martes, 26 de abril de 2022

Rosita & Mr. President

 

    Alaris y tu charra, tenemos muchísima chamba en Medio Oriente durante el futuro próximo y por lo tanto, arramplamos con nuestras chivas y otra vez, como gitanos, nos vinimos a instalar a Jordania, al parecer durante todo el verano. 



    El plan no tiene pies ni cabeza, porque tenemos un mini departamento arriba de casa de Ummi, que dejamos a las carreras en Enero y sin las precauciones debidas, o sea que se le metió agua y ahora estamos literal como "sin techo", arreglando agujeros con todos nuestros tiliches tirados en un cuarto que no tiene agua, pero super contentos de volver a donde si tenemos familia y amigos. Europa es padrísimo para vivir en cuanto a lo que puedes ver y que todo te queda cerca, pero la gente, por lo menos donde vivimos son como nueces: dificilísimos de abrir. Cuesta hacer amigos, más como cuando nossotros, trabajas todo el día y desde tu casa o en tu coche, no tienes niños, no tienes grupos de padres de colegio ni equipos de deportes, entonces es medio complicada la socialización.  A ratos estaremos acá, a ratos en Ammán y a ratos paseando gente, que es lo que nos encanta hacer y a lo que vinimos. El plan es que no hay plan y así está la cosa. 

Acá, como es el ramadán, cada amigo o hermano te invita a una cena cada día. Cómo somos los "hijos pródigos" nos preguntan qué menú queremos y ya tenemos el calendario lleno de invitaciones.  Bárbara la cosa.  Le dije a Alarís que nosotros que? Que a donde vamos a invitar o que si vamos a patrocinar el borrego de la fiesta o como va a estar la cosa? Dice que va a ver. Pues a ver. Yo ya no vuelvo a ir a la matazón, eso me queda clarísimo. Pago el borreguito pero no quiero ver como le dan cuello. 

    Llegando del aeropuerto y con una maltratada tremenda porque se nos ocurrió irnos de Andorra en autobús a Barcelona, tomar un tren a Madrid para tomar un avión baratísimo a Jordania, y porque no? Aprovechar a ver a la parentela madrileña, pues nos aventamos entre pitos y flautas dos noches sin dormir. Llegamos a Ammán en medio de una polvareda como de película. 

Parecía broma. En el avión a un señor le dio un soponcio. Literal por el altavoz: "Hay un doctor o alguien con conocimientos de rescatismo?" El viejo se veía color de panza de lagartija y muy malito. Pues ahí se levantaron dos mugrosos que dijeron ser médicos. Le dieron un jugo, le levantaron las patas como canario agonizante, le tomaron la presión. Estábamos volando ya sobre Israel, donde se supone que nadie se puede parar de su asiento por seguridad, pues todo el avión era un relajo porque no faltaban los curiosos que querían ver, y las azafatas corrían ajigolotonadas. Al final dijeron que lo que sea que tenía el hombre, la muerte no era inminente (o eso quise entender con el dedo gordo para arriba que una azafata le echó al copiloto). Empezamos a bajar en medio de un cielo completamente amarillo. Puritita tierra de desierto suspendida en el aire. 

Ahora, no sé si por la tierra o por que, nunca he tenido un mejor aterrizaje, ni se sintió, como en algodones. 

Llegamos y ya sin escaneos de vacunas, sin molestos hisopos, pero con agentes de inmigración malhumorados y malencarados: las dichas del ramadán. Tamadre con esta gente. Si van a ayunar y desvelarse POR GUSTO, que lo hagan gustosos y no estén concediendo deseos, con un genio de los mil demonios por doquier. Uno que culpa? Había en el aeropuerto, que está al lado del desierto, como 20 centímetros de tierra en el suelo y sobre los coches. 

Teníamos mil y un pendientes en Ammán y aprovechamos para hacerlos. Mi compadre Khaled pasó por nosotros en un cochecito que le rentamos a un conocido por lo que dure nuestra estancia acá. Padrísimo. 

Traté de ir a ver a una amiga, que no estaba en su oficina porque había tenido una urgencia, fui a ver a unas conocencias de negocios que tenía pendientes, a hacer unos pagos, a checar unas reservas, a ver a mi suegro, a cenar con la familia de Khaled. Luego todavía a mandarle un dinero a un chofer en Turquía y nos vamos para el pueblo, a media noche. Y claro, como acá andan de desvelada, y venimos llegando, hubo que sentarse a platicar un rato con la suegra y el cuñado hasta quién sabe que horas. 

Aquí es donde conocí a los homónimos del escrito. 

Resulta que Ummi es súper cariñosa y buena onda. Y no le basta con todo lo que tiene que hacer y a toda la gente que tiene que cuidar. Se buscó un par de gatos sin dueño. Les da de comer, los cuida, los apapacha y los disfruta. 

Empezó con una gatita, a la que le puso Yuri. No como la cantante. Yuri en árabe significa Rosita, como las flores. En el Medio Oriente los gatos son muy comunes en la calle. No son de nadie pero la gente los cuida porque se comen a los ratones, a los insectos. En cambio, en general la gente no es de perros. Les tienen bastante miedo y los espantan. No les dan de comer y no los quieren mucho, salvo los pastores o en Turquía, que si los apapachan. Si has estado en Estambul seguramente has visto perros gigantescos echados afuera de las tiendas o restaurantes. 

Pues Yuri se acostumbró rápido a que Ummi le saque su comida, si no es puntual se pone afuera de la ventana y pide, se deja apapachar, de vez en cuando trae "regalos": lagartijas muertas, viboritas o grillos y va y viene cuando quiere, pero siempre está puntualaza a comer. 

Un día trajo a un amigo. 

Ummi es una mujer muy sencilla, pero tiene una mente afilada y chistosísima. Me dice: Como ves a Joe Biden? No me he dejado de reir. El gato es idéntico. De pelo blanco con unos poquitos pelos amarillos en la parte de arriba, con ojillos chiquitos y muy azules y cara de mustio. I-dén-ti-co el señor presidente.  Pues ahora tenemos también al mandatario como comensal todas las noches. En fin. 


Salam! 





HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...