Existen presas de la época de los nabateos para evitar que el cañón se inunde- que se han modernizado- y hay una historia de horror de un grupo grande de franceses que hace unos años fueron a Petra un día en que empezó a llover fuerte. El gobierno les dijo que no podían entrar y se pusieron locos, que habían venido solo a eso, que solo tenían ese día, que ellos se hacían responsables. Los dejaron entrar. El cañón se inundó y se los llevó el agua. Todos murieron.
Petra está en el fondo de un valle que se llama Wadi Musa. Cuando llueve en las montañas, toda el agua baja y se junta en el pueblo del mismo nombre. Se llena el cañón de Petra, haciéndolo peligroso.
Hace un par de días estuve en Petra y cuando estaba en el cañón comenzó a chispear. Alarís me marcó volado y me dijo, salte rápido de allí y luego averiguamos. Yo vi a los beduinos muy tranquilos y me apuré, pero no me preocupé. En efecto, solo llovió un poquito y no pasó nada.
Ayer la historia fue otra.
Estaba con mis turistas en el cañón cuando comenzó a llover. Había checado el pronóstico del clima para ver que no lloviera y cambiar las fechas de ser necesario. Todo parecía correcto. A medio desfiladero comenzó a llover fuerte y ahora si vi a los beduinos correr, guardar sus cosas y sacar a sus animales. En la torre! No quise asustar a mi gente, pero no queriendo la cosa apuré el paso y los saqué del cañón volada. Llegamos al famoso Tesoro , les tomé tres fotos y les dije que nos fueramos a la parte abierta, que luego regresabamos por ahí. Si llega a haber una riada, el agua y todo lo que arrastra: piedras y árboles van a dar al Tesoro o sea que me pareció mejor hacernos ojo de hormiga. Saliendo de ahí pareció componerse el clima, osea que subimos al monasterio y seguimos con la visita.
De pronto me habla Alaris en pánico. El pueblo era zona de desastre. La riada había arrastrado personas, alguna casa, Petra estaba cerrado y el ejército y la policía estaban evacuando a la gente por la salida de atrás.
Le dije que no se preocupara, que estábamos bien. No me creyó mucho. Me dijo que si había mas gente a mi alrededor. Había mucha. Estábamos en un sitio alto y estábamos muy bien. Bajamos y al llegar abajo vimos literalmente un río de agua chocolata pasando por en medio de Petra. No había forma de volver hacia el Tesoro , para desilusión de mis turistas y mi culpabilidad porque yo los apuré, pero ni modo, prefiero que se queden con ganas de mas fotos a que corran algún peligro. Estaban bomberos, policía y ejército sacando a la gente, ayudados por beduinos que usaban sus camionetas como transportes. Todo era un desorden. No había una fila y estaban haciendo negocio. El que pague mas se sube primero. Por lo tanto había mucha gente caminando hacia el pueblo.
Llamé a Alarís del celular de un amable jordano, pues el mío ya no tenía pila y me dijo que no lo dejaban pasar, que se acercaba lo mas posible con el coche. Llegó caminando a encontrarnos a medio camino.
Alhamdulilla, todo bien. Una aventura mas y una experiencia nueva.
Aprendí a no confiar jamás en el weather channel en invierno en Jordania, a dónde ir y como salir de manera segura. Vi llover en mi adorado desierto rojo, que siempre es bonito pero mojado se llena de arcoiris, las piedras parecen cuarzos y los colores se vuelven mas vibrantes. Y cuando me despertó la preocupación de madrugada y salí de la tienda, vi entre las nubes el cielo estrelladísimo.
Alarís como siempre, gran compañero. El mejor socio, el transportista más responsable y con las mejores conexiones y como siempre, me hace sentir que alguien me cuida. Se preocupa, pero no me regaña, me dice cuídate, usa todos sus recursos- que no son pocos, tiene amigos en todos lados, para ayudarme y me dice que Dios te acompañe y te bendiga y ahora te veo. Yo tan descreída, siempre se que está rezando por mi y eso me da tranquilidad y paz.
El año pasado no hubo ninguna inundación así. Dicen que suceden pero no muchas. Esperemos que ya hayamos puesto palomita y no vuelva a pasar.
Salam!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario