sábado, 15 de febrero de 2020

La Mafia, el volcán y el chocolate barroco


Puff! Ahora si me la volé. La semana se me fue no sé a donde y no tuve tiempo de nada.  Se dejó venir un clima de asco, que resultó en nuestro primer accidente, que Alhamdulillah, como dicen aquí- y Gracias a Dios, diría mi mamá- , no tuvo ninguna consecuencia grave, salvo un sustazo, una camioneta como buñuelo y que ahora, como se acostumbra aquí, tengo que ir a visitar a una chava que se lastimó un poco con la bolsa de aire en el otro coche.
Resulta que teníamos unos turistas que iban a Little Petra. La carretera está súper de bajada y llega a una curva bien pronunciada, porque si sigues derecho hay un barranco de cállate los ojos. Por suerte, o por burros, había gente parada en la curva, dos coches, viendo y jugando con la nieve. En parte, esto causó el accidente, ya que hacía un friazo y había hielo en la carretera, y nuestro conductor ,al querer evitar un problema con los coches detenidos, patinó y hubo una gran carambola, pero en parte, de haberse patinado en la curva, sin haber coches ahí, quien sabe que hubiera pasado. No quiero ni pensar. La cosa es qué en nuestro coche, hubo magulladuras de fierros y focos, pero nada que lamentar, el guía reaccionó súper bien, tomó a unos beduinos que llevaran a los turistas con el a Little Petra y dejó al chofer a ver que resultaba del desastre. Mientras tanto Alarís se lanzó al sur a ver al ministerio público, al seguro y demás, dejándome a mi preocupadísima porque al avanzar la tarde, la temperatura ya iba llegando a -16 grados  en la zona del accidente, y tenía yo pánico de otro percance. Por suerte todo se solucionó perfecto.
            El mismo día, otro amigo tuvo un accidente en el que era mi coche antes y lo dejó para billetera. Total, muchos sobresaltos.
            En cuanto a la visita, cuando yo tuve un accidente hace tiempo, el hombrecito que me atropelló estuvo muy al pendiente y pretendió irme a visitar con su esposa a mi casa. Yo hasta me indigné: “No se confunda buen hombre. No vamos a ser amigos. Esto fue un infortunio y una vez que todos los trámites se terminen y usted prometa no ir whatsappeando y manejando, yo no quiero volverlo a ver en mi ranga vida”. Pues resulta que aquí así se acostumbra y ahora, como dueña del armatoste causante del problema, tengo que ir a visitar y llevarle galletitas a la chava que estaba dentro del coche detenido. Ni hablar. Imagínate las ganas que tengo. Que cosa tan incómoda y luego con mi mal árabe y mi poco conocimiento de los usos y costumbres, pues todavía peor. Ni hablar. A morderme una oreja y comprar galletitas.
Había yo quedado muy formalita de platicar de Sicilia. Ahí voy pues. La promesa venía a cuento porque ahora que fui a Malta (si no leíste sobre Malta, busca en el blog la entrada anterior, es un destino turístico padrísimo), un día me lancé a Sicilia en ferry porque está cerquitita y por argüendera, ya sabes que me fascina viajar.

            El tour estuvo por demás folklórico. Era una cosa de día completo porque quería yo aprovechar el tiempo al máximo. Me recogieron a las 5.20 de la mañana para llevarme a la terminal de Ferry y tomar el barquito de las 6 am. En el barco, aproveché para trabajar un poquito y mientras lo hacía y tomaba café, vi a un señor canoso que estaba tomando el desayuno de los campeones: tomando vino a las 6 am. Mi madre!  No sé si lo has notado, pero tengo un problemita personal con el alcoholismo. No era mi pariente, ni le estaba yo pagando la cuenta, pero me cuesta mucho trabajo mantener mi opinión imparcial ,aunque sea para mis adentros ,cuando veo este tipo de cosas, porque me ha tocado en la vida ver muchos destrozos a causa del alcohol.  Me paré al baño, con todo y computadora, mochila, etc. y cuando volví me senté en un lugar diferente para ver la llegada a Sicilia.
            Sicilia está a 4 km de la isla de Gozo en Malta y a 80 de Malta, de donde yo salí, o sea que el cruce tarda como 1 hora o poco más, dependiendo del clima.  Pues donde me senté había otro hombre extrañísimo también. Platicando a voz en cuello a todo el mundo que quisiera o no escucharlo, de donde venía (de Polonia) a donde iba, que había hecho y que iba a hacer. Parecía un poco un niño que como dicen en canal cinco “padece de sus facultades mentales”.  Pues total, llegamos, bajaron primero las personas con coche, que si no eres muy hacha, no me quiero imaginar la confusión, ya que en Malta se maneja a la inglesa por la izquierda y en Italia por la derecha. Había un par de chinos con coche rentado (si señores, era el año nuevo chino, en pleno apogeo del coronavirus y había muchos chinitos de viaje, sin problema, que no panda el cúnico), a los que no quiero pensar como les fue con la manejadera. Hace años estuve en Nueva Zelanda y un chofer amabilísimo me platicó que los chinos rentan remolques/casa para ir de vacaciones, que no saben manejar y qué aunque traen un letrerote en el tablero que dice por donde debe uno ir- y el volante está del otro lado, que debiera ser su primera pista- causan unos accidentes terribles. Yo lo entiendo. Nunca he querido manejar en uno de estos países porque de por si no soy muy ducha al volante y además, creo que en una emergencia, por instinto tiraría para donde siempre lo hago,  eso puede terminar en un desaguisado terrible. Una vez ya me pasó, a pie en Tailandia, tiré a un local de una Vespa porque no hallábamos para donde hacernos. Pero esa es otra historia.

Total, nos bajamos, y cada quien agarró su taxito, su coche, o su tour en mi caso y claaaro que era el tour de los raros. Me incluyo. La señora sola con su cámara y su computadora. El señor borrachito, el otro loquito, que luego vi que también era borrachín y varios diferentes retazos de distintos países. En la torre. El Ferry llega al sur de Sicilia al puerto de Pozzallo en la provincia de Ragusa. Sicilia es la más grande de las islas del Mediterráneo y aunque tiene un área bastante chica realmente, es una zona muy rica en agricultura y en historia. Tiene muchas ciudades griegas y romanas, historia árabe, estuvo bajo el dominio español durante un tiempo y es el origen de la Mafia, desde la edad media. Es un sitio interesantísimo y con mucho que ver.

            Hace muchos años estuve en el norte, en Palermo, la capital y en Messina, la parte más pegadita a Italia.   En el norte, actualmente Cefalú es una de las mejores zonas para hacer base, pues está en medio de las dos ciudades importantes, tiene unas playas y vistas preciosas y tiene cerca las islas Eolias.
            Siendo una isla bastante chica, tiene muchos puertos, tanto comerciales como turísticos y tiene ¡3! aeropuertos, o sea que está perfectamente comunicada.
            Sicilia fue la primera colonia de Roma fuera de Italia y lo que podemos ver por ejemplo en Messina o Taormina,  es completamente espectacular. Tiene también muchas ciudades medievales, muy barrocas, campos muy ricos en donde se cultivan olivos traídos por los griegos, uvas, almendras, carobo, cítricos y por supuesto se hacen licores con casi todos los productos. De milagro de la aceituna solo se hace aceite.  Tiene uno de los volcanes activos del sur de Italia, el Monte Etna, que se puede visitar y mi visita de este día, precisamente era al Monte Etna y a Módica, una ciudad barroca.

            Pozallo está en la región de Ragusa, seguimos por Siracusa, teniendo oportunidad de ver algunas de las cuevas en donde vivieron los primeros pobladores de Sicilia y siguiendo hasta Catania, que es la provincia en donde se encuentra el Monte Etnia. El puerto de Catania, en una gran bahía, recibe en la actualidad muchos cruceros. El Monte Etna hizo erupción tan recientemente como 2002. Tiene muchísimos cráteres, pero de momento, no está peligroso, por lo que se puede subir. Arriba, hay varios albergues. Después de la última erupción grande, ya no permitieron reabrir hoteles arriba de 1500 metros, pero hay sitios para comer y un teleférico para subir al cráter más alto y se puede esquiar cuando hay suficiente nieve. Este año fue malo para la esquiada,  porque fui en Enero y había poquísima nieve. Las vistas desde arriba son espectaculares.
            Mis compañeritos de tour se desperdigaron todos, unos subieron en teleférico, otros caminaron, otros subieron un pedazo y cada quién hizo lo que quiso. La guía aconsejó comer ahí y yo tontamente pensé en hacerlo después. Se me olvidó que en Italia los restaurantes cierran a las 2 y no vuelven a abrir hasta las 7.
            Caminé un rato, subí a los cráteres, tomé fotos y luego tomé el sol y esperé a la gente.
Salimos para Módica, una ciudad barroca, cercana al puerto, que es famosa por su chocolate, herencia española. Es un chocolate que se parece al chocolate Abuelita, granuloso, con el azúcar sin disolver y saborizado con diferentes cosas. Cuando nos volvimos a subir al camión, el señor del desayuno de campeones, venía sentado, claro, junto a mi. Tenía una mochilita y a cada rato sacaba botellitas de vino rosado espumoso e iba bebiéndolas a discreción. No daba lata, salvo que, claro, necesitó parar al baño, pero iba tranquilo. El compañero polaco, también venía ya zarazo y traía buen relajo. Solo a mi me pasan esas cosas.

            Módica está cerquita ya de Pozallo, en Ragusa. La guía nos enseñó la calle principal, nos llevó a probar el chocolate y luego nos dijo que teníamos un par de horas para ver la ciudad solos. Me alcanzó sola y me dijo que me recomendaba ver las callecitas, subir a los sitios altos para tomar fotos, porque veía que el grupo era un poco especial. Una manera muy mona de decir que ya había notado que la mitad venían fundidos y que se iban a instalar en un bar a acabar de acomodarse el estoque.
            De hecho, eso hice. Compré una empanada porque no había restaurantes abiertos y quería aprovechar la luz. Módica es un valle, tiene dos montañas a los lados de una calle central. Tiene calles chiquititas, medievales y edificios rococós con techos de teja roja, toda cubierta de líquenes. Una verdadera belleza. Para ser un pueblo relativamente chico, en una provincia, además tiene buena vida cultural, tiene un buen conservatorio de música y es un pueblo lindo. Compré un helado y un pedazo de queso parecido al parmesano para acabar de comer y recorrí la ciudad tomando fotos mientras duró la luz. Cuando se hizo de noche, entré a las verdulerías y salumerías a ver que venden además del famoso chocolate que venden por todos lados.

            Volvimos al puerto y mi vecino de asiento ya venía platicador. Me contó que venía en un viaje en el que iba a darle la vuelta al mundo. Que cosa. Solo y borrachín, lo noto complicado, pero pues así le iba a hacer, de Malta iba a Singapur, luego a la Polinesia Francesa, a Australia y a San Francisco y finalmente de regreso a Suiza donde vivía, si bien era Alemán. Me pareció una vuelta medio extraña, pero cada quién su gusto.
            Fue una visita demasiado cortita y muy extraña, pero es para lo que tenía tiempo y como también venía sola, pues no tenía mucha opción. Sicilia es un destino lindísimo. Se puede llegar por barco o por avión. Hay vuelos bien baratos desde distintas ciudades de Italia e incluso de otras partes de Europa y fácilmente lo puedes pasar bien varios días. Hay muchísimo que ver y hacer en un territorio relativamente chico.
            Otra vez, ¿y la comida? Deliciosa. La comida siciliana tiene obviamente fuerte influencia italiana pero hay ciertos platos muy típicos de  Sicilia como el arancini que son unas “croquetas” de risotto de distintos tipos, como un keppe de bola (se me nota de que pierna cojeo, verdad?) pero relleno de arroz con mariscos, con tinta de calamar, con queso……. Y la pasta al ricci, en la que la carne de erizo de mar se mezcla con pasta larga recién cocida muy caiente y así se cuece. El resultado es espectacular.  Los licores, que mis compañeros hicieron favor de catar van desde el famoso vino de Marsala hasta el Limoncello, Licore de Mandorla (de almendra, pero me gusta la palabrita en italiano), licor de chocolate.

            Me quedé con ganas de más por supuesto. Cuando no. Ya bien dice mi papá que yo no tengo llenadera y para los viajes a sitios bonitos, menos, pero ya habrá tiempo de volver con más calmita y con Alarís.
            Ahora en Sicilia hay, como en el resto de Italia, muchos agriturismos, además de unas villas espectaculares que se rentan por semana si no quieres quedarte en hotel y es un lugar padrísimo para pasar unos días. Tengo que volver.
            Ma Salame!
             


           



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HELLAS

  Como lo que más me gusta en la vida es viajar, y hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar, mi respuesta a estar feliz es viajar...