si fue una ausencia productiva, pero sigue siendo un tema
esto de tener el corazón literalmente partido en dos extremos del mundo. Así lo
escogí cuando me quise ir lejos por cobarde y porque algo me llamaba desde
hacía tiempo a este lugar.
Se dice que la vida la escogemos, con sus pruebas y lecciones,
según lo que necesite aprender nuestra alma. Yo me escogí unas lecciones bien
fuertes, aunque las hay peores, y las
hice muchas veces más difíciles por necia, pero al final, la vida me ha pagado
bien y he encontrado que si abres las manos y el corazón para recibir y los
ojos para no dejar ir lo que es tuyo, las bendiciones están ahí.
Hay almas sabias en el
mundo, almas viejas que al parecer aprendieron ya las lecciones que otros nos
damos mil trancazos antes de aprender. Alarís es una de esas. No se complica la
vida, siempre tiene la respuesta fácil y por el camino de la luz y si no tiene
nada bueno que decir, mejor no dice nada. Estoy tratando de aprenderle eso,
entre otras muchas cosas.
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