sábado, 24 de marzo de 2018

De un lado a otro
            Siempre me gustó viajar. Desde niña me daba emoción la posibilidad de ir a cualquier parte. Desde el momento de la planeación, el conseguir el equipo necesario para el viaje, que si la ropa para la playa, las botas para montar, los abrigos para el frío o lo que hiciera falta, ya fuera comprado, prestado u herencia de algún pariente mayor, no importaba era parte de la diversión. Mi papá gozaba bromeando con mis hermanos y conmigo siempre, diciendo que las vacaciones se habían cancelado, que los boletos habían tenido un problema de última hora o alguna cosa. Mi mamá nunca ha sabido viajar ligero. Viene de una familia muy grande y por lo mismo, el desplazarse en manada le parece lo más natural. Se me hace que en otra vida fue gitana o dirigió una caravana del desierto o una expedición marítima, porque lo suyo es cargar con todas sus posesiones, con varios parientes adicionales y con lo que se pueda cada vez que va a viajar. Las recientes restricciones impuestas por las líneas aéreas le han venido a perjudicar bastante el estilo particular que tiene de desplazarse, si bien, no mucho. Viaja con suficientes cambios de ropa para cualquier situación, regalos de todo tipo para conocidos y desconocidos, ropa para todo tipo de clima, sin importar mucho el destino a donde se dirija, porque, uno nunca sabe, pero lo que si sabe es disfrutar mucho de los viajes y yo creo que a ella le aprendí esa maña.

            He tenido la fortuna de poder viajar muchísimo, por placer, por locura, por trabajo, por situaciones de vida. Durante mi vida adulta he asistido a muchísimas terapias y varios terapeutas me han dicho que las “fugas geográficas” son ganas de no estar en la situación en la que vivimos, tratar de evadir la realidad y quién sabe que más tarugadas. Se me hace que la cosa no va por ahí. A mi la posibilidad de descubrir algo nuevo, de buscar aventuras, de llenarme los sentidos con sensaciones distintas, el conocer historias de lugares diferentes, el probar sabores de tierras lejanas, oír músicas y sonidos ajenos y llenarme de recuerdos para siempre, me fascina, aunque tenga que volver a mi vida de siempre. No es voluntad de evasión, si no sed de aventura y curiosidad por conocer. No importa si es cerca o lejos. Si es frío o tropical. Si es un viaje elegantísimo o un campamento de lo más roñoso, siempre hay algo bonito, una anécdota que vale la pena, una vista inolvidable o un sabor delicioso. 
      Ahora además tengo la suerte de trabajar en turismo, dentro de mi país adoptivo llevando gente a conocer, organizando viajes de sueño para otros y promocionando mi México a la gente de por aquí q viven lampareados con Cancun y es su máxima ilusión. Me encanta soñar aunque sean sueños ajenos y ver a la gente feliz planeando un viaje y saberlos contentos al final del mismo.

www.enjoy-jordan.com
jordantours.top


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...