domingo, 8 de julio de 2018

CUESTIÓN DE ENFOQUES

            Han de disculpar el abandono aparente de los últimos días, pero me agarró una “fiebre de desierto” de cállate la boca. Aquí le llaman “baird”, se traduce como “cold” y es un tipo de malestar estomacal con estornudadera horrible. Para acabarla existe la creencia de que viene porque te enfriaste, entonces aunque estés a 40 grados, como fue el caso y sudando por el esfuerzo de la vomitona, la gente te tapa con un edredón y te forza a beber tés calientes de olores sospechosísimos. Tienen teorías bien distintas a las nuestras. Me querían hacer comer yogurt con ajo, para asentar el estómago, siendo que en occidente lo primero que te quitan cuando estás malo de la panza son los lácteos. Acabé en el hospital con una deshidratación perra, las venas de los ojos reventadas y sin poderme levantar yo sola por el poco volumen de sangre, y sí, me diagnosticaron “baird”, pero me recetaron suficientes antibióticos y antiparasíticos para un caballo y unas cosas para el vómito que según el internet son para gente con quimioterapia con cis-platino, o sea que no es de risa su chistecito. Después de un suero intravenoso y unas inyecciones me mandaron a casa, dizque ya estable. Les volví a vomitar el estacionamiento, faltaba más. Para colmo estábamos de visita en casa de los papás de Alarís y Ummi, con muy buena intención cada que tenía oportunidad venía a rezar sobre mi cadáver, y me hacía beber jugo de naranja, tés, y mandaba a alguna de sus hijas detrás de mí al baño a preguntar si estaba bien mientras yo discutía con el monstruo de porcelana. Horrible historia. Total le dije a Alarís que por favor me llevara a mi casa y ya estoy mejorcita, si bien sigo repleta de medicinas y no me animo a comer más que paletas heladas y sándwiches de mermelada, todo lo demás me da un asco horrible.

Empiezo con la advertencia de que el que sea asqueroso, le moleste hablar de temas de baño, de fluidos corporales y demás, mejor se abstenga de leer este escrito, porque el tema que se trata aquí, precisamente va a los distintos enfoques que se tienen en el uso del baño en Medio Oriente y en Occidente.
Las diferencias en costumbres de limpieza de las pompas es gran tema de conversación con mis turistas, ya que los baños árabes no siempre son como los baños a los que estamos acostumbrados en el continente Americano o aún en Europa. Es mejor para nosotros cargar siempre con algo de papel o Kleenex, porque lo único seguro es que seguramente no hay, si hay, hay letreros de que por favor no lo tires dentro del W. C.  pues las tuberías no están hechas para papel, pero eso sí, en todos lados hay una manguera de agua o una anforita con regadera para lavarse . Los musulmanes por precepto deben en todo momento tener todo el cuerpo libre de cualquier fluido corporal interno, léase cualquier cuestión propia del baño o cualquier fluido de naturaleza sexual, por lo que aunque fuera de manera inconsciente, por ejemplo si al estar dormidos se echaran un pun, asumen que una micro partícula de algo les pudo perjudicar el estado de pulcritud inmaculada de las pompitas y por lo tanto, van y se lavan. La cuestión es que se lavan de manera abundante y desordenada y no siempre con tino, y luego no secan, de modo que si tu entras al baño después de otra persona, encuentras el baño como las fuentes del Bellagio, si bien te va.  No es como en un Estadio de México que las salpicaduras son de pipí y llegas a tu casa a quemar tus zapatos porque seguro traen un muestrario de bacterias y hepatitis variada,  aquí puedes tener tranquilidad que es agua, pues para empezar los musulmanes tienen muchísimo cuidado de no salpicar, de hecho los hombres hacen pipí sentados o agachados para evitar salpicar, el problema viene cuando se lavan. Se lavan y no se secan, ni secan tampoco el baño, que dejan todo salpicado. Salen limpísimos, pero no es raro ver gente con las pompas mojadas.

            El excusado típico árabe es como esos baños de “hoyo” que hay en algunas partes de Asia y en algunos pueblos de Europa, como un migitorio en el suelo, un hoyo de porcelana con orillas texturizadas, donde te paras “de aguilita” y haces lo que tengas que hacer, luego, ellos se enjuagan con la manguera o la jarrita, se lavan con jabón y luego las manos también, y con el agua enjuagan el excusado también. No son cómodos, sobre todo si traes ciertos tipos de ropa occidental, y si no tienes costumbre. Me acuerdo una vez en India, con jeans de tubo, entré al baño en un tren y me encontré con un baño como estos, con el meneo del tren y los pantalones en los tobillos, el uso del baño adquirió matices de deporte extremo, pero el viaje duraba cinco horas y después de senda taza de Chai, no tuve más remedio que hacer uso de las instalaciones, con cuidado y esperanza de un resultado favorable. No quería pensar en resbalarme allí y salir toda batida y tenerme que echar el resto del viaje así.

            Algo de razón tienen y algo de ventajas tienen sus creencias. Por ejemplo, su aversión por estar sucios hace que la gente no se ande pedorreando por allí. El repetir no está mal visto, pero el echarse un pun es gravísimo en cualquiera que esté en pleno uso de sus facultades y de hecho en general no lo hacen ni dormidos. Se levantan al baño, hacen lo que tengan que hacer y se lavan. Yo veía a veces a amigas o al mismo Alaris entrar al baño muchas veces en la tarde y pensaba, que barbaridad, que mala digestión tiene esta gente, hasta que me comentaron “Many farts”, jajajajaja. Pues muy amable de su parte el ventilarse en privado y luego lavarse, porque conozco varios paisanos míos que son armas biológicas terribles. También el lavarse después de usar el baño tiene lo suyo. Como dice Alaris, el limpiarse solo con papel no es limpiarse, y es cierto. Si te mancharas cualquier otra parte del cuerpo al cambiar un pañal por ejemplo, no solo te pasarías un papel hasta que ya no pinte y listo, te lavarías bien, ¿o no? Con agua y jabón, como debe de ser. Pues ellos así le hacen y eso está muy bien. Lo grave es cuando hay revoltijo de costumbres, y entonces sí se convierte en un desastre el baño.
            Cuando viajo en avión desde Medio Oriente o hacia Medio Oriente y el avión viene repleto de “señoras cobijadas”, como decía una paisana y señores de servilleta en la cabeza y tengo que usar el baño, me horroriza tocar nada porque estoy segura que el pasajero anterior metió las pompas al lavabo para asearse correctamente o hizo algún desfiguro con una botella de agua, porque para ellos es impensable quedarse “sucios”. Mejor no pensar mucho, no tocar nada y lavarse muy bien después.  También en sitios muy turísticos aquí, cuando el baño es estilo árabe pero la clientela es turista o una mezcla entre turistas y árabes, el resultado pertenece al octavo círculo del infierno. Hay agua por todos lados, de modo que si tienes pantalones te los debes remangar antes de bajártelos si no quieres que absorban quién sabe qué del piso, y luego los baños están tapados con papel y mugre y media, la manguera está dentro del excusado (¿poooor?), y entonces ya no se puede usar para limpiar o hacer que nada se vaya y es un horror.

 En muchas casas hay un baño occidental y uno o varios árabes, porque dizque los consideran más sanos. ¡Mentira podrida! La realidad de las cosas es que todo mundo quiere el baño con el excusado cómodo y entonces hay que hacer fila o andar cazando cuando está libre.  A más humilde la casa, como en México, mayor es la posibilidad de que el baño sea más rudimentario, sin puerta, a lo mejor con cortina, sin excusado occidental, sin papel por supuesto…..
Entonces, como recomendación general, carga con unos Kleenex de bolsillo y un gel antibacterial y siempre que haya oportunidad de ir a un buen baño (hotel, centro de visitantes en algún sitio arqueológico, centro comercial, restaurante) aprovéchalo, y en el peor de los casos, tómalo con un poco de filosofía y ve el lado positivo.
Salam!

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...