De un lado a otro
Siempre me gustó
viajar. Desde niña me daba emoción la posibilidad de ir a cualquier parte.
Desde el momento de la planeación, el conseguir el equipo necesario para el
viaje, que si la ropa para la playa, las botas para montar, los abrigos para el
frío o lo que hiciera falta, ya fuera comprado, prestado u herencia de algún
pariente mayor, no importaba era parte de la diversión. Mi papá gozaba
bromeando con mis hermanos y conmigo siempre, diciendo que las vacaciones se
habían cancelado, que los boletos habían tenido un problema de última hora o
alguna cosa. Mi mamá nunca ha sabido viajar ligero. Viene de una familia muy
grande y por lo mismo, el desplazarse en manada le parece lo más natural. Se me
hace que en otra vida fue gitana o dirigió una caravana del desierto o una
expedición marítima, porque lo suyo es cargar con todas sus posesiones, con
varios parientes adicionales y con lo que se pueda cada vez que va a viajar.
Las recientes restricciones impuestas por las líneas aéreas le han venido a
perjudicar bastante el estilo particular que tiene de desplazarse, si bien, no
mucho. Viaja con suficientes cambios de ropa para cualquier situación, regalos
de todo tipo para conocidos y desconocidos, ropa para todo tipo de clima, sin
importar mucho el destino a donde se dirija, porque, uno nunca sabe, pero lo
que si sabe es disfrutar mucho de los viajes y yo creo que a ella le aprendí
esa maña.
He tenido la
fortuna de poder viajar muchísimo, por placer, por locura, por trabajo, por
situaciones de vida. Durante mi vida adulta he asistido a muchísimas terapias y
varios terapeutas me han dicho que las “fugas geográficas” son ganas de no
estar en la situación en la que vivimos, tratar de evadir la realidad y quién
sabe que más tarugadas. Se me hace que la cosa no va por ahí. A mi la
posibilidad de descubrir algo nuevo, de buscar aventuras, de llenarme los
sentidos con sensaciones distintas, el conocer historias de lugares diferentes,
el probar sabores de tierras lejanas, oír músicas y sonidos ajenos y llenarme
de recuerdos para siempre, me fascina, aunque tenga que volver a mi vida de
siempre. No es voluntad de evasión, si no sed de aventura y curiosidad por
conocer. No importa si es cerca o lejos. Si es frío o tropical. Si es un viaje
elegantísimo o un campamento de lo más roñoso, siempre hay algo bonito, una
anécdota que vale la pena, una vista inolvidable o un sabor delicioso.
Ahora además tengo la suerte de trabajar en turismo, dentro de mi país adoptivo llevando gente a conocer, organizando viajes de sueño para otros y promocionando mi México a la gente de por aquí q viven lampareados con Cancun y es su máxima ilusión. Me encanta soñar aunque sean sueños ajenos y ver a la gente feliz planeando un viaje y saberlos contentos al final del mismo.
www.enjoy-jordan.com
jordantours.top
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