jueves, 1 de marzo de 2018

VIAJANDO POR JORDANIA


Desde hace tiempo estaba yo con la cosa de conocer Jordania. Obviamente había oído hablar de Petra, considerado una de las maravillas del mundo moderno, como nuestro Chichén Itzá y el Taj Majal. De hecho había ya organizado el viaje, a Egipto y Jordania con unas amigas, y justo cuando estábamos a punto de pagarlo, hubo un golpe de estado en Egipto y el movimiento que llamaron la Primavera Árabe y entonces mi exposo me dijo que ni hablar del peluquín, que una cosa es que fuera yo muy viajadora y otra que fuera imprudente. O sea que me había quedado con las ganas.
Pasa que la gente que viene a Jordania, en general lo hace como un “anexo” a otro viaje, y no se toma el tiempo para averiguar cuánta cosa hay que conocer por aquí. Dicen, ya que voy a Egipto, me tomo un par de días para ir a Petra. Ya que voy a Jerusalén, me cruzo la frontera y voy dos días y veo Petra. Y ya estando aquí, se dan de topes porque les encantaría tener un poquito más de tiempo porque, Petra si es de quitar el aire, pero hay también muchos otros lugares que valen la pena y para todos los gustos.

Yo tuve la suerte de que cuando vine estuve mucho tiempo, con días libres entre las cosas que vine a hacer, o sea que traje mi hilacha, y bien que le di vuelo, porque conocí bastantes cosas, pero me quedaron ganas de volver y de conocer más y poco a poco lo he ido haciendo.
Les platico. Primero Petra, ya que es lo que todo el mundo oye, lo que todos vienen a ver y no he sabido de nadie que se vaya decepcionado.  Se encuentra al sur de Jordania, a unas tres horas de la capital, Amman, en coche. Creo que todos hemos visto alguna foto o en la película de Indiana Jones y los Cazadores del Arca Perdida, hemos visto la famosa fachada del tesoro, ícono de Petra. Petra, es el nombre que le dieron los romanos a esta ciudad, y significa piedra, pues está tallada en las piedras que conforman un siqh o desfiladero de piedras rojas, con vetas de distintos colores, ya de suyo muy bonito. Los nabateos, un pueblo que vino del Yemen, fundaron esta ciudad. Hay en ella viviendas, tumbas, monumentos, basílicas, castillos, altares, la famosa fachada del tesoro, que así se le llama porque se pensaba que algo tan bonito seguramente albergaba un tesoro en su interior, pero al contrario de lo que la película de Indiana Jones nos hace creer, no hay nada adentro, es solo una fachada con un pequeño cuarto. Subiendo por una pendiente de casi mil escalones hay una fachada muy similar, menos elaborada que se llama El Monasterio. Lo bonito de subir allí, es que se pueden apreciar las vistas del Wadi Musa, o el valle de Moisés desde allá arriba.  Si se visita en verano, vale la pena hacer noche en el pueblo. Hay desde hoteles de mucho lujo en la mera entrada hasta opciones muy económicas y cosas intermedias, y hacer la visita muy temprano para ganarle al calor. Un par de días a la semana hay evento en la noche, ponen velitas por la parte principal del siqh y se ve muy lindo. Se puede visitar Little Petra, que es un campamento beduino detrás del complejo principal de Petra, el High Place, que son unos altares por un camino lateral al principal, y en fin, da para muchas visitas. Generalmente la gente va una sola vez. La entrada es cara. 50 dinares (un dólar americano es =0.70 dinares), si quieres un guía local, cuesta otros 50. La mayoría de las agencias no saben esto, pero si compras por internet antes de venir una cosa que se llama el JordanPass, te incluye la visa a Jordania (40 dinares) y la entrada a Petra y a la mayoría de los sitios turísticos.  Hay de diferentes precios dependiendo cuántas veces quieras entrar a Petra, pero igual, con solo la visa y la entrada a Petra, ya te ahorraste una lana. Hay que llevar sombrero y lentes de sol y ganas de decir No, gracias una cantidad infinita de veces porque en Petra viven beduinos que, como el señor tlacuache, compran, venden y cambian de todo. Te ofrecen postales, pulseras, plata beduina (que no es plata), kohl para los ojos, cosas de arena, candados, ropa, taxis (camellos, caballos y burros, y ojo porque pactan un precio y luego piden propina, y luego propina para el burro, y luego…..) y tienen buena memoria. Si les dices, al rato, se fijan perfecto y te dicen, tu dijiste que al rato y ya es al rato. Son bárbaros. Te dicen que te regalan algo y luego te dicen que que les vas a regalar tu a cambio, tu reloj o tus lentes, tal vez? La cosa está en no perder el humor y no dejar que te vean la cara.

Muy cerca de Petra está Wadi Rum. Este es el desierto rojo que sale en la película de Lawrence de Arabia y más recientemente en la del Marciano. El paisaje es espectacular. No es el típico desierto de dunas. Hay formaciones rocosas y la arena las ha ido desgastando para hacer muchas formas, pero todo es rojo. Se puede visitar durante el día, y entonces los beduinos te llevan a dar una vuelta en la caja adaptada de una pick-up y te van enseñando diferentes lugares, haciendo paradas para que tomes fotos, te subas a los camellos si eso te late, compres chácharas y tomes té si quieres y así. Si tienes tiempo y se te antoja, te puedes quedar a dormir. Hay muchos campamentos, desde unos muy silvestres y baratos hasta unos muy Gucci y menos baratos. Todos tienen tiendas o cabañitas que por fuera parecen tiendas beduinas, y por dentro, algunos, son cuartos de hoteles bien, con baño completo, camas como de hotel y aire acondicionado. Otros si son como tiendas beduinas por dentro también. En algunos ahora hay unas “bubble tents”, inspiradas en el Marciano, que son como burbujas futuristas, muy de cinco estrellas por dentro, y lo padre es que tienen “quemacocos” o sea, puedes ver las estrellas desde tu cama. Eso es lo que vale la pena de dormir allí.  Al ser desierto, no hay nada de luz cerca que opaque las estrellas, nunca está nublado y entonces se ven cielos que difícilmente verás más bonitos en otra parte. Todos los campamentos apagan sus generadores a las 12 de la noche, para que puedas ver las estrellas bien. Hay algunos que tienen tours en camellos, en cuatrimotos, en globo, alberca. Cosa de preguntar porque hay para todos los gustos y todos los presupuestos.

También muy cerca de allí está el único puerto que tiene Jordania al mar. Se llama Aqaba.  Tiene una ciudad, con un fuerte famoso porque allí fue donde los ingleses, con Lawrence de Arabia, ayudaron a los árabes a echar a los turcos, para lograr su independencia del sultanato, primero como protectorado británico y finalmente como país independiente, cuando los ingleses repartieron los territorios de por acá como les acomodó a ellos. Tiene lo suyo y al lado hay un resort con club de yates y hoteles monos que se llama Tala Bay. Aqaba es puerto libre, o sea que es buen lugar para comprar ciertas cosas. Desde aquí se ve Arabia Saudita, el puerto de Eliat en Israel, y Egipto enfrente. Da al mar rojo, famoso por sus corales. La gente aficionada al buceo dice que el mar rojo es una de las mejores buceadas. Yo la verdad no le hago a eso, o sea que no sabría decirles. Me gusta esnorquelear y si está lindo. La playa, acá dicen que es una maravilla. Pobres, porque no han ido a las playas mexicanas, la verdad. No es que esté mal, es que nosotros estamos muuuuy malacostumbrados a playas divinas, agua calientita, arena rica, servicio buenazo. Pues así la competencia siempre está difícil. No conozco playa en el mundo que les llegue a las de mi México. Igual Bora-Bora es muy lindo, o Hawaii o las Maldivas, pero en ningún lugar te atienden como mis paisanos, la neta.
Ya me estoy distrayendo. Volviendo a Jordania. Por acá también hay muchas ruinas romanas. El clima seco y árido ha contribuido a que se conserven muy, muy bien. Además, aquí no suele temblar. Hubo un gran temblor por ahí del año 700 y pico, un reacomodo geológico fuerte de la falla que va del great rift en África hasta la península arábica, pero fuera de allí no se siente. No como en mi México, que tuve la suerte de abrazar este 19 de Septiembre, pero esa es otra historia.
La gente que viene un par de días, suele visitar Jerash, la ciudad de las columnas. Está como 45 minutos al norte de Amman. La verdad, junto con Efeso, es la ciudad Romana más completa y más bonita que yo conozco (fuera de Roma). Tiene un hipódromo con graderío, tiendas y locales comerciales, un foro rodeado de columnas, cuatro puertas y un arco del triunfo, un tetrapilón con unas columnas de granito egipcio, un templo para Artemisa, un templo de Zeus, un nimpheum al estilo de la fuente de Trevi, pero en piedra,  dos teatros, baños, y varias basílicas bizantinas. El teatro más grande tiene una acústica espectacular, de tal suerte, que todos los años se lleva a cabo ahí un festival internacional de música y arte, durante el mes de Julio. Un emperador romano, Adriano, vino de visita a esta provincia y le hicieron un arco del triunfo, que les quedó espectacular. Para entrar al sitio, pasas por un mercado de artesanía que está simpático.  Esta es la ciudad romana más famosa, pero en el centro de Amman también hay ruinas romanas, dentro del caos de la zona más comercial, como si entre República del Salvador y Uruguay en el DF te encontraras con un teatro romano, a la vuelta una ciudadela con un templo de Hércules y una fortaleza Ummayad, un nimpheum o fuente. A los lados del templo romano, hay un museo de las tradiciones y otro museo de artefactos. Valen la pena.  Al norte también están las ciudades romanas de Um Qays , Abila y Pella. Más pequeñas, un poco menos conocidas, pero igual muy lindas. Um Qays me gusta en particular porque está hecha de piedra basáltica negra y está en una zona menos árida. En primavera se llena de flores silvestres.


Jordania es Tierra Santa. El sitio del bautismo de Jesús está aquí, la cueva de Lot, donde Elías subió al cielo en el carro de fuego, el Monte Nebo desde donde Moisés vio la tierra prometida. La ciudad de Madaba, al norte de Amman, como a 40 minutos, es famosa por la iglesia ortodoxa de San Jorge, donde se encuentra un mapa de mosaico bizantino único, que ilustra la geografía de medio oriente en la época de las cruzadas. En Madaba se conserva la tradición de hacer mosaicos, es la artesanía tradicional. La tumba de Aarón está aquí y muchos más sitios de peregrinación. Existen castillos de la época de las cruzadas, construidos por ambos bandos y tomados una y otra vez por moros y cristianos como Shobak, Karak y Ajloun.  Hay muy bonitas mezquitas, antiguas y modernas y aquí si dejan visitarlas, siempre y cuando uno se porte con el debido respeto y si no traes la vestimenta correcta, te prestan una bata con capucha muy limpiecita. Hay sitios de batalla de la época de las cruzadas, como el campo de la batalla de Yarmoulke, donde creo que los Musulmanes les dieron a los Cristianos hasta con la cubeta, pero hoy en día es un campo muy bonito, cerca de la frontera con Siria, donde se puede ir de día de campo. Ese es un plan que a los jordanos les entusiasma muchísimo, el día de campo. Llevan cobijas para sentarse, unos asadores rectangulares chiquitos, con el tamaño justo para las kebabs que les quedan tan buenas, o llevan de esos chismos que son como una reja que se cierra y dentro pones pollo, pescado o carne, entre dos páneles de enrejado y te queda como una raqueta, y la ponen sobre el asador. Llevan pan árabe, cosas para hacer ensalada, aceitunas y encurtidos y para hacer café. Por supuesto un balón para echar la cáscara y a lo mejor canicas o una cuerda para hacer un columpio. Les fascina y a la primera de cambio organizan un picnic.




En el desierto también hay castillos de la época de las caravanas, donde los sultanes pasaban temporadas o donde se alojaban las caravanas cuando iban de paso. Son muy bonitos y muy distintos. Al Karaneh y Amrah son ejemplos y están en el desierto hacia Iraq.

Hay sitios naturales y reservas muy bonitas que se pueden visitar aquí. En Ajloun hay una reserva formada por un bosque de pinos, encinos y almendros que es muy bonita. Se puede acampar allí o pasar la noche en un albergue con cabañas. Con suerte se pueden ver osos o hienas.
Hay otra reserva famosa por la protección a las aves. La reserva de Wadi Mujib tiene un desfiladero parecido al de Petra por el que corre un río. En el está implementado un camino para ir en contra de la corriente con cuerdas y algunos escalones y regresar usando la corriente y deslizándose sobre las piedras como tobogán. Es una experiencia padrísima para los aventados, pero ojo, hay que tener un mínimo de espíritu de aventura y de condición física. Yo llevé hace poco a mi mamá y salió bastante herida y estuvo cansada un par de días. Creo que fue un exceso. A la salida iban entrando unas francesas como de entre 60 y 70 años en bikini. Mi mamá solo se carcajeó de pensar en como iban a acabar de raspadas con ese atuendo. La reserva de Dana es un valle, en el que por los cambios de altitud hay cambios importantes en el tipo de ecosistema, de modo que hay cuatro microambientes distintos dentro del mismo parque. El pueblito, del mismo nombre, es de tabiques de adobe, muy 
pintoresco y ahí mismo te puedes conchabar a un local para que te acompañe a caminar por los caminos de la reserva y como le saben, te diga que plantas y animales hay y demás. Si te late, puedes ir hasta un eco- albergue vegetariano y jipioso que hay al fondo y dormir allí. O si eres todavía más atrabancado y aventurero, puedes ir caminando y acampando de allí hasta Petra (que le zumba la pandereta para llegar, está bastante lejos, pero puede ser una experiencia increíble).



Luego, por supuesto, está el mar muerto. Yo creo que Petra, Jerash y el Mar Muerto, son los tres grandes de por acá. Lo que la mayoría de la gente que viene ve. El mar muerto, por si no sabes, no es mar. El río Jordán nace en montañas en Siria y Líbano  a partir de varios arroyos. Una vez que ya es el Jordán, forma dos grandes lagos en su camino. El mar de Galilea o Lago de Tiberiades, famoso porque Jesús caminó sobre sus aguas, de ahí vuelve a salir y llega al Mar Muerto, que es otro lago, bien grande y se le llama muerto porque no hay nada vivo allí porque tiene una altísima concentración de sales minerales. Esto pasa porque está unos 400 m en promedio por debajo del nivel medio del mar, y entonces hace un calor de cállate la boca. Esto hace que el agua se evapore y se concentre. El Río Jordán y el Mar Muerto marcan la frontera entre Israel y Jordania (después de la guerra de los seis días, en que Israel se quedó con cis-Jordania) y a ambos lados del mar hay lugares para meterse y fábricas de cosméticos porque se supone que los minerales de allí son buenísimos para la piel. La verdad es que como playa, no es bonita, ya que no es playa de verdad. El lago es bonito de ver, pero nada del otro jueves, pero si vale la pena meterse y probar la sensación de flotar como corcho. Los israelíes dicen que es mejor de su lado. Los jordanos dicen que es mejor del suyo. Yo he estado en los dos y sin duda puedo decir que es mucho mejor del lado jordano. Del lado israelí los lugares para ir al mar muerto son propiedad de Kibutzim, sociedades agrícolas, entonces son como balnearios muy sencillos, con cafeterías regularcitas en las que te tratan como excursión de ganado, hay letreros de no se arrime para allá porque a lo mejor hay minas todavía, disculpe las molestias. Mmm, no tan padre. Del lado jordano hay unas playas públicas y un par de balnearios baratones, pero en general hay unos hoteles y resorts padrísimos, en los que ni siquiera te tienes que hospedar para pasar el día, tienen pases de día de playa, a buen precio, con comida y sin. Vale la pena. Las playas están mejor puestas, las albercas también, hay spas muy buenos con masajes y tratamientos con los productos de allí, está muy padre.


Hay además lugares para rapelear, acampar, para ir de compras de chácharas, las compras de cosas que encuentras en cualquier parte, la verdad no son recomendables aquí porque como la moneda es muy cara, sale carísimo, pero las cosas locales valen la pena y no son caras.
Estudio en una escuela de árabe para extranjeros y allí organizan de vez en cuando salidas los fines de semana a conocer diferentes lugares, siempre que puedo me apunto. Ya hasta se ríen de mí porque vivo aquí pero soy la más turista. Alaris (literalmente, el novio, en una boda), se dedica al turismo y cuando puedo lo acompaño, a veces en calidad de guía de turistas, lo que me calma las ansias viajeras. Acá también empieza esto de las carreras, grandes fondos de bici, maratones y son otro pretexto para conocer distintos lugares y también me encantan.

En fín, que todavía me queda mucho por conocer en mi país adoptivo, pero no me canso y he visto que todos los que vienen,  de muchos lugares distintos, todos se van sorprendidos para bien y contentos de haber venido, con ganas de volver. O sea que como dicen por aquí: Ahlan! Bienvenidos!

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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...