sábado, 10 de noviembre de 2018

Ahí va el agua!

Había oido la historia de las inundaciones en Petra.
Existen presas de la época de los nabateos para evitar que el cañón se inunde- que se han modernizado- y hay una historia de horror de un grupo grande de franceses que hace unos años fueron a Petra un día en que empezó a llover fuerte. El gobierno les dijo que no podían entrar y se pusieron locos, que habían venido solo a eso, que solo tenían ese día, que ellos se hacían responsables. Los dejaron entrar. El cañón se inundó y se los llevó el agua. Todos murieron.
Petra está en el fondo de un valle que se llama Wadi Musa. Cuando llueve en las montañas, toda el agua baja y se junta en el pueblo del mismo nombre. Se llena el cañón de Petra, haciéndolo peligroso.
Hace un par de días estuve en Petra y cuando estaba en el cañón comenzó a chispear. Alarís me marcó volado y me dijo, salte rápido de allí y luego averiguamos. Yo vi a los beduinos muy tranquilos y me apuré, pero no me preocupé. En efecto, solo llovió un poquito y no pasó nada.
Ayer la historia fue otra.

Estaba con mis turistas en el cañón cuando comenzó a llover. Había checado el pronóstico del clima para ver que no lloviera y cambiar las fechas de ser  necesario. Todo parecía correcto. A medio desfiladero  comenzó a llover fuerte y ahora si vi a los beduinos correr, guardar sus cosas y sacar a sus animales. En la torre! No quise asustar a mi gente, pero no queriendo la cosa apuré el paso y los saqué del cañón volada. Llegamos al famoso Tesoro , les tomé tres fotos y les dije que nos fueramos a la parte abierta, que luego regresabamos por ahí. Si llega a haber una riada, el agua y todo lo que arrastra: piedras y árboles van a dar al Tesoro o sea que  me pareció mejor hacernos ojo de hormiga. Saliendo de ahí pareció componerse el clima, osea que subimos al monasterio y seguimos con la visita.
De pronto me habla Alaris en pánico. El pueblo era zona de desastre. La riada había arrastrado personas, alguna casa, Petra estaba cerrado  y el ejército y la policía estaban evacuando a la gente por la salida de atrás.
Le dije que no se preocupara, que estábamos  bien. No me creyó mucho. Me dijo que si había mas gente  a mi alrededor. Había mucha. Estábamos en un sitio alto y estábamos muy bien. Bajamos y al llegar abajo vimos literalmente un río de agua chocolata pasando por en medio  de Petra. No había forma de volver hacia el Tesoro , para desilusión de mis turistas y mi culpabilidad porque yo los apuré, pero ni modo, prefiero que se queden con  ganas de mas fotos a que corran algún peligro. Estaban bomberos, policía y ejército sacando a la gente, ayudados por beduinos que usaban sus camionetas como transportes. Todo era un desorden. No había una fila y estaban haciendo negocio. El que pague mas se sube primero. Por lo tanto había mucha gente caminando hacia el pueblo.
Llamé a Alarís del celular de un amable jordano, pues el mío ya no tenía pila y me dijo que no lo dejaban pasar, que se acercaba lo mas posible con el coche. Llegó caminando a encontrarnos a medio camino.

La tromba hizo que al día siguiente cerraran todos los sitios turísticos y varias carreteras. Nosotros por suerte fuimos al desierto esa tarde, en donde, si bien no vimos el cielo más estrellado  y hasta vimos llover a medio día, estuvimos seguros y en paz. La gente pudo hacer sus actividades  y luego salimos por un camino seguro para el Mar Muerto, después de sopesar las opciones de nuevo de modificar el plan de manera que los viajeros  estuvieran  seguros y contentos.
Alhamdulilla, todo bien. Una aventura mas y una experiencia nueva.
Aprendí a no confiar jamás en el weather channel en invierno  en Jordania,  a dónde  ir y como salir de manera segura.  Vi llover en mi adorado desierto rojo, que siempre es bonito pero mojado se llena de arcoiris, las piedras parecen cuarzos y los colores se vuelven mas vibrantes. Y cuando me despertó la preocupación de madrugada y salí de la tienda,  vi entre las nubes el cielo estrelladísimo.
Alarís como siempre, gran compañero. El mejor socio, el transportista más responsable y con las mejores conexiones y como siempre, me hace sentir que alguien  me cuida. Se preocupa, pero no me regaña, me dice cuídate, usa todos sus recursos- que no son pocos, tiene amigos en todos lados,  para ayudarme y me dice que Dios te acompañe y te bendiga y ahora te veo. Yo tan descreída, siempre se que está rezando por mi y eso me da tranquilidad  y paz.
El año pasado no hubo ninguna inundación así. Dicen que suceden pero no muchas. Esperemos  que ya hayamos puesto palomita y no vuelva  a pasar.
Salam!

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...