domingo, 30 de diciembre de 2018

FELIZ AÑO!!!


Claro que en realidad es un día como todos los demás. La naturaleza humana nos hace medir y cuantificar todo, comparar y categorizar y por lo mismo, un año que termina y otro que empieza es un muy buen momento siempre para hacer un alto y evaluar como fue el año anterior, y hacer una lista de deseos, de propósitos o de bendiciones que queremos para el siguiente.

            Cada quién tiene sus tradiciones, su cena especial, su tipo de festejo, y hasta sus rituales. Cuando era muy chica, la verdad no me acuerdo en qué consistían los festejos de Año Nuevo en mi casa y voy a preguntar en cuanto tenga oportunidad. Desde que tengo memoria, como a partir de los 6 años o por ahí, me acuerdo de la mayoría de fines de año, cenar con la familia muégano y siempre muchos añadidos en Cuernavaca. Se ponía una mesa larguísima de muchos tablones en casa de una tía y nos sentábamos todos a cenar la tradicional cena mexicana muy parecida a la de Navidad. Antes de la cena prendíamos luces de Bengala en el jardín, alguna vez globos de Cantoya (ya sé, que desastre ecológico, cuando era chica no sabiamos) y luego se organizaban juegos, cantos, bailes y los niños íbamos cayendo agotados, nadie nos mandaba a dormir a una hora decente si no queríamos y era padrísimo. Alguna vez venían amigos de unos y otros, abuelitos de los primos del otro lado, primos de los primos, algún gringo que nos veía como mexican curios, pero siempre lo pasábamos muy bien. Sólo una vez mientras fui niña mis papás tuvieron la puntada de irnos a pasar fin de año a la nieve y ellos se fueron a cenar a una fiesta “para grandes” y nos dejaron en la casa, con Mari. Gran desilusión por nuestra parte. Ni cena, ni fiesta, ni media noche, ni uvas, ni narices.

            Cuando iba en secundaria más o menos oí por primera vez acerca de los rituales del año nuevo de barrer las malas energías, sacar las maletas y hacer ese tipo de cosas. De hecho a la amiga que lo platicó en el colegio le hicimos la broma de que si en su casa eran brujas, y no le dio risa en el momento, me quiso matar, pero al día de hoy le dicen la Bruja, y ella se presenta así a veces. Todo por un comentario menso hecho a lo tarugo.
            Leí hace un par de días en Facebook de alguien que preguntaba por esos rituales y eso me puso a pensar sobre el las tradiciones de fin de año. Porque claro que de unos años para acá, he ido aumentando detalles a mis rituales de año nuevo. Todo lo que sea para bien, no sobra.
            Lo de las uvas en cada campanada lo hacíamos toda la vida y lo seguimos haciendo, junto con el apapacho y felicitación a todos los seres queridos, cercanos y lejanos y a los que tenga a la mano, pues abrazo trona-huesos. Una tía italiana dijo que en su casa el día primero se comen lentejas para la abundancia, pues a comer lentejas, no vaya a ser. Que si hay que recibir el año con dinero en la mano para abrirse a la abundancia, pues venga. La maleta sale a pasear para que haya viajes, el collage de deseos…. Miles de cosas.
            En Jordania, nosotros que nos dedicamos al turismo, pues normalmente trabajamos en esas fechas, siempre hay gente. La gente normal no hace demasiada fiesta, más que en las zonas más internacionales y cosmopolitas de Amman donde hay muchos extranjeros y gente que ha adoptado costumbres de otros países. El año pasado pasé la noche del 31 de Diciembre sola en mi casa en Amman. Alarís tenía trabajo y yo preferí quedarme sola en la casa. Me preparé unas lentejas, saqué fotos de mis hijos, de Alarís y mías, de su familia, de la mía, de mis tías y mis amigas y puse flores y velitas y agradecí a la vida el tenerlos, el tener mi salud de nuevo, el tener la oportunidad de una vida nueva y cuando dieron las doce, salí a la calle, sacándoles un susto mayúsculo a una parejita que se andaba besuqueando en el portal de mi edificio- y en un país musulmán las faltas a la moral en la vía pública no son baba de perico, si bien no te mandan lapidar, si está muy mal visto- y di una vuelta a la cuadra con mi maleta y con dineros diversos en las manos, monedas de muchos países que me habían dado varios turistas de propina: Pesos, Dólares, Euros, Liras Turcas, Dinares y ya luego me fui a dormir. Al día siguiente tomé un camión y me fui al pueblo a ver a la familia, porque ya tenía ganas de fiesta y apapacho y al llegar me dijo Ummi que qué detallazo que hubiera ido a abrazarla por su cumpleaños. Méndigo Alarís, le hablé de volada a reclamarle que no me hubiera dicho, y me dijo que no sabía, porque ellos no acostumbran hacer mucho escándalo por los cumpleaños de los adultos y menos Ummi porque es siempre muy discreta, pero como sabe que a mi me gusta el festejo me dijo, y yo tuve mis apapachos de sobra con la familia que tengo a la mano y que por suerte son lo más cariñoso del mundo.

            Este año, cerrando el círculo y viendo para atrás no me queda más que agradecer, agradecer y agradecer a la vida pues ha habido muchos retos, pero también muchos regalos y bendiciones. Muchísimo más cosas buenas en la balanza.
            Sea cual sea tu ritual, tu forma de marcar el cambio de hoja del calendario o si quieres recibir el año en pijama o en vestido de noche, en la playa o en la selva, viendo auroras boreales o en una fiesta muy pipirisnais, te deseo que tengas las manos, los ojos y el corazón abiertos para recibir mucho amor, mucha salud, mucha paz y mucha abundancia y que el 2019 sea el mejor año de tu vida hasta ahora…. Y que te enraches!
Salam!


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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...