viernes, 25 de febrero de 2022

VIAJAR DE NUEVO

VIAJAR DE NUEVO



Escribo la frase con toda la intención del doble sentido, ya que el día de hoy viajar tiene nuevas connotaciones. Para los aventureros, viajar es una posibilidad otra vez, pero la manera en la que viajamos, todavía no es, ni con mucho igual a como era antes de Febrero 2020. 

Estamos hartos de estar encerrados, al parecer esto llegó para quedarse, por lo menos por algún tiempo y la vida tiene que seguir. Añoramos nuestra rutina, nuestros planes, la movilidad que teníamos, los sueños que teníamos archivados, a nuestra gente lejana y gente como tu y yo, a nuestra tierra y nuestra gente a los que no podemos posponer indefinidamente. 

Ahora, el viajar en tiempos de pandemia es, o debe ser una experiencia completamente distinta a lo que era pre-bicho. 

Tengo una agencia de viajes que con mucho esfuerzo puse en Medio Oriente. A todos nos ha sido difícil esta situación en lo económico y psicológico, pero uno de los sectores más castigados ha sido la hospitalidad y hubo países en donde el primer encierro fue más severo que en otros: por ejemplo, en Suecia las medidas se dejaron, en gran medida, a criterio de su gente. Donde yo vivía, en Jordania, hubo medidas severísimas, reforzadas por la milicia, durante meses. No se podía viajar ni de broma, los aeropuertos, fronteras y aún carreteras dentro del país estaban cerrados y custodiados por el ejército y la policía. Y no solo eso, durante un par de meses estaba terminantemente prohibido salir de tu casa salvo entre 10 am y 6 pm a pie, para que no pudieras ir muy lejos y reunirte con mucha gente y solamente podían abrir al público comercios que vendían alimentos y farmacias. Y se podía comprar lo poco que había porque a razón de las medidas, el abasto estaba seriamente limitado. El ejército también se hacía presente para evitar aglomeraciones y abusos, tanto por parte de los vendedores, como acopio por parte de los compradores. A nosotros, en la industria turística, esto nos cayó justamente antes de Semana Santa y Spring Break, con muchísimas reservaciones en puerta. Reservaciones que obviamente fueron canceladas, hubo que devolver dinero (con bancos cerrados, aerolíneas y hoteles reacios, trabajadores con familias que mantener…..). La cosa estuvo tremenda. 

Gracias a Dios, el ser humano es muy resilente y tendemos al optimismo. En cuánto se abrieron fronteras y se empezó a poder viajar, la gente ha tratado de retomar asuntos pendientes: bodas pospuestas y lunas de miel que fueron suspendidas en su momento, viajes familiares, viajes de graduación, visitas a familiares del otro lado del mundo- como yo comprenderé-, viajes de negocios, etc. 

El viajar ahora, forzosamente es un proceso adaptativo y que requiere un sinfín de nuevos requisitos y maneras diferentes de hacer las cosas. Desde los protocolos nuevos en los aeropuertos, que han ido evolucionando, los papeleos y las precauciones que como viajero tienes que tomar en la planeación, así como la visión que tenemos que tener de la forma misma de viajar, si es que lo hacemos.

 Te platico mi punto de vista, desde la experiencia de alguien que ha viajado mucho durante este tiempo y que a su vez ha ayudado a mucha gente a viajar. 

Protocolos de viaje

Estos han ido evolucionando con la pandemia y hay que estar atento a los requerimientos de la aerolínea que vas a utilizar, el sitio al que vas a ir, así como el sentido común y tus necesidades para mantener tu salud. 

A mi en lo personal, el inicio de esta pesadilla me pescó en medio de la planeación de un viaje de negocios a Qatar, vía Kuwait y con una gripe de asco, cortesía de una sobrina en edad de ser llamada “mocosa”.  Era Febrero de 2020, cuando apenas se oía de los primeros casos en China e Italia y se especulaba si esto era una nueva influenza como la “Mexicana” de 2011 o algo más. Total, que como Juan Escutia, me aviento, y me voy al viaje. Los protocolos entonces eran una mera sugerencia que el que quería tomaba: mascarillas que entonces se usaban con válvula- cosa que ahora está prohibida, pues protegen a quien la usa, pero contaminan hacia afuera, guantes de látex, empezábamos con la locura del gel hidroalcohólico. No quiero decirte la cantidad de miradas horrorizadas que recibí cada vez que tosía o me sonaba, por el gripón que traía. En fin, no solo terminé el viaje sin novedad, sino que tenía otro viaje, de vacaciones, empalmado con ese, al sur de España e Italia. 

Ya para entonces la cosa sonaba más seria. Sobre todo, en Europa, se estaba poniendo la cosa fea. Se hablaba de gente hospitalizada, muchos muertos, posibles restricciones a los viajes. Que hacer. Y de nuevo…. El espíritu de niños héroes. Por otro lado, teníamos turistas en Turquía y en Jordania e Israel y estábamos atentos a como iban evolucionando las cosas. Pues nos fuimos a España e íbamos huyendo literalmente de los cierres: de Madrid a Sevilla, a Málaga, a Granada, a Valencia en donde se cancelaron las Fallas, a Barcelona. Nuestro regreso vía Italia ya no pudo ser y ahí la cosa empezó a ponerse fea. La única manera de volar de vuelta a Ammán era vía Praga y Bucharest, pasando por Estambul. Pues vaya, por ahí y que sea lo que Dios quiera. 

Mientras tanto, las fronteras de Israel cerraron de golpe. Teníamos en Jordania gente que había cruzado para una escapada de unos días a ver Petra y el desierto. ¿Y ahora? Llamadas desesperadas tratando de averiguar si la frontera sur estaba abierta, la norte? Si los volábamos a México- no querían porque habían dejado sus cosas en Jerusalén, si los volábamos a Tel Aviv, que es un vuelo de 40 minutos, pero por kilómetro, el vuelo más caro del mundo.  Así tuvo que ser. A la gente de Turquía la íbamos monitoreando paso a paso. Nosotros fuimos a Praga, a Bucharest ya con todo cerrado, pasamos por Estambul , recibiendo llamadas de alarma de todos nuestros amigos en Jordania: que van a cerrar, que se quedan afuera…. Y entramos por un pelo de rana calva unas horas antes de que cerraran el aeropuerto durante 7 meses. Nos mandaron confinados 8 días a nuestra casa y vino gente del ministerio de salud, vestidos como Dustin Hoffman en Outbreak a tomarnos muestras para un PCR. Yo, juré que teníamos lo que entonces se creía que era una sentencia de muerte. Pues milagrosamente, después de rodar por medio mundo, estábamos limpios. 

Regresamos a la gente de Turquía a México y empezamos las cancelaciones de todos los planes de Spring Break y Semana Santa. Comenzaron las llamadas de pánico. La gente que quería que alguien les asegurara qué iba a pasar: “Oye, tu que crees?” “Cuánto va a durar? Cancelo mi viaje de Mayo?” Pues ni como saber… Ni de cerca nos imaginábamos que esto se fuera a prolongar tanto como lo ha hecho.

Y dentro de todo, a nosotros nos cuidó un ángel de la guarda enorme. Tengo una amiga que vivía entonces en Atlanta. Fue a Perú a dar unas conferencias un par de días y le cerraron. Ocho meses en Perú. Pagando renta aquí y allá y viviendo un inesperado confinamiento con los otros asistentes al simposio al que fue. Una cosa bárbara. 

En cuánto me reabrieron el aeropuerto salí disparada a mi México a ver a mi familia, después de casi un año de ausencia. No había todavía vacunas. Los pasaportes mexicanos estaban híper satanizados por el pésimo manejo de la situación en nuestro país. Las comunicaciones aéreas estaban sumamente reducidas: poquísimas rutas estaban abiertas. Entonces si los protocolos, tanto obligatorios como los auto-impuestos estaban de locos. En mi personal experiencia volé durante 42 horas, con 4 vuelos distintos y con mascarilla dura, máscara de PVC y lentes, guantes de látex y sin comer nada para no quitarme la mascarilla e ir al baño lo menos posible. Tuve una escala de varias horas en JFK en donde habían quitado todas las bancas para sentarse afuera para evitar que la gente se quedara o se sintiera cómoda y no te permitían pasar seguridad hacia salas de abordaje hasta una hora y media antes de tu vuelo o sea que había que estar o caminando o parado en tu sitio, y la guardia nacional daba vueltas. Parecía película de guerra. 

Para verano de 2021, con mucha gente vacunada ya, y la economía mundial al borde del colapso, muchos países comenzaron a reabrir y la gente empezó a reaventurarse a viajar. Hubo gente que se lanzó a tomar vacaciones, gente que retomó lunas de miel pospuestas del año anterior. 

Los protocolos muy cambiantes: cada país pedía (y pide) cosas distintas, distintas formas, papeles, requisitos de seguros, de pruebas de distintos tipos, de vacunación, pero se empezó a poder viajar de nuevo sorteando las limitaciones y de momento así seguimos. 


Planeación

La planeación de los viajes ha tenido que cambiar forzosamente. Mucha gente no lo entiende. Me dicen: mi niña va a cumplir 15 el año que entra, queremos hacer un viaje y queremos comprar los boletos de avión desde ya para que nos salga barato o para irlos pagando a meses, o bien, queremos hacer una peregrinación a Tierra Santa para 40 personas………

La cosa es que hoy en día, las reglas del juego cambian de un día para otro sin previo aviso según surjan nuevas variantes del virus, repunte el número de casos en un sitio u otro o un sinfín de factores. 

Mi consejo es: si planea, si sueña, pero…. NO te amarres a un plan hasta que esté muy cerca y compra un seguro de viaje, por ejemplo los de AMEX, que no necesitas ser tarjetahabiente y por una cantidad muy chica puedes asegurar tu viaje contra eventualidades. Fíjate bien que cubran por ejemplo cancelación por enfermedad. Que si tu, tus acompañantes o tus dependientes dan positivo al bicho y tienes que cancelar tus planes, te reembolsen lo invertido. 

Otra cosa, los boletos de avión, no los compres hasta que el viaje sea inminente. La gente dice: es que me van a salir más caros…. Va contra todo sentido común de lo que hacíamos antes. Más caro te va a salir comprar un boleto a Europa por ejemplo y que te prohíban viajar por ser residente de Estados Unidos (como pasó todo el 2020) y tengas ahí parado un dineral en vouchers de la aerolínea si bien te va. 

Los hoteles, por supuesto, en tarifas reembolsables. Más vale pagar un puntito más, que perder todo en caso de cualquier problema.


La letra chiquita

No te asesores con tus amigos de Facebook, ni con lo que dijo un primo de un amigo, ni con sitios “marca patito”. Asegúrate de leer cuidadosamente las indicaciones del sitio de destino al momento de comprar los boletos y diario hasta el momento de tu viaje porque las reglas pueden cambiar a diario. Te pueden salir con un requisito sorpresa. Así mismo, lee cuidadosamente las condiciones de la aerolínea o medio de transporte que utilices: por ejemplo no son las mismas reglas para entrar a ciertos países de Europa por aire que por tierra y aún por aire, en tránsito, por ejemplo con ciertas líneas aéreas no hay problema pero con otras- de bajo costo, como hay que salir del área de tránsito y re-documentar, como extranjero no está permitido y no te lo dicen hasta que quieres abordar tu vuelo y dicen: usted no va a ningún lado. 

Para eso estamos los agentes de viajes. Para estar sobre la ola y al pendiente de todos esos detallitos. Que si el país de destino requiere una PCR pero de un laboratorio en específico porque vienes de equis país, que si tiene que tener tantas horas de antigüedad, que si como novedad también necesitas un PCR “de bienvenida”, que si tienes que validar tus vacunas en un sitio en específico, que si un pase de movilidad especial, que si vas a necesitar cuarentena, necesitas visa o no…. Todos esos folclores, déjannolos a los que estamos perdiendo el pelo y la paz mental para estar pendientísimos por ti. 


La compra


En cuanto a la compra misma de tu viaje, ya dije que por favor hagas tus reservas en tiempo muy distinto a como se hacía antes, que tus hoteles todos reembolsables pero MUY IMPORTANTE, ahora mas que nunca, compra tus boletos de avión con una agencia de viajes o bien directamente con la aerolínea. Nunca he sido partidaria de los brokers masivos de vuelos tipo travelgenio, despegar, kiwi, mytrip, gotogate, etc. Porque aparentemente te dan un muy buen precio, pero este siempre a la hora del check-out tiene aumentos: quieres equipaje, más, quieres asiento, más, quieres check-in más (y hay algunos vivos que hasta te bloquean para que NO puedas hacerlo tu mismo sin pagarles un dineral extra), te boletean como quieren aun con cambios de lo que compraste originalmente y como no pediste el “servicio Premium” que costaba un dineral, cualquier reclamación caerá en oídos sordos y en dos mil grabaciones. De haber cualquier eventualidad o cancelación por parte de la aerolínea, la aerolínea te dirá que trates con quien te vendió el boleto y ellos te dirán que trates con la aerolínea y la cosa es que nadie te va a responder. No vale la pena. De verdad es una pesadilla y te aconsejo que de ninguna manera lo hagas a menos que la diferencia de precio sea abismal y aún entonces, lo hagas sabiendo el riesgo que corres y encomendándote a quién más confianza le tengas en la corte celestial, porque si todo va bien, pues que bien, pero el riesgo es muy alto. 


El lado bueno

Yo tiendo a ser optimista. Hay un chiste que contaban en México cuando yo era chica de un niño al que los Reyes Magos le dejan caca para enseñarle una lección por mal portado. Era tan optimista que cuando sus papás le preguntan qué pasó, el dice: pues creo que me dejaron un Pony, pero no lo encuentro. Pues así yo. 

A todo hay que verle el lado bueno y de lo perdido lo que aparezca. 

¿Qué es lo bueno de todo esto? Que con tanta complicación y folclor para viajar, el que se aventura a hacerlo lo hace con cuidado, con las vacunas en su lugar, con todas las precauciones de salud y encuentra los sitios que solían estar “optudimóder” solos y muchísimo más disfrutables. La gente dedicada a la industria de la hospitalidad lo ha pasado tan mal, que aún en sitios renombrados por sus malos modos hacia el turismo como París, te reciben con alfombra roja y fanfarrias, si con distanciamiento y exigiendo vacunas, como debe ser, pero con muchísimo gusto de poder ser tus anfitriones y de poder tener de nuevo visitantes. Te lo digo de primera mano, mi marido es transportista y yo, en mis ratos de ocio, guía de turistas, y uno se siente como perro ovejero sin rebaño. 


A dónde ir


Ahhh, esa es la mejor parte. El sueño, las posibilidades. Eso no nos lo va a quitar ninguna pandemia a los que tenemos espíritu aventurero y alas para volar como decía Frida Khalo en otro contexto.   Depende mucho de tu estilo, tu presupuesto, tu estatus de salud y vacunación y qué pasaporte tengas. Hasta hace muy poco, los que tenemos pasaporte mexicano no éramos bienvenidos en ciertos países como Grecia, los residentes de Estados Unidos tenían pleito con Europa por cuestiones políticas: ya que Trump había negado la entrada a EU a los europeos, en reciprocidad no podías ir a Europa si eras residente de Estados Unidos….. La vacuna que tengas condiciona también en donde eres bienvenido y también en dónde y cuándo te la pusieron: las vacunas puestas en México no tienen mucha credibilidad, las vacunas puestas en Estados Unidos requieren homologación para muchos países, por ejemplo, para Europa, necesitas obtener el código QR o un QR europeo en ciertos casos, hay países como Chile que requieren que todas las vacunas puestas en el extranjero sean investigadas y autorizadas caso por caso por su personal de salud. Es de los países con protocolos más estrictos con los que me he topado.  Hay países que ya optaron por relajarse pensando que el Omicrón es el gran igualador, que nos va a dar a todos y así ya pintamos raya y empezamos todos desde la salida de nuevo, como el UK. 

En general, yo te aconsejo que optes por viajes con grandes espacios abiertos, que no busques eventos que tienden a las aglomeraciones: ahora es tiempo de hacer viajes en coche con la familia, de conocer los parques nacionales, de ver los lagos y los paisajes, de realinear la energía de tantos meses de estrés viendo atardeceres. 

Si como yo, no te sabes estar en un lugar y quieres ir lejos, Islandia es una gran posibilidad, tiene grandes espacios y salvo que el chequeo de papeles COVID en el aeropuerto es una pesadilla, sus protocolos de limpieza en hoteles son buenísimos y sus espacios muy abiertos y dan la bienvenida fácilmente a todos los que estén vacunados.  Los países de los Balcanes son otra gran posibilidad: Croacia, Montenegro, Albania, Bosnia, Serbia. Preciosos, no muy caros y abiertos al turismo responsable.  Turquía no ha cerrado sus puertas nunca durante la pandemia salvo unos pocos días en el Ramadán cuando quisieron controlar a su población cerrando restaurantes. Es un gran, gran destino con todo lo que te puedas imaginar: playas, montañas, historia, gastronomía y seguridad. Asia Central y Medio Oriente tienen varios países abiertos al turismo, con medidas de seguridad en orden y son grandes posibilidades: Jordania, Egipto, Uzbekistán, los países del Golfo.   Australia, Nueva Zelanda y el Lejano Oriente de momento están muy complicados para turistear. Siguen con protocolos muy estrictos excluyendo la entrada a turistas, al igual que Canadá. No es el mejor momento. 

El Caribe, México, Centro América y Sudamérica son grandes posibilidades por distintas razones. 

Algunos porque no ponen restricciones a la entrada, lo que hoy en día para muchos es un gran atractivo, sobre todo para los antivaxers. México, para los Europeos que no se quieren vacunar es la única posibilidad de viaje, por ejemplo. Como dice Forrest Gump: es todo lo que voy a decir sobre eso. Me enferma.   

Varios países del caribe y Centro América tienen políticas de entrada bastante flexibles y están muy seguros en cuanto a números de contagios y protocolos o sea que son grandes posibilidades, así como Perú, Colombia, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia. Brasil está bastante complicado todavía, sobre todo ir de Brasil a tu siguiente destino o volver a tu casa, si no es México.  Y Chile, como ya mencioné antes está dificilísimo, pero por otro lado, ofrece al que sortea las dificultades la seguridad de que hay poquísimos casos de COVID por lo mismo de que sus filtros son muy estrictos. 

Empieza a haber cruceros de nuevo. Yo en lo personal pienso que en el marco de una pandemia meter a 10 mil personas en un espacio limitado en donde se comparten áreas de comida y de baño es una pésima idea, pero ya tu verás. 

Por otro lado, los viajes en barco pequeño, es decir los charters de catamaranes o yates son una gran, gran opción y pueden ser mucho menos caros de lo que te imaginas- no necesitas tener licencia de capitán, rentas el barco con skipper y si quieres con servicio. Es una manera de ir con tu familia o tu grupo de amigos sin mezclarte con nadie más a varios puertos sin tener que cambiar de sitio para dormir cada día y mantenerte separado de otras gentes. Excelente plan. 



A cada quién lo que le acomode. Hay gente que todavía no se siente cómoda saliendo ni al súper. Y se vale, y en cambio gente que ya está que no aguanta quedarse en casa y necesita urgentemente viajar. Lo que está bien para otros, no es necesariamente lo correcto para ti. Hoy más que nunca hay que saber prioritizar y ver tus necesidades emocionales, económicas y de salud antes de tomar la mejor decisión, pero mi consejo: viaja. Cerca o lejos, con la imaginación o en físico. Un día en tu ciudad o en tu casa preparando comida étnica y vistiendo tu ambiente o embarcándote en una aventura. No hay nada más lindo que llenarte de vistas que quitan el habla y que después te llenan de historias durante años.  Buen viaje!




lunes, 7 de febrero de 2022

Un lugar para ir al menos una vez en cada vida

    Estando de visita en Jordania, un día fui a Ammán a ver a mis amigas. Ummi, mi suegra, oyó que había salida y derrapando se puso su vestido, agarró la bolsa, se pintó el ojo y se puso junto al coche para que no la fuéramos a dejar. Tenía un pariente que no sé que tragedia le había pasado y que quería ir a ver, y la verdad cualquier pretexto es bueno para tener unas horas de "vacación".

Torre del Gálata: para mí, la imágen de Estambul


    Ummi es de estas mujeres que no paran nunca. Tiene una vida durísima. Se casó chiquitita, tuvo hijos sin cesar, con el marido en el ejército o sea que se aparecía esporádicamente a hacerle otro hijo, pero toda la responsabilidad era de ella sola, con muy poco dinero y una cantidad de trabajo alarmante: limpia, pero cocina, pero cosecha sus propias verduras, cose, plancha, teje, hace conservas, hace quesos, hace jabón, reza todo el día, y su última hija está muy malita. Tiene alguna cosa de nacimiento que bien a bien no se que es. Ellos dicen que es autismo, y hasta cierto punto puede ser, pero también con algo más. La "niña" que ya es un adulto, no habla, camina y se mueve raro, no tiene control de esfínteres, no tiene horarios marcados o sea que lo mismo se levanta a cualquier hora, tiene arranques de violencia contra sí misma y contra los demás porque no entiende el que no le entiendan que quiere, porque eso sí, es de ideas fijas: se pasa meses comiendo una sola cosa. Hay la temporada de las galletas, la de las cebollas, la de las salchichas y no hay manera humana de que coma otra cosa. Le gustan mucho las texturas y los ruidos pero de repente le da a las tres de la mañana por querer salir al jardín a jugar con la tierra y no entiende que está lloviendo o hace frío y entonces se da de topes contra las paredes, literal.... Su mamá, se la pasa de su sombra, tratándola con mucho amor y le canta, la apapacha, la convence, pero se lleva unas friegas alarmantes, emocionales y físicas. La pellizca, le pega, la tira, no la deja dormir... y es algo que no tiene fin. Sus escapes son de vez en cuando, dejarla encargada con alguna de las otras hijas, e irse a visitar a algún pariente un ratito o si acaso a la Mecca a rezar. Siente que como eso es una obligación religiosa, se lo puede permitir, que no es una frivolidad. Y lo ha hecho varias veces. Nada de lujo. Se va en autobús, que es una señora friega, va a La Mecca, hace los rezos, va a Jedda, ve la playa, come rico, compra mugreras y se regresa con otra cara. 

La vi tan tranquila y tan en paz en la carretera que le dije a Alarís que estaba teniendo una idea loca de las mías. Le dije que porqué no la invitaba de viaje a Estambul unos días. Se me ocurrió Estambul porque está cerca, los jordanos no necesitan visa y pensé que le podía gustar porque hay harta mezquita y Ummi se decanta para ese lado. 

    En medio del pico del Omicrón, vi que la idea era un tanto necia, pero así soy yo, de impulsos, de inguesumare y si no es ahorita, igual luego no se puede y..... Lo peor del caso es que Alarís es mi palero número uno y le pareció bien. Le dijo a su mamá, que primero dijo, no cómo crees, no quiero ser un gasto, pero le brillaron los ojitos. Mis cuñadas cuando oyeron les pareció una idea magnífica, no solo que fuera la mamá, sino que ellas dijeron que si porfa, porfa, porfa podían ir también. Que prometían portarse bien, que su sueño era salir de su país alguna vez.... pues total que las mandamos a todas a sacarse pasaporte, y hablamos con los correspondientes maridos. La más chica, ni modo, se tuvo que quedar a cuidar a la hermana malita, pero a ella ya la habíamos llevado a Egipto y la siguiente acaba de tener bebé o sea que no podía ir, será para otra vez. Las otras se organizaron. 

Le pregunté a Ummi si prefería hotel o un departamento, le enseñé fotos. Me dijo que tal vez mejor un departamento para estar más juntos y "porque así, yo cocino y entonces....." le dije, no has entendido. Son vacaciones. Te estamos llevando a descansar, no a trabajar. Te vas a cansar de caminar pero nada de trabajar. Nada. 

Ummi (en Árabe, literal, mi Mamá, como así le dice Alarís, así le digo yo)


Yo tenía las negras intenciones de no ir, porque tenía que ir a Nueva York y de ahí a París y no quería ponerle un riesgo más al requisito de las pruebas de COVID y además le quería dar el espacio a Alarís para él. Pues resulta que no quiso el espacio. Me dijo que porfa no fuera gacha, que le hiciera la balona, que eran muchas y que él necesitaba ayuda para pastorearlas a todas y que no confiaba en sus habilidades como guía turístico porque si no es para cuestiones de logística tiene memoria de pescado.  Pues, bueno.  Entonces decidimos que yo también iba, pero  entonces yo los acompañaba, les hacía de guía turístico pero yo volaba directo de Estambul a Nueva York y ellos ya  regresaban a Jordania solos y Alarís y yo nos veíamos después en Francia. 

    Así le hicimos. 

    Todo el viaje fue diferente. Turquía es uno de mis lugares favoritos en el mundo. Lo conozco de maravilla, lo vendo muchísimo, para todo tipo de turismo, tanto turismo latino de lujo como turismo bueno pero que no le quiere gastar mucho, así como turismo Árabe muy barato. Esto lo había solamente vendido y visto pero nunca lo había vivido yo. 

    Pues este viaje lo hicimos así. Como éramos una banda y yo siempre quiero probar todo lo que vendo, hete aquí que compramos los boletos con una compañía de charters que compra los aviones retirados de la Royal Jordanian y hace vuelos baratos entre Estambul y Ammán y se los vende a ciertas agencias locales que venden unos paquetes horrorosos. Nosotros no les compramos el paquete, solo el  vuelo, y como no es temporada alta iba bastante vacío. Mi suegra rezó todo el camino, así le hace en cualquier medio de locomoción y ya entendí que no es desconfianza hacia el chofirete, ella así es. La primera vez que le di un aventón y no hizo más que declamar suras coránicas las cuatro cuadras del trayecto, dije para mí, se me hace que para la otra se va caminando.... Pero luego me fijé y así le hace cuándo maneja Alarís también.  Las hijas iban felizotas, tomando video por la ventana, cambiándose de lugar para ver por un lado y por otro, entusiasmadísimas. 

    Una iba un poco más disimulada, pero la que es mi gran comadre, que me llevó a la compra, que me ayuda a veces con cosas de chamba y a todo le entra, venía como niña chiquita, rebotando en el asiento de la emoción. La otra, que no es santo de mi devoción, pero se me hizo una sangronada darle esquinazo, venía también entusiasmada, pero contenida. Esa a mi me daba pánico porque tiene artritis reumatoide y a santo de eso, en su país no la han querido vacunar, que porque a saber cómo le vaya a sentar la vacuna. Yo digo que peor le puede sentar la enfermedad si le da duro, pero igual quiso venir, conociendo los riesgos. Yo dije, pues de algo servirá la rezadera de Ummi y allá vamos. 

        Probamos también una nueva compañía de traslados que fue un gran acierto. El chofer encantador, los coches buenazos y todo súper bien. Nos quedamos cerca de la torre del Gálata que para mí es más símbolo de Estambul que ninguna otra cosa y es una zona que me encanta. Lo único que yo tenía en mi lista era ver el nuevo Galataport, que sabía estaba recién estrenado, pero no había visto físicamente, por lo demás iba yo dispuesta a hacer lo que mis visitas quisieran. 

    Llegamos tarde y fuimos a cenar a un restaurante Libanés que estaba cerca del hotel, lleno de meseritos Sirios súper amables, y que al hablar Árabe hicieron sentirse como en su casa a mi parentela. Cuando planeamos el viaje empecé a ver restaurantes para hacer reservas y tal y luego me cayó el veinte de que ellas muy probablemente no disfrutarían los restaurantes de manteles largos ni los horarios fijos y que era mejor llevar esa parte "de oido".  Trajeron la comida, al estilo árabe, en cantidades industriales y pusieron unas tazas con hielo seco para que echaran humo. Estas señoras, de pueblo-pueblo estaban que no daban crédito. Les pareció loquísimo. Terminando de cenar yo quise ir a dar una vuelta. Al principio me acompañaban las tres cuñadas , mientras Alarís acompañó a su mamá al hotel, y de pronto vi que ya solo tenía una. Me preocupé un poco. Pues que a la rara le dio miedo y se regresó y convenció a otra de que la acompañara. No tuvo el detalle de decirme, oye, nos regresamos. Ya están grandecitas y a mi me vale muchísimas madres. Además miedo de que, de caminar tres cuadras en una ciudad segura, en una zona bien iluminada? Pues si señores. Como nunca van a ningún lado, les parece el colmo del libertinaje andarse paseando solas a altas horas de la noche. 

Nos fuimos al hotel a cotorrear  porque quisieron que tuviéramos cuartos comunicados para hacer más chorcha. 

Delicias en el Gran Bazar


Al día siguiente fuimos a desayunar a un café monísimo cerca de la torre del Gálata y por supuesto a subirnos a la torre para poder así ver todo Estambul y que se dieran una idea de todo lo que íbamos a ver después. La cuñada no vacunada técnicamente no podía ir a esos lugares públicos pero la gente se hace bastante de la vista gorda y enseñó el certificado de vacunación de su hija. Horrible historia, pero yo no estaba para hacerla de policía.  Pues subimos, vimos todo, las entusiastas se tomaron no menos de setecientas selfies y videos. Ummi contó mezquitas. De ahí bajamos y callejoneamos. Mis hijos se cansaron toda la vida de decirme "Torti" porque según ellos camino como tortuga, porque me gusta ir viendo cosas, y porque su papá camina como si lo viniera correteando el diablo- así tendrá la conciencia digo yo- pero acá a cada rato me decía Alarís que detuviera mi galope, que iba muy rápido que se nos quedaba la gente desperdigada, porque venían tomando fotos, viendo cosas y bobeando. Tomamos el tranvía para cruzar el puente del Gálata hacia la antigua península de Sultanahmet y nos fuimos a la mera plaza, porque Ummi también tenía su lista. Ella quería rezar en la mezquita Azul. Le dije que la estaban remodelando. Dijo que no importaba. Pues ahí vamos, medio les platiqué del hipódromo, con Alarís haciendo la pertinente traducción y tomando las fotos y ahí vamos a la mezquita. Vieron, se asombraron y pasaron a la parte de las señoras a hacer lo propio.  Luego fuimos a Hagia Sofía, que resulta que fue Basílica un par de veces , luego fue Mezquita, y luego fue museo cuando Turquía se volvió una República Laica. Ahora están dando marcha atrás y de nuevo es una mezquita viva, o sea que por un lado está abierta todos los días y la entrada no cuesta- muy feliz- pero por otro, la entrada ya es por otro lado y es un desmadre. Hay que descalzarse "por respeto" pero los musulmanes dentro se sientan en las alfombras y cotorrean como en chapultepec, hablan por video con amigos y familiares y en fin, lo pasan bien, mientras que una señorita Tronchatoro, me persiguió por el recinto para regañarme por traer mis zapatos en la mano. A mi no me la hacen dos veces: en el Taj Majal me los robaron afuera de la mezquita, años antes de que el scam saliera en la película. 

Ah pero ahora querían lavarse. Porque los musulmanes se tienen que lavar cada que quieren rezar y ya alguian había ido a hacer pipí en algún momento entonces hay que lavarse. Pues a buscar un baño, echar las monedas, esperar el lavoteo. Cabe mencionar que hacía un frío de muerte y estas lavoteandose los pies y la cara. Hay que tener un cierto valor, que barbaridad.

Bueno pues se lavotearon, ya no se si rezaron, le dimos la vuelta a Hagia Sofía, dejamos Topkapi para otro día, y nos dirigimos al Bazar, que les interesaba bastante. De camino probamos los mejillones de la calle, las que se atrevieron. Mi pobre suegra hizo unas caras de asco bárbaras.  Pues allá vamos primero a la parte de las especias. Uuuuf: compraron dulces, especias, tes, yo no me quería quitar el tapabocas, pues me dieron un té "especial anticovid" que a la mera y si funciona, porque luego estuve con covidosos y no lo pesqué. Sabía a vaporrub terrible. Compré otro de flores para dormir, di vueltas por el bazar. Me dio rabia que ahora si me adivinaron "las placas". Me hablaron en Español. Nomás para confundir les respondí en Árabe. Que cambió? La última vez que estuve no sabían de donde era, me decían Canada??? Y ahora, si andaba sola creían que era Española.  Luego fuimos a los trapos. Uuuuy, compraron vestidos, regalos, toallas. Alarís le compró a su santa madre un vestido y un abrigo muy lindos, un amigo pesado le encargó una chamarra y estuvimos un buen rato en que si la talla, el modelo, la madre. Luego los taxis, que saliendo de ahí siempre son un desastre y con tanta gente, no cabíamos en uno solo. Pido uno y me subo con medio grupo, Alarís se sube en el otro, pero yo me quedé con el wifi y el hombre por variar no sabe la dirección del hotel y su taxista se despista y no sigue al mío. Las cuñadas ya estaban preocupadísimas. Yo les dije que no se agobiaran, que el hombre es distraido pero tiene sus destellos. Pues creo que amagó al taxista para que le compartiera wifi y así dieron con el sitio. 

Hagia Sofía


Al día siguiente hacía todavía MÁS frío. Yo quería ir a ver el mercado de pescado, pero no iba a poder ser porque la gente de las pruebas covid iban a venir y se les hizo tarde y no se que show, total llegaron y nos dizque hicieron las pruebas. Muy sui generis porque no pusieron nombre en las muestras, metieron todo en bolsas, yo creo que sus pruebas son puras mentiras. Por eso todo mundo sale negativo en Turquía y luego se anda llevando sorpresas en el siguiente destino.  La verdad.  Pues salimos y en lo que decidíamos donde desayunar pasamos por una panadería donde estaban haciendo Pide, que son una mezcla entre pizzas y manaqeesh, especialidad turca. Muchos muchachones estaban amasando el pan y horneando unas cosas que se veían buenísimas. Entró Alarís e hizo la requisición correcta. No vayan a creer que habla turco, solo el básico aprendido de ver series, pero los muchachones  eran arabitos. Yo pedí permiso de tomar video y me dijeron que si, que como no, pues les tomé película y más ganas le echaron al show. Desayunamos delicioso, caminando y nos sentamos en un parque para terminar de comer. Vimos el Galataport que quedó impresionante. Es una terminal de cruceros enorme con todo lo que cualquier turista de todo nivel puede querer: desde fast food hasta buenos restaurantes, tiendas de joyería, paradas de transporte, al lado está el puerto de Besiktas para tomar ferry al otro lado o a Sultanahmet, está padrísimo. Rehicieron el museo de Arte Moderno de Estambul que está ahí mismo y están construyendo ahí el hotel Península. Impresionante. Me di el gustazo y ellas se tomaron doscientas selfies con el bósforo.  Luego fuimos a ver el Harem del Palacio Dolmabace que es lindísimo, y fuimos a Ortakoy. Otra vez problemas de transporte. Alarís peleó con su taxi y no se que pasó que nosotras llegamos mucho antes, no nos encontrábamos, baboseamos en el mercado, me metí a buscarlos a la mezquita, me carcajee de un menso que se tomó una selfie en el muelle y por quererse poner más chulo junto al puente y la mezquita se cayó al agua. Con un frío polar. Que horror!  Total aparecieron. Ahí vamos a ver la mezquita que me encanta. A los lavoteos, a los rezos. Luego se zamparon un Kumpir que es una papa enoooorme rellena de cuanta cosa se te ocurra. Caminamos un poquito por la zona y luego Ummi dijo que ella ya se había divertido suficiente, que tenía frío y estaba cansada y que ya estuvo bueno. Se había tomado dos mil fotos en el palacio, había caminado por todos lados y si había hecho mucho frío. 

Mezquita de Örtakoy que es una belleza. La mezquita se refleja en el agua, y el agua en la mezquita. Aquí se cayó al agua el incauto. 




Pues nos fuimos al hotel, pero yo me iba al día siguiente a Nueva York y no quería quedarme guardada. Pues allá vamos Alarís y yo a dar una vuelta a Istiklal y Taksim que estaba lindísimo todo lleno de foquitos por el invierno, los tranvías rojos abarrotados de gente y que pandemia ni que narices, todo estaba lleno. Dimos vueltas, vimos de todo, visitamos antes a unos hoteleros, y lo pasamos muy bien hasta que me acordé de las visitas. Le dije a Alarís que les hablara para sacarlas a cenar o ver que plan. Dijeron que tenían flojera, que si mejor les llevábamos algo. Vimos varias cosas por ahí y no nos terminaron de convencer. Ya muy cerca del hotel mientras Alarís se apalabraba con unos de un restaurant para pedir para llevar vi un letrero de un Galata Kitchen. Entré a ver, y salí a chiflarle a Alarís. Era como una cocina económica, con comida casera que se veía buenísima y tenían mesitas o contenedores para llevar. Dije, de acá somos. Pedimos albohóndigas, berenjenas, pollo, verduras, arroz, pan, un montón de cosas y ahí vamos. Pasamos al supercito de enfrente del hotel todavía a comprar cosas de beber, un yogurt- que a los árabes les gusta ponerle yogurt a muchas cosas y listo. Estuvo deli y mi suegra estuvo feliz cenando en pijama. Cuando acabamos la vi que le picaban las manos por lavar los platos, cuando me vio viéndola se serenó, jajajaja.  Hasta los botes desechables quiere lavar. La costumbre, que cosa. 

Pues terminamos de platicar, yo ordené mis cosas, y ultimé detalles con la gente que me iba a recoger, revisamos el plan de Alarís de al día siguiente ir a Topkapi y a Istiklal con la banda. Recibimos las pruebas covid, como era de esperarse, todas negativas, pero todas con los números de pasaporte mal, hubo que pedir que las corrigieran, confirmando la sospecha de que son súper cachirules.....

Me  encantó. Si fue una locura. Si no es la mejor época para ir a Estambul definitivamente con el frío, la lluvia y la nieve. Pero igual me encantó poder ver un sitio que me gusta tanto y compartirlo con gente tan querida y verlo con ojos nuevos y desde una perspectiva completamente diferente. 

Me tomé la foto con el payaso este en el Galataport. 


Claro que hubo consecuencias.  Cuando llegué a Nueva York, me dijo Alarís que su mamá había tenido mucho frío y había estado cansada. Malo. 

Entrando a Jordania en la noche, les hicieron una PCR ahora si fiable y Ummi y la cuñada no vacunada traían covicho.  Le supliqué a Alarís que se alejara un poco porque tenía que venir a París, el tenía una cita en la embajada Americana. 

    Al final si vino, pero si dio positivo también el en París. Ojo brilloso, moco. Le duró tres días y a mí no sé si fue el té del bazar, porque de ser así, como no compré un gran bote, pero no lo pesqué. Ni de Ummi que le di sus besotes antes de irme y yo creo que ya lo andaba cocinando, ni de Alarís. 

  

HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...