jueves, 1 de marzo de 2018

CHANCLAS!
Hace un frío de pastorela. Shulada esto de vivir en el desierto. En verano te rostizas y las construcciones están hechas para en la medida de lo posible mantenerse frescas, por tanto, cuando pega el invierno, Ah Jijo! Hace un frío horroroso dentro de las casas también.  Los camioncitos del gas con su musiquilla pasan a todas horas, pues muchas casas usan calentadores de gas. En mi casa hay de esos calentadores como los que hay en Europa, que son tubos de metal pegados a la pared, llenos de agua en este caso, que se calienta mediante una caldera que funciona con diesel y así mantienen la casa caliente. Además, hay aire acondicionado que también sirve como calefacción. Fui una vez de visita a una casa y había un hoyo en el techo junto a donde colgaba el ventilador. Pensé que habían movido el ventilador de lugar y no habían arreglado el agujero. Mentira! Cuando volví en invierno, vi que el hoyo era para el escape de una estufa de leña que se usa como calefacción en medio de la sala. La gente además acostumbra poner una tetera sobre el calentador para tener agua lista para té o café (o para lavarse) por si se ofrece, calentar ahí el pan, como quien echa tortillas y usar el calentador para varias cosas. Salen las alfombras, que en verano se guardan, pero en invierno se ponen por todos lados. Como la gente no acostumbra usar zapatos dentro de la casa, alfombran hasta el último rincón posible, incluyendo la cocina y los baños.

Alaris me dijo, como ves si compramos tapetes para la casa? Yo le dije, como ves si te compras unas chanclas de peluche y ahí muere? No quiero pensar en la polvareda en los tapetes, si solamente uno que tengo a la entrada junta tierra suficiente para convertirlo en chinampa a cada rato y luego donde vamos a guardarlos en verano? Nuestra casa es como del tamaño de un baño de avión, estoy exagerando, pero si es chiquita y no hay mucho lugar para guardar. Que no invente. Ah! Le pareció una idea novedosísima lo de la pantufla. Y se ve que aquí no muy se acostumbra, porque me costó trabajo encontrarle unas chancletas monas y abrigadoras, pero lo logramos. Fuimos al centro a buscarlas. Un relajo encontrar sitio para estacionar. Nunca me hace caso el hombre de que hay que ir en taxi o camión, siempre quiere ir en coche y luego se pasa media hora mentando madres porque no encuentra donde estacionarse. Un clásico. Aquí y en China. Total nos estacionamos. Ya que íbamos al centro trajo unas cosas de ropa para arreglar. Resulta que aquí en el centro hay una zona donde hay sastres que en media hora te arreglan la ropa muy bien, no creas que un dobladillo, le meten a una camisa, o te hacen unos pantalones entubados o te ajustan un traje, y te cobran medio dinar por pieza (como 12 pesos) y te entregan planchado y todo. Una ganga. A mi lo que más me impresiona es la rapidez del asunto, acostumbrada a los sastres de México que te dicen que en una semana y vas y te dicen que no tuvieron tiempo, que regreses otro día.  Total, llevamos la ropa, luego fuimos a la cacería de la chancla. De mujer, muchas, pero de hombre estuvo difícil. Yo no sé porque, que a los hombres no les da frío en los pies? Luego las que había eran todas chinas, y los chinos son de pata chica. Las tallas extra grandes eran bastante chiquitas.
Acá para el invierno venden unas batas que son como la chamarra del hombre de los cigarros, de gamuza por fuera y borrega por dentro, pero largas hasta el piso. La gente se las pone para andar por casa, pero sin broncas también salen a la calle en su bata y ni quien los mire mal. Yo quería una para mí y me salieron con que no, que son de señor.  También ya que estábamos allí compramos unas sudaderas y pants ricos, para estar en la casa. Aquí se acostumbra que la gente se cambia la ropa de calle en cuanto llega a la casa y se pone pants o pijama, en verano shorts. Aún cuando no es su casa. El otro día vino a visitarme una cuñada con sus hijos. Nada más entrar, se quitó la ropa de calle – y el brassiere, dicho sea de paso, lo vi en un cajón- y se puso una pijama gruesa, igual a sus hijos les puso unos pants y se instaló muy a gusto. No daba crédito que yo me quedara vestida. Me da risa que les parece indecente que yo le enseñe el pelo a su marido, pero le parecería a todo dar que me paseara en pijama y sin ropa interior. A mi no se, eso si me da un poco de corte. Cada quien.

Salam!

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...