viernes, 23 de marzo de 2018

LINDA OAXACA
Oaxaca y Chiapas tienen lugar muy especial para mí. Por ser de los lugares más lindos de México, con más diversidad cultural y pueblos indígenas, con más artesanía, con una riqueza cultural e histórica tremenda y una belleza natural que deja con la boca abierta, pero a la vez son los estados económicamente más pobres y con minorías étnicas más olvidadas y discriminadas. En este primer viaje decidí llevar a Alaris a Oaxaca, y el estuvo de acuerdo, además me había oído hablar recientemente mucho de Oaxaca, tristemente por el sismo, el huracán, los maestros y todas las cosas difíciles que le han sucedido a los oaxaqueños recientemente y por el queso. Los quesos jordanos son inmundos y suspiro por el quesillo oaxaqueño. Entonces pues, siendo que a Alaris le gusta manejar, que todavía tenía mi poderoso cochecito mexicano y que estábamos en Puebla, agarramos monte y nos seguimos para Oaxaca. Está lejos, pero la carretera es buena y tiene unas vistas de las sierras preciosas. Alaris no daba crédito. En Jordania hay unos paisajes muy lindos en las carreteras, pero generalmente áridos, entonces las montañas cubiertas de bosques o de saguaros y agaves con nubes cargadas y bajas y cielos azules a cada vuelta de camino, con algún volcán al fondo lo tenían lampareado.
Catedral de Oaxaca

Llegamos a Oaxaca capital como a medio día. Como el viaje era Montessori, de hacer lo que quisiéramos, ni siquiera había hecho reservación de nada, ni tour, pues yo ya conocía, o sea que lo primero fuimos a buscar un hotel céntrico, bueno, bonito y de buen precio y a dejar las cosas. Como habíamos hecho bastante camino, decidimos dedicar ese día a la ciudad y dejar para después los alrededores. Nos instalamos y salimos a caminar por el andador turístico que nos llevó desde la plaza de Santo Domingo con su impresionante iglesia, por cierto cerrada salvo a las horas de misa, cuando se supone que no debe uno de turistear- a lo mejor en la mañana se puede, pero pues ni modo, nos metimos dizque a misa para ver la iglesia por dentro-, su jardín etnobotánico, sus vendedores de artesanía afuera, por la calle peatonal hasta el zócalo, donde vimos la catedral, los vendedores de elotes, esquites, globos, músicos con marimbas, árboles gigantescos, gentío vendiendo y comprando de todo, tanto turistas como locales y seguimos andando frente al Carmen bajo hacia los mercados. Yo ya me moría de hambre o sea que le dije a Alaris, que primero comiéramos algo y luego siguiéramos turisteando. El no es bueno para comer. No le gustan muchas cosas y además tiene pésima dentadura, por lo que cualquier cosa muy dura, muy ácida o muy caliente o fría le lastima los dientes. Como ya se conoce, ya se había comido un par de latas de atún, pero yo ya le estaba viendo cara de pavo navideño a los niños de la calle. Fuimos pues al mercado 20 de Noviembre, donde hay puros puestos de comida. De entrada hay señoras que venden todos tamaños de chapulines con tortillas recién hechas. A Alaris le parece una abominación que comamos insectos. Le di a probar sal de gusano un día y casi me retira el saludo y me dijo que no iba a volver a confiar en mí para la comida nunca. Los chapulines no los quería ni voltear a ver. Fuimos al ahumadero, un pasillo donde se venden distintos tipos de carne: tasajo, cecina, chorizo, tripa y ubre y te la asan ahí mismo, te venden distintas verduras o salsas para acompañar y tortillas recién hechas. Nos sentamos y pedimos tasajo de res, que es una carne muy delgadita, con aguacate, cebollas y chiles asados, tortillas. Mientras comíamos pasaban vendedores de artesanías de todo tipo, turistas. Le gustó la comida y el folclor. A mi me supo a gloria. Saliendo de allí paseamos por el mercado Benito Juárez, que está al lado y tiene artesanía típica oaxaqueña: barro negro, alebrijes, juguetes mexicanos como baleros y trompos, dulces mexicanos, artículos de cuero, zapatos, trajes de tehuana, sombreros, huaraches, papel amate, palitas de madera, molcajetes, ligas y listones para el pelo, brujerías, hamacas….. Una gozada. Regresamos caminando hacia las plazas y entramos a varias tiendas y galerías a babosear, a ver los cuadros, las hamacas, el arte hecho con mata-arboles, etc. En una esquina, había unos tranvías y unos gritones que estaban juntando gente para hacer un tour de la ciudad en un tranvía de dos pisos, tipo turibus. Nos apuntamos y nos subimos al segundo piso para ver mejor, solamente había que tener algo de cuidado de pronto con las ramas bajas de los árboles. Nos llevaron por toda la ciudad, enseñándonos los edificios importantes: otra vez la catedral, los templos importantes, la casa de la infancia de Don Porfirio Díaz, la casa de las Ciencias, la antigua escuela de Medicina, la antigua estación de Ferrocarril, el Teatro Macedonio Alcalá, la iglesia de Los Remedios, los diferentes barrios, los parques, los mercados, las escuelas, el auditorio de la Guelaguetza, la fuente de las etnias oaxaqueñas…. Cerca del final del recorrido pasamos por nuestro hotel, hicimos esquina bajan y nos quedamos allí a descansar un rato. Más tarde, armados con sendas chamarras, pues hacía aire frío, volvimos a salir a caminar, a comer elotes asados y cocidos en la calle, a tomar algo en un bar, y a cenar y nos fuimos a dormir temprano con los ojos y el corazón llenos de los colores de Oaxaca.
Chapulines, en el Mercado

Al día siguiente muy temprano nos levantamos, porque yo tenía planeado un itinerario llenísimo para conocer los alrededores de Oaxaca. Fuimos primero a desayunar el típico chocolate oaxaqueño, hecho con molinillo en agua y en leche, con el típico pan de yema,  a Mayordomo, con unas enfrijoladas y quesadillas de hongos. Una vez con el combustible necesario, emprendimos viaje hacia Monte Albán. Hacía un frío terrible, era muy temprano y el frente frío no ayudaba. Llegamos y había muy poca gente, pudimos recorrer el sitio arqueológico muy rápido y fácil. Había unas vistas impresionantes del valle de Oaxaca.  Monte Albán, si no conoces está casi dentro de la ciudad de Oaxaca, es un complejo de ruinas muy bien conservadas que consta de varios templos, observatorios y edificios, muchas tumbas, construidos por zapotecas a lo largo de muchos años, y luego fueron utilizados por los mixtecas. Están rodeados de varios asentamientos menores, pero está sobre un monte desde donde hay unas vistas espectaculares.




Monte Albán


 De allí tomamos la carretera de los caminos del mezcal, que va hasta Hierve el Agua y pasa por Mitla, por varias otras ruinas, por varias mezcalerías, por los pueblos donde hay las típicas artesanías y se puede ver como las hacen- en Teotitlán los tapetes pintados con pigmentos naturales, los alebrijes, el barro negro, por El Tule.  Primero nos detuvimos en una de las muchas mezcalerías para que Alaris pudiera ver el proceso de elaboración del mezcal. Unos chavos muy amables le explicaron las distintas variedades de agave, desde el espadín azul típico hasta las variedades silvestres con las que se hacen los mezcales más artesanales y caros, le mostraron el proceso de jima, las piñas verdes, el horno donde se ahúman, y le dieron a probar pedazos de piña ahumada, luego vimos el molino donde se exprimen las piñas para hacer pulpa, los tanques donde esta se fermenta, los alambiques donde se destila el mezcal y las barricas donde se añeja. Finalmente le dieron a probar de varios mezcales y yo me morí de risa de las caras y las sacudidas después de cada trago. Siendo musulmán, Alaris nunca toma alcohol, en el Islam, beber es haram, pecado, por lo tanto no tiene costumbre y el mezcal, así como para principiantes, no es. Dice que le gusta y está rico, pero lo vi sacudirse como almeja con limón. Agradecimos la visita, repartimos propinas y seguimos adelante.
Prensa de Mezcal

Fuimos a Mitla, importante asentamiento mixteco, famoso por los frisos con grecas que está sobre la misma carretera. Los colonizadores construyeron una iglesia sobre el mismo sitio y el contraste entre las dos construcciones yuxtapuestas es muy lindo. De allí nos seguimos hacia las cascadas petrificadas de Hierve el Agua.  De camino nos detuvimos en una fábrica de textiles para ver como tejen los tapetes en telares de cintura y en telares de pedales, de modo que ya no fuimos a Teotitlán, donde se elaboran tapetes tradicionalmente. El acceso a la autopista estaba en obra y una señora muy amable nos dijo que ni tenía caso rodear para llegar a la autopista que mejor nos fuéramos por el pueblo de enfrente y de igual forma llegaríamos. Zas! El camino que nos sugirió era un camino de terracería malísimo, empinadísimo y lleno de piedras como de 14 kilómetros, pero en el que no se puede ir a más de 10 km/h, o sea que tardamos un rato.  Hierve el Agua se llama así, porque el manantial de aguas minerales salen de la tierra a borbotones, con burbujas, de modo que parece que hierve el agua, pero no es así, no está caliente. Las aguas tienen alto contenido de sales sulfurosas por lo que dejan un rastro petrificado muy lindo. Se puede caminar por varios senderos para verlas desde varios  ángulos. Nos comimos unas frutas con chile y agarramos el camino bueno ahora sí, de regreso. En el camino, pasamos a Santa María del Tule, a ver el famoso árbol del Tule. El árbol tiene entre 2000 y 3000 años y es gigantesco, en el atrio de una iglesia. Hay siempre niños “guías” que ayudados por un espejito o ahora un láser, señalan formaciones en el tronco y las ramas para ver formas, a cambio de una propina voluntaria: que si el elefante, el gorila, el copete de Peña Nieto….. Llegamos de vuelta a Oaxaca tarde, cansados y felices, de nuevo a comer riquísimo en el mercado y nos fuimos a bañar y a descansar al hotel. Más tarde volvimos a salir a pasear y comer elotes y helados.
Mitla

            Me encanta enseñar mi país, lo hago con mucho orgullo, pero hay ciertas cosas que me duelen y a los extranjeros les parecen tristes e increíbles, como las telesecundarias de dos por dos en los pueblitos, los centros de salud mínimos y las poblaciones dejadas de la mano del gobierno en un lugar tan rico, donde la gente es a la vez tan pobre.
Hierve el Agua

            Conoce Oaxaca, o vuelve de visita. Es un lugar del que siempre regresas con el alma llena de coloridos, sabores y sonidos  y aunque no compres nada físico- que está difícil, seguro se te pega aunque sea un atrapa-novios, siempre traes recuerdos…..


www.enjoy-jordan.com
jordantours.top

             

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...