Para la gente de
algunas culturas, como por ejemplo los Estadounidenses en general, las tías son
en muchos casos figuras lejanas que a lo mejor ven en bodas y funerales, que
figuran en los álbums de fotos de cuando sus papás eran niños y ya. Para mí han
sido y son figuras importantísimas en la vida. Tengo muchas, algunas
directamente hermanas de mis papás, otras están o estuvieron en algún momento
casadas o liadas con algún pariente, otras tías abuelas, otras son tías “honoris causa”, pero cada una ha tenido un papel muy especial
para mí.
Las tías de la
familia de mi mamá son muchas y son las que para mí son más cercanas. Mis otras
tías son muy queridas también. Las veo con muchísimo gusto, cada una tiene lo
suyo, pero no llevo con ellas la relación tan estrecha que tengo con Las Tías.
Crecieron en una familia muy grande en la que, sí, cada quién tenía sus amigos,
pero eran muy amigos los hermanos siempre. Así pues, cuando había viajes de mis
papás, cuando había alguna emergencia, casi siempre había alguna tía que
saliera al quite. Los viajes y las salidas de la familia muégano siempre eran
tumultuarios, entonces siempre había varias tías cerca. Dormí y comí en sus
casas infinidad de veces de niña y a medida que fui creciendo, la relación se
hizo más de iguales, más de amigas. Con una me gusta viajar e ir al teatro, con
otra platico mucho, otra me hace reír hasta llorar siempre, salimos a comer a
veces, jugamos cartas cuando se puede y sé que cuento con ellas de manera
incondicional y ellas saben que cuentan conmigo. Son de lo mejor que me ha dado
la vida y las extraño muchísimo ahora que las tengo lejos, si bien, las maravillas de la tecnología han hecho
mucho para subsanar las distancias. Han
estado siempre al pie del cañón, siempre al pendiente, haciéndome sentirlas
cerca y sentirme apapachada y contenida aún cuando esté otro lado del mundo.
Aquí me he venido
a encontrar varias tías también. No porque me hicieran falta, que ya tenía
muchas y muy buenas, pero varias tías de Alarís me han tomado como sobrina
adoptiva y como no vienen a sustituir a nadie, sino a sumar cariño a mi vida,
las he aceptado encantada.
La cosa de los
nombres de las tías en Musulmania es todo un tema y voy a hacer un paréntesis
para tratar de aclararlo, si bien yo no lo acabo de entender del todo. Se le
llama Khala a la tía materna, es decir, hermana de la mamá y Amme si es hermana
del papá. Si son tuyas, o sea si vas a decir, MI tía, dices Khalti y Amti. Lo de Amti, tiene una connotación más. A tu
propia suegra, no le llamas por su nombre, no le dices señora, y cuando hablas
de ella no dices “mi suegra”, dices Amti (mi tía), y todo mundo se da por
enterado de quién estás hablando. Menos si lo digo yo, entonces todo el mundo
se carcajea, les parece novedoso que hable como los demás. No hay manera de
ganar. Si hago las cosas distinto, se ríen. Si las hago igual, también se
ríen. Cuando un niño le habla a una
mujer que no es su mamá o su tía de verdad, tipo una amiga de su mamá, o la
mamá de un amiguito, le llama Tía, como algunas gentes lo hacen en México, pero
la forma de la palabra que usa es Khalto, que literalmente significa la tía de
él. En serio. Entonces cuánto chamaco te
encuentras por ahí, si es modosito y educado, te llama Khalto. Y ahora sí, concéntrate bien, o de plano
tómate unos tequilas a ver si entiendes lo que sigue, porque yo llevo tiempo
viviendo aquí y todavía me saca de onda. Cuando la gente les habla a los niños,
les dice el parentesco de la persona que está hablando con ellos. Tipo si Alarís le está diciendo que venga a
la hija de su hermana, le dice “ Taali, Khali”, es decir “ Ven, mi tío
materno”, como si dijeras “ Ven con el tío”, pero si le dice lo mismo al hijo
de su hermano le dice “ Taal, Ammi”. Si
la mamá les dice algo, termina la frase con Mama y así. A mi eso me deja
patidifusa todas las veces. La primera vez que lo oí, poniendo atención, que oí
que una mamá le decía a su hijo Mamá, fui volada a preguntarle a Alarís qué
estaba sucediendo. En México es común que se les diga mamá a las niñas o papá a
los niños en ciertos círculos, pero nunca me había pasado que el pronombre
variara según la persona que estuviera hablando. Me parece algo híper confuso.
Volvamos a las
tías que he adquirido. Las hermanas de Baba y Ummi son unos personajes. Tendrán
más o menos como setenta y setenta y cinco años, pero se ven muy castoreadas.
La hermana más grande de Baba está medio chimuela y le cuesta trabajo caminar,
no estoy segura qué es lo que tiene o qué le duele, pero de mente está
perfecta. Habla a velocidades vertiginosas y es muy mandona y muy chistosa. Me
tiene completamente intimidada porque habla en un tono como de pájara loca y rapidísimo.
Un día me ofreció un refresco en su casa y cuando le dije no gracias me puso
una gritoniza cariñosa tal, que de volada agarré el vaso y luego se lo pasé a
Alarís para que se lo tomara disimuladamente. No se me ha vuelto a ocurrir
decirle nunca que no. La otra hermana es religiosa por vicio. Ayuna dos días a
la semana, reza muchísimo, pero por otro lado, le encanta el baile y en las
bodas es la primera en organizar el belly dancing y las filas de dubka. Es
divertida y es interesante platicar con ella. Las khalas, las hermanas de
Ummi, también son dos. La mayor está casada
con un señor muy viejito, que está muy enfermo y ella es básicamente su
enfermera. Es de lo más mocha, reza muchísimo, pero también es muy simpática y
cuando puede deja encargado al viejito con alguna de sus muchas hijas (el
viejillo tuvo otra esposa antes, o sea que tiene hijas con ella y ya tenía
otras), le encanta ir de visita, salir a dar la vuelta o ir de fiesta. Es
gordita y muy cariñosa. La otra hermana de Ummi también es gordita, tiene
artritis y le cuesta trabajo moverse, lo que no impide que se siente en el
piso. La bronca es cuando se tiene que levantar. Es de risa fácil y de mucha
plática. En el pueblo dicen que es difícil llevarla bien con ella. La verdad es
que conmigo siempre ha sido encantadora.
Alarís es un
cuate muy fácil, la lleva bien con todo mundo y todos sus parientes lo quieren
bien y a mi por extensión me han dado la oportunidad y el beneficio de la duda.
Todavía ni de
lejos tengo la relación que tengo con mis propias tías con estas tías nuevas,
pero por lo pronto no está mal como cuestión questra como dice Alarís (quiere
decir extra, pero esta palabra en Español se le resiste).
¡Que vivan las tías!
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