Puff! Ahora si me la volé. La semana se me fue no sé a donde y no tuve tiempo
de nada. Se dejó venir un clima de asco,
que resultó en nuestro primer accidente, que Alhamdulillah, como dicen aquí- y
Gracias a Dios, diría mi mamá- , no tuvo ninguna consecuencia grave, salvo un
sustazo, una camioneta como buñuelo y que ahora, como se acostumbra aquí, tengo
que ir a visitar a una chava que se lastimó un poco con la bolsa de aire en el
otro coche.
Resulta que teníamos unos turistas que iban a Little Petra. La carretera
está súper de bajada y llega a una curva bien pronunciada, porque si sigues
derecho hay un barranco de cállate los ojos. Por suerte, o por burros, había
gente parada en la curva, dos coches, viendo y jugando con la nieve. En parte,
esto causó el accidente, ya que hacía un friazo y había hielo en la carretera,
y nuestro conductor ,al querer evitar un problema con los coches detenidos,
patinó y hubo una gran carambola, pero en parte, de haberse patinado en la
curva, sin haber coches ahí, quien sabe que hubiera pasado. No quiero ni
pensar. La cosa es qué en nuestro coche, hubo magulladuras de fierros y focos,
pero nada que lamentar, el guía reaccionó súper bien, tomó a unos beduinos que
llevaran a los turistas con el a Little Petra y dejó al chofer a ver que
resultaba del desastre. Mientras tanto Alarís se lanzó al sur a ver al
ministerio público, al seguro y demás, dejándome a mi preocupadísima porque al
avanzar la tarde, la temperatura ya iba llegando a -16 grados en la zona del accidente, y tenía yo pánico de
otro percance. Por suerte todo se solucionó perfecto.
El mismo día, otro amigo
tuvo un accidente en el que era mi coche antes y lo dejó para billetera. Total,
muchos sobresaltos.
En cuanto a la visita, cuando
yo tuve un accidente hace tiempo, el hombrecito que me atropelló estuvo muy al
pendiente y pretendió irme a visitar con su esposa a mi casa. Yo hasta me
indigné: “No se confunda buen hombre. No vamos a ser amigos. Esto fue un
infortunio y una vez que todos los trámites se terminen y usted prometa no ir whatsappeando
y manejando, yo no quiero volverlo a ver en mi ranga vida”. Pues resulta que
aquí así se acostumbra y ahora, como dueña del armatoste causante del problema,
tengo que ir a visitar y llevarle galletitas a la chava que estaba dentro del
coche detenido. Ni hablar. Imagínate las ganas que tengo. Que cosa tan incómoda
y luego con mi mal árabe y mi poco conocimiento de los usos y costumbres, pues
todavía peor. Ni hablar. A morderme una oreja y comprar galletitas.
Había yo quedado muy formalita de platicar de
Sicilia. Ahí voy pues. La promesa venía a cuento porque ahora que fui a Malta
(si no leíste sobre Malta, busca en el blog la entrada anterior, es un destino
turístico padrísimo), un día me lancé a Sicilia en ferry porque está cerquitita
y por argüendera, ya sabes que me fascina viajar.
El tour estuvo por demás
folklórico. Era una cosa de día completo porque quería yo aprovechar el tiempo
al máximo. Me recogieron a las 5.20 de la mañana para llevarme a la terminal de
Ferry y tomar el barquito de las 6 am. En el barco, aproveché para trabajar un
poquito y mientras lo hacía y tomaba café, vi a un señor canoso que estaba
tomando el desayuno de los campeones: tomando vino a las 6 am. Mi madre! No sé si lo has notado, pero tengo un
problemita personal con el alcoholismo. No era mi pariente, ni le estaba yo
pagando la cuenta, pero me cuesta mucho trabajo mantener mi opinión imparcial ,aunque
sea para mis adentros ,cuando veo este tipo de cosas, porque me ha tocado en la
vida ver muchos destrozos a causa del alcohol. Me paré al baño, con todo y computadora,
mochila, etc. y cuando volví me senté en un lugar diferente para ver la llegada
a Sicilia.
Sicilia está a 4 km de la isla
de Gozo en Malta y a 80 de Malta, de donde yo salí, o sea que el cruce tarda como
1 hora o poco más, dependiendo del clima.
Pues donde me senté había otro hombre extrañísimo también. Platicando a
voz en cuello a todo el mundo que quisiera o no escucharlo, de donde venía (de
Polonia) a donde iba, que había hecho y que iba a hacer. Parecía un poco un
niño que como dicen en canal cinco “padece de sus facultades mentales”. Pues total, llegamos, bajaron primero las
personas con coche, que si no eres muy hacha, no me quiero imaginar la confusión,
ya que en Malta se maneja a la inglesa por la izquierda y en Italia por la
derecha. Había un par de chinos con coche rentado (si señores, era el año nuevo
chino, en pleno apogeo del coronavirus y había muchos chinitos de viaje, sin
problema, que no panda el cúnico), a los que no quiero pensar como les fue con
la manejadera. Hace años estuve en Nueva Zelanda y un chofer amabilísimo me
platicó que los chinos rentan remolques/casa para ir de vacaciones, que no
saben manejar y qué aunque traen un letrerote en el tablero que dice por donde
debe uno ir- y el volante está del otro lado, que debiera ser su primera pista-
causan unos accidentes terribles. Yo lo entiendo. Nunca he querido manejar en
uno de estos países porque de por si no soy muy ducha al volante y además, creo
que en una emergencia, por instinto tiraría para donde siempre lo hago, eso puede terminar en un desaguisado terrible.
Una vez ya me pasó, a pie en Tailandia, tiré a un local de una Vespa porque no hallábamos
para donde hacernos. Pero esa es otra historia.
Total, nos bajamos, y cada quien agarró su taxito, su coche, o su tour en
mi caso y claaaro que era el tour de los raros. Me incluyo. La señora sola con
su cámara y su computadora. El señor borrachito, el otro loquito, que luego vi
que también era borrachín y varios diferentes retazos de distintos países. En
la torre. El Ferry llega al sur de Sicilia al puerto de Pozzallo en la
provincia de Ragusa. Sicilia es la más grande de las islas del Mediterráneo y
aunque tiene un área bastante chica realmente, es una zona muy rica en
agricultura y en historia. Tiene muchas ciudades griegas y romanas, historia árabe,
estuvo bajo el dominio español durante un tiempo y es el origen de la Mafia,
desde la edad media. Es un sitio interesantísimo y con mucho que ver.
Hace muchos años estuve en
el norte, en Palermo, la capital y en Messina, la parte más pegadita a Italia. En el
norte, actualmente Cefalú es una de las mejores zonas para hacer base, pues está
en medio de las dos ciudades importantes, tiene unas playas y vistas preciosas
y tiene cerca las islas Eolias.
Siendo una isla bastante
chica, tiene muchos puertos, tanto comerciales como turísticos y tiene ¡3! aeropuertos,
o sea que está perfectamente comunicada.
Sicilia fue la primera
colonia de Roma fuera de Italia y lo que podemos ver por ejemplo en Messina o
Taormina, es completamente espectacular.
Tiene también muchas ciudades medievales, muy barrocas, campos muy ricos en
donde se cultivan olivos traídos por los griegos, uvas, almendras, carobo, cítricos
y por supuesto se hacen licores con casi todos los productos. De milagro de la
aceituna solo se hace aceite. Tiene uno
de los volcanes activos del sur de Italia, el Monte Etna, que se puede visitar
y mi visita de este día, precisamente era al Monte Etna y a Módica, una ciudad
barroca.
Pozallo está en la región
de Ragusa, seguimos por Siracusa, teniendo oportunidad de ver algunas de las
cuevas en donde vivieron los primeros pobladores de Sicilia y siguiendo hasta
Catania, que es la provincia en donde se encuentra el Monte Etnia. El puerto de
Catania, en una gran bahía, recibe en la actualidad muchos cruceros. El Monte
Etna hizo erupción tan recientemente como 2002. Tiene muchísimos cráteres, pero
de momento, no está peligroso, por lo que se puede subir. Arriba, hay varios
albergues. Después de la última erupción grande, ya no permitieron reabrir
hoteles arriba de 1500 metros, pero hay sitios para comer y un teleférico para
subir al cráter más alto y se puede esquiar cuando hay suficiente nieve. Este
año fue malo para la esquiada, porque
fui en Enero y había poquísima nieve. Las vistas desde arriba son
espectaculares.
Mis compañeritos de tour
se desperdigaron todos, unos subieron en teleférico, otros caminaron, otros
subieron un pedazo y cada quién hizo lo que quiso. La guía aconsejó comer ahí y
yo tontamente pensé en hacerlo después. Se me olvidó que en Italia los
restaurantes cierran a las 2 y no vuelven a abrir hasta las 7.
Caminé un rato, subí a los
cráteres, tomé fotos y luego tomé el sol y esperé a la gente.
Salimos para Módica, una ciudad barroca, cercana al puerto, que es famosa
por su chocolate, herencia española. Es un chocolate que se parece al chocolate
Abuelita, granuloso, con el azúcar sin disolver y saborizado con diferentes
cosas. Cuando nos volvimos a subir al camión, el señor del desayuno de
campeones, venía sentado, claro, junto a mi. Tenía una mochilita y a cada rato
sacaba botellitas de vino rosado espumoso e iba bebiéndolas a discreción. No
daba lata, salvo que, claro, necesitó parar al baño, pero iba tranquilo. El
compañero polaco, también venía ya zarazo y traía buen relajo. Solo a mi me
pasan esas cosas.
Módica está cerquita ya de
Pozallo, en Ragusa. La guía nos enseñó la calle principal, nos llevó a probar
el chocolate y luego nos dijo que teníamos un par de horas para ver la ciudad
solos. Me alcanzó sola y me dijo que me recomendaba ver las callecitas, subir a
los sitios altos para tomar fotos, porque veía que el grupo era un poco
especial. Una manera muy mona de decir que ya había notado que la mitad venían
fundidos y que se iban a instalar en un bar a acabar de acomodarse el estoque.
De hecho, eso hice. Compré
una empanada porque no había restaurantes abiertos y quería aprovechar la luz.
Módica es un valle, tiene dos montañas a los lados de una calle central. Tiene
calles chiquititas, medievales y edificios rococós con techos de teja roja,
toda cubierta de líquenes. Una verdadera belleza. Para ser un pueblo
relativamente chico, en una provincia, además tiene buena vida cultural, tiene
un buen conservatorio de música y es un pueblo lindo. Compré un helado y un
pedazo de queso parecido al parmesano para acabar de comer y recorrí la ciudad
tomando fotos mientras duró la luz. Cuando se hizo de noche, entré a las
verdulerías y salumerías a ver que venden además del famoso chocolate que
venden por todos lados.
Volvimos al puerto y mi
vecino de asiento ya venía platicador. Me contó que venía en un viaje en el que
iba a darle la vuelta al mundo. Que cosa. Solo y borrachín, lo noto complicado,
pero pues así le iba a hacer, de Malta iba a Singapur, luego a la Polinesia
Francesa, a Australia y a San Francisco y finalmente de regreso a Suiza donde
vivía, si bien era Alemán. Me pareció una vuelta medio extraña, pero cada quién
su gusto.
Fue una visita demasiado
cortita y muy extraña, pero es para lo que tenía tiempo y como también venía sola,
pues no tenía mucha opción. Sicilia es un destino lindísimo. Se puede llegar
por barco o por avión. Hay vuelos bien baratos desde distintas ciudades de Italia
e incluso de otras partes de Europa y fácilmente lo puedes pasar bien varios días.
Hay muchísimo que ver y hacer en un territorio relativamente chico.
Otra vez, ¿y la comida?
Deliciosa. La comida siciliana tiene obviamente fuerte influencia italiana pero
hay ciertos platos muy típicos de Sicilia como el arancini que son unas “croquetas”
de risotto de distintos tipos, como un keppe de bola (se me nota de que pierna
cojeo, verdad?) pero relleno de arroz con mariscos, con tinta de calamar, con
queso……. Y la pasta al ricci, en la que la carne de erizo de mar se mezcla con
pasta larga recién cocida muy caiente y así se cuece. El resultado es espectacular. Los licores, que mis compañeros hicieron
favor de catar van desde el famoso vino de Marsala hasta el Limoncello, Licore
de Mandorla (de almendra, pero me gusta la palabrita en italiano), licor de
chocolate.
Me quedé con ganas de más
por supuesto. Cuando no. Ya bien dice mi papá que yo no tengo llenadera y para
los viajes a sitios bonitos, menos, pero ya habrá tiempo de volver con más
calmita y con Alarís.
Ahora en Sicilia hay, como
en el resto de Italia, muchos agriturismos, además de unas villas
espectaculares que se rentan por semana si no quieres quedarte en hotel y es un
lugar padrísimo para pasar unos días. Tengo que volver.
Ma Salame!
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