sábado, 12 de mayo de 2018

DE PELUQUEROS Y PELUQUERÍAS

Te has puesto a pensar cuánto inviertes en tu pelambrera en un año, por ejemplo? Piénsale. Entre shampoo, acondicionador, mascarilla o ampolleta, tratamiento, cepillos o peines, cortes o despuntadas, que si la pintura, los rayos, el alaciado, enchinado, la plancha, el bótox, la queratina, el tubo caliente, los peinados de salón….. Jesús del huerto! Es un lanal. Después de pensarlo estoy meditando seriamente dejarme un look tipo Kojac, como rodilla y acabar de una vez con el asunto. Alrededor de ese negocio también están todos los servicios satélites que te haces en el salón: las uñas, los pies, las cejas, la depilada de pilosidades insospechadas, el maquillaje, el tatuado de cejas, las extensiones de una cosa u otra, el bronceado en spray, etc.
Un fandango, pero también un enorme placer.

No hay cosa que yo disfrute más que un masaje de cabeza de esos que te hacen en la peluquería cuando te lavan el pelo. Normalmente llego con el pelo ya lavado, porque como me gusta ir al gimnasio y sudo como pollo en bolsa, me lo lavo diario. Si vengo mojada, me dicen “No hace falta lavarla verdad?”. Ah, como que no? Hace muchísima falta. Doble shampoo, acondicionador, ampolleta y todo el masajito que se pueda de favor, que para eso vengo a dejar aquí media quincena.
En Amman todavía no encuentro una peluquería que me encante. En México tengo mi peluquería de siempre donde me conocen, me saludan de beso, me gusta platicar y que me platiquen y dejo que me hagan lo que quieran porque al cabo es pelo y crece si no me gusta y yo voy a pasarlo bien. Aquí hay dos tipos de peluquerías de señoras, las de las señoras “mochas” y las de las occidentalizadas. En las primeras, no se ve nada hacia fuera, atienden solamente mujeres y las mujeres entran y salen con la cabeza tapada o sea que realmente no sabes qué cosa resulte. Y no sé que tanto interés pondrán en cuidarse el pelo siendo que nunca lo enseñan. Habrá que ir a probar, pero he de confesar que no sé de primera mano.
Hay pocas peluquerías para mujeres occidentalizadas, donde hay peluqueros hombres y mujeres, que podrían ser como cualquier peluquería de México. A una de estas si fui a pintarme el pelo una vez. Di con ella porque está al lado de la oficina de mi dentista y a fuerza de verla muchas veces me convencí en probar. Llevaba ya varios meses acá, haciéndome retoques caseros de las canas y decidí que era horas de ponerme en manos de un profesional. El cuate que me atendió estaba impresionado de que fuera yo mexicana, pues me dijo que vivió en Texas muchos años y fue novio de una paisana, por lo que yo le traía recuerdos buenos y malos. Le pregunté que qué tan malos antes de proceder, fuera a ser que desquitara los rencores de su corazoncito en mi pelo. Solo se rió. Las otras dos clientas que había en el lugar estaban bien pelonas. A una de hecho le estaban pegando como un peluquín con la secadora sobre la cabeza antes de peinarla y la otra también tenía el pelo muy ralito. Yo no se si les pase eso a la larga por el hijab. Mis amigas y sus mamás, Ummi y sus hermanas si tienen pelo. Casualidad? O será que en ese salón lavan el pelo con agua de acumulador? Ay! A ver en que me metí.
Mientras me ponían el tinte estuve incómoda porque todos los empleados estaban fumando como chimeneas y tenían puesta una tele en el canal religioso donde recitan sin cesar suras del Corán, pero el recitador tenía una voz que daban ganas de salir corriendo. Total me lavaron y me empezaron a orear el pelo, con una calma y pachorrez que les dije que me dejaran así porque ya me tocaba pasar con la dentista. Me cobraron un ojo de la cara por el trabajito y luego me enteré que el color quedó altamente sospechoso, con todo y que le dije al hombrecito el color que uso siempre. O sea que no voy a volver.


En otra ocasión quise que me peinaran. Busqué un salón cerca de mi casa, fui ya con el pelo lavado y solo pedí que me secaran, el chongo me lo iba a hacer yo, a saber que me fueran a hacer aquí. Iba a ir a una boda y una amiga que trabaja para una marca internacional de cosméticos me dijo que venía de Líbano una amiga suya y que me pintaba y peinaba gratis. Le dije que gracias pero no gracias. A saber que me fuera a hacer y como era “regalo” me iba a tener que quedar así. Ni de broma. La chava que me secó se detenía el secador prendido entre las piernas, con riesgo de quemarse las partes nobles y muy poca consideración higiénica. A mi me daban ataques de risa, que ella no entendía. Esta sí me cobró baratísimo, pero tampoco me quedaron muchas ganas de volver. Cuando fui a México corrí a los brazos de mis peluqueros de siempre.
Los señores árabes son bastante peludos en general. Les sale barba tupidísima en lo que desayunan y son bastante vanidosos. Hay entonces barberías de señores por todos lados y están abiertas hasta altas horas de la noche. Hay señores que van diario a arreglarse la barba y el día que no van se nota.  Aquí en Jordania no se usan tanto las barbas como de profeta que se asocian con los musulmanes, barbas largas sin bigote, pero si muchos hombres usan algo de barba, candado o bigote. Lo de la barba, me han dicho que es porque Mahoma así la usaba y por eso los musulmanes muy conservadores la usan así.  Entre los jóvenes, como en muchas partes se usa mucho el corte de pelo de “guajolote” que han puesto de moda los futbolistas. De pelo cortito en los lados y atrás y copetón arriba, tipo cresta. Horroroso para mi gusto, de esas modas como los copetes noventeros, que no alcanza la vida para arrepentirse.
Alaris tiene con su peluquero una relación de cuates del alma. Hace bien, donde que lo visita por lo menos cada dos semanas. Se llaman por teléfono, se quieren y de hecho fue uno de los primeros de sus amigos que conocí.
Entre las muchas cosas que se mencionan en el Corán, se habla sobre el pelo del cuerpo. Resulta que se sugiere que las mujeres se retiren todo el vello corporal (TODO) por lo menos cada 24 días, por higiene y los hombres cada 48 días- méndigos, si son más peludos, se habían de pasar por las armas más seguido.  Aquí no son muy estrictos en ese sentido, he visto mujeres muy piadosas con las piernas como futbolistas de peludas bajo el burquini, que como su nombre lo dice es un traje de baño modelo burqa. Existen entonces muchas clínicas de láser, de depilación de todo tipo y tradicionalmente la depilación se hace con una mezcla de azúcar y limón que se supone que es suave con la piel. En los pueblos en general la gente es más natural, pero mis amigas de Amman se hacen cosas rarísimas en las cejas. Todas las tienen híper depiladas si no es que depiladas del todo y pintadas diferente de cómo eran originalmente y alguna ya me regaló disimuladamente un kit de pinzas y plantillas, yo creo que a modo de sugerencia para que pode mis cejas. A mi la verdad me gustan como las tengo y le di las gracias, pero no le he hecho caso.
Las mujeres extremadamente religiosas no se pintan las uñas, pues piensan que la pintura interfiere con el lavado correcto de las manos para rezar y que es un acto de vanidad excesiva, pero en general todas se maquillan los ojos.
El arreglo para las bodas es todo un tema. Las novias se maquillan y peinan en salones que se anuncian como especialistas en novias. El novio paga no solo el arreglo de la novia, si no el de toda su familia, la suegra, las cuñadas. Y el chistecito sale entre 300 y 500 Dinares por la novia, a las familiares les hacen mejor precio, en un salón equis. Esto equivale a 7500 a 12500 pesos. Y luego para que no puedan enseñar sus fotos nunca! Así las cosas.

En general, las mujeres invierten menos en peluquerías y productos de belleza aquí que en México y los hombres más.
Tengo que seguir buscando hasta encontrar una peluquería que cuadre con mi gusto, con mis costumbres y  que le sepan al color para que el hijab no pase a ser una necesidad, ya no religiosa, si no estética.
Salam!


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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...