Las historias de amor
son muy diferentes en Musulmania. No prentendo meter en el mismo costal a todo
el mundo árabe, porque hay enormes diferencias entre un lugar y otro- los
países Sufíes como Irán y Afganistán son mucho más cerrados, Arabia Saudita se cuece
aparte y cada quién tiene sus costumbres, pero si comparamos lo que es usual
aquí y lo que es usual en México hay mucha discrepancia. Al final, el
porcentaje de parejas que permanecen juntas y matrimonios felices son
similares.
Hice preguntas entre mis
conocencias y les puedo compartir varias historias. Baba, el papá de Alaris,
tiene unos tatuajes muy “sospechosos” en los brazos que le vi una vez que lo
estaba ayudando a cambiarse un vendaje. Pregunté que qué tenía tatuado-parecían
las líneas de Nazca- y resulta que “un amigo” (no creo que lo considere tal por
la calidad del trabajito, porque los tatuajes están bastante regulares) le
tatuó de joven el nombre de Ummi, porque moría por ella. Que rifado. Donde le
hubieran dicho que nones chicharrones, se hubiera tenido que buscar otra esposa
con el mismo nombre, que para acabarla, es muy poco común. Resulta que vivían
en el mismo pueblo y se conocían de vista. El dice que ella lo correteaba y
ella dice que está loco, que era el él que moría por ella, y ahí están los
tatuajes, digo yo cuando se arma la discusión entre carcajadas. El tenía una
huerta de sandías y ella iba a comprar hasta cuatro a la vez para verlo y el se
ponía a jugar en la nieve delante de la casa de ella, esperando verla pasar.
Cuando tuvieron edad, muy apenas, se casaron bien chicos, el mandó a su
familia, como se acostumbra aquí a preguntar y le dijeron que sí. Y lo demás es
historia. Tienen 10 hijos y siguen felizmente casados después de más de
cuarenta años.
Ujti fue a la
universidad, era guapa, cocina espectacular, es muy divertida, y por lo tanto,
muchos hombres preguntaron por ella. Aquí se acostumbra en los pueblos que la
gente pregunta, quién tiene una hija mona, estudiosa, piadosa, modosita para su
hijo, y preguntan si le interesa el occiso. Ella bateo a muchos, hasta que se
le empezó a hacer fama de pesada. Entonces, le tocó suerte al que hoy es su
marido, por llegar en el momento correcto porque no era el más galán, ni tiene
una personalidad de llamar la atención. Es de esos hombres calladitos, que de
entrada pueden parecer hoscos porque hablan muy poco y se mantienen al margen.
Pero lo aceptó y luego ya se andaba arrepintiendo porque no le gustaba tanto su
bigote. De verdad, esa era la razón que daba, que usaba candado y no le gustaba.
Pues al final se animó y le resultó bien. El hombre es tímido, pero trabajador,
muy bonachón y muy cariñoso con ella y con la hija que tienen y están
contentos. Su hermana, también fue muy
correteada. Al final se casó con El Negro. Un militar, guapo de azotarse y muy,
muy buena gente. Al principio su familia no estaba muy convencida, no lo
conocían de nada y no estaban seguros, pero también salió bien. Ella es maestra
de primaria, gana sus quintos, maneja, el es simpático, los dos son muy
niñeros. Tienen cuatro niños. La siguiente hermana se casó con otro chavo
tímido. Al principio tuvieron muchos problemas. Ellos dicen que alguien les
echó mal de ojo. El moría por ella y ella no lo podía ni ver una vez casados,
no quería que se le acercara, no aguantaba ni su olor. Lo sorprendente es que
este tipo de cosas no pasen más seguido, siendo que la gente se casa sin
conocerse. Empezaron a pelear mucho y estuvieron a nada de separarse, pero se
arreglaron y ahora viven contentos y tienen dos hijos. Sam era muy ojo alegre, siempre andaba detrás de
alguna falda y queriendo preguntar por todas. Salió enamoradizo el muchachón.
Hasta que conoció a una que siempre tomaba el camión para ir a la universidad
donde el iba a trabajar, bonita, elegante en el vestir, y de risa fácil.
Averiguó su nombre, la correteo un poco, se hizo su amigo y la pidió a su
familia y se la dieron. Su hermano mayor le pidió a su papá que le consiguiera
una esposa. Así. Sin más. Su papá tenía un amigo con una hija de la edad
correcta, los presentaron y tan tán. Y creo que se llevan mejor que Sam con la
suya, que es celosísima. Se ha de acordar de lo fácil que se le van los ojos
tras las faldas al hombre. Khaled estaba
enamoradísimo de una chava que todos querían porque era guapa, y tenía todo
para ser buena esposa además de ser muy simpática. Ella, por burra, escogió mal
y se casó con un fulano que le salió malo de malolandia. La maltrataba, cuando
se embarazó la obligó a abortar y curiosamente, la gota que derramó el vaso fue
que puso un bar como negocio. Ella lo dejó. Cuando se regresó a casa de sus
papás a Khaled le brillaron los ojitos, pues nunca se había repuesto de que se
le hubiera escapado. Rápidamente se presentó bien peinado a pedirla y esta vez
tuvo suerte. Se casaron y están contentos. Tienen dos niñas que son
abusadísimas y se portan como perros de granja, no paran nunca.
Los noviazgos como tal
no existen. En Amman entre las familias
más “modernas” a lo mejor, pero la gente tradicional todavía acostumbra hacer
las cosas de la manera antigua. Preguntan por una mujer disponible de edad correcta y que tenga las
virtudes que el hombre busca. Se conocen delante de chaperones, cosa de una
hora, y si no tienen problema, como entrevista de trabajo: “Nosotros le
llamamos en una semana con la respuesta”. En esa semana las dos familias hacen
las averiguaciones pertinentes acerca de si el interfecto es buena persona, si
la familia política potencial no anda metida en líos y son gente de bien y si
eso, pues dicen que sí.
Luego, luego se arma la machaca. La boda se
hace en la corte Sharia. Esto es como un registro civil, pero el juez tiene
algo de líder religioso también. Se firma un contrato en el que se especifica
una dote de el para ella. Antes se acostumbraba que se diera a la familia oro o
terrenos a cambio de la novia. Ahora se estipula una cantidad que el hombre
paga a la mujer en caso de que el matrimonio termine. Además se pueden poner las cláusulas que se
quieran siempre que los dos estén de acuerdo,
hasta las cosas más banales como cada cuántos años le va a cambiar el
coche, acuerdos sobre propiedad, etc.
Una vez firmado el contrato, ya están casados. No se acostumbra irse a
vivir juntos hasta que se haga una fiesta en que se participa a la
sociedad el matrimonio. Si esto no se
hace pronto, en el ínter, la pareja si se comporta como novios en el sentido en
el que nosotros lo conocemos tradicionalmente. Se visitan, salen juntos,
platican, el la puede ver sin el hijab puesto, lo que denota familiaridad y en
fin se van conociendo. No como noviazgo moderno de viajar juntos y dormir
juntos. Eso aquí provocaría varios infartos. Las bodas entre parientes son
comunes, por lo que es obligatorio un análisis prematrimonial que busca
enfermedades genéticas comunes aquí, como la talasemia. Si resultan positivos,
va para atrás el trámite y no se pueden casar.
Por lo mismo que todo
es tan prohibido y tan misterioso, de vez en cuando se dan estas historias de
tipo Romeo y Julieta de amores apasionados e infelices, de amores secretos y que
aquí, donde se ven como tabú, causan un escándalo más grande si cabe, que en otros lugares. Conozco a una mujer que está casada con un
señor al que jamás vi con ella. Ella siempre iba sola a todas partes, porque no
tenían hijos, decían. No entiendo la lógica detrás de la afirmación, pero
bueno. Resulta que el, todavía casado se echo una novia, con la que jura que si
va a tener hijos y le dijo a su mujer que la iba a dejar. Ella, tristísima.
Poco después ella desapareció. Apareció en Dubai con otro míster que se quiere
casar con ella. Pero todavía no se ha divorciado. Se ha armado un show, de los buenos. De
hermanos ultrajados, gente indignada. Que el hombre anduviera de coscolino no
les pareció tan grave, pero que ella se haya ido con otro, de miedo. Cuando
regresó la mandaron a casa del marido, le quitaron el pasaporte y la
identificación y a ver en que para la cosa. Está fácil que saque otro
pasaporte. Yo le deseo que sea feliz, pobre.
La fiesta de boda,
depende otra vez, del tipo de familias y de dónde se haga. En Amman, entre
gente más moderna e internacionalizada, las bodas se hacen en hoteles, o en
salones o jardines, o en grandes carpas en terrenos con invitados de ambos
sexos juntos, vestidos occidentales para todos, música y baile y muy parecido a
cualquier boda en cualquier lugar del mundo, salvo porque se baila la dubka que
es lo típico de las bodas y a veces traen gaiteros de la legión árabe, que son
una mala herencia que dejaron por aquí los ingleses. Son unos señores de vestido (dishdash, la como camisa de vestir larga que
usan algunos árabes), con pañuelo en la cabeza y que tocan la gaita como si
tuvieran varios gatos en un costal, para acabarla, tocan música árabe.
En los pueblos, las
bodas son como todo en los pueblos de aquí. Mujeres para un lado y hombres para
otro. Una de las primeras veces que vine, unas amigas del colegio me invitaron
a una boda. Yo les dije feliz que si, me daba curiosidad conocer. Me dijeron
que era en el pueblo y que ahí si me tenía que vestir tradicional. Les dije,
que con gusto, me plantaba el disfraz con tal de ir. Me fui al centro, me
merqué un vestido y un hijab prefabricado como pasamontañas de licra, onda de
monjita moderna. Mis amigas se murieron de risa cuando lo vieron. Me dijeron
que eso era para rezar o hacer el quihacer en la casa, no para una boda. Que
para eso si me tenía que poner la pañoleta bonita, pero que ellas me prestaban
una. Su mamá monísima sacó su caja de tesoros y me prestó una, me la prendió
con los alfileres necesarios y sintiéndome rarísima me fui a la boda. Resulta
que Alaris iba a ir a la misma boda y me dijo que porque no íbamos juntos. Les
pregunté a mis amigas que como veían, y me dijeron que bien, que de hecho
teníamos problemas de espacio en el coche de su papá y que si conseguía yo con
quién ir, mejor. Pues fue por mi, pasó y saludó muy formal y ahí vamos.
Llegando al lugar me dijo, que me fuera bajando con mis amigas y que allí
estaban sus hermanas y su mamá también. Yo pensé que se iba a estacionar y me
bajé. Pues entramos y resulta que el salón tenía en el primer piso un cuarto de
lavado y de oración, en el segundo el salón de fiesta de hombres, y en el
tercero el salón de fiesta de mujeres. Así. La novia estaba vestida como novia
occidental, con un vestido strapless de encaje, muy peinada y maquillada. Resulta
que las novias echan la casa por la ventana en el vestido, el arreglo y todo y
nadie las puede ver más que las mujeres y el marido y sus fotos tienen que
estar escondidas para que no las vaya a ver ningún otro hombre. Muy distinto a lo nuestro, no? Había desde
unas invitadas de burqa hasta unas de jeans, eso sí, todas con hijab, menos la
novia y las niñas. El novio iba y venía
de un salón a otro, venía a bailar un poco con la novia, a cubrirla de alhajas
de oro, a hacer otros rituales y luego se iba a ver a los amigos. Alaris me
mandaba whatsapps para ver si lo estaba yo pasando bien. Le dije que si, y que
estaba bailando con mis amigas y sus hermanas que son simpatiquísimas. A las
dos horas, le dije, creo que nos vamos porque todo mundo está agarrando sus
chivas. Entre el hijab, la música y mi poco dominio del idioma, yo me enteraba
poco. Y nos vimos afuera y me llevó a casa de mis amigas. De camino le pregunté
que si así salía la gente siempre, que qué raro y se descuadernó de risa, me
dijo, Habibti, aquí la gente que no está casada no sale junta. Tu si, porque no
eres de aquí, pero una mujer árabe jamás hubiera venido conmigo a una boda. Y
eso que el “conmigo” fue un decir porque cada quién fue a una boda diferente.
En México muchas
fiestas y reuniones terminan en Club de Toby y Club de Lulú. Los señores se van
a un rincón a platicar y las señoras a otro, pero aquí la separación no es
opcional.
Las bodas que en México
se planean con un año de anticipación y son todo un tema, aquí se arman en una
semana. La gente te llama por teléfono y te dice, me caso el próximo jueves,
vienes? Y siempre están muy concurridas.
El Islam permite la
poligamia. Un hombre puede tener hasta cuatro esposas al mismo tiempo siempre y
cuando las pueda mantener a todas de manera digna y equitativa. En realidad, la
práctica es muy poco común. Ni el rey tiene más de una esposa, pero si llega a
suceder. En el contrato de matrimonio uno puede poner la cláusula de que no
vale tomar otra esposa. Hoy conocí a un cuate que me platicó que su papá había
tenido once esposas. No todas a la vez. Le gusta tener de a muchas y todavía se
da el lujo de andarse divorciando y volviendo a casar. Loquísimo. No existen las madres solteras. Siempre se
cuida tanto a las mujeres que es impensable que esto suceda y si llega a
suceder, el peso del tabú es tan grande que prefieren morirse a vivir con la
vergüenza o son expulsadas de su casa y de su círculo. Muchas mujeres se casan
nada más por trámite, para tener niños y luego se divorcian y se quedan con los
niños, si se pacta de antemano, porque tradicionalmente en el Islam, los hijos
son del marido después de cierta edad.
En fin, cada quien
tiene su forma de matar pulgas. Son acercamientos muy distintos a la búsqueda
de una pareja, pero tanto una como otra, funcionan en cierta medida. Hay a
quien le gusta y se ciñe feliz a la tradición y quien busca alternativas. Conozco una familia en la que tres hermanos
están casados con mujeres de diferentes países, una china, una rusa y una
somalí. Está visto que lo suyo no es la familia tradicional jordana y por eso
buscaron algo distinto. La rusa, Ula, me contó que cuando llegó aquí, sus
cuñadas le preguntaban curiosas si se había casado con Jalil por amor. Ella se
enojó muchísimo. Pues que creían? Que se casó por dinero? Por su ropa? Por qué?
Luego comprendió que aquí mucha gente se casa sin amor, y luego con suerte
aprenden a quererse y por eso venía la pregunta.
En México la cosa no es
tan extrema, pero también los paradigmas de lo aceptable para un noviazgo y un
matrimonio han cambiado mucho en las últimas generaciones. Mis abuelos tuvieron
noviazgos tipo casi los de aquí, donde el novio, mucho mayor, ya con una vida “forjada” pedía a la novia a sus
papás y estos accedían convenciéndola a ella. Se conocían, pero no tanto. La
generación de mis papás ya fue diferente, cada quién escogía a su pareja, pero
entre “gente bien”, que sea familia “conocida”, salían juntos, se conocían,
había pedida y luego boda. Los divorcios eran raros al principio. Los
divorciados vistos como raros o defectuosos, los hijos con pena y hasta se
discriminaba en ciertas escuelas y ciertos círculos a los divorciados y a los
padres solteros. Ahora, cada vez son más
comunes los divorcios y las familias no tradicionales, los noviazgos son largos
y muy abiertos. Las parejas viajan juntas, viven juntas antes de casarse, se
casan más grandes, son muy “parejas” en todos los sentidos. Las rupturas son
asunto de cada quien, si algo no funciona, a otra cosa y listo.
El mundo cambia y con
el cambiamos los seres humanos y nos vamos adaptando y ajustando nuestro modo
de vivir, pero seguimos siempre de una u otra forma buscando compartir la vida
y tener alguien a quien querer.
Salam!
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