sábado, 20 de febrero de 2021

DE BURROS Y BORREGOS


Esto que Alarís vio ayer no es cuento, aunque tiene moraleja y todo. 

Para ponernos en antecedente, te cuento que en Medio Oriente, desde las civilizaciones más antiguas, que se dice fueron las primeras en establecer ciudades, la gente criaba ganado. Aquí generalmente los rebaños se manejan mezclando borregos y cabras, porque unos son más dóciles, y los otros son más "listos" y resilentes. Los borregos son famosos por su placidez y falta de voluntad, porque a lo largo de milenios de domesticidad, la selección "no-natural" hizo que se fueran criando a propósito animalitos más dóciles y fáciles de manejar, de modo que no fuera un deporte extremo convivir con ellos, llevarlos a pastar o quererlos ordeñar. Así, se les daba matarile pronto, sin dejar que se reprodujeran a los animales rebeldes y en cambio los dóciles y plácidos eran los ganones, de forma que llegamos a los borreguitos que conocemos hoy. Los borregos, característicamente tienden a seguirse unos a otros, a querer mantenerse juntos, lo que los hace fáciles de pastorear. En otros países como Australia o Escocia se utilizan perros de pastoreo para asistir en el cuidado de los rebaños. En esta zona, que los pastos no son tan abundantes para nada, los rebaños no son tan grandes y no hay más depredadores que nosotros mismos ya, lo que se usa son burros. El burro de Medio Oriente es una especie de asno chaparrito pero muy abusado y resistente. Son capaces de cargar muchas cosas y tienen muy buen sentido de la orientación por lo que son una gran herramienta de los pastores. Creo que ya he platicado antes que aquí se acostumbra que al destetar a los borregos se toma a algunos y se les pone comida siempre bajo un burrito. De esta manera estos borreguitos se acostumbran a pensar que el burro es su mamá o su patrón, pero les da por seguirlo a todos lados y como los borregos se siguen unos a otros, siguen a estos "borreguitos con iniciativa", que entonces se convierten en los borregos jefes del rebaño. La jerarquía entonces, como si fuera militar queda as,: el dueño o dueños de los borregos definitivamente mandan porque son los que patrocinan el negocio, y aquí no es raro ver en un rebaño borregos pintados de diferentes colores porque pertenecen a diferentes dueños (no es cotorreo), el pastor, que cuida a todos los borregos y cabras, su burro que es el mero mero petatero y carga con el pastor, la comida, el agua y lo que se ofrezca y normalmente se sabe el camino mejor que el mismo pastor, el borrego jefe y la borregada y la chiviza general. Ahí de vez en cuando traen un perro de música de acompañamiento, pero no es común por aquí. 

    Suele llover en invierno y entonces todo se pone verde, crecen hierbas y es entonces cuando se llevan los rebaños a pastar. Hace unos días hubo un frente frío y no solo llovió, sino que hasta hubo bastante nieve, por lo que estos días todo estaba muy húmedo y resbaloso. 

    El pastor había sacado a su rebaño muy temprano y se dirigieron hacia el Valle. A lo que le llaman el Valle del Jordán es un valle profundo que se encuentra entre el norte de Jordania y el sur de Siria, formado por los ríos que forman las fronteras naturales con Israel y Siria, el Jordán y el Yarmoulke. Cerca de este valle están los restos de algunas de las poblaciones más antiguas de la humanidad como Ayn Gazal y los dólmenes blancos, porque en época de lluvias este lugar es un vergel, y claro, se llena de animales, hongos, fruta y flores silvestres. El pastorcito tenía la esperanza de encontrar hongos para venderlos en el pueblo y ganarse un dinerito extra. Durante el verano hacía calor y podía haber alacranes y serpientes pero ahora no había problema. Era una gozada llevar al rebaño a comer hasta hartarse y de paso ganarse una platita. Tenía 14 años y después de tantos meses de confinamientos y pandemia, estaba harto de estar guardado y aburrido sin la escuela y los amigos. Con el pretexto de que "algo se podía ofrecer", había tomado prestado el celular de su madre, en realidad para jugar Call of Duty un poco, y hacer fotos bonitas, y había tomado una cajetilla a la que le quedaban unos pocos cigarros de su padre o alguno de sus hermanos mayores, al cabo era casi un hombre. 

    La misión tuvo éxito, llenó las alforjas de hongos, de bayas, de khobeze que es una hierba comestible que crece silvestre. Este año los patrones estarían contentos con borregos de buen peso para vender para el final del Ramadán y muchas borregas preñadas para la siguiente temporada pues había mucho que comer. Como salió muy temprano y ya iba a empezar a hacer frío, pues anochece temprano, se dispuso a volver a casa. Llamó al burro, juntó sus cosas y tomaron el camino de regreso, bordeando un cerro por encima del camino de terracería por donde circulan escasos coches, pero para no estorbar, o tal vez quería tomar fotos de Jabal el Sheikh- la gran montaña del sur de Líbano, que estaba nevada y preciosa, desde ahí. No sabemos si se distrajo, si se durmió sobre el burro y este resbaló, si se acercó demasiado al borde para hacer una foto o que fue lo que pasó pero pastor y burro cayeron de una altura de unos doce metros hasta el camino de terracería, unos minutos antes de que un par de coches pasaran por ahí y los encontraran. 

    Hasta aquí son conjeturas, según contó la familia y según lo vió Alarís y la gente del otro coche. En adelante, es lo que vieron. Al parecer el burro cayó bien parado, o bien solo cayó el niño y el burro lo siguió. El burro se veía entero, pero parado al lado de su amo, si bien estaba al pendiente de los borregos en la ladera. El niño, respiraba muy poco y le manaba sangre por la nariz, boca y oídos. Probablemente se rompió el cráneo.



    La gente se bajó y llamaron a emergencias. Les dijeron que no tocaran al niño, para no lastimarlo más, que mandaran su ubicación y que mandaban una ambulancia en seguida. 

    Mientras tanto el borrego jefe comenzó a balar desesperado. Los borregos se juntaron en la orilla de la ladera pero permanecieron ahí quietos mientras el borrego jefe saltó a una repisa más baja, a otra y de un tercer salto llegó junto al burro y el pastor. Aún cuando había gente desconocida y coches, no se separaron del niño. El borrego balaba fuerte hacia el rebaño, como informándoles que pasaba y aquellos no se movían. 

    La ambulancia tardaba. La ubicación, por variar, los mandó al sitio equivocado. El niño murió. Con solo 14 años y el celular estrellado junto a el, dejó de respirar. El borrego volvió a balar fuerte y de pronto burro y borrego emprendieron la marcha hacia la curva en donde la ladera tenía una bajada menos pronunciada y ahí esperaron a que el resto del rebaño bajara. Ya todos juntos, se fueron a casa. 



En eso llegó la ambulancia por el otro lado del camino, la familia del pastor y siguió el caos correspondiente. 

Descanse en paz el pastorcito y ojalá su familia encuentre consuelo pronto. 

Animales que a menudo usamos como insulto, como imagen de poco seso y falta de iniciativa se organizaron, se cuidaron unos a otros, estuvieron al pendiente de su pastor y entre ellos, fueron solidarios, organizados y respetaron el orden y la jerarquía durante un momento de crisis  y cuando no hubo nada que hacer, se retiraron, haciendo lo que tenían que hacer.  I-gua-li-to que la gente gandalla que se gasta los presupuestos, se brinca las filas, ve solo por si misma, acumula tanques de oxígeno o comida durante emergencias....

El que entendió entendió, el que no, ni como ayudarle. 

Salam!






HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...