lunes, 9 de abril de 2018

SOBRE EL DEBATE DE LA LACTANCIA.....

SOBRE EL DEBATE DE LA LACTANCIA….

Una vez, desayunando en el restaurante de un hotel buenazo en Nueva York, en la mesa de al lado había una pareja con un niño como de dos o tres años. El chavito estaba jugando con un iPad. De pronto la señora, era rusa, lo llamó, se sacó una pechuga gigante, le quitó el iPad y procedió a lactar allí mismo, sin más. A varias gentes se les atoró el desayuno y se les salieron los ojos.
En otra ocasión, había ido yo a dar una conferencia a Acapulco. En el avión de regreso me tocó al lado una señora con un niño de unos dos años. No traía pañalera visible ni ningún juguete por ningún lado. Yo pensé que iba a ser el vuelo del terror. Un niño que no se entretiene seguro se pone intensito, y uno que culpa.  Le saqué las revistas del avión porque por supuesto empezó a dar lata y la mamá con cara de estar hablando con la Vírgen. Tiró las revistas y de plano empezó a llorar. Pues la mamá se sacó por debajo de la playera una pechuga kilométrica y desde su asiento de pasillo se la puso a modo de chupón al huerco para acallarlo, que venía en el asiento de al lado. No es broma.


Vengo de una familia en donde la lactancia se acostumbra y es vista como muy natural. Hombre, no al extremo de la rusa y la acapulqueña, que si se pasaron un poco. Tampoco, pero si de darle de comer a un bebé tapadas con un chal, sin enseñar nada, pero sin tenernos que pasar la vida guardadas. Entiendo también que hay gente que considera la lactancia una pesadilla personal o una grosería para los demás. Cada quién. Creo que biológicamente es la mejor opción para madre e hijo durante los primeros meses del bebé, pero también creo que si es un tormento para cualquiera de los dos, hay unas fórmulas buenísimas y más vale un biberón feliz, que una lactancia sufridísima y tampoco creo que haya que hacer un manifiesto si lo haces o no. Es una cosa personal. Yo le di pecho a mis hijos un buen rato, hasta que uno de ellos se asomó debajo del trapo donde estaba tapado y le tiró el agarrón a un Garibaldi que se estaba comiendo mi mamá y luego se regresó a lo que estaba haciendo. A sopear a una taza, joven! A sus 9 meses se ganó un fin de semana VTP en casa de la abuela para que yo me cortara la leche sin discusiones. Una de mis hermanas, una vez en una fiesta, se fue al cuarto de la anfitriona a darle de comer a su bebé que tenía como un mes. De pronto entró al cuarto un niño como de tres años y con los ojos como platos le preguntó qué le estaba haciendo al bebé. En la torre! Pues le estoy dando de comer. Coooomooo? Asiiiiii?? Si. Que tus perros no han tenido perritos? No has visto? Y con cara de horror le dijo: Si, pero nosotros les damos pollito. Jajajajaja.
Eso en México. Imagínate en un país musulmán.

En países donde las mujeres enseñan solo las manos y la cara, si eso, porque las que usan burqa, ni eso, obviamente la lactancia en público es una cosa impensada. Aunque se taparan, solamente el hacer que alguien pudiera pensar en qué estás haciendo, con qué partes del cuerpo es suficiente para ser algo prohibido.

El otro día acompañé a Ummi a visitar a una sobrina que había tenido un bebé. Llegamos, saludamos y nos pasaron al salón, a los típicos sillones chaparritos. El bebé estaba allí, acostado en uno de los colchones que son sillón. Aquí se acostumbra cargar a los bebés poco. No sé si por el calorón que hace en verano. En vez de acunar a los niños en brazos, la gente estira las piernas en los sillones chaparros, se pone una almohada sobre la zona de los tobillos y ahí arrullan a los niños. Cuando se duermen, los pasan al sillón o a una cama.  Esta chava, alivianada, nos dejó cargar al bebé y nos ofreció un biberón para darle cuando se empezó a poner inquieto. Solo jugó con la botella, se ve que no quería eso, pero habiendo visitas, la mamá no podía hacer otra cosa. Después de un rato se  fue a la cocina, con todo y niño y yo creo que le dio de comer allá, porque regresaron los dos tranquilos. Trajo el té tradicional del postparto aquí, que no se porque no solo toma la parturienta, sino también las visitas, y es horroroso. Es té de canela muy cargado, con mucha azúcar y nuez de castilla en pedazos adentro. La cáscara de la nuez de castilla hace que sepa amargo. Peor que jarabe para la tos. Se acostumbra por supuesto que también te den café, té normal y dulces o chocolates. Cuando te ofrecen los dulces, tu tomas uno y pones en el platón un dinerito, que es tu regalo para el bebé. Ya los papás le compran lo que haga falta.
Otra vez, estábamos en una casa, de visita puras mujeres en la sala. Una de ellas traía una bebé. Le dio una botella, pero al cabo de un rato la niña tuvo hambre otra vez.  A pesar de que estábamos puras mujeres, ella se fue al cuarto de al lado, sin prender la luz, volteada hacia la pared, le dio de comer a la niña. Eso si, sin cerrar la puerta. No quiero pensar en mujeres que conozco que tienen 10 hijos, pasándose la vida encerradas. Pobres.
Claro que cuadra con toda la mentalidad extremadamente puritana que se tiene por estos lugares, pero nunca lo había pensado hasta que lo vi de cerca y nunca valoré la libertad que tenemos en México de decidir hacer lo que queramos. Si te late la lactancia, se vale y hay todos los aditamentos y ayudas para que lo hagas bien; cremas, cojines, tiraleches, chales y baberos para taparse, y una cultura tolerante, aparte de la tradición mexicanísima del rebozo. Si no te late, también hay todas las fórmulas, esterilizadores y facilidades para que tu bebé crezca sano. Que feliz poder tener la opción.

Salam!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...