SOBRE EL DEBATE DE LA LACTANCIA….
Una vez, desayunando en el restaurante de un hotel buenazo en
Nueva York, en la mesa de al lado había una pareja con un niño como de dos o
tres años. El chavito estaba jugando con un iPad. De pronto la señora, era
rusa, lo llamó, se sacó una pechuga gigante, le quitó el iPad y procedió a
lactar allí mismo, sin más. A varias gentes se les atoró el desayuno y se les
salieron los ojos.
En otra ocasión, había ido yo a dar una conferencia a Acapulco. En
el avión de regreso me tocó al lado una señora con un niño de unos dos años. No
traía pañalera visible ni ningún juguete por ningún lado. Yo pensé que iba a
ser el vuelo del terror. Un niño que no se entretiene seguro se pone intensito,
y uno que culpa. Le saqué las revistas del
avión porque por supuesto empezó a dar lata y la mamá con cara de estar
hablando con la Vírgen. Tiró las revistas y de plano empezó a llorar. Pues la
mamá se sacó por debajo de la playera una pechuga kilométrica y desde su
asiento de pasillo se la puso a modo de chupón al huerco para acallarlo, que
venía en el asiento de al lado. No es broma.
Vengo de una familia en donde la lactancia se acostumbra y es
vista como muy natural. Hombre, no al extremo de la rusa y la acapulqueña, que
si se pasaron un poco. Tampoco, pero si de darle de comer a un bebé tapadas con
un chal, sin enseñar nada, pero sin tenernos que pasar la vida guardadas.
Entiendo también que hay gente que considera la lactancia una pesadilla
personal o una grosería para los demás. Cada quién. Creo que biológicamente es
la mejor opción para madre e hijo durante los primeros meses del bebé, pero
también creo que si es un tormento para cualquiera de los dos, hay unas
fórmulas buenísimas y más vale un biberón feliz, que una lactancia sufridísima y
tampoco creo que haya que hacer un manifiesto si lo haces o no. Es una cosa
personal. Yo le di pecho a mis hijos un buen rato, hasta que uno de ellos se
asomó debajo del trapo donde estaba tapado y le tiró el agarrón a un Garibaldi
que se estaba comiendo mi mamá y luego se regresó a lo que estaba haciendo. A
sopear a una taza, joven! A sus 9 meses se ganó un fin de semana VTP en casa de
la abuela para que yo me cortara la leche sin discusiones. Una de mis hermanas,
una vez en una fiesta, se fue al cuarto de la anfitriona a darle de comer a su
bebé que tenía como un mes. De pronto entró al cuarto un niño como de tres años
y con los ojos como platos le preguntó qué le estaba haciendo al bebé. En la
torre! Pues le estoy dando de comer. Coooomooo? Asiiiiii?? Si. Que tus perros
no han tenido perritos? No has visto? Y con cara de horror le dijo: Si, pero
nosotros les damos pollito. Jajajajaja.
Eso en México. Imagínate en un país musulmán.
En países donde las mujeres enseñan solo las manos y la cara, si
eso, porque las que usan burqa, ni eso, obviamente la lactancia en público es
una cosa impensada. Aunque se taparan, solamente el hacer que alguien pudiera
pensar en qué estás haciendo, con qué partes del cuerpo es suficiente para ser
algo prohibido.
El otro día acompañé a Ummi a visitar a una sobrina que había
tenido un bebé. Llegamos, saludamos y nos pasaron al salón, a los típicos
sillones chaparritos. El bebé estaba allí, acostado en uno de los colchones que
son sillón. Aquí se acostumbra cargar a los bebés poco. No sé si por el calorón
que hace en verano. En vez de acunar a los niños en brazos, la gente estira las
piernas en los sillones chaparros, se pone una almohada sobre la zona de los
tobillos y ahí arrullan a los niños. Cuando se duermen, los pasan al sillón o a
una cama. Esta chava, alivianada, nos
dejó cargar al bebé y nos ofreció un biberón para darle cuando se empezó a
poner inquieto. Solo jugó con la botella, se ve que no quería eso, pero
habiendo visitas, la mamá no podía hacer otra cosa. Después de un rato se fue a la cocina, con todo y niño y yo creo
que le dio de comer allá, porque regresaron los dos tranquilos. Trajo el té
tradicional del postparto aquí, que no se porque no solo toma la parturienta,
sino también las visitas, y es horroroso. Es té de canela muy cargado, con
mucha azúcar y nuez de castilla en pedazos adentro. La cáscara de la nuez de
castilla hace que sepa amargo. Peor que jarabe para la tos. Se acostumbra por
supuesto que también te den café, té normal y dulces o chocolates. Cuando te
ofrecen los dulces, tu tomas uno y pones en el platón un dinerito, que es tu
regalo para el bebé. Ya los papás le compran lo que haga falta.
Otra vez, estábamos en una casa, de visita puras mujeres en la
sala. Una de ellas traía una bebé. Le dio una botella, pero al cabo de un rato
la niña tuvo hambre otra vez. A pesar de
que estábamos puras mujeres, ella se fue al cuarto de al lado, sin prender la
luz, volteada hacia la pared, le dio de comer a la niña. Eso si, sin cerrar la
puerta. No quiero pensar en mujeres que conozco que tienen 10 hijos, pasándose
la vida encerradas. Pobres.
Claro que cuadra con toda la mentalidad extremadamente puritana
que se tiene por estos lugares, pero nunca lo había pensado hasta que lo vi de
cerca y nunca valoré la libertad que tenemos en México de decidir hacer lo que
queramos. Si te late la lactancia, se vale y hay todos los aditamentos y ayudas
para que lo hagas bien; cremas, cojines, tiraleches, chales y baberos para
taparse, y una cultura tolerante, aparte de la tradición mexicanísima del
rebozo. Si no te late, también hay todas las fórmulas, esterilizadores y
facilidades para que tu bebé crezca sano. Que feliz poder tener la opción.
Salam!
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