jueves, 1 de marzo de 2018

KHOBEZE

            No, no estoy diciendo groserías. Ahorita explico que significa la palabrita. El khobeze (se pronuncia jo-bé-ze) es una hierba silvestre de la familia del geranio y la malva, que crece en terrenos baldíos y valles después de las lluvias en el Levante. Crece en forma muy abundante, lo que es una suerte, ya que a la gente de por aquí le fascina comerla, y la verdad está buena.  Crece tan abundantemente y sin control, que Alaris y yo nos llamamos Khobeze el uno al otro cuando nos agandallamos la cama dormidos, porque así esta hierba se posesiona de los terrenos en un momento de descuido.

            Ayer vinieron Baba y Ummi en la noche, porque hoy temprano Baba tenía una cita en el hospital militar de Amman para un chequeo y siendo que Alaris y yo vivimos enfrente, vinieron a quedarse a nuestra casa. Llegaron con un kilo de plátanos de regalo, los consabidos pants y pijama en una bolsa y ganas de pasarlo bien y de investigarlo todo, porque a Baba todo le parece motivo de pregunta y misterio, desde como funciona un contacto hasta de qué material están hechos unos zapatos.
            Yo había hecho brownies y panqué de poppy seed, que les dejé sobre la mesita de la sala y se zamparon felices aunque dijeron que no tenían hambre. Vimos un partido de futbol, platicamos- ay si, en plural dijo la mosca, más bien platicaron ellos mucho, yo poco- y lo pasamos bien y en la mañana, le di de desayunar a Alaris, que le dio aventón a Baba al hospital y de allí se fue a trabajar y me dejó con la instrucción de que lo fuera yo a recoger cuando terminara con sus estudios.  Ummi no hallaba que hacerse. Es muy platicadora y yo todavía no le doy mucha batalla porque mi árabe sigue siendo más bien malito, es muy, muy trabajadora y yo aquí no la dejo hacer quehacer porque es la visita y además en mi casa no hay huerto, no hay hijos, no hay las miles de cosas que hace en su casa…. entonces le empezó a dar un poco de mal de encierro. No quería desayunar hasta que Baba volviera y a mi ya me estaban dando vahídos de hambre porque siempre desayuno en cuánto me despierto, pero no era cosa de ser majadera. Total, me platicó muchas cosas, de las que entendí la mitad y la otra la inventé, tratando de hacer las caras correctas.  De que se le mete un casette, sobre todo si hay algún evento que considera una barbaridad, lo repite varias veces. Esto para mi es ventajoso, ya que a fuerza de oír la misma historia, acabo entendiéndola al menos parcialmente. La de esta vez es que a un niño lo mordió un perro en su pueblo. De la cara. El perro estaba en la mera puerta de la casa del niño y cuando el papá salió a ver porqué gritaba el niño, también le tocaron sus mordidas. El perro rabioso. Los mordidos, al hospital. Hasta ahí todo iba bien, para mi entendimiento, no para los pobres partícipes en la historia. Pero a la segunda de cambio me sale con que Emir Ibn Mohammed y la mordida de perro. Y mi mente empieza a cooperar con la historia y es ahí donde la puerca tuerce el rabo. Emir significa príncipe y yo empiezo a pensar que qué tendrá que ver el príncipe, pero momento, el príncipe actual no es hijo (Ibn) de Mohammed, el rey se llama Abdallah y si hay algún príncipe otro, el rey anterior se llama Hussein y el anterior Talaal, o sea que ya valió, que príncipe será este y qué tendrá que ver con el niño del pueblo que mordió el perro. Claro que nunca se me ocurrió que la víctima en cuestión se llama 3mir,  con ain, una letra rara que suena parecido a la E y que su papá se llama Mohammed y de hecho, los conozco! Como hay  Mohammeds por todas partes y a ese chavito en particular lo he visto en eventos multitudinarios con su mamá y su hermanita, nunca me enteré como se llamaba, ni de quién era hijo, hasta un día que fuimos a dejarle un encargo a ese Mohammed y pasamos a su casa y le dije a Alaris, “Ay, mira, sabes que te he platicado de una chava con dos niños muy chicos que están en la edad del berrinche y que tiene madera de santa? Es ella. Sus chamacos son los que lloran a cada rato en las fiestas y funerales”. Y ahí paró la cosa. Pues resulta que ese pobre mocoso fue el mordido por el perro rabioso.
De pronto, yo creo que como tenía tiempo de pensar cosas, me dijo que porque no ponía un muro a la mitad de mi sala para dividirla, para hacer una sala de visitas para cuando Alaris tuviera señores de visita. Naam, Fátima kalazin kabirat! Si Chucha y tus calzonzotes…. Nomás eso me faltaba, partir mi mini casa y hacer una sala separatista, siendo que esas costumbres de pueblo me repatean y por supuesto en mi casa no se practican. Al que no quiera “juntarse”, se puede ir a otra casa y ya está. Le dije que ni de relajo y me reí. Entre eso y dos cochinitos que me regaló mi hermano - el cerdo es haram en el Islam, no solo se considera anti-higiénico sino que existe la creencia de que está “maldito” y que por eso no puede mirar para arriba- y que se me olvidó que tenía puestos en una repisa y no quité antes de que llegaran, creo que le rompí el corazón a la pobre mujer, que me quiere bien y no entiende mis maneras “paganas”.
Al rato yo creo que también le dio hambre y le habló a su señor marido a ver si ya merito. Le dijo el que tenía a cien gentes delante de el. Te dan aquí en los hospitales y en las oficinas de gobierno, un papel de turno como en la salchichonería en México, o sea que sabes cuántos lugares faltan antes de ti. Ante eso, hice el desayuno, estilo árabe como les gusta y unas quesadillas para no dejar y desayunamos Ummi y yo, y puse también una lavadora. Eso le dio gusto a Ummi porque me dijo, sirve que subimos a tender la ropa a la azotea y tomamos el sol. Le encanta salir a tomar el sol y por ende, cuando la ves sin hijab, tiene un bronceado muy chistoso, como si se hubiera puesto Indian Earth o algún maquillaje ochentero solo en la cara y no en el cuello, frente y orejas. Como el clima sigue estando bastante bipolar, con días helados y neblinosos donde no se ve ni la banqueta de enfrente y hoy estaba soleado y claro, tampoco me pareció ninguna tarugada su idea y así le hicimos. Mientras yo tendía las toallas, ella estaba asomándose por los cuatro lados de la azotea viendo todo. De pronto me dice, “Mira, khobeze!” Y en efecto, en el terreno de al lado había unas hierbas, que yo, por supuesto no sabía de que tipo eran y ni me había fijado porque no tengo costumbre de andar pizcando más que flores y eso a veces. Total me dijo muy emocionada que si íbamos por una bolsa e íbamos a cosechar. Le dije que claro que si. Fuimos. Sin dudar se metió entre la hierba y arrancó todo el khobeze que pudo y después se sentó allí mismo en el terreno, con unas tijeras que yo bajé, a cortar las raíces y dejar las hierbas parejitas. De pasada recogió un par de chanclas que estaban buenas y estaban allí tiradas. A alguien le pueden servir. A mi nada más me daba risa.  Como da vueltas la vida. Nunca me imaginé sentada en un terreno baldío viendo a una mujer de 60 años, con hijab y vestido, sentada en el piso, feliz cortando hierbas para la comida.  Me imaginaba a las señoras de las Lomas, que antes preferirían morirse a que las agarraran participando en una actividad similar y con la posibilidad, para colmo de llenarse de manchas de sol.  En eso estábamos cuando llamó Baba, que ya había terminado.
 Me dijo ella, baja tu al estacionamiento por el coche, yo mientras miro en este otro terreno a ver si hay más khobeze. Ya le había entrado un frenesí, como a los tiburones cuando huelen sangre.
Llegué al estacionamiento y estaba el portero, un amigo del Tocayo, lavando coches y me dijo que le diera dos minutos y en friega lavó el coche de Baba. Le dije que no hacia falta, que tenía yo prisa, que después, pero no quiso saber de razones. Este hombre está de bateador emergente, porque el Tocayo, el portero titular del edificio, se fue dos meses a Egipto a ver a su familia. Como todos los porteros egipcios, es también inmigrante ilegal y es sumamente acomedido y amable.   Por su amabilidad tan insistente, yo tardaba, y el celular de Ummi sonaba y sonaba en mi bolsa. Estoy segura que era Baba, tratando de ver porque carambas no llegábamos a por el. Ella bajó a ver porque no venía y de una vez nos fuimos. Nos encontramos a Baba a una cuadra del hospital, ya se había arrancado caminando.

            Nos regresamos a la casa y le dimos de desayunar a Baba. Les ofrecí llevarlos a cualquier parte. Ya que estaban en Amman, sobre todo a ella que es raro que salga, pero no quiso. Se acomodaron los dos en un sillón y dijeron que preferían esperar a que llegara Alaris, al cabo le iba a preparar de comer …..khobeze.
            No se que intenciones tengan. Dicen que tienen una boda el sábado por aquí cerca y es Miércoles, pero yo les vi una bolsa muy chica. Igual van y vienen porque me ofrecieron llevarme con ellos a la boda. Dudoso. Es una boda de pueblo, de esas en las que las mujeres van a un lado y los hombres a otro y no creo que conozca yo a nadie. Debería de ir, por el mitote y para ir conociendo, pero me da pereza.  Volviendo a la falta de equipaje,  yo cuando voy a su casa llevo como cuatro bolsas para dos días, con ropa de correr, ropa normal, pijama, toallas para bañarme, mis almohadas, no se cuántos pares de zapatos lleva Alaris, lo que es más ridículo todavía si recordamos que por estos lares, la gente no usa zapatos dentro de las casas, pero siempre lleva al menos dos pares y unas chanclas- y quién sabe que tanta cosa. Ni de broma la armaría cuatro días y una boda con una bolsa chica para dos gentes, pero a saber.  Ya veremos que pasa. A mi me da pena preguntarles, vayan a pensar que no quiero que se queden, pero si necesito saber, para aprovisionar mi casa, porque no es lo  mismo la despensa que tengo normalmente, teniendo en cuenta además que Alaris es como Pete La Anguila y además está afuera de la casa todo el día y yo con un yogurt y una fruta estoy feliz, a darles de comer a ellos, para los que además la comida es todo un tema. Ella habla diario por teléfono con sus seis hijas y siempre les pregunta que hicieron de comer, y como les quedó. Cuando viene alguna, las oigo que le hablan y le cuentan que les hice de comer tal cosa y que estaba buena, o sea que si hay cierta presión. Por culpa de los cochinitos de la suerte del menso de mi hermano, para acabarla, existe la sospecha de que les esté yo dando de comer puerco. Ayer les di un cocido de alubias y antes de probar la primera cucharada, Ummi me dijo, de que es la carne Habibti? No parece cordero….. Sospecha, sospecha (jajajajajaja). Como si fuera fácil encontrar puerco aquí y como si yo le fuera a jugar esa mala pasada, si sé que le parece terrible. Le dije que era rabo de buey deshebrado y lo probó con algo de resquemor y algo de sentimiento de obligación, viendo que su viejo iba en el segundo plato. Le pareció muy bien, pero ya tiene la duda. El ñoño de mi hermano dice que es una bellísima oportunidad de jugar con su mente. Soy incapaz, es encantadora.

Salam!

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...