domingo, 10 de junio de 2018

¿POR QUÉ LE DIGO ALARÍS?
            Has de saber que por supuesto Alarís no se llama así. Está bien que esto se publique en otro idioma y otro país de donde son oriundos muchos de los personajes, pero procuro en la medida de lo posible darles un poquitito de anonimato, aunque una de mis tías dice que balconeo sin piedad a toda mi gente. ¿Y qué crees? Que los escritos que tienen más “alma”, más de personal y de sentimientos involucrados y que son menos parecidos al folleto de una pasta de dientes, son los más leídos. ¿Será casualidad?

Bueno, volviendo al pobre de Alarís, que ese sí me ha autorizado a usar su persona para los fines que a mí convenga y hasta se carcajea cuando vamos a México o vienen mexicanos y lo saludan muy serios pensando que así se llama, no se llama así. Arís significa “novio”, Alarís, “el novio” en una boda. Arús, novia, Ars, casorio o boda, hablando de la fiesta.
            Pocos novios más contentos he visto y más metidos en su papel. Cuando nos íbamos a casar, íbamos a cualquier lado y llegaba y decía “Ana alarís”, yo soy el novio, y todo mundo le hacía fiesta. Hablaba para invitar a alguien y le decía lo mismo. Tanto circo hizo que ya le decían: bienvenido el novio, “hala alarís”.  Mi mamá que vino para la boda le empezó a decir Alarís porque me oyó que yo por cotorrearlo le decía así y entonces cuando empecé a escribir sobre el, así le puse.

            Resulta que Alarís viene de una familia en la que todos los hombres son militares por tradición. En la aldea en donde viven sus papás el 90% de los señores han trabajado para el ejercito o alguna de las fuerzas armadas o cuerpos de policía y cuando se jubilan después de 20 años se dedican a algo más, conservando una pensión vitalicia y siendo derechohabientes para siempre a los servicios de salud del ejército. Es rarísimo que de entrada se dediquen a alguna otra cosa, salvo uno que otro doctor por ejemplo y hasta esos la mayoría son militares. Pues Alarís, cuando terminó prepa no quiso ser militar, para disgusto y desmayo de su papá. El hubiera querido ser ingeniero, le encantan las máquinas y tiene muy buena cabeza para la mecánica y los circuitos, pero su papá decidió que iba a mandar a la universidad a las hijas- y les tocó ir a las grandes, a las chicas ya no-, a los hijos no, si querían carrera, al ejército. Pues no quiso. Esos sistemas de disciplina a ciegas no le convencen.  Entró a trabajar a una panadería de un pariente en Amman, donde empezó de ayudante y terminó de gerente y aprendió todos los vericuetos del negocio, pero al ser un negocio familiar, nunca iba a llegar a más y se le antojaba otra cosa. Trabajó un tiempo con un primo-amigo arreglando elevadores hasta que un día casi tienen un accidente y decidió que esto no era lo suyo y nunca más lo volvió a hacer y luego empezó a trabajar para la industria turística que es, además de los minerales, la principal industria en Jordania. Ha hecho de todo, trabajado en cocinas de hoteles, en albercas, y finalmente se instaló en los transportes turísticos. Aprendió inglés viendo películas y con aplicaciones del celular y la verdad lo hace muy bien. No se casó joven porque no tenía el sueldo fijo del militar que esperaban las mujeres de su pueblo como garantía, no lo veían como buen partido y luego se ocupó. Le pesaba porque es una gente muy cariñosa y sumamente niñero. Hace unos años, un primo suyo estaba casado con una mujer jordana, pero se fue a Hong Kong a hacer negocios y allá conoció a una chinita que le gustó más y se divorció de la jordana. Pues esta mujer buscó a Alarís mucho, lo correteo bastante y al final decidieron casarse. Alarís pensó que estaba solo, le encantan los niños y que esta pobre mujer se había quedado sola y estaba bien hacer una vida juntos. Pues hicieron todo como se debía, la llevó a presentar a sus papás al pueblo. Nunca le gustaron sus papás, siempre les tuvo celos y a las hermanas también.  Pues el día de la boda, cuando el salió a despedir a su familia y regresó, ella le había cerrado la puerta y no le abrió. Se divorciaron y el acta de divorcio dice “sin consumación”, o sea nunca vivieron juntos. Le salió más loca que una cabra.
            Total el ya se había hecho a la idea de ser el tío solterón favorito de todos los sobrinos y listo, cuando nos conocimos. Yo por entonces seguía casada y ni me fijé en el, me costó trabajo aprenderme su nombre y no pasó a mayores. Después nos hicimos amigos por whatsapp y por email, pero muy equis y cuando volví a Jordania yo ya separada le avisé que estaba aquí, sobre todo cuando iba a viajar sola, no me fuera a pasar algo y nadie se enterara. Me invitó a un café un día y me preguntó por el exposo y le dije que ya no había tal, se lanzó a decirme que sabía que era algo loquísimo pero que yo le gustaba muchísimo y que le encantaría quererme. Por más que le di todas las razones por las que sería una pésima idea: la distancia, la cultura, el idioma, la falta de hijos y muchísimas más. El nunca dejó de decir que lo importante es lo de adentro, que me quiere a mí y lo demás es lo de menos, que yo le basto y le sobro y le importa muy poco todo lo demás. Que ya veríamos si vivir aquí, allá o en otro lado distinto, lo importante era estar juntos. En un principio me sentí muy sorprendida, muy agradecida, yo no estaba acostumbrada a que me trataran tan lindo, a que me quisieran tanto, pero jamás pensé que esto fuera a trascender pero decidí por una vez en la vida no decidir por lo que “debe ser”, por lo que quisieran los demás que no me había funcionado y al final, después de un tiempo y de un montón de circunstancias,  le dije que sí.
            Las cosas aquí funcionan muy distinto. Lo que para mí y mi familia fue rapidísimo aquí les pareció que nos tardamos muchísimo en “formalizar”, más aún que empezamos a vivir juntos antes de casarnos y había que contarle cuentos a sus papás que les hubiera dado un infarto, aunque yo creo que nosotros se los contábamos y ellos se los “creían”. 
            La boda fue todo un tema. Acá las bodas se organizan de sopetón, muy rápido, te invitan de una semana para la otra y listo, nada de “save the date” y mandar invitaciones meses antes y tal. Se arma la pachanga rápido y ya está. Pero en la aldea de los papás de Alarís se acostumbra que las bodas sean segregadas. Las mujeres en un salón, los hombres en otro y el novio se pasea de un salón a otro a ratos. Yo dije que si la cosa iba a ser así, yo no iba a asistir, muchas gracias. Sin conocer a mucha gente, sin hablar mucho el idioma, sin saber de que iba la cosa, además me choca ser el centro de atención y la niña de la fiesta y por las bodas a las que he ido aquí la novia se viste de novia de pastel y es el centro de la fiesta de las mujeres que le cantan y le bailan, y de pronto viene el novio a bailar con ella y luego se va y así la cosa, viene el pueblo entero. Ni de broma. Iba a ir a una boda, mi boda, no a mi gusto y en la que ni siquiera iba a estar mi novio? Ni hablar.  Los papás de Alarís decían que como así, que si no era de esa forma no podía ser, que qué iba a decir la gente, que….. Les dije, me da mucha pena, pero ustedes tienen 10 hijos, a los que han casado a su estilo, incluyendo a este. En atención a que esta vez se casa con una novia distinta, la boda va a ser distinta. Si en el pueblo se paran de pestañas porque sea diferente, vamos haciéndola en otra parte, sirve que a mi me hace ilusión el desierto rojo, y yo nunca dije que me fuera a casar en el pueblo. Medio necearon que entonces hiciéramos dos fiestas, una en el pueblo y otra en el desierto, nos hicimos los locos. Los invitamos a todos con mucho amor, pero el que quisiera venir que viniera y el que no, que no viniera. Me dijeron que nadie iba a ir, que si estaba muy lejos, que qué raro, que qué complicado, que la manga del chaleco. Les dije que así iba a ser. Charteamos un autobús grandote para que saliera de la aldea y se subiera quien quisiera y cupiera y fui a ver toooooodos los campamentos beduinos de Wadi Rum para ver donde quedaría padre la fiesta. Al final todos fueron, todos lo pasaron bien y todos siguen hablando de la boda en el desierto, porque aquí no se acostumbra eso de las bodas fuera, pero ya les gustó.

            Y si, extraño a mi México y a mi gente, sobre todo a mis hijos, pero ya los extrañaba, ya no vivían conmigo de todos modos. Extraño la fruta y los helados, extraño a mis amigas, pero vivo feliz, vivo en paz, tengo una pareja que me llena la vida de risas, que en verdad es mi pareja “pareja” porque somos un equipo para todo, todo lo hablamos y lo decidimos en conjunto, en todo nos apoyamos mutuamente y en buena onda y nos respetamos las diferencias.  Hasta trabajamos juntos a veces y en verdad lo pasamos muy bien cuando lo hacemos, para mí es salir de viaje con mi mejor amigo y llevar gente a conocer lugares increíbles y el dice que termina el cuádruple de cansado que cuando va con cualquier otro guía porque soy un culo inquieto que siempre ando inventando más cosas que hacer con los viajeros, pero que lo pasa mucho mejor también.
            El va al desierto rojo por lo menos una vez por semana con turistas y cada que llega Alarís, lo reciben los camelleros, meseros y toda la gente con “Hala Alarís”, porque es el novio de la famosísima boda del desierto, por eso se llama Alarís.


Salam!

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1 comentario:

HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...