¿POR QUÉ LE DIGO ALARÍS?
Has de saber que
por supuesto Alarís no se llama así. Está bien que esto se publique en otro
idioma y otro país de donde son oriundos muchos de los personajes, pero procuro
en la medida de lo posible darles un poquitito de anonimato, aunque una de mis
tías dice que balconeo sin piedad a toda mi gente. ¿Y qué crees? Que los
escritos que tienen más “alma”, más de personal y de sentimientos involucrados
y que son menos parecidos al folleto de una pasta de dientes, son los más
leídos. ¿Será casualidad?
Bueno, volviendo al pobre de Alarís, que
ese sí me ha autorizado a usar su persona para los fines que a mí convenga y
hasta se carcajea cuando vamos a México o vienen mexicanos y lo saludan muy
serios pensando que así se llama, no se llama así. Arís significa “novio”,
Alarís, “el novio” en una boda. Arús, novia, Ars, casorio o boda, hablando de
la fiesta.
Pocos novios más
contentos he visto y más metidos en su papel. Cuando nos íbamos a casar, íbamos
a cualquier lado y llegaba y decía “Ana alarís”, yo soy el novio, y todo mundo
le hacía fiesta. Hablaba para invitar a alguien y le decía lo mismo. Tanto
circo hizo que ya le decían: bienvenido el novio, “hala alarís”. Mi mamá que vino para la boda le empezó a
decir Alarís porque me oyó que yo por cotorrearlo le decía así y entonces
cuando empecé a escribir sobre el, así le puse.
Resulta que
Alarís viene de una familia en la que todos los hombres son militares por
tradición. En la aldea en donde viven sus papás el 90% de los señores han
trabajado para el ejercito o alguna de las fuerzas armadas o cuerpos de policía
y cuando se jubilan después de 20 años se dedican a algo más, conservando una
pensión vitalicia y siendo derechohabientes para siempre a los servicios de
salud del ejército. Es rarísimo que de entrada se dediquen a alguna otra cosa,
salvo uno que otro doctor por ejemplo y hasta esos la mayoría son militares.
Pues Alarís, cuando terminó prepa no quiso ser militar, para disgusto y desmayo
de su papá. El hubiera querido ser ingeniero, le encantan las máquinas y tiene
muy buena cabeza para la mecánica y los circuitos, pero su papá decidió que iba
a mandar a la universidad a las hijas- y les tocó ir a las grandes, a las
chicas ya no-, a los hijos no, si querían carrera, al ejército. Pues no quiso.
Esos sistemas de disciplina a ciegas no le convencen. Entró a trabajar a una panadería de un
pariente en Amman, donde empezó de ayudante y terminó de gerente y aprendió
todos los vericuetos del negocio, pero al ser un negocio familiar, nunca iba a
llegar a más y se le antojaba otra cosa. Trabajó un tiempo con un primo-amigo
arreglando elevadores hasta que un día casi tienen un accidente y decidió que
esto no era lo suyo y nunca más lo volvió a hacer y luego empezó a trabajar
para la industria turística que es, además de los minerales, la principal
industria en Jordania. Ha hecho de todo, trabajado en cocinas de hoteles, en
albercas, y finalmente se instaló en los transportes turísticos. Aprendió
inglés viendo películas y con aplicaciones del celular y la verdad lo hace muy
bien. No se casó joven porque no tenía el sueldo fijo del militar que esperaban
las mujeres de su pueblo como garantía, no lo veían como buen partido y luego
se ocupó. Le pesaba porque es una gente muy cariñosa y sumamente niñero. Hace
unos años, un primo suyo estaba casado con una mujer jordana, pero se fue a
Hong Kong a hacer negocios y allá conoció a una chinita que le gustó más y se
divorció de la jordana. Pues esta mujer buscó a Alarís mucho, lo correteo
bastante y al final decidieron casarse. Alarís pensó que estaba solo, le
encantan los niños y que esta pobre mujer se había quedado sola y estaba bien
hacer una vida juntos. Pues hicieron todo como se debía, la llevó a presentar a
sus papás al pueblo. Nunca le gustaron sus papás, siempre les tuvo celos y a
las hermanas también. Pues el día de la
boda, cuando el salió a despedir a su familia y regresó, ella le había cerrado
la puerta y no le abrió. Se divorciaron y el acta de divorcio dice “sin
consumación”, o sea nunca vivieron juntos. Le salió más loca que una cabra.
Total el ya se había
hecho a la idea de ser el tío solterón favorito de todos los sobrinos y listo,
cuando nos conocimos. Yo por entonces seguía casada y ni me fijé en el, me
costó trabajo aprenderme su nombre y no pasó a mayores. Después nos hicimos
amigos por whatsapp y por email, pero muy equis y cuando volví a Jordania yo ya
separada le avisé que estaba aquí, sobre todo cuando iba a viajar sola, no me
fuera a pasar algo y nadie se enterara. Me invitó a un café un día y me
preguntó por el exposo y le dije que ya no había tal, se lanzó a decirme que
sabía que era algo loquísimo pero que yo le gustaba muchísimo y que le
encantaría quererme. Por más que le di todas las razones por las que sería una
pésima idea: la distancia, la cultura, el idioma, la falta de hijos y muchísimas
más. El nunca dejó de decir que lo importante es lo de adentro, que me quiere a
mí y lo demás es lo de menos, que yo le basto y le sobro y le importa muy poco
todo lo demás. Que ya veríamos si vivir aquí, allá o en otro lado distinto, lo
importante era estar juntos. En un principio me sentí muy sorprendida, muy
agradecida, yo no estaba acostumbrada a que me trataran tan lindo, a que me
quisieran tanto, pero jamás pensé que esto fuera a trascender pero decidí por
una vez en la vida no decidir por lo que “debe ser”, por lo que quisieran los
demás que no me había funcionado y al final, después de un tiempo y de un
montón de circunstancias, le dije que
sí.
Las cosas aquí
funcionan muy distinto. Lo que para mí y mi familia fue rapidísimo aquí les
pareció que nos tardamos muchísimo en “formalizar”, más aún que empezamos a
vivir juntos antes de casarnos y había que contarle cuentos a sus papás que les
hubiera dado un infarto, aunque yo creo que nosotros se los contábamos y ellos
se los “creían”.
La boda fue todo
un tema. Acá las bodas se organizan de sopetón, muy rápido, te invitan de una
semana para la otra y listo, nada de “save the date” y mandar invitaciones
meses antes y tal. Se arma la pachanga rápido y ya está. Pero en la aldea de
los papás de Alarís se acostumbra que las bodas sean segregadas. Las mujeres en
un salón, los hombres en otro y el novio se pasea de un salón a otro a ratos.
Yo dije que si la cosa iba a ser así, yo no iba a asistir, muchas gracias. Sin
conocer a mucha gente, sin hablar mucho el idioma, sin saber de que iba la
cosa, además me choca ser el centro de atención y la niña de la fiesta y por
las bodas a las que he ido aquí la novia se viste de novia de pastel y es el
centro de la fiesta de las mujeres que le cantan y le bailan, y de pronto viene
el novio a bailar con ella y luego se va y así la cosa, viene el pueblo entero.
Ni de broma. Iba a ir a una boda, mi boda, no a mi gusto y en la que ni
siquiera iba a estar mi novio? Ni hablar. Los papás de Alarís decían que como así, que si
no era de esa forma no podía ser, que qué iba a decir la gente, que….. Les
dije, me da mucha pena, pero ustedes tienen 10 hijos, a los que han casado a su
estilo, incluyendo a este. En atención a que esta vez se casa con una novia
distinta, la boda va a ser distinta. Si en el pueblo se paran de pestañas
porque sea diferente, vamos haciéndola en otra parte, sirve que a mi me hace
ilusión el desierto rojo, y yo nunca dije que me fuera a casar en el pueblo.
Medio necearon que entonces hiciéramos dos fiestas, una en el pueblo y otra en
el desierto, nos hicimos los locos. Los invitamos a todos con mucho amor, pero
el que quisiera venir que viniera y el que no, que no viniera. Me dijeron que
nadie iba a ir, que si estaba muy lejos, que qué raro, que qué complicado, que
la manga del chaleco. Les dije que así iba a ser. Charteamos un autobús
grandote para que saliera de la aldea y se subiera quien quisiera y cupiera y
fui a ver toooooodos los campamentos beduinos de Wadi Rum para ver donde
quedaría padre la fiesta. Al final todos fueron, todos lo pasaron bien y todos
siguen hablando de la boda en el desierto, porque aquí no se acostumbra eso de
las bodas fuera, pero ya les gustó.
Y si, extraño a
mi México y a mi gente, sobre todo a mis hijos, pero ya los extrañaba, ya no
vivían conmigo de todos modos. Extraño la fruta y los helados, extraño a mis
amigas, pero vivo feliz, vivo en paz, tengo una pareja que me llena la vida de
risas, que en verdad es mi pareja “pareja” porque somos un equipo para todo,
todo lo hablamos y lo decidimos en conjunto, en todo nos apoyamos mutuamente y
en buena onda y nos respetamos las diferencias.
Hasta trabajamos juntos a veces y en verdad lo pasamos muy bien cuando
lo hacemos, para mí es salir de viaje con mi mejor amigo y llevar gente a
conocer lugares increíbles y el dice que termina el cuádruple de cansado que
cuando va con cualquier otro guía porque soy un culo inquieto que siempre ando
inventando más cosas que hacer con los viajeros, pero que lo pasa mucho mejor
también.
El va al desierto
rojo por lo menos una vez por semana con turistas y cada que llega Alarís, lo
reciben los camelleros, meseros y toda la gente con “Hala Alarís”, porque es el
novio de la famosísima boda del desierto, por eso se llama Alarís.
Salam!
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Que hermosa historia!!! 😍😍😍
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